Escuela Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra (ENCiT)
Escuela Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra (ENCiT)
Camino por los pasillos con la cabeza agachada y la mirada ahogada. Todo es ruido; soy la
bruma en la neblina de lo que se teme por nombrar. Tiemblo. El viento recorre los remanentes
de ti en mi cintura; mi piel grita mi desespero, asfixia mi respiro.
La camiseta adorna mi torso y escondo los golpes detrás mi chaqueta, nadie lo nota, engaño
al cis-tema, engaño a mi memoria. Mi cuerpo se mimetiza con las paredes de la escuela,
maltratadas, rayas, despojadas; nuestras cicatrices forman una sinastría de olvido; susurran el
eco de lo que fuí. Nos hemos impactado tantas veces que ignoro si llevo más patrones de ellas
o ellas de mí; pero juntas hemos sido objetos para las manos transgresoras y miradas
punitivas.
En supervivencia, resisto por existir en mi pupitre. No sé a dónde voy cuando mi mente se
vuelve un laberinto. Soy un lugar vacío. Lloro mi libertad arrebatada en los espacios
científicos dónde me han asesinado. No necesito encontrarme forma para saber que puedo
ocupar un espacio.
Canto de cenzontle, tráele armonía a esta agonía que los de arriba se niegan a oír. Soy la nada
resistiendo al todo. ¿Por qué insisto en habitar sitios que ya se olvidaron de mí?
Quisiera olvidar que ya no existimos, pero siempre me acuerdo.
Por: Enrique Nájera Sánchez
Ayer, por fin comprendí que te habías ido para siempre
Por: Martín Guadalupe Flores Hernández
Ningún premio en dólares sustituye al amor