Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9
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Y así es como el amor me enseñó a ser un contrincante
dispuesto al ataque, el filo de un sable erguido en el aire,
la bestia en el ángel que libra combates cuerpo a cuerpo.
Luis Eduardo Aute, Cuerpo a cuerpo
Delirios
A veces me inundo en tormentos,
me enluta pensar en tu carne.
A veces recuerdo tu hambre
gritando por ávidos cuerpos.
Acaso será un ido engaño
buscando salvar sus anhelos.
Acaso seremos eternos,
dos reos de ojos cruentos.
A veces deseo un mal sueño,
a veces dispersas silencio.
A veces el sol es desidia,
a veces la luna ambrosía.
Acaso mentiras refugio,
acaso lo real desfiguro,
acaso es amargo el castigo,
o acaso mendigo delirios.
Suelo sembrar cicatriz
pensando un jardín.
Solo es un lecho.
Suelo besar algodón,
despierto febril
y no es tu pecho.
A veces imito tus gestos,
tus piernas desnudan el cielo.
A veces tu ingrávido seno
abraza mi propio destierro.
Acaso el letargo inconsciente
no entiende, este no es el momento.
Acaso me piensa en desvelos
esperando tu arcano regreso.
A veces la ausencia es amante,
a veces profana la mente,
a veces la noche es luciente,
a veces etérea la muerte.
Acaso vislumbro la sangre,
acaso la abulia me invade,
acaso de nuevo es sombrío,
o acaso inventé mis delirios.
Suelo sembrar cicatriz
pensando un jardín.
Solo es un lecho.
Suelo besar algodón,
despierto febril.
Solo es recuerdo.
A veces el eco retuerce…
Acaso me siguen guadañas…
A veces empalo tu imagen…
Acaso despierto mañana…
No hay nostalgia peor
que añorar lo que nunca, jamás, sucedió.
Joaquín Sabina, Con la frente marchita
Miradas
El fuego del sueño apaga sus ojos,
los mantos de anhelos incendian el sol.
Pasan tres figuras, insultan a ciegas,
ofenden sangrientas fracasos de paz.
Deslumbra en el mar la porfía de un ciclón,
persiste el reproche, capricho voraz.
Esperan cautivos los alados niños,
los que pertrecharon un templo fugaz.
Nacen quimeras, prodigios,
miradas sin mar.
La locura ambigua
les vuelve a matar
su felicidad.
Nacen delirios, portentos,
miradas sin paz.
Reprochan querubes,
se ve en su mirar,
los miran si más.
Como una palabra hace al odio lígrimo,
el tiempo extraviado pretende insistir,
su brío se desgarra, el mundo ha vencido.
Las penas trastocan purezas de amor.
Sugiere el destino escuchar al azar:
“Cayeron los dados, bien pueda marchar.
No importa que deje tres mitos ahogados”.
Impúdico arrastra barcos de ilusión.
Crecen quimeras, prodigios,
miradas sin mar.
La locura ambigua
les vuelve a matar
su felicidad.
Crecen delirios, portentos,
miradas sin paz.
Reprochan querubes,
se ve en su mirar,
los miran si más.
Los tres corazones regresan fúricos,
devoran agraces su tierno hogar.
Hay dos tempestades que lloran profundas
la oscura alborada de su porvenir.
Lloran quimeras, prodigios,
miradas sin mar.
La locura ambigua
les vuelve a matar
su felicidad.
Mueres delirios, portentos,
miradas sin paz.
Se acaba el reproche,
vuelven a soñar,
vuelven a soñar.
Se acaba el reproche,
dejan de mirar,
dejan de mirar.
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