Las calaveritas literarias son una expresión única de la lírica popular en México, especialmente asociada con el Día de Muertos. Estas composiciones combinan humor, sátira e ironía para representar la muerte de manera lúdica y celebrar a figuras relevantes en cualquier ámbito, ya sea familiar o popular.
Con el propósito de rendir homenaje a grandes pensadores democráticos, el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad organizó el concurso de Calaveritas Literarias 2024 del Árbol de la Democracia. En esta ocasión, no sólo buscamos celebrar una tradición mexicana, sino que también invitamos a reflexionar sobre los valores de justicia e igualdad que han defendido algunos personajes históricos.
Te invitamos a conocer estas valiosas colaboraciones, que evocan la lucha democrática de figuras históricas como Emiliano Zapata, Karl Marx y las hermanas Mirabal, así como las reflexiones y experiencias de personalidades contemporáneas como Marcela Lagarde y Jürgen Habermas.
¡Visita el Árbol de la Democracia!
Ganadores
Primer Lugar
Calaverita a Enrique Dussel
La Muerte filosófica llegó a la academia,
buscando a Erique Dussel con mucha algarabía.
!Ya es hora, Enrique, de dejar este plano,
tu trabajo en la Tierra ha llegado temprano”.
Dussel, sin miedo, le respondió con razón,
“Calaca, no me espantas, vengo desde el corazón.
He cruzado fronteras de ética y liberación,
defendiendo a los pueblos con mi revolución”.
La Parca insistió, con su risa burlona,
“De la vida terrena ya nadie perdona.
Ni el pensamiento crítico te podrá salvar,
hoy en el Mictlán vendrás a enseñar”.
Enrique, al más allá, llegó con gran energía,
hablando de justicia y de filosofía.
Los difuntos lo escuchaban con devoción,
pues hasta en la muerte predicaba la liberación.
“¿Qué es eso del Otro y del pueblo oprimido?”,
preguntó la Muerte, un poco confundida.
Dussel le explicó con gran claridad,
que hasta la Parca debía cambiar su realidad.
“Yo no sólo vine a llevarte a descansar,
también vine a aprender ya reflexionar.
Tal vez en mi trabajo haya sido opresora,
pero gracias a ti, me vuelvo transformadora”.
Y así, en el inframundo, Enrique sigue enseñando,
a vivos y muertos su voz sigue inspirando.
Pues su filosofía no conoce final,
trasciende la muerte y lo terrenal.
Autor: Tania López González
Mención Honorífica
Para Ricardo Flores Magón
En un frío y oscuro rincón
presa de incontrolable tos,
bajo una sombra, acurrucado
duerme Flores Magón.
La huesuda, muy alegre
se acerca a tocar su frente:
¡Pobre libre pensador!
¡Le tiemblan hasta los dientes!
“¡Ya párate, muchacho!
Aquí se acabó la acción.
Este mundo es rete necio
y no quiere Regeneración”
“Dame nomás otro ratito”
murmura el anarquista.
“Mi tierra todavía sufre
por tiranos oportunistas”
“Ricardo, una vez dijiste:
‘La patria es yugo, nunca madre’
déjalos que sufran tantito
¡Qué vivan con su desmadre!”
“No me pidas indiferencia”
reclamó el ilustre escritor,
“Siempre cuidaré a mi gente
ya sea afuera o en prisión.”
Atribulada la huesuda,
le robó el último suspiro:
“Tu país no te merece;
¡Vámonos, querido amigo!”
Autor: JD Abrego
Mención Honorífica
Rosario Castellanos y la muerte
En el Día de Muertos, la huesuda llegó,
con su pluma afilada, a Rosario buscó.
“¡Mujer de letras, ingenio sin par!
Hoy vengo a llevarte, ya no puedes escribir más.”
Pero Rosario, con su mirada feroz,
le dijo a la muerte: “¡No me lleves, atroz!
Mis versos son vida, mi voz no se apaga,
hablo de amor, de lucha, y de la que no se amaga.”
La muerte sonrió, un tanto intrigada,
“Es cierto, querida, tu obra es sagrada.
Pero aquí en mi reino, tus ideas danzan,
y en cada estrofa, las almas se alcanzan.”
Así que a la muerte, Rosario le habló,
“Si quieres mi esencia, un pacto haré yo:
Mis palabras serán, siempre en tu camino,
y en cada noviembre, volveré a mi destino.”
Y así, entre versos, Rosario se fue,
a vivir en la luna, donde el alma es un té,
la muerte sonriendo, no pudo evitar,
que el legado de Rosario jamás ha de cesar.
Autor: Isai Ramírez Flores
Participaciones
Lázaro Cárdenas, luchador incansable,
en su lucha social siempre fue
implacable.
Con reforma agraria y un pueblo a su lado,
la muerte lo miraba, ya muy
interesado.
“Ven acá, Cárdenas, deja la
revolución, que la lucha democrática
no es tu salvación.
Tus ideales son grandes, eso es verdad,
pero ni los héroes escapan de la
eternidad”.
Cárdenas le respondió con voz
decidida:
“Mi causa es justa, es por la gente
oprimida.
Si he de partir, que sea en medio
del clamor,
de un México libre, con justicia y
honor”.
La calaca lo escuchó y di un paso
atrás,
“Te daré un rato más, pero llegará tu
paz.
Sigue con tu causa, no te quiero
estorbar,
que cuando termines, juntos hemos de marchar”.
Autor: Jesús Acosta
La Catrina muy curiosa,
a la escuela fue a estudiar,
quería una enseñanza valiosa,
así que el Tao fue a buscar.
“¿Qué te impide descansar en paz?”,
preguntaban sin cesar,
“¿Es la muerte larga y eterna
la que te obliga a continuar?
¿O es acaso que buscas aún la fama?”,
le dijeron con frialdad,
“muchos quieren ser recordados,
pero olvidan su verdad.”
“Del estatus debes desprender”,
susurró un sabio al pasar,
“quien se aferra al poder
no encuentra paz ni al final.”
“Olvida tus riquezas”,
explicaron sin dudar,
“pues quien persigue el oro
la paz no puede abrazar.”
Los alumnos le decían:
“No busques afuera, huesuda,
el Tao está en tu interior,
no seas necia, testaruda.”
La calaca se quedó,
pensativa y meditando,
al final comprendió,
y se fue levitando.
Autor: Armando Missael Pérez Jardón
Símbolo de lucha, dignidad y rebeldía
El Che Guevara, sigue dando de qué hablar todavía.
Lo puedes ver por Cuba o Argentina
Este médico sigue su lucha por toda América Latina
La huesuda se llevó al Comandante Ernesto
Porque cansada estaba del descontento
Que el Che le causaba al sistema descompuesto
Pero no murió verdaderamente
Porque en cada estudiante rebelde
El Che Guevara sigue presente
Gritando con clamor iHasta la victoria siempre!
Autor: Miguel Alexander García Ramírez
Magón escribía y escribía mientras elogiaba su vocación
Junta con él y sus hermanos armaban el batallón
Tinta, pluma y lápiz armaron El regeneración
Y desde su trinchera fueron precursores de la revolución.
Líder de izquierda Ricardo siempre fue
A los jornaleros siempre defendió
Anhelaba poner un nuevo gobernante
Pero la calaca lo condenó.
Una revuelta contra la burguesía Magón desató
Pero su causa principal era derrotar a un bigotón
La calaca desde una mazmorra lo vio
y dijo: “A ese rojillo me lo llevo yo”.
Ricardo en la cárcel se encontraba
Planeaba luchar con la tropa agraria
Cuando vino la calaca que lo reclamaba
Se lo llevó con todo y plegarias.
Autor: Jaime Martínez Aguilar
Miraba la calaca por televisión
el aniversario de la revolución,
que en México se dio con horror a causa de un presidente dictador.
Al ver que honraban más a Flores Magón
por ser un precursor de la insurrección,
la flaca llenó de envidia su hueco corazón y empezó con su plan llamado Adoración.
Pues en libros de historia y escolares
quería posar sin sus familiares,
por eso a la calle se fue a declamar
justo donde quería hacer su altar.
“Acérquense sin consternación
que hoy sabrán una verdad social,
¡Yo estuve en la revolución
desde el inicio hasta el final!
Les puedo dar mucha información
sin necesidad de un diario Regeneración,
además, doy notas rojas sin retribución por eso merezco su devoción”
Ricardo se acercó a la reunión
que la calaca dio sin aprobación para mandarla directo al panteón
y así, le dijo con pasión:
“Ay, calaca patas flacas
aunque hoy de nuevo me llevaras,
mi nombre ya hace alusión
al desarrollo de esta nación.
No es dar un discurso primero
sino ser activista con profesión,
mi pluma valiente con esmero
jamás cedió ante la presión”.
Autor: Aida Mónica Bolaños Guzmán
La Catrina andaba inquieta,
buscando a un buen literato,
quería llevarse al más sabio,
al que siempre fue sensato.
Se encontró a don Eduardo
con su pluma en la mano,
escribiendo sobre el mundo,
la injusticia y el ser humano.
“Vente, Galeano”, le dijo,
“ya tu hora ha llegado,
tus venas abiertas se cierran,
el fin ya te ha alcanzado”.
Pero Eduardo llamativamente sereno,
con mirada penetrante,
“Mi voz no se apaga, muerte,
mi palabra es constante”.
La calaca lo miró sorprendida,
no esperaba tal respuesta,
“Galeano, tus letras siguen vivas,
en cada alma que protesta”.
Y así la huesuda se fue,
sin lograr llevárselo entero,
pues Eduardo vive en sus páginas,
y en el corazón del pueblo entero.
¡La muerte quedó burlada!
pues aunque se llevó su cuerpo,
las palabras de Galeano
permanecen en el tiempo.
Autor: Francisco Martínez López.
Dormido, de repente, siente que le jalan la pata
al despertar, sorprendido vio a la amiga muerte,
le dijo: flojo, levántate General Emiliano Zapata,
que tienes luchar para proteger a toda tu gente.
Convocaron al pueblo para iniciar la revolución,
tenían que defender su propiedad y la igualdad,
derrotaran a los malos con gran honor y devoción
con Zapata al frente gritando: “Tierra y Libertad”,
En la guerra, la catrina los acompaño al final,
trajo a sus tropas de huesos de la eternidad
vencerían a los malos de la dictadura del mal,
juntos ganarían la batalla de esta oscuridad.
Para celebrar el triunfo, se armó una gran fiesta
feliz, bebiendo agua ardiente zapata y la huesuda
se pusieron a cantar y bailar al ritmo de la orquesta,
de seguro mañana despertaran con una gran cruda.
Autor: Julian Mandujano de la Cruz
En la sombra de la razón,
donde Habermas alumbra,
la muerte espera en su rincón,
con su risa que deslumbra.
En el espacio público, un eco,
las voces se alzan, se entrelazan,
pero la Parca, con paso seco,
a todos susurra y abraza.
Diáfanas ideas en la plaza,
de diálogo, ética y razón,
más la muerte, con su fiel brasa,
consume la última opinión.
“¡Oh, pensador de la verdad!
Tu teoría ya no resuena,
frente a la tumba de la humanidad,
donde la vida se frena.
Vengan las normas, el consenso,
la acción comunicativa,
pero el final, tan inmenso,
no pide permiso, se aviva.
Así en la noche, Habermas calla,
sus ideas flotan en el viento,
y la muerte, con su murmullo en la sala, celebra el más triste de los eventos.
Autor: Angel Reyes
Gandhi andaba tranquilo,
con su manta y su bastón,
luchando siempre en silencio,
por paz y liberación.
La Catrina lo observaba,
desde el cielo al más allá,
y pensó con su sonrisa:
“Este pelón ya se va.”
Con sus flores y su risa,
la huesuda lo llamó,
“Gandhi, ven con tu paciencia,
que tu hora ya llegó.”
Pero él con calma dijo:
“Aún tengo que luchar,
la justicia no descansa,
y la paz debe llegar.”
La muerte, muy sorprendida,
no lo pudo convencer,
“Está bien, sigue tu lucha,
yo te espero en el amanecer.”
Autor: Luisa Amanda Tovalin Rosado
-Si bien, no deseo irme con usted…
¡Defenderé su derecho a llevarme!
La Parca estaba confundida por las palabras del ilustrado
-¿Siquiera rezaras por tu alma?
-Señora, yo no rezo, Dios y yo estamos peleados
-Veo que lo estás tomando bien, entonces,
¿por qué tardamos tanto en encontrarnos?
-Señora, hacía tiempo que no me quedaba en casa,
el exilio ya me tenía cansado.
La Huesuda deseaba entender…
-Señora, ¡usted use la razón!
Si me lleva ahora, seré libre,
como espero sea mi nación.
-Me sorprende que no me temas,
tengo un poder absoluto.
-Señora, así mismo el mismo Rey
y vea dónde terminó.
Ahora La Flaquita sí se enojó
y se llevó el revoltoso de un ataque de tos.
Autor: Julieta García Barajas
Andaba la muerta en vida
¿Paradoja inocua o zapatista?
Andando por la selva iba
cuando de pronto alzó la vista.
Le aparece Lacandona
Cómo portada de revista.
Por el sendero se divisa
una bocina y una pipa.
Un pasamontañas, negro,
así como la noche;
clandestino,
así como la lucha.
¡Eureca!
Pensó la muerta,
¿Estará Marcos en la lista?
La negra noche iluminó la blanca flaca.
Se acercó al Subcomandante
que rápido se alejaba.
Marcos cabalgaba entre matorrales,
ríos fríos y alacranes.
Pero no podía dejar de pensar
¿Cuando llegarían las promesas sociales?
¡Alto ahí!
Vociferó la muerta
Y a la vuelta con la camisola bien puesta
Marcos apretaba el gatillo.
Deja el fusil que no me hará nada y no
me enredes con tus juegos verbales que
hoy te vas conmigo pase lo que pase.
Hola muerta, no creas que no te reconozco
¡Arroz con leche y leche con café! Dijo el
sub,
hace mucho que andas por estos
lares. La flaca sorprendida
se vio reconocida y preguntó:
¿En contra mía fue la guerra?
El subcomandante la vió con indulgencia
Pero contraatacó a la güera:
¿Tu eres justa o injusta?
¿Qué si jalas parejo, pues?
Sí, yo me llevo a todos,
desde un barrendero a un juez.
Entonces, saca tú las conclusiones.
No le hagas sub,
que estás en la lista y correle
que llevo prisa.
No puedo más el subcomandante
que caerse de la risa y prendiendo la pipa aconsejo.
Pues mejor revisa tu lista.
La flaca desconcertada y bloquiabierta
Vio en la lista que Marcos no estaba.
Ahora ves que falta lo que hace falta
No me peleó contigo porque
en lista de los que se han ido
está la memoria del amigo.
La muerta asombrada
contestaba:
¡Ahora que recuerdo! Tu aclárame esto
que siempre me pareció extraño.
En la lista de los que me he llevado
no hay nombres, solo dice “zapatista/clandestino”.
Pero habrá que hacer algo,
continuo la flaca,
Te he visitado por error administrativo
y tú siempre has dicho:
Hasta morir si es preciso.
Marcos se sorprendió,
No sabía que al otro mundo
Llegarán nuestros comunicados.
¿Será que estos dos mundos se unirán en uno sólo y hermano?
Marcos con caballo impacientando,
bueno, pues dime qué hacemos
para que me vaya.
Cambiaste de nombre o dame el pasamontañas
Podré perder el nombre pero no las agallas
Por que tú misma lo has dicho,
que falta lo que hace falta.
Se abría la selva Lacandona al pasar del sub.
No de Marcos, sino del compa Galeano que
dio un paso y se alejó fumando.
Autor Axel Alvarez Barrientos
De ultratumba Marx llegó,
la Catrina lo acompañaba,
y al ver el México de ahora,
¡su sonrisa se notaba!
Vieron becas y apoyos,
el pueblo con dignidad,
más justicia y menos clases,
mayor peso en la igualdad.
“¡Esto sí que es socialismo!”
Marx gritó con emoción,
“Un país con nuevos cambios,
un ejemplo, una razón”.
Pero la flaca, paciente,
sabía a qué venía,
y al toparse con AMLO
le soltó su ironía:
“Es tu turno, presidente,
a tu viaje has de marchar,
que ya Claudia te reeleva,
pues le toca gobernar”.
Y ahora Marx y AMLO juntos
desde el más allá miran,
el gobierno de Claudia,
con cambios que inspiran.
“Que siga la izquierda firme,
el pueblo unido a luchar,
pues los sueños de justicia,
no se deben de parar.”
Con el libro de Marx en mano,
la democracia va a reforzar,
agradeciendo a los ciudadanos
y a los concursos de la UNAM.
Autor: Javier Castillo Dueñas
La huesuda, enojada y con guadaña,
llegó al panteón mostrando gran hazaña. “¿Quién osa perturbar mi paz eterna?”, gritó furiosa, la muerte soberana.
Un esqueleto flaco, tembloroso,
dijo: “¡Es Marx, señora, qué horroroso!
Con ideas locas, nos quiere convencer,
de luchar en el más allá y vencer”.
Marx, con El Capital y barba espesa,
arengaba a los muertos con entereza: “¡Esqueletos del mundo, uníos, luchad!
¡No más explotación, no más desigualdad!”
La huesuda, molesta, lo encaró:
“¡Marx, cállate ya, o te callaré yo!
En mi reino no hay lucha de clases,
¡solo huesos y calacas tristes!”
Marx, sin miedo, con gran fervor,
dijo: “¡La revolución ignora el temor! ¡Despertad, calaveras, romped cadenas!
¡No más desigualdad ni condenas!”
La calaca, irritada, lo fulminó:
“¡Al calabozo con este revoltoso!”
Aprenderás que aquí no hay distinción,
solo silencio y eterna expiación.
Autor: Rene Adrian Davila Perez
¡Ya llegó el subcomandante!
Marcos se hace llamar,
viene a decir algo importante
que no debemos subestimar.
La muerte desde la esquina,
observa su caminar,
escuchando su doctrina
de cero discriminar.
¿Y a los más desprotegidos,
quién los va a ayudar?
A esos incomprendidos,
que nadie va a recordar.
Los que carecen de techo,
de salud y educación,
esos que con derecho
¡gritaron revolución!
Se hacen llamar zapatistas,
y luchan por la injusticia
los acusan de anarquistas,
de vivir en la inmundicia.
Y la catrina reposa,
vigilante y silenciosa,
mientras que los ignorantes,
se vuelven intolerantes.
Y ve que el ejército enfrenta,
a gente de su propia casa,
no entiende que es lo que intenta,
si son de la misma raza.
¿Por qué maltratar al pueblo?
Si solo alzan la voz,
son indígenas que luchan,
y tienen un portavoz.
Exigen respeto a la soberanía,
tener derecho a elegir,
¡Afuera la tiranía!
Hay mucho por corregir.
Y está lucha no termina,
hasta que cese la violencia,
ya veremos qué germina,
¡Que viva la resistencia!
Autor: Rubí Alejandra Vázquez Campos
Andaba la muerte flaca
La tiesa y blanca calaca
Buscándose algún incauto
Que le estirara la pata
No es de ahora sino de antes
Que el subcomandante tan tierno
Prometió que muy fraterno
Cuidaría de los tsotsiles
El sub comandante marcos
Con sus modos demandantes
Exigiendo algunos campos
Para que fume con sus cuates
Lo que usted diga mi buen
Dijo la huesuda
Hoy la muerte en pasarela
Anda en chiapas sinaloa o tijuana
Donde gente sin mañana
La guadaña aguarda en vela.
Autor: Ariel Contreras Castillo
En una misión cultural
o recuperando el petróleo,
de pie sigue mi general,
está pa pintarle su óleo.
Anda repartiendo tierras,
y envía un barco a los niños
refugiados de las guerras,
es justicia, son cariños.
Entrando en el Politécnico
llega la insigne ingeniera,
ostenta estilo icónico,
¿quién ignorarla pudiera?
-¿Qué haces aquí, mi señora?,
Vamos a Antropología.
-Ya te ha llegado tu hora,
Y esto no es dilogía.
-Ahora que son nacionales
todos los ferrocarriles,
deja tus luchas sociales,
ya has ayudado a miles.
-Ha llegado tu momento
y aunque el aliento te quito
a donde te lleve el viento
tu brillo será infinito.
Autor: Citlalli López Rendón
Fundido con esta selva,
muy lejos de la ciudad,
no eres uno, tú eres muchos
eres colectividad.
En este claro, te he encontrado
con la simple finalidad
de llevarte a aquel otro lado
donde está la felicidad.
Nuestro pronosticado encuentro
es hoy una realidad,
pues quienes saben del viento
presentían que iba a llegar.
Mucho le diste a tu tierra
liderando revolución,
manteniendo en pie de guerra
para una mejor nación.
Enfundado en pasamontañas,
nos fuimos con un vaivén,
por unas veredas extrañas
que yo conocía muy bien.
¡Adiós mi subcomandante,
cómo le van a llorar!
Pero usted siga adelante,
que aquí aún hay hombres de fiar.
Ay ya se va la huesuda
con él, se van cabalgando,
lleva su pipa encendida
pues van para el camposanto.
Autor: Diego Alberto Chiu Peña
Soy parte del mito de tu partida.
Ahora eres una conocida.
Aunque rece en los llanos;
Tú eres mi guía Rosario Castellanos.
¡Oh, mujer me siento en esta tina!
Rosario, reza para que no toque la muerte;
porque he desechado mi suerte.
A esta hora, todas podemos leerte,
desde una bambalina.
¡Oh, Dios cristiano!
Reemplaza nuestro renacer
por un amanecer o atardecer.
Aún nos falta mundo por conocer.
Tus tintas nos tatúan un corazón;
ante la realización de una misión.
Somos el tejido de una razón;
ante tanta tensión.
Autor: Andrea de Lourdes Galán Olivera
Mientras la democracia, muy feliz bailaba,
La muerte grosera y engreída la criticaba:
“Segun ella mantiene a todos en armonía,
pero eso solo es pura palabrería”
¿Que tal si me la llevo al panteón?
Al fin y a cabo nadie le prestará atención.
La democracia al escuchar a la huesuda
Se fue asustada pidiendo ayuda
Mientras huía despavorida
encontró auxilio enseguida
Se trataba de un hombre con lentes
grandes, vestido de traje y zapatos formales.
Valiente la encaro: Órale! Condenada Tilica
intenta llevártela y verás como se te complica
Que yo, Jorge Carpizo
Evitaré que hoy le des piso.
La dientuda replicó: “Si tanto te inquieta
cambia de lugar con ella”
Carpizo, como el gran jurista que es
Acepto gustoso sin pensarlo ni una sola vez.
y así, la democracia fue salvada
por su gran audacia.
Autor: Gómez Delgado Evelyn Vianey
En la tierra de los nopales y las águilas
Dondé las heridas mortales de los vivos abusarían
Viaja la huesuda con firme y lento paso
La irá en su cuerpo abunda pues a su amigo buscando anda
Al final, en San Cristóbal de Ecatepec, a su amigo a fusilar se le manda
Abrumada por la partida de Morelos, una maldición la huesuda lanza
Y así, por la muerte del siervo, Ecatepec las paga.
Autor: Venegas Fabián Ángel
Estaba Marcela muy tranquila, dando clase como todos los días, cuando
de repente vio a la Catrina, que al salón se coló con osadía. Curiosa,
con libros en mano, como si fuera un humano,
se sentó en la última fila, con su gesto veterano.
“Hoy hablaremos de feminicidio,” anunció con pasión Marcela, y la Catrina pensó: “Voy
a causar conmoción que será fácil llevarme a Marcela.”
Sentada al fondo, intentó disimular,
pero las palabras de Marcela la hicieron dudar.
“Las mujeres peleamos, luchamos sin miedo,
contra esta injusticia que trae tanto enredo.
Feminicidio no es solo una muerte más,
es una batalla que hemos de ganar.”
La Muerte tomó notas, al fin lo entendió,
que con tanta enseñanza, su poder se esfumó.
Entre conceptos de género y sororidad,
la Catrina se sintió llena de ansiedad.
“Marcela, querida, yo venía por ti,
pero has mostrado algo que nunca vi.
No te llevaré, de eso estoy segura,
pero me quedo a aprender esta causa tan pura.”
La Muerte al final,
decidió quedarse, tomar su cuaderno y ser parte del plan.
Marcela seguía, firme, su clase dictar,
y la Catrina aprendió que también debía luchar.
Autor: Yuriko Alondra Márquez Chávez
Marcela Lagarde una mujer mexicana que es motivo de admiración
De artículos y libros de género y feminismo, eres la mejor autora
Gran luchadora inalcanzable que causa en mujeres motivación
Por tu labor de innumerables reconocimientos has sido merecedora
Gracias por todo lo logrado con tu esfuerzo y tu dedicación
En temas de igualdad y derechos de las mujeres eres la mejor
Excelente representante del feminismo digna de inspiración
Serás siempre reconocida con numerosos premios por tu labor.
De grupos y redes feministas, eres el mejor acompañamiento
De los derechos humanos de las mujeres la mejor investigadora
Activista con un encausado liderazgo y que inspira conocimiento
De la ley de acceso a una Vida Libre de Violencia eres redactora.
Autor: Ailed Azucena Jimenez Proa
La flaca halló tres mariposas,
eran nobles como valerosas.
Pensó en llevárselas con ella,
mas solo después de la querella.
Sus nombres deberías escuchar:
María Teresa, luz al luchar,
Patria, corazón de resistencia,
y Minerva, voz de la consciencia.
Todas de apellido Mirabal.
Su legado eterno y global.
Inspiración feminista son
y orgullo de una nación
Oposición de la dictadura,
en que Trujillo perdió cordura,
Fueron parte de la resistencia,
y vivieron sinfín de violencia
Libertad y justicia exigían,
y a una multitud dirigían.
Vivieron tortura en prisión,
y así creció la afrontación.
Ni la flaca estaba aún lista,
cuando pasó algo alarmista,
Secuestradas y estranguladas,
su vida quedó acabada
Accidente de auto, dijeron,
pero ellos solo mintieron.
La Parca indignada llegó,
¡y en su día de descanso!, pensó.
En Salcedo yacen mujeres
por lo libre que ahora tú eres
Tus derechos los defendieron,
pero su vida ellas dieron.
Autor: Astrid Alcántar
Ya llegó la huesuda,
luciendo sus ajuares.
Con la pelona desnuda,
contenta en sus andares.
A la tumba de Zapata
se dirige a tocar,
-Anda en cabalgata,
vamos a ir a celebrar.
Hoy es día de muertos,
hay fiesta en el panteón
Con flores en los huertos,
están dando un comilón.
Zapata llega a caballo,
con su “As de Oros” brillante.
La Flaca trae un gallo,
lo espera inquietante.
En la fila las soldaderas
ajustan sus carrileras.
El esqueleto moverán,
con Zapata bailaran
Cuando llega Villa,
lo recibe muy contento.
Lo sienta en la silla,
con un platillo suculento
Jesús Guajardo llegó,
al panteón sin invitación,
En la fosa común chilló,
por traidor ahí lo pagó.
El “Plan de Ayala” va sonando,
en cada rincón rural,
Los muertos se van alzando,
con un arrojo sin igual.
la Adelita apurada,
saca a Zapata a danzar,
Ella muy enamorada,
lo pretende conquistar.
La Tiesa re celosa,
a la tumba se va revolcar,
con su risa dolorosa,
se comienza a carcajear
Ya no te rías Huesuda,
das miedo or dientona,
No te pongas testaruda,
que la vida no perdona.
-Deja ya la travesura
Le dice la Huesuda
-Ahora de una cruda,
Te regreso a sepultura
-Mejor morir de pie,
que una vida arrodillado,
mis disculpas ya expie,
vámonos pal otro lado.
Zapata va a descansar,
nunca se le va a olvidar,
¡Viva Zapata! ¡La lucha sigue!
Su legado aún prosigue.
Autor: Alejandra Rojas Delgado
Pablo González Casanova, sabio y pensador,
la muerte ha venido por ti con gran fervor.
Te encontró en la UNAM, rodeado de libros,
discutiendo la historia y los pueblos vivos
“Don Pablo”, dijo la Muerte con elegancia
“tu tiempo ha Ilegado, no es mera vagancia”.
Pero él respondió con voz decidida:
“¡Aún no he terminado mi lucha querida!”
Con su pluma en mano y mirada profunda
le habló a la Calaca de injusticias rotundas
“Déjame un rato, un tiempo más corto,
que hay ideas pendientes en este viejo porto.
La Muerte se rió con un toque burlón,
“¡Tu palabra es fuerte, pero no hay salvación!”
Y en SU esqueleto blanco lo llevó consigo,
mientras él recitaba un último testigo,
A Pablo González Casanova se llevó , pero no lo venció
pues su lucha eterna siempre nos dejó.
Ahora en tertulias eternas y terrenales, nos hace pensar,
pues ni la misma Parca lo pudo silenciar.
Autor: Miguel Martinez
DiGcil escoger un futo
del árbol en abundancia
Ackerman convoca al luto
que se haga con democracia
Siempre le da chance al Demos
estudiando a los del Kratos
global la historia entendemos
describiendo sus retratos
Tiranos y autoritarios
demócratas y anarquistas
la muerte no quiere líos
se lleva hasta pacifistas
Los Qpos de democracia
cuesQonan las elecciones
la parca sin burocracia
extermina divisiones
Se disfraza de monarca
de f i f i legisladora
cuando le viene la gana
flaca c h a i r a opositora
Del árbol no hay preferencia
con autores combaQvos
la ruleta y la guadaña
son muy clarificaQvos
Eterna nuestra huesuda
ha visto tanta injus>cia
las que le piden ayuda
son democracia fic>cia
Seguirá de autoritaria
imponiendo su poder
ricos y pobres descansan
para ya jamás volver
Entre el Leviathan moderno
las ideas se han revelado
Occidente no es eterno
Gandhi está resucitado
Gira rueca de las redes
no te dejes atrapar
enredemos a la muerte
que nos deje gobernar
Autor: Heriberto Rodea Hernández
En el campo de batalla, Rosa luchaba,
con ideas y palabras, el mundo incendiaba.
La Muerte la vio, con su voz retumbando,
y decidió invitarla, ya estaba esperando.
“Rosa querida, ven a descansar,
tus luchas y sueños se van a acabar”.
Pero Luxemburgo respondió firme:
“Aún me queda fuerza para dar el clamor”.
La muerte insistía, con su risa burlona,
“Deja de pelear, que ya es hora”.
Mas Rosa valiente no quiso ceder,
“Las causas justas no pueden perecer”.
La huesuda al final, con resignación,
llevó a Rosa a su eterna mansión.
Y aunque en la tumba yace su cuerpo mortal,
su espíritu sigue, revolucionario y radical.
Autor: Anahí Salinas
La Catrina, con sombrero emplumado,
retó a Rousseau, desconcertado.
“¡Sobre la vida y la muerte vamos a hablar!”,
le dijo con picardía, sin dudar.
Rousseau, con su “Contrato” en la mano,
aceptó el reto, ¡qué osado humano!
“¡Hablaremos de libertad, fraternidad!”,
exclamó con fervor, con gran bondad.
La Catrina, con sonrisa macabra,
dijo: “¡Aquí la muerte es quien acaba!
Olvida tus ideas, filósofo iluso,
¡en el panteón solo hay hueso y gusano!”
Rousseau, ingenioso, le respondió:
“¡Si la muerte es ley, no hay razón!
Ni contrato, ni bondad natural,
¡solo el caos impera, ¡final sin igual!”
La Catrina, perpleja, se retiró,
y en silencio el duelo terminó.
Rousseau, con su lógica, triunfó,
¡y la muerte, vencida, se rindió!
Autor: Andrea Bravo Cruz
En la montaña de sombras, Zapata soñaba,
con tierras de hombres, su lucha vibraba.
Pero la Catrina, con risa burlona,
le dijo al oído: “Tu gloria ya es broma”.
“Emiliano, amigo, ¿dónde está tu caballo?
En el polvo de historia, no encuentras ni hallo.
Los muertos en batalla no tienen su modo,
tu lucha es leyenda, ¡ahora es solo un lodo!”.
En su fiera mirada, la muerte aguardaba,
“Con armas y tierras, tu vida jugabas.
Pero aquí con la parca, ya no hay más vaqueros,
solo sombras que bailan, entre ecos certeros”.
“Ven a luchar, Emiliano, ya no hay elección,
la revolución espera con más confusión.
Los campesinos ríen, la tierra es de todos,
mas aquí en mi danza, no hallas ni soplos”.
La Flaca se asoma, su risa es mordaz,
“Con tanto que luchaste, ¿y ahora qué tal, paz?
El sol no se oculta en la tumba y el barro,
tu grito de guerra, ahora es solo un faro”.
“Fuiste el caudillo, el que nunca se rinde,
pero en esta fiesta, tu voz se deslinde.
Bailan los rancheros, pero tú en tu guerra,
no has ganado nada, tan solo la espera”.
El viento susurra secretos de antaño,
mientras la Catrina hace un extraño daño.
“¿Dónde están tus tierras? ¿Dónde está tu honor?
Tu legado es de risas, un puro error”.
Zapata sonríe, la muerte lo abraza,
“Si la vida es un juego, yo fui la amenaza.
Mas en este juego, la risa es la meta,
y el más que se muere, a la vida reta”.
Así en el panteón, entre risas y llantos,
se escucha la melodía de esos viejos cantos.
La lucha se ha ido, la vida se fue,
pero aquí en la muerte, ¡hoy bailo también!
Autor: Atzimba Celeste Muñoz
Estaba Paulo Freire sentado ante el altar de
pronto vino la huesuda
y le dijo vámonos a esclavizar
qué te pasa dijo Freire yo estoy aquí para liberar.
Preparada vengo yo dijo la muerte
dispuesta a enajenar
educandos y maestros pasarán
a todos voy a alienar.
Detente ahí mi Calaquita
yo no lo voy a permitir
con 10 cartas liberales
se que te voy a suprimir.
No te confíes mi Pablito
opresora soy yo
aprendizaje memorístico
¡eso cultivo yo!
¡Ay! que parca tan chistosa
seguro ni has de enseñar
yo construyo conocimiento
y cultivo libertad.
Recordad una cosa mi flaquita
enseñar es escuchar
educador que solo transfiere conocimientos
es como un cerdo en muladar.
Que hombre tan crítico dijo la huesuda
yo lo quiero apresar
no tendrá escapatoria
se va a tener que exiliar.
No es tan fácil mi blanquita
nunca me vas a callar
en la UPN dejo mi legado
y si no a todos nos tendrás que llevar.
Autor: Andrick Rolando Díaz García
Simone de Beauvoir en la tumba está sentada,
con su pluma y su libro, siempre inspirada
La Catrina la visita, se acerca sonriente,
“iVen. Simone! Vamos a un debate diferente”
‘De la libertad y la mujer, vamos a charlar
que en el más allá, el patriarcado no ha de mandar
Simone ríe y le dice a la huesuda
‘No me convencerás con esa charada tan cruda
‘Yo ya escribí sobre la muerte y la opresión
pero ni tú, calaca, me quitarás la razón
La Catrina se ríe con estrépito y locura.
“¡Simone, contigo no se puede, qué hermosura!”
Al final, la muerte la respeta y le deja seguir,
con sus ideas y luchas que no han de morir.
Pues aunque en la tumba repose su cuerpo valiente,
su voz seguirá viva, fuerte y persistente.
Autor: Karla Hernández
Estaba el Subcomandante Marcos,
En una junta de buen gobierno,
Debatiendo ideas y proyectos,
En contra del mal gobierno.
Entonces llegó la muerte,
De tzotzil disfrazada,
Con un libro del Subcomandante,
Alegre y esperanzada.
La muerte tan sólo, un autógrafo quería
Ponerse un pasamontañas
Y fumar en su pipa.
Pero la muerte recordó,
Mientras el Subcomandante hablaba,
La matanza de Acteal
Y los asesinatos que el gobierno se cargaba.
Con su voz acalorada,
Dió un grito de guerra,
Y el Subcomandante al verla dijo:
¡Trágame tierra!
El Subcomandante se murió de susto
Y la calaca se lo llevó al cielo,
También con su disgusto.
Desde el Inframundo se la pasan soñando
En un mundo donde quepan muchos mundos, y esperando el día
Que el ejército sea señalado.
Sentados y fumando sobre una nube,
Hablan de la igualdad, justicia y ley
De la lucha zapatista,
Y el derrocamiento de cualquier rey.
Autor: Brenda Sánchez Mendoza
En la sierra el Che, valiente y audaz,
Con su boina y su mirada tenaz,
Luchó por un mundo sin opresión,
Su nombre resuena en cada canción.
La muerte un día, con voz enigmática,
Se acercó al Che con risa sarcástica:
“Ven, guerrillero, tu lucha ya cesa,
Déjame llevarte a la última pieza.”
“¡No!” contestó, “mi lucha no acaba,
En cada rincón, mi espíritu labra.
La libertad no se apaga con un fin,
Mi sueño perdura, vive en cada jardín.”
La calavera, con aire de rencor,
Intentó atrapar su fervor,
Pero el Che, con fuerza y sin vacilar,
Se enfrentó a la sombra, listo a pelear.
Y así en la historia, su eco resuena,
Un símbolo vivo que nunca frena.
La muerte lo busca, pero no puede hallar
A un hombre que lucha, que sabe amar.
Con su voz y su esencia en el viento,
Su legado perdura en cada momento.
En la sierra, el Che siempre se queda,
Un guerrillero eterno, que nunca se ceda.
Autor: Maciel López Benítez
Allá en la tumba, Flores Magón ya reposa,
donde la Flaca lo llama y acosa.
“Ricardo, ven, deja la revolución,
que en el más allá ya no hay opresión”.
La huesuda le dice con gran ironía:
“¿Qué tal tu lucha por la anarquía?
De tanto gritar por justicia y razón,
ahora aquí te espera la corrupción”.
Ricardo responde, firme y altivo:
“Ni muerto, Flaca, me vuelvo pasivo,
que en estas tierras, aunque me cueste,
ni en la muerte cederé mi frente”.
La calaca, risueña, no deja de hablar:
“Ya no hay cárceles, no hay que luchar,
en el Panteón sólo reina el silencio,
pero aquí a tus ideales se los lleva el viento”.
La Parca, cansada, se agarra el sombrero:
“¡Vaya que este hombre sí es verdadero!
Pero ya basta de tanto sermón,
que la tierra te abrace, Ricardo Flores Magón”.
Magón carcajeó con su furia incendiaria:
“La muerte no entiende, soy la llama libertaria,
ni la tumba, ni el olvido, me hacen callar,
¡hasta en el infierno voy a luchar!”.
Así quedó Ricardo, eterno soñador,
ni vivo ni muerto, sigue su clamor.
La Flaca, frustrada, ya se va a esconder,
“¡Este hombre ni en la muerte se deja vencer!”
Autor: José Joaquín Ojeda Garzón
Llegó la huesuda a la UNAM sin piedad,
buscando a Casanova, toda llena de ansiedad.
Quería llevarse a un sabio intelectual,
pero él la enfrentó con su verbo magistral.
—¡Ay, doña Catrina! ¿Qué vienes a hacer?
Que aún queda mucho por ver y aprender.
Mis ideas son fuego, mis palabras razón,
defienden al pueblo de toda opresión.
—Querido Pablo —le dijo la flaca—,
tu tiempo ha llegado, ya guarda la butaca.
Mas él, rebelde, le hizo un desplante,
defendiendo su cátedra como un gigante.
La muerte insistió, no se quiso rendir,
pero ante su sabiduría, tuvo que sucumbir.
Pues el legado de Casanova aquí seguirá,
como llama viva que no se apagará.
Autor: Jimena Reyes
A José María Morelos y Pavón
El Siervo de la Nación
La Catrina lo tiene esperando
Un lugar en su mansión.
La muerte no juzga por bien o mal
Se lleva a todos por igual
Pero a Morelos deseosa lo quiere
Uno de los liberales más puros tiene.
“Sentimientos de la nación”
La muerte no discrimina por raza
Ella te lleva sin importar tu casta
Nuestro final termina con el beso de la flaca.
Morelos sabía cuál era su destino
Luchar por la independencia de México
La catrina sabe que pronto será suyo
Fusilado sellará el pacto
La hora ha llegado.
Autor: Rodrigo Rojas Carmona