En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Mildred Isabel Flores Rosales / Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8
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Karla Ximena Aguilar Domínguez

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba

Pero… ¡yo sí le eché ganas!

Número 7 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2022

La toxicidad del “echeleganismo'' en la actualidad…

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Karla Ximena Aguilar Domínguez

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba

El “echarle ganas” no siempre es suficiente. Aspectos como racismo, sexismo, discriminación, estereotipos, y hasta la misma economía pueden hacernos una mala jugada.

Si te digo que, tanto aquel niño que no puede acceder a una educación digna, hasta un egresado con posgrado pueden quedar en la pobreza, ¿me creerías? Bueno, esa es la situación de muchos graduados. A pesar de haberse roto la cabeza, estudiando, preparándose y echándole ganas… no todos consiguen empleo. Pero, ¿cómo es posible? Si mis papás siempre me han dicho: “Estudia, hija, así podrás trabajar, ganar un buen sueldo, ser alguien”.

Eres egresado, pero, ¡ah! eres indígena.

Eres egresado, pero, ¡ah! eres de color.

Eres egresado, pero, ¡ah! no eres atractivo.

Eres egresada, pero, ¡ah! eres mujer.

El tener un título universitario en nuestro país no nos asegura el tener un salario justo, condiciones laborales adecuadas así como un trato correcto.

Hoy podrías estar trabajando, pero mañana, por recorte de personal o alguna otra situación, te quedas sin trabajo y dentro de poco tiempo tus ingresos se ven recortados. Las empresas optan por gastar menos aunque eso signifique dejar sin empleo a sus trabajadores.

A la hora de presentarte a una entrevista de trabajo los reclutadores pueden hacer a un lado por completo toda tu preparación y habilidades basándose únicamente en tu aspecto, género, origen o hasta tu estado civil.

A lo largo de la historia se han desarrollado distintas mentalidades que lamentablemente están presentes hasta nuestros días, limitando nuestras oportunidades, opciones y aceptación de unos con otros. Todos esos estereotipos: “Esa persona es de color, seguro es un delincuente”, “Es mujer, un hombre podría hacerlo mejor”, “Se ve que es indígena, seguramente es alguien bobo”, pueden ser limitaciones para todo aquel que busque bienestar. Parece que actualmente somos más conscientes sobre cómo no debemos juzgar superficialmente a otros por sobre sus habilidades, pero eso es, sólo “parece”.

Así que no, “echarle ganas” no es suficiente, no mientras vivamos en una sociedad superficial que no valore las habilidades y aportaciones que podemos ofrecer. Donde aún existan grupos privilegiados que desprestigian a otros, donde casi el 90% de egresados universitarios carezcan de empleo, donde el gobierno junto con las empresas no ofrezcan vacantes a trabajos bien remunerados. No en un país donde su pobreza y carencia de empleos sean característicos.

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