Culturas políticas del
Movimiento
feminista
en México
Bienvenidx a la plataforma interactiva “Culturas políticas del movimiento feminista en México”. Este espacio es resultado del proyecto de investigación impulsado por el PUEDJS y apoyado por el CONAHCyT: “La democracia en el México actual: culturas políticas, movimientos sociales y redes digitales en disputa”, que tiene como propósito analizar las culturas políticas de México en su diversidad y desde un enfoque multidisciplinario. Esta plataforma se suma a otras dos anteriores, La cultura política del magisterio y la cultura política de las derechas en México.
Culturas políticas del movimiento feminista en México
Bienvenidx a la plataforma interactiva “Culturas políticas del movimiento feminista en México”. Este espacio es resultado del proyecto de investigación impulsado por el PUEDJS y apoyado por el CONAHCyT: “La democracia en el México actual: culturas políticas, movimientos sociales y redes digitales en disputa”, que tiene como propósito analizar las culturas políticas de México en su diversidad y desde un enfoque multidisciplinario. Esta plataforma se suma a otras dos anteriores, La cultura política del magisterio y la cultura política de las derechas en México.
El movimiento feminista es el movimiento social más contundente y revolucionario de los últimos años; plantea una transformación radical del mundo en pro de la igualdad y la libertad de las mujeres. Al hacerlo, muestra una cultura política distinta a la de otros movimientos, y en esta plataforma ahondamos en ello: ¿en qué es distinta? ¿Cuáles son los valores, principios, saberes y emociones que guían la práctica política feminista? ¿Cómo son las trayectorias de quienes se involucran en la lucha feminista? ¿Cuál es su visión del mundo, de la sociedad mexicana, de la democracia, del Estado? ¿Cuál es la utopía que persiguen?
Aquí encontrarás las respuestas a estas y otras preguntas en diez tesis sobre la cultura política feminista, una línea del tiempo y una selección crítica de fuentes para su estudio. Te mostraremos también cómo hicimos el trabajo de campo, qué supone hacer una investigación feminista, cómo se hace una entrevista. Además, incluimos una directoria de las colectivas que participaron en este proyecto y una galería de expresiones artísticas feministas.
Tesis uno
El amor, la sororidad, la indignación y la rabia son motores del pensamiento y acción política del movimiento feminista en México.
Entrevistada: Myriam Olivares, Colectiva Ancestras
Cantamos sin miedo, pedimos justicia
Gritamos por cada desaparecida
Que resuene fuerte “¡nos queremos vivas!”
Que caiga con fuerza el feminicida
Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo
Si un día algún fulano te apaga los ojos
Ya nada me calla, ya todo me sobra
Si tocan a una, respondemos todas
1 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro. p. 9.
2 Hooks, Bell. (2021). Todo sobre el amor. Nuevas perspectivas. PAIDÓS Contextos.
3 Lagarde, Marcela (2009). Enemistad y sororidad: Hacia una nueva cultura feminista. Recuperado de: Enemistad y sororidad
4 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro.
5 Massal, Julie (2015). “Emociones y movilización social: un cuestionamiento al paradigma racionalista”, Análisis Político, 85, pp. 93-111; Jasper, James M. (2014). “Constructing Indignation: Anger Dynamics in Protest Movements”, Emotion Review, 6(3), pp. 208 –213.
6 Poma, Alice y Gravante, Tomasso (2015). “Las emociones como arena de la lucha política. Incorporando la dimensión emocional al estudio de la protesta y los movimientos sociales”, Ciudadanía Activa, Revista Especializada en Estudios sobre la Sociedad Civil, 3, pp. 17-43; Corduneanu, Victoria (2019). “El papel de las emociones sociales y personales en la participación política”, Revista Mexicana de Opinión Pública, 26, pp. 71-96.
Tesis uno
El amor, la sororidad, la indignación y la rabia son motores del pensamiento y acción política del movimiento feminista en México.
Entrevistada: Myriam Olivares, Colectiva Ancestras
Cantamos sin miedo, pedimos justicia
Gritamos por cada desaparecida
Que resuene fuerte “¡nos queremos vivas!”
Que caiga con fuerza el feminicida
Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo
Si un día algún fulano te apaga los ojos
Ya nada me calla, ya todo me sobra
Si tocan a una, respondemos todas
1 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro. p. 9.
2 Hooks, Bell. (2021). Todo sobre el amor. Nuevas perspectivas. PAIDÓS Contextos.
3 Lagarde, Marcela (2009). Enemistad y sororidad: Hacia una nueva cultura feminista. Recuperado de: Enemistad y sororidad
4 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro.
5 Massal, Julie (2015). “Emociones y movilización social: un cuestionamiento al paradigma racionalista”, Análisis Político, 85, pp. 93-111; Jasper, James M. (2014). “Constructing Indignation: Anger Dynamics in Protest Movements”, Emotion Review, 6(3), pp. 208 –213.
6 Poma, Alice y Gravante, Tomasso (2015). “Las emociones como arena de la lucha política. Incorporando la dimensión emocional al estudio de la protesta y los movimientos sociales”, Ciudadanía Activa, Revista Especializada en Estudios sobre la Sociedad Civil, 3, pp. 17-43; Corduneanu, Victoria (2019). “El papel de las emociones sociales y personales en la participación política”, Revista Mexicana de Opinión Pública, 26, pp. 71-96.
Tesis dos
La erradicación de la violencia de género en todas sus manifestaciones es la causa que hace confluir a las diversas expresiones del movimiento feminista. La violencia sufrida cotidianamente da lugar a formas creativas de lucha y resistencia
(…) la violencia machista se encuentra en todos lados, en todas las familias hay violencia de cualquier tipo. Está comprobado científicamente, que las mujeres en alguna etapa de nuestra vida vamos a sufrir violencia, sea en el entorno familiar, en la escuela o en el trabajo. (Nicte-Ha, Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
El contexto de violencia en México se ha recrudecido, lo que plantea un escenario particular para la lucha feminista, que alza la voz para decir “nos están matando”. En condiciones tan hostiles como estas, emergen, sin embargo, expresiones de resistencia creativa a la violencia. Prácticas que buscan el cuidado colectivo, el combate a la violencia desde el arte, desde actos simbólicos y potentes como las antimonumentas o los tendederos de denuncias. Por ejemplo, los escraches y tendederos de denuncias, son señalamientos públicos de quienes ejercen violencia como una forma de salvaguardar a las víctimas, tal como lo explica una de nuestras entrevistadas:
1 Convención de Belém do Pará (1994). Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Artículo 1. Recuperado de: ohchr.org
2 Cejas, Mónica I. (Ed.). (2019). Feminismo, cultura y política: Prácticas irreverentes. DCSH/UAM-X, Unidad Xochimilco, Ed. Ítaca.
Tesis dos
La erradicación de la violencia de género en todas sus manifestaciones es la causa que hace confluir a las diversas expresiones del movimiento feminista. La violencia sufrida cotidianamente da lugar a formas creativas de lucha y resistencia
(…) la violencia machista se encuentra en todos lados, en todas las familias hay violencia de cualquier tipo. Está comprobado científicamente, que las mujeres en alguna etapa de nuestra vida vamos a sufrir violencia, sea en el entorno familiar, en la escuela o en el trabajo. (Nicte-Ha, Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
El contexto de violencia en México se ha recrudecido, lo que plantea un escenario particular para la lucha feminista, que alza la voz para decir “nos están matando”. En condiciones tan hostiles como estas, emergen, sin embargo, expresiones de resistencia creativa a la violencia. Prácticas que buscan el cuidado colectivo, el combate a la violencia desde el arte, desde actos simbólicos y potentes como las antimonumentas o los tendederos de denuncias. Por ejemplo, los escraches y tendederos de denuncias, son señalamientos públicos de quienes ejercen violencia como una forma de salvaguardar a las víctimas, tal como lo explica una de nuestras entrevistadas:
1 Convención de Belém do Pará (1994). Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Artículo 1. Recuperado de: ohchr.org
2 Cejas, Mónica I. (Ed.). (2019). Feminismo, cultura y política: Prácticas irreverentes. DCSH/UAM-X, Unidad Xochimilco, Ed. Ítaca.
Tesis tres
El cuerpo ocupa un lugar central en las prácticas, discusiones y protestas del movimiento feminista. El cuerpo como territorio y el territorio como cuerpo es lugar de defensa de la vida, herramienta de protesta y de producción de conocimiento
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Angeles Palma López
Además del performance, las feministas utilizan el cuerpo como herramienta política en la acción directa contenciosa. Ponen el cuerpo para intervenir el espacio pintando, quemando, quebrando vidrios y así mostrar su indignación y demandas. Esta puesta del cuerpo en la calle, desafía características propias de las mujeres: abnegación, pasividad, recato, delicadeza y agrado, desafiando el orden de género.
Además, el feminismo reivindica un tipo de conocimiento que se construye desde el cuerpo, rechazando las oposiciones modernas y coloniales que separan mente y cuerpo; apuesta por saberes encarnados. Esto quiere decir que para las feministas no hay una división tajante entre el cuerpo y la mente, por lo que nuestro conocimiento del mundo está atravesado por nuestras condiciones materiales concretas. De ahí que la epistemología feminista proponga la noción de conocimiento situado, que se refiere que no construimos conocimiento desde una mirada neutral e incorpórea, sino desde un cuerpo concreto, situado en un contexto específico. Desde ahí, nuestra mirada no puede ser total, sino parcial y localizada.
En este sentido, el conocimiento que se construye desde el feminismo es encarnado, surge de cuerpos que han sido históricamente subordinados y explotados. La mirada feminista sobre el mundo se despliega desde ese lugar y experiencia, por lo que el conocimiento que construye es distinto a aquel que proviene de cuerpos y experiencias localizadas históricamente en posiciones de dominio y privilegio.
1 Federici, Silvia (2010). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Traficantes de Sueños.
2 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia (comp.), Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria (pp. 49–62). CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
3 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
4 Segato, Rita (2014). “Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres”, Sociedad y Estado, 29(2), p. 342.
5 Cabnal, Lorena (2010). Feminismos diversos: El feminismo comunitario. ACSUR-Las Segovias. Recuperado de: Por una vida
6 Paredes, Julieta y Guzmán, Adriana (2014), El tejido de la rebeldía ¿Qué es el feminismo comunitario? Comunidad Mujeres Creando Comunidad, p. 97.
7 Del Rio, Alfonso y Cintas, Vanesa (2013). “Los discursos feministas y las acciones de mujeres en la configuración del lenguaje de la performance”, Arte y Movimiento, 8, p. 21–32.
Tesis tres
El cuerpo ocupa un lugar central en las prácticas, discusiones y protestas del movimiento feminista. El cuerpo como territorio y el territorio como cuerpo es lugar de defensa de la vida, herramienta de protesta y de producción de conocimiento
Además del performance, las feministas utilizan el cuerpo como herramienta política en la acción directa contenciosa. Ponen el cuerpo para intervenir el espacio pintando, quemando, quebrando vidrios y así mostrar su indignación y demandas. Esta puesta del cuerpo en la calle, desafía características propias de las mujeres: abnegación, pasividad, recato, delicadeza y agrado, desafiando el orden de género.
Además, el feminismo reivindica un tipo de conocimiento que se construye desde el cuerpo, rechazando las oposiciones modernas y coloniales que separan mente y cuerpo; apuesta por saberes encarnados. Esto quiere decir que para las feministas no hay una división tajante entre el cuerpo y la mente, por lo que nuestro conocimiento del mundo está atravesado por nuestras condiciones materiales concretas. De ahí que la epistemología feminista proponga la noción de conocimiento situado, que se refiere que no construimos conocimiento desde una mirada neutral e incorpórea, sino desde un cuerpo concreto, situado en un contexto específico. Desde ahí, nuestra mirada no puede ser total, sino parcial y localizada.
En este sentido, el conocimiento que se construye desde el feminismo es encarnado, surge de cuerpos que han sido históricamente subordinados y explotados. La mirada feminista sobre el mundo se despliega desde ese lugar y experiencia, por lo que el conocimiento que construye es distinto a aquel que proviene de cuerpos y experiencias localizadas históricamente en posiciones de dominio y privilegio.
1 Federici, Silvia (2010). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Traficantes de Sueños.
2 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia (comp.), Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria (pp. 49–62). CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
3 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
4 Segato, Rita (2014). “Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres”, Sociedad y Estado, 29(2), p. 342.
5 Cabnal, Lorena (2010). Feminismos diversos: El feminismo comunitario. ACSUR-Las Segovias. Recuperado de: Por una vida
6 Paredes, Julieta y Guzmán, Adriana (2014), El tejido de la rebeldía ¿Qué es el feminismo comunitario? Comunidad Mujeres Creando Comunidad, p. 97.
7 Del Rio, Alfonso y Cintas, Vanesa (2013). “Los discursos feministas y las acciones de mujeres en la configuración del lenguaje de la performance”, Arte y Movimiento, 8, p. 21–32.
Bloque 1. Valores, principios, saberes y emociones
Tesis cuatro
El movimiento feminista en México abraza una pluralidad de identidades políticas. Rechaza la visión única que lo homogeniza.
La identidad política feminista conjuga las dimensiones personal y colectiva de manera indisoluble. En general, una mujer llega a identificarse como feminista a través de un proceso de reflexión sobre la propia vida, así como de su conexión con la vida de otras mujeres, lo que le lleva al reconocimiento de que la situación personal se vincula estrechamente con la condición social de género; que todas como mujeres compartimos una condición de subordinación, pero que la situación personal define la forma particular en la que vivimos esa condición.
Tal como afirma Marcela Lagarde “las mujeres comparten como género la misma condición histórica y difieren en sus situaciones particulares, en sus modos de vida, en sus concepciones del mundo, así como en los grados y niveles de opresión”.1 La identidad política, por tanto, comparte un horizonte, pero también difiere en algunos aspectos. De ahí que haya múltiples formas de ser feminista, pues las mujeres se identifican con distintas corrientes de este pensamiento, practican formas diversas de organizarse y de luchar.
Entrevistada: Gabriela Juárez, Colectiva Buscadoras
Algunas de las corrientes feministas mencionadas por quienes participaron en nuestra investigación son:
El feminismo negro o afrofeminismo. En términos generales, este se enfoca en la intersección del género con la raza; estos dos sistemas de opresión dan lugar a experiencias específicas de violencia y discriminación que viven las mujeres negras. De sus vivencias y reflexiones nace esta vertiente del feminismo.
El feminismo decolonial. Nace de las experiencias de opresión de las mujeres en países que han sido colonizados, específicamente de América Latina. Propone que no sólo el género produce discriminación y violencia sino el sistema colonial y neocolonial que persiste en diversas formas de desigualdad. Es una corriente que se posiciona de manera crítica frente al feminismo europeo y llama a “descolonizar el feminismo”, a crear nuestras propias categorías de análisis desde las experiencias de las mujeres de América Latina.
El feminismo lésbico. Pone el énfasis en la heterosexualidad como una norma que, al ser desafiada por las mujeres lesbianas, desencadena formas de violencia y exclusión contra ellas. Desde esta perspectiva, la mirada crítica se dirige no sólo hacia el género, sino hacia la heterosexualidad. Esta vertiente del feminismo promueve espacios separatistas y reflexiona en torno a la potencia política del amor entre mujeres.
El feminismo comunitario. Surge en Bolivia en el marco de las luchas campesinas e indígenas que llevaron a la fundación del Estado Plurinacional en 2008. Sin embargo, ha seguido su propio curso. Desde esta corriente, se apuesta por descolonizar el feminismo al mismo tiempo que por una lucha política en contra del capitalismo y el neoliberalismo. Además, ven a la comunidad como el principio que cuida a la vida y a la vida arraigada en el cuerpo y en el territorio.
El feminismo liberal. Se denomina así a un tipo de feminismo que se centra en la igualdad de género y la promoción de los derechos de las mujeres dentro del marco de las sociedades democráticas y los sistemas económicos capitalistas. En lugar de cuestionar dichas estructuras económicas y sociales, busca la inclusión de las mujeres en ellas; la igualdad de oportunidades, la igualdad de salarios y la igualdad de derechos legales y políticos.
El feminismo radical. Es un tipo de feminismo que busca ir a la raíz de la opresión de las mujeres: el patriarcado, un sistema que reproduce la supremacía masculina a partir de la explotación y subordinación femenina. Para el feminismo radical, el cuerpo y capacidad reproductiva de las mujeres ha sido siempre objeto de control y explotación en las sociedades, de ahí que buscan la abolición de la prostitución, de la pornografía y de la gestación subrogada.
El feminismo socialista. Para esta corriente la opresión de las mujeres es resultado no sólo del patriarcado sino del capitalismo, por lo cual, la lucha feminista debe abarcar ambos sistemas. Las feministas socialistas luchan por la reestructuración de la sociedad a partir de la eliminación de la propiedad privada y la esclavitud doméstica. Proponen distribuir de manera colectiva el trabajo de cuidado del hogar y las hijas e hijos. Otra de sus luchas es por la emancipación sexual tanto de mujeres como hombres y por el fin de la violencia de género.
El ecofeminismo. Señala que el mundo no sólo está construido desde la mirada masculina, sino desde un sesgo antropocéntrico, es decir que pone al humano como el centro y medida de todas las cosas, desestimando las complejas relaciones de interdependencia y cooperación que hay entre las especies, incluída la humana. El ecofeminismo argumenta que tanto las mujeres, como los animales y la naturaleza son objeto de la explotación del sistema patriarcal. Por lo tanto, la lucha ecofeminista busca transformar el mundo tomando en consideración a esas otras víctimas del patriarcado.
1 Lagarde, Marcela (2008). “Antropología, feminismo y política: Violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres”, en Bullen, Margaret y Diez, Carmen (coord.), Retos teóricos y nuevas prácticas. Ankulegi Antropologia Elkartea, p. 35.
2 Lamas, Marta (2000). De la identidad a la ciudadanía. Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales, 7, p. 20.
3 Ibid.
Tesis cuatro
El movimiento feminista en México abraza una pluralidad de identidades políticas. Rechaza la visión única que lo homogeniza.
La identidad política feminista conjuga las dimensiones personal y colectiva de manera indisoluble. En general, una mujer llega a identificarse como feminista a través de un proceso de reflexión sobre la propia vida, así como de su conexión con la vida de otras mujeres, lo que le lleva al reconocimiento de que la situación personal se vincula estrechamente con la condición social de género; que todas como mujeres compartimos una condición de subordinación, pero que la situación personal define la forma particular en la que vivimos esa condición.
Tal como afirma Marcela Lagarde “las mujeres comparten como género la misma condición histórica y difieren en sus situaciones particulares, en sus modos de vida, en sus concepciones del mundo, así como en los grados y niveles de opresión”.1 La identidad política, por tanto, comparte un horizonte, pero también difiere en algunos aspectos. De ahí que haya múltiples formas de ser feminista, pues las mujeres se identifican con distintas corrientes de este pensamiento, practican formas diversas de organizarse y de luchar.
Entrevistada: Gabriela Juárez, Colectiva Buscadoras
Algunas de las corrientes feministas mencionadas por quienes participaron en nuestra investigación son:
El feminismo negro o afrofeminismo. En términos generales, este se enfoca en la intersección del género con la raza; estos dos sistemas de opresión dan lugar a experiencias específicas de violencia y discriminación que viven las mujeres negras. De sus vivencias y reflexiones nace esta vertiente del feminismo.
El feminismo decolonial. Nace de las experiencias de opresión de las mujeres en países que han sido colonizados, específicamente de América Latina. Propone que no sólo el género produce discriminación y violencia sino el sistema colonial y neocolonial que persiste en diversas formas de desigualdad. Es una corriente que se posiciona de manera crítica frente al feminismo europeo y llama a “descolonizar el feminismo”, a crear nuestras propias categorías de análisis desde las experiencias de las mujeres de América Latina.
El feminismo lésbico. Pone el énfasis en la heterosexualidad como una norma que, al ser desafiada por las mujeres lesbianas, desencadena formas de violencia y exclusión contra ellas. Desde esta perspectiva, la mirada crítica se dirige no sólo hacia el género, sino hacia la heterosexualidad. Esta vertiente del feminismo promueve espacios separatistas y reflexiona en torno a la potencia política del amor entre mujeres.
El feminismo comunitario. Surge en Bolivia en el marco de las luchas campesinas e indígenas que llevaron a la fundación del Estado Plurinacional en 2008. Sin embargo, ha seguido su propio curso. Desde esta corriente, se apuesta por descolonizar el feminismo al mismo tiempo que por una lucha política en contra del capitalismo y el neoliberalismo. Además, ven a la comunidad como el principio que cuida a la vida y a la vida arraigada en el cuerpo y en el territorio.
El feminismo liberal. Se denomina así a un tipo de feminismo que se centra en la igualdad de género y la promoción de los derechos de las mujeres dentro del marco de las sociedades democráticas y los sistemas económicos capitalistas. En lugar de cuestionar dichas estructuras económicas y sociales, busca la inclusión de las mujeres en ellas; la igualdad de oportunidades, la igualdad de salarios y la igualdad de derechos legales y políticos.
El feminismo radical. Es un tipo de feminismo que busca ir a la raíz de la opresión de las mujeres: el patriarcado, un sistema que reproduce la supremacía masculina a partir de la explotación y subordinación femenina. Para el feminismo radical, el cuerpo y capacidad reproductiva de las mujeres ha sido siempre objeto de control y explotación en las sociedades, de ahí que buscan la abolición de la prostitución, de la pornografía y de la gestación subrogada.
El feminismo socialista. Para esta corriente la opresión de las mujeres es resultado no sólo del patriarcado sino del capitalismo, por lo cual, la lucha feminista debe abarcar ambos sistemas. Las feministas socialistas luchan por la reestructuración de la sociedad a partir de la eliminación de la propiedad privada y la esclavitud doméstica. Proponen distribuir de manera colectiva el trabajo de cuidado del hogar y las hijas e hijos. Otra de sus luchas es por la emancipación sexual tanto de mujeres como hombres y por el fin de la violencia de género.
El ecofeminismo. Señala que el mundo no sólo está construido desde la mirada masculina, sino desde un sesgo antropocéntrico, es decir que pone al humano como el centro y medida de todas las cosas, desestimando las complejas relaciones de interdependencia y cooperación que hay entre las especies, incluída la humana. El ecofeminismo argumenta que tanto las mujeres, como los animales y la naturaleza son objeto de la explotación del sistema patriarcal. Por lo tanto, la lucha ecofeminista busca transformar el mundo tomando en consideración a esas otras víctimas del patriarcado.
1 Lagarde, Marcela (2008). “Antropología, feminismo y política: Violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres”, en Bullen, Margaret y Diez, Carmen (coord.), Retos teóricos y nuevas prácticas. Ankulegi Antropologia Elkartea, p. 35.
2 Lamas, Marta (2000). De la identidad a la ciudadanía. Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales, 7, p. 20.
3 Ibid.
Tesis cinco
Las feministas viven y entienden la historia como un tejido rico y complejo que incorpora sentires, saberes y experiencias presentes y pasadas, en el que la propia vida se enlaza con la de otras mujeres, en un proceso que es a la vez personal y político.
La historia es un terreno ocupado por personajes y voces masculinas, los hombres la han contado ejerciendo el poder de los vencedores y con ello, las voces y experiencias femeninas han quedado silenciadas. Como afirma Françoise Theubaud, “durante mucho tiempo la historia fue la historia de los hombres, a los que se concebía como representantes de la humanidad”.1 Pero el feminismo rompe con esta idea abriendo paso a otros relatos y formas de contar y entender el mundo. No se trata únicamente de incluir a las mujeres en la historia hegemónica, sino replantear la forma de entender el pasado y su vínculo con el presente y futuro; formular otras preguntas a las fuentes; desentrañar las formas de ocultamiento, silenciamiento y distorsión de los hechos, así como la reproducción de estereotipos de género y las formas de justificar la desigualdad en el relato histórico.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Emiliana Díaz, Fundación Alana
La lucha feminista tiene también sus espacios físicos de memoria. Entendiendo con Elizabeth Jelin2 que son procesos subjetivos anclados en experiencias y en marcas simbólicas y materiales, las memorias feministas enlazan lo individual y lo colectivo y construyen significados que le dan sentido a la vivencia común. Así, por ejemplo, las Antimonumentas o la Glorieta de las mujeres que luchan, son espacios físicos que albergan la memoria colectiva de agravios e injusticias contra las mujeres. Pero también son espacios en los que se reúnen las mujeres a protestar sabiéndose acompañadas por otras que comparten su misma experiencia; así se constituyen identidades colectivas en torno a una lucha común.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
1 Thébaud, Françoise (1993). “Introducción”, en Duby, Georges y Perrot, Michelle (coord.), Historia de las mujeres en occidente, Tomo V. El siglo XX. Taurus, p. 26.
2 Jelin, Elizabeth (2002). Los trabajos de la memoria. Siglo XXI Editores.
3 Guzmán, Adriana (2019). Descolonizar la memoria, descolonizar feminismos. Tarpuna Muya, p. 15.
Tesis cinco
Las feministas viven y entienden la historia como un tejido rico y complejo que incorpora sentires, saberes y experiencias presentes y pasadas, en el que la propia vida se enlaza con la de otras mujeres, en un proceso que es a la vez personal y político.
La historia es un terreno ocupado por personajes y voces masculinas, los hombres la han contado ejerciendo el poder de los vencedores y con ello, las voces y experiencias femeninas han quedado silenciadas. Como afirma Françoise Theubaud, “durante mucho tiempo la historia fue la historia de los hombres, a los que se concebía como representantes de la humanidad”.1 Pero el feminismo rompe con esta idea abriendo paso a otros relatos y formas de contar y entender el mundo. No se trata únicamente de incluir a las mujeres en la historia hegemónica, sino replantear la forma de entender el pasado y su vínculo con el presente y futuro; formular otras preguntas a las fuentes; desentrañar las formas de ocultamiento, silenciamiento y distorsión de los hechos, así como la reproducción de estereotipos de género y las formas de justificar la desigualdad en el relato histórico.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Emiliana Díaz, Fundación Alana
La lucha feminista tiene también sus espacios físicos de memoria. Entendiendo con Elizabeth Jelin2 que son procesos subjetivos anclados en experiencias y en marcas simbólicas y materiales, las memorias feministas enlazan lo individual y lo colectivo y construyen significados que le dan sentido a la vivencia común. Así, por ejemplo, las Antimonumentas o la Glorieta de las mujeres que luchan, son espacios físicos que albergan la memoria colectiva de agravios e injusticias contra las mujeres. Pero también son espacios en los que se reúnen las mujeres a protestar sabiéndose acompañadas por otras que comparten su misma experiencia; así se constituyen identidades colectivas en torno a una lucha común.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
1 Thébaud, Françoise (1993). “Introducción”, en Duby, Georges y Perrot, Michelle (coord.), Historia de las mujeres en occidente, Tomo V. El siglo XX. Taurus, p. 26.
2 Jelin, Elizabeth (2002). Los trabajos de la memoria. Siglo XXI Editores.
3 Guzmán, Adriana (2019). Descolonizar la memoria, descolonizar feminismos. Tarpuna Muya, p. 15.
Tesis seis
El movimiento feminista rompe con los esquemas jerárquicos e individualistas propios de las formas liberales de hacer política; crea espacios que tienden a la deliberación democrática y horizontal, la diversidad y lo comunitario
La entrevistada es Laura Nieto de Las Vanders
Como una colectiva autogestiva, nunca hemos tenido fondos, todo lo que se ha hecho ha sido de manera autogestiva, somos una colectiva lineal, las decisiones se toman en colectiva, no hay una representante. (Candy Rodríguez, Colectiva insubordinadas, comunicación personal, 13 de septiembre del 2022)
Tenemos una junta mensual, en donde nos reunimos a final de mes y ya vemos qué nos falta, qué se ha avanzado, qué podemos hacer, cómo han visto a las integrantes de sus comisiones, qué están haciendo y todo […] la junta mensual nos sirve para eso, para dialogar entre nosotras, por si algo no estamos haciendo bien […] nunca he tomado una decisión sin antes consultarlo a ellas […] siempre en las juntas trato de que ellas dialoguen, de que den su opinión, cómo se sienten ellas trabajando, cómo estamos avanzando, qué nos hace falta. (Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
1 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), pp. 223-240.
2 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
3 Batthyány, Karina (Coord.) (2020). Miradas latinoamericanas a los cuidados. CLACSO, Siglo XXI Editores.
4 De Miguel, Ana (2021). Ética para Celia. Contra la doble verdad. Ediciones B.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), p. 225.
7 Gómez, Diana (2019). “Emociones, epistemología y acción colectiva en contextos de violencia socio-política. Reflexiones breves de una experiencia de investigación feminista”, en Castañeda, Martha, Otras formas de (des)aprender: investigación feminista en tiempos de violencia, resistencia y decolonialidad. Hegoa, SIMREF, p. 82.
8 Gutiérrez, Raquel (18 de mayo de 2017). “No queremos gestionar el infierno, queremos desarmarlo y construir algo distinto”, Pikara Magazine. https://www.pikaramagazine.com/2017/05/raquel-gutierrez-aguilar/ [Consultado el 28 de junio del 2023].
Tesis seis
El movimiento feminista rompe con los esquemas jerárquicos e individualistas propios de las formas liberales de hacer política; crea espacios que tienden a la deliberación democrática y horizontal, la diversidad y lo comunitario
La entrevistada es Laura Nieto de Las Vanders
Como una colectiva autogestiva, nunca hemos tenido fondos, todo lo que se ha hecho ha sido de manera autogestiva, somos una colectiva lineal, las decisiones se toman en colectiva, no hay una representante. (Candy Rodríguez, Colectiva insubordinadas, comunicación personal, 13 de septiembre del 2022)
Tenemos una junta mensual, en donde nos reunimos a final de mes y ya vemos qué nos falta, qué se ha avanzado, qué podemos hacer, cómo han visto a las integrantes de sus comisiones, qué están haciendo y todo […] la junta mensual nos sirve para eso, para dialogar entre nosotras, por si algo no estamos haciendo bien […] nunca he tomado una decisión sin antes consultarlo a ellas […] siempre en las juntas trato de que ellas dialoguen, de que den su opinión, cómo se sienten ellas trabajando, cómo estamos avanzando, qué nos hace falta. (Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
1 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), pp. 223-240.
2 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
3 Batthyány, Karina (Coord.) (2020). Miradas latinoamericanas a los cuidados. CLACSO, Siglo XXI Editores.
4 De Miguel, Ana (2021). Ética para Celia. Contra la doble verdad. Ediciones B.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), p. 225.
7 Gómez, Diana (2019). “Emociones, epistemología y acción colectiva en contextos de violencia socio-política. Reflexiones breves de una experiencia de investigación feminista”, en Castañeda, Martha, Otras formas de (des)aprender: investigación feminista en tiempos de violencia, resistencia y decolonialidad. Hegoa, SIMREF, p. 82.
8 Gutiérrez, Raquel (18 de mayo de 2017). “No queremos gestionar el infierno, queremos desarmarlo y construir algo distinto”, Pikara Magazine. https://www.pikaramagazine.com/2017/05/raquel-gutierrez-aguilar/ [Consultado el 28 de junio del 2023].
Tesis siete
Las feministas miran de manera crítica y situada no sólo el mundo, sino su propio quehacer político; tienen una alta capacidad de autocrítica
Reflexión colectiva en el foro: (Re)articulando la historia y el presente de los feminismos en México: Acción, colectividad y política
Entrevistada: Las Sabinas
Pero, como señala Vanessa, “el problema de la fragmentación llega con la intolerancia a la diferencia, en lugar de mirar nuestras diferencias para separarnos tendríamos que ver en qué puntos nos encontramos, pueden ser pocos, pero tiene que haber puntos de encuentro y desde ahí se puede trabajar” (Vanessa, Colectiva Barro Negro Zumpango, comunicación personal, 05 de septiembre de 2022).
A pesar de las diferencias, la lucha feminista avanza porque las une un compromiso común por la construcción de una vida libre de violencia para las mujeres. Como afirmamos en la tesis 2, esa es la causa que hace converger a todas las vertientes del feminismo y es en ella en la que se han logrado pactos para avanzar en la utopía feminista.
Nos une un compromiso común
1 Haraway, Donna (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Cátedra; Harding, Sandra (1996). Ciencia y Feminismo. Morata.
2 D’ Atri, Andrea. (2004). Pan y Rosas Pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo. Las Armas de la Crítica, p. 18.
Tesis siete
Las feministas miran de manera crítica y situada no sólo el mundo, sino su propio quehacer político; tienen una alta capacidad de autocrítica
Entrevistada: Las Sabinas
Pero, como señala Vanessa, “el problema de la fragmentación llega con la intolerancia a la diferencia, en lugar de mirar nuestras diferencias para separarnos tendríamos que ver en qué puntos nos encontramos, pueden ser pocos, pero tiene que haber puntos de encuentro y desde ahí se puede trabajar” (Vanessa, Colectiva Barro Negro Zumpango, comunicación personal, 05 de septiembre de 2022).
A pesar de las diferencias, la lucha feminista avanza porque las une un compromiso común por la construcción de una vida libre de violencia para las mujeres. Como afirmamos en la tesis 2, esa es la causa que hace converger a todas las vertientes del feminismo y es en ella en la que se han logrado pactos para avanzar en la utopía feminista.
1 Haraway, Donna (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Cátedra; Harding, Sandra (1996). Ciencia y Feminismo. Morata.
2 D’ Atri, Andrea. (2004). Pan y Rosas Pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo. Las Armas de la Crítica, p. 18.
Bloque 2. Trayectorias y prácticas políticas feministas
Tesis ocho
El movimiento feminista es crítico del Estado patriarcal y sus formas liberales de justicia y democracia. Las mujeres crean constantemente alternativas que buscan disputar y trascender las instituciones del Estado
La relación entre el feminismo y el Estado siempre ha sido compleja. Al ser un movimiento y pensamiento fundamentalmente crítico del status quo, su relación con la estructura de gobierno ha sido tanto de confrontación y crítica como de colaboración y participación. Sin embargo, las feministas tienen muy claro que el Estado, como un ente patriarcal, no puede ser el objetivo último de la lucha, sino que lo trascienden y encuentran otros espacios para la transformación.
Los gobiernos, por su parte, se han posicionado de formas distintas frente al movimiento feminista. En ocasiones han sido receptivos a sus demandas, en otras han permanecido indiferentes, mientras que en otros momentos han recurrido a la represión como respuesta a las protestas y reclamos feministas. A pesar de estas respuestas, la lucha de las mujeres persiste y para ello se plantean diversos caminos que suponen formas distintas de relación con el Estado.
Según Virginia Vargas1, estas relaciones se pueden resumir en dos tendencias históricas: las feministas que han decantado por una estrategia dentro de las instituciones del Estado y la sociedad política, y aquellas que prefieren una estrategia autónoma. Las primeras reconocen la necesidad de integrarse a las distintas instituciones del Estado y a los tres niveles de gobierno, para crear políticas públicas que atiendan las necesidades particulares de las mujeres. Las segundas ven como una contradicción cooperar con la que consideran es la principal estructura de opresión hacia las mujeres (el Estado), por lo que crean proyectos alternativos de impacto local o regional en beneficio de las mujeres.
Desde esta visión crítica a la democracia, hay feministas que señalan su carácter unilateral y androcéntrico. Afirman que las formas de organización, participación, representación y toma de decisiones se han establecido a partir del reconocimiento de una sola forma de ser ciudadanos, la de los hombres, que los muestra como los únicos capaces de hacer política, pues el espacio público les pertenece. Mientras que a las mujeres, históricamente se les ha atribuido el espacio doméstico y con ello han sido expulsadas del espacio y discusión pública.
Algunas de nuestras entrevistadas críticas a la democracia afirmaron que no existe un solo molde para la participación y la toma de decisiones, por lo que, a través del pensamiento crítico, se pueden explorar otras formas de participación: “…pues también habrá otros feminismos que harán algunas críticas a la democracia liberal y que busquen otros sistemas de participación, de horizontalidad, manteniendo este horizonte crítico, creo que uno de los principios fundamentales es mantener la crítica a las relaciones de poder” (Marina, Fondo Semillas, comunicación personal el 31 de agosto 2022).
En este sentido, ante la inacción del Estado y las instituciones de impartición de justicia en casos de violencia sexual, por ejemplo, las feministas impulsan proyectos que buscan resarcir dicha falla institucional. Desde distintas trincheras organizan conversatorios, se solidarizan con familiares y sobrevivientes a partir de la creación de colectivas para la asesoría jurídica y psicológica; acompañan a través de círculos de reflexión y erigen y toman monumentos para crear memoria.
Como alternativa a la impunidad, algunas colectivas y organizaciones de la sociedad civil han comenzado a discutir el antipunitivismo como forma de justicia y resarcimiento del daño. Esto implica que dan más peso a las estrategias que reconstruyen el tejido social, que a las que castigan a través del encierro, además de cuestionar fuertemente el acceso a la justicia que tienen las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, pues para ellas nunca es pronta ni expedita. Proponen otra forma de entender la justicia, una muy emparentada con la noción de “sanación”, que ofrece alternativas al trauma y el aislamiento que el castigo y el encierro traen, tanto para mujeres como para hombres:
Por su parte, las feministas que trabajan desde dentro del Estado para impulsar los cambios a favor de las mujeres, han sido históricamente señaladas por las alas más autónomas del feminismo por cooperar con una institución patriarcal. No obstante, entre nuestras entrevistadas se expresó el reconocimiento del trabajo que hacen las feministas institucionales, pues sin su esfuerzo muchas de las demandas del movimiento feminista seguirían sin ser concretadas. Como ejemplo, Marcela Lagarde, desde el feminismo institucional impulsó comisiones, reformas, discusiones legislativas que pusieron en el centro la urgencia de atender la violencia feminicida en México. Derivado de todo ese esfuerzo se tipificó el feminicidio como delito y se promulgó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En su lucha, las feministas desde dentro del Estado se enfrentan con las formas patriarcales de hacer política, pues su presencia en las instituciones suele ser incómoda para quienes quieren mantener el statu quo, no obstante desde ahí ayudan a concretar y estructurar las demandas del movimiento.
Más que una separación tajante entre feminismo institucional y autónomo, lo que vemos es que ambos caminos contribuyen a la transformación de la vida de las mujeres, y que ya sea fuera o dentro, las feministas son críticas del Estado, sus instituciones, así como sus formas patriarcales de política, justicia y democracia.
1 Vargas, Virginia (2008). “La tensión entre ‘institucionalizadas’ y ‘autónomas’ en los feminismos latinoamericanos”, en Vargas, Virginia, Feminismos en América Latina. Su aporte a la política y a la democracia (pp. 133–211). UNMSM, Programa Democracia y Transformación Global, Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. América Latina Genera
2 Esta práctica política tuvo su origen en el feminismo estadounidense radical de los años setenta. Consistía en pequeñas reuniones de mujeres en las que se planteaban temas que les aquejaban en su vida cotidiana. El proceso de reflexión colectiva les conducía a la conciencia de que esos problemas aparentemente personales, en realidad eran políticos, reflejo de una sociedad históricamente construida para sostener la supremacía masculina. Por tanto, la solución no podía ser personal.
Tesis ocho
El movimiento feminista es crítico del Estado patriarcal y sus formas liberales de justicia y democracia. Las mujeres crean constantemente alternativas que buscan disputar y trascender las instituciones del Estado
La relación entre el feminismo y el Estado siempre ha sido compleja. Al ser un movimiento y pensamiento fundamentalmente crítico del status quo, su relación con la estructura de gobierno ha sido tanto de confrontación y crítica como de colaboración y participación. Sin embargo, las feministas tienen muy claro que el Estado, como un ente patriarcal, no puede ser el objetivo último de la lucha, sino que lo trascienden y encuentran otros espacios para la transformación.
Los gobiernos, por su parte, se han posicionado de formas distintas frente al movimiento feminista. En ocasiones han sido receptivos a sus demandas, en otras han permanecido indiferentes, mientras que en otros momentos han recurrido a la represión como respuesta a las protestas y reclamos feministas. A pesar de estas respuestas, la lucha de las mujeres persiste y para ello se plantean diversos caminos que suponen formas distintas de relación con el Estado.
Según Virginia Vargas1, estas relaciones se pueden resumir en dos tendencias históricas: las feministas que han decantado por una estrategia dentro de las instituciones del Estado y la sociedad política, y aquellas que prefieren una estrategia autónoma. Las primeras reconocen la necesidad de integrarse a las distintas instituciones del Estado y a los tres niveles de gobierno, para crear políticas públicas que atiendan las necesidades particulares de las mujeres. Las segundas ven como una contradicción cooperar con la que consideran es la principal estructura de opresión hacia las mujeres (el Estado), por lo que crean proyectos alternativos de impacto local o regional en beneficio de las mujeres.
Desde esta visión crítica a la democracia, hay feministas que señalan su carácter unilateral y androcéntrico. Afirman que las formas de organización, participación, representación y toma de decisiones se han establecido a partir del reconocimiento de una sola forma de ser ciudadanos, la de los hombres, que los muestra como los únicos capaces de hacer política, pues el espacio público les pertenece. Mientras que a las mujeres, históricamente se les ha atribuido el espacio doméstico y con ello han sido expulsadas del espacio y discusión pública.
Algunas de nuestras entrevistadas críticas a la democracia afirmaron que no existe un solo molde para la participación y la toma de decisiones, por lo que, a través del pensamiento crítico, se pueden explorar otras formas de participación: “…pues también habrá otros feminismos que harán algunas críticas a la democracia liberal y que busquen otros sistemas de participación, de horizontalidad, manteniendo este horizonte crítico, creo que uno de los principios fundamentales es mantener la crítica a las relaciones de poder” (Marina, Fondo Semillas, comunicación personal el 31 de agosto 2022).
En este sentido, ante la inacción del Estado y las instituciones de impartición de justicia en casos de violencia sexual, por ejemplo, las feministas impulsan proyectos que buscan resarcir dicha falla institucional. Desde distintas trincheras organizan conversatorios, se solidarizan con familiares y sobrevivientes a partir de la creación de colectivas para la asesoría jurídica y psicológica; acompañan a través de círculos de reflexión y erigen y toman monumentos para crear memoria.
Como alternativa a la impunidad, algunas colectivas y organizaciones de la sociedad civil han comenzado a discutir el antipunitivismo como forma de justicia y resarcimiento del daño. Esto implica que dan más peso a las estrategias que reconstruyen el tejido social, que a las que castigan a través del encierro, además de cuestionar fuertemente el acceso a la justicia que tienen las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, pues para ellas nunca es pronta ni expedita. Proponen otra forma de entender la justicia, una muy emparentada con la noción de “sanación”, que ofrece alternativas al trauma y el aislamiento que el castigo y el encierro traen, tanto para mujeres como para hombres:
Por su parte, las feministas que trabajan desde dentro del Estado para impulsar los cambios a favor de las mujeres, han sido históricamente señaladas por las alas más autónomas del feminismo por cooperar con una institución patriarcal. No obstante, entre nuestras entrevistadas se expresó el reconocimiento del trabajo que hacen las feministas institucionales, pues sin su esfuerzo muchas de las demandas del movimiento feminista seguirían sin ser concretadas. Como ejemplo, Marcela Lagarde, desde el feminismo institucional impulsó comisiones, reformas, discusiones legislativas que pusieron en el centro la urgencia de atender la violencia feminicida en México. Derivado de todo ese esfuerzo se tipificó el feminicidio como delito y se promulgó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En su lucha, las feministas desde dentro del Estado se enfrentan con las formas patriarcales de hacer política, pues su presencia en las instituciones suele ser incómoda para quienes quieren mantener el statu quo, no obstante desde ahí ayudan a concretar y estructurar las demandas del movimiento.
Más que una separación tajante entre feminismo institucional y autónomo, lo que vemos es que ambos caminos contribuyen a la transformación de la vida de las mujeres, y que ya sea fuera o dentro, las feministas son críticas del Estado, sus instituciones, así como sus formas patriarcales de política, justicia y democracia.
1 Vargas, Virginia (2008). “La tensión entre ‘institucionalizadas’ y ‘autónomas’ en los feminismos latinoamericanos”, en Vargas, Virginia, Feminismos en América Latina. Su aporte a la política y a la democracia (pp. 133–211). UNMSM, Programa Democracia y Transformación Global, Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. América Latina Genera
2 Esta práctica política tuvo su origen en el feminismo estadounidense radical de los años setenta. Consistía en pequeñas reuniones de mujeres en las que se planteaban temas que les aquejaban en su vida cotidiana. El proceso de reflexión colectiva les conducía a la conciencia de que esos problemas aparentemente personales, en realidad eran políticos, reflejo de una sociedad históricamente construida para sostener la supremacía masculina. Por tanto, la solución no podía ser personal.
Tesis nueve
El movimiento feminista busca transformar las relaciones de opresión y exclusión que impone el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo, cuestionando los roles socialmente asignados a las mujeres y proponiendo acciones para la emancipación
12 de octubre 2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Pamela Janin, FPFV
Es una visión crítica de la sociedad que reconoce la complejidad de las opresiones y busca activamente desmontarlas a través de prácticas como las que hemos referido en las tesis anteriores: organización social, movilizaciones, protestas, arte, redes de acompañamiento, modificaciones a las leyes, espacios de formación, así como una constante reflexión personal y colectiva, entre otras.
1 Eskalera Karakola (2004). “Diferentes diferencias y ciudadanías excluyentes: una revisión feminista”, en Hooks, Bell et al., Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras (pp. 9-32). Traficantes de Sueños.
2 Guzmán, Adriana (2020). “¿Qué es feminismo para las feministas comunitarias?”, Aguaceros, 3, pp. 5-6.
3 Curiel, Ochy (2014). “Construyendo metodologías feministas desde el feminismo decolonial”, en Mendia, Irantzu et al. (Eds.), Otras formas de (re)conocer. Reflexiones, herramientas y aplicaciones desde la investigación feminista. Universidad del País Vasco, SIMRF, p. 53.
4 Varela, Nuria (2008). Feminismo para principiantes. Ediciones B, S. A., p. 19
Tesis nueve
El movimiento feminista busca transformar las relaciones de opresión y exclusión que impone el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo, cuestionando los roles socialmente asignados a las mujeres y proponiendo acciones para la emancipación
12 de octubre 2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Pamela Janin, FPFV
Es una visión crítica de la sociedad que reconoce la complejidad de las opresiones y busca activamente desmontarlas a través de prácticas como las que hemos referido en las tesis anteriores: organización social, movilizaciones, protestas, arte, redes de acompañamiento, modificaciones a las leyes, espacios de formación, así como una constante reflexión personal y colectiva, entre otras.
1 Eskalera Karakola (2004). “Diferentes diferencias y ciudadanías excluyentes: una revisión feminista”, en Hooks, Bell et al., Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras (pp. 9-32). Traficantes de Sueños.
2 Guzmán, Adriana (2020). “¿Qué es feminismo para las feministas comunitarias?”, Aguaceros, 3, pp. 5-6.
3 Curiel, Ochy (2014). “Construyendo metodologías feministas desde el feminismo decolonial”, en Mendia, Irantzu et al. (Eds.), Otras formas de (re)conocer. Reflexiones, herramientas y aplicaciones desde la investigación feminista. Universidad del País Vasco, SIMRF, p. 53.
4 Varela, Nuria (2008). Feminismo para principiantes. Ediciones B, S. A., p. 19
Bloque 3. Visión crítica de la sociedad
10 tesis
de la Cultura Política del Movimiento Feminista
Como resultado de la investigación proponemos diez tesis sobre la cultura política feminista. Con ellas buscamos condensar y comprender el movimiento feminista contemporáneo y sus aportes, así como contribuir a la discusión poniendo nuestra semilla en el fértil y vasto campo de estudios sobre feminismo y cultura política.
Tesis diez
El horizonte utópico del movimiento feminista es poner la vida y la autonomía de las mujeres al centro para transformar al mundo
8M2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Angeles Palma López
1 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
2 Butler, Judith (2002). Cuerpos que importan, sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”. Paidós
3 Lagarde, Marcela (2011). Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, presas, putas y locas. Siglo XXI.
4 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia, Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria. CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Gutiérrez, Raquel. (2017). Producción de lo común más allá de las políticas estado-céntricas. Traficantes de sueños, p. 27.
Tesis diez
El horizonte utópico del movimiento feminista es poner la vida y la autonomía de las mujeres al centro para transformar al mundo
8M2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Angeles Palma López
1 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
2 Butler, Judith (2002). Cuerpos que importan, sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”. Paidós
3 Lagarde, Marcela (2011). Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, presas, putas y locas. Siglo XXI.
4 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia, Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria. CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Gutiérrez, Raquel. (2017). Producción de lo común más allá de las políticas estado-céntricas. Traficantes de sueños, p. 27.
Bloque 4. Horizonte utópico feminista
10 tesis
de la Cultura Política del Movimiento Feminista
Como resultado de la investigación proponemos diez tesis sobre la cultura política feminista. Con ellas buscamos condensar y comprender el movimiento feminista contemporáneo y sus aportes, así como contribuir a la discusión poniendo nuestra semilla en el fértil y vasto campo de estudios sobre feminismo y cultura política.
Tesis uno
El amor, la sororidad, la indignación y la rabia son motores del pensamiento y acción política del movimiento feminista en México.
Entrevistada: Myriam Olivares, Colectiva Ancestras
Cantamos sin miedo, pedimos justicia
Gritamos por cada desaparecida
Que resuene fuerte “¡nos queremos vivas!”
Que caiga con fuerza el feminicida
Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo
Si un día algún fulano te apaga los ojos
Ya nada me calla, ya todo me sobra
Si tocan a una, respondemos todas
1 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro. p. 9.
2 Hooks, Bell. (2021). Todo sobre el amor. Nuevas perspectivas. PAIDÓS Contextos.
3 Lagarde, Marcela (2009). Enemistad y sororidad: Hacia una nueva cultura feminista. Recuperado de: Enemistad y sororidad
4 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro.
5 Massal, Julie (2015). “Emociones y movilización social: un cuestionamiento al paradigma racionalista”, Análisis Político, 85, pp. 93-111; Jasper, James M. (2014). “Constructing Indignation: Anger Dynamics in Protest Movements”, Emotion Review, 6(3), pp. 208 –213.
6 Poma, Alice y Gravante, Tomasso (2015). “Las emociones como arena de la lucha política. Incorporando la dimensión emocional al estudio de la protesta y los movimientos sociales”, Ciudadanía Activa, Revista Especializada en Estudios sobre la Sociedad Civil, 3, pp. 17-43; Corduneanu, Victoria (2019). “El papel de las emociones sociales y personales en la participación política”, Revista Mexicana de Opinión Pública, 26, pp. 71-96.
Tesis uno
El amor, la sororidad, la indignación y la rabia son motores del pensamiento y acción política del movimiento feminista en México.
Entrevistada: Myriam Olivares, Colectiva Ancestras
Cantamos sin miedo, pedimos justicia
Gritamos por cada desaparecida
Que resuene fuerte “¡nos queremos vivas!”
Que caiga con fuerza el feminicida
Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo
Si un día algún fulano te apaga los ojos
Ya nada me calla, ya todo me sobra
Si tocan a una, respondemos todas
1 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro. p. 9.
2 Hooks, Bell. (2021). Todo sobre el amor. Nuevas perspectivas. PAIDÓS Contextos.
3 Lagarde, Marcela (2009). Enemistad y sororidad: Hacia una nueva cultura feminista. Recuperado de: Enemistad y sororidad
4 Lagarde, Marcela (2001). Claves feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro.
5 Massal, Julie (2015). “Emociones y movilización social: un cuestionamiento al paradigma racionalista”, Análisis Político, 85, pp. 93-111; Jasper, James M. (2014). “Constructing Indignation: Anger Dynamics in Protest Movements”, Emotion Review, 6(3), pp. 208 –213.
6 Poma, Alice y Gravante, Tomasso (2015). “Las emociones como arena de la lucha política. Incorporando la dimensión emocional al estudio de la protesta y los movimientos sociales”, Ciudadanía Activa, Revista Especializada en Estudios sobre la Sociedad Civil, 3, pp. 17-43; Corduneanu, Victoria (2019). “El papel de las emociones sociales y personales en la participación política”, Revista Mexicana de Opinión Pública, 26, pp. 71-96.
Tesis dos
La erradicación de la violencia de género en todas sus manifestaciones es la causa que hace confluir a las diversas expresiones del movimiento feminista. La violencia sufrida cotidianamente da lugar a formas creativas de lucha y resistencia
(…) la violencia machista se encuentra en todos lados, en todas las familias hay violencia de cualquier tipo. Está comprobado científicamente, que las mujeres en alguna etapa de nuestra vida vamos a sufrir violencia, sea en el entorno familiar, en la escuela o en el trabajo. (Nicte-Ha, Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
El contexto de violencia en México se ha recrudecido, lo que plantea un escenario particular para la lucha feminista, que alza la voz para decir “nos están matando”. En condiciones tan hostiles como estas, emergen, sin embargo, expresiones de resistencia creativa a la violencia. Prácticas que buscan el cuidado colectivo, el combate a la violencia desde el arte, desde actos simbólicos y potentes como las antimonumentas o los tendederos de denuncias. Por ejemplo, los escraches y tendederos de denuncias, son señalamientos públicos de quienes ejercen violencia como una forma de salvaguardar a las víctimas, tal como lo explica una de nuestras entrevistadas:
1 Convención de Belém do Pará (1994). Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Artículo 1. Recuperado de: ohchr.org
2 Cejas, Mónica I. (Ed.). (2019). Feminismo, cultura y política: Prácticas irreverentes. DCSH/UAM-X, Unidad Xochimilco, Ed. Ítaca.
Tesis dos
La erradicación de la violencia de género en todas sus manifestaciones es la causa que hace confluir a las diversas expresiones del movimiento feminista. La violencia sufrida cotidianamente da lugar a formas creativas de lucha y resistencia
(…) la violencia machista se encuentra en todos lados, en todas las familias hay violencia de cualquier tipo. Está comprobado científicamente, que las mujeres en alguna etapa de nuestra vida vamos a sufrir violencia, sea en el entorno familiar, en la escuela o en el trabajo. (Nicte-Ha, Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
El contexto de violencia en México se ha recrudecido, lo que plantea un escenario particular para la lucha feminista, que alza la voz para decir “nos están matando”. En condiciones tan hostiles como estas, emergen, sin embargo, expresiones de resistencia creativa a la violencia. Prácticas que buscan el cuidado colectivo, el combate a la violencia desde el arte, desde actos simbólicos y potentes como las antimonumentas o los tendederos de denuncias. Por ejemplo, los escraches y tendederos de denuncias, son señalamientos públicos de quienes ejercen violencia como una forma de salvaguardar a las víctimas, tal como lo explica una de nuestras entrevistadas:
1 Convención de Belém do Pará (1994). Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Artículo 1. Recuperado de: ohchr.org
2 Cejas, Mónica I. (Ed.). (2019). Feminismo, cultura y política: Prácticas irreverentes. DCSH/UAM-X, Unidad Xochimilco, Ed. Ítaca.
Tesis tres
El cuerpo ocupa un lugar central en las prácticas, discusiones y protestas del movimiento feminista. El cuerpo como territorio y el territorio como cuerpo es lugar de defensa de la vida, herramienta de protesta y de producción de conocimiento
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Angeles Palma López
Además del performance, las feministas utilizan el cuerpo como herramienta política en la acción directa contenciosa. Ponen el cuerpo para intervenir el espacio pintando, quemando, quebrando vidrios y así mostrar su indignación y demandas. Esta puesta del cuerpo en la calle, desafía características propias de las mujeres: abnegación, pasividad, recato, delicadeza y agrado, desafiando el orden de género.
Además, el feminismo reivindica un tipo de conocimiento que se construye desde el cuerpo, rechazando las oposiciones modernas y coloniales que separan mente y cuerpo; apuesta por saberes encarnados. Esto quiere decir que para las feministas no hay una división tajante entre el cuerpo y la mente, por lo que nuestro conocimiento del mundo está atravesado por nuestras condiciones materiales concretas. De ahí que la epistemología feminista proponga la noción de conocimiento situado, que se refiere que no construimos conocimiento desde una mirada neutral e incorpórea, sino desde un cuerpo concreto, situado en un contexto específico. Desde ahí, nuestra mirada no puede ser total, sino parcial y localizada.
En este sentido, el conocimiento que se construye desde el feminismo es encarnado, surge de cuerpos que han sido históricamente subordinados y explotados. La mirada feminista sobre el mundo se despliega desde ese lugar y experiencia, por lo que el conocimiento que construye es distinto a aquel que proviene de cuerpos y experiencias localizadas históricamente en posiciones de dominio y privilegio.
1 Federici, Silvia (2010). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Traficantes de Sueños.
2 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia (comp.), Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria (pp. 49–62). CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
3 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
4 Segato, Rita (2014). “Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres”, Sociedad y Estado, 29(2), p. 342.
5 Cabnal, Lorena (2010). Feminismos diversos: El feminismo comunitario. ACSUR-Las Segovias. Recuperado de: Por una vida
6 Paredes, Julieta y Guzmán, Adriana (2014), El tejido de la rebeldía ¿Qué es el feminismo comunitario? Comunidad Mujeres Creando Comunidad, p. 97.
7 Del Rio, Alfonso y Cintas, Vanesa (2013). “Los discursos feministas y las acciones de mujeres en la configuración del lenguaje de la performance”, Arte y Movimiento, 8, p. 21–32.
Tesis tres
El cuerpo ocupa un lugar central en las prácticas, discusiones y protestas del movimiento feminista. El cuerpo como territorio y el territorio como cuerpo es lugar de defensa de la vida, herramienta de protesta y de producción de conocimiento
Además del performance, las feministas utilizan el cuerpo como herramienta política en la acción directa contenciosa. Ponen el cuerpo para intervenir el espacio pintando, quemando, quebrando vidrios y así mostrar su indignación y demandas. Esta puesta del cuerpo en la calle, desafía características propias de las mujeres: abnegación, pasividad, recato, delicadeza y agrado, desafiando el orden de género.
Además, el feminismo reivindica un tipo de conocimiento que se construye desde el cuerpo, rechazando las oposiciones modernas y coloniales que separan mente y cuerpo; apuesta por saberes encarnados. Esto quiere decir que para las feministas no hay una división tajante entre el cuerpo y la mente, por lo que nuestro conocimiento del mundo está atravesado por nuestras condiciones materiales concretas. De ahí que la epistemología feminista proponga la noción de conocimiento situado, que se refiere que no construimos conocimiento desde una mirada neutral e incorpórea, sino desde un cuerpo concreto, situado en un contexto específico. Desde ahí, nuestra mirada no puede ser total, sino parcial y localizada.
En este sentido, el conocimiento que se construye desde el feminismo es encarnado, surge de cuerpos que han sido históricamente subordinados y explotados. La mirada feminista sobre el mundo se despliega desde ese lugar y experiencia, por lo que el conocimiento que construye es distinto a aquel que proviene de cuerpos y experiencias localizadas históricamente en posiciones de dominio y privilegio.
1 Federici, Silvia (2010). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Traficantes de Sueños.
2 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia (comp.), Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria (pp. 49–62). CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
3 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
4 Segato, Rita (2014). “Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres”, Sociedad y Estado, 29(2), p. 342.
5 Cabnal, Lorena (2010). Feminismos diversos: El feminismo comunitario. ACSUR-Las Segovias. Recuperado de: Por una vida
6 Paredes, Julieta y Guzmán, Adriana (2014), El tejido de la rebeldía ¿Qué es el feminismo comunitario? Comunidad Mujeres Creando Comunidad, p. 97.
7 Del Rio, Alfonso y Cintas, Vanesa (2013). “Los discursos feministas y las acciones de mujeres en la configuración del lenguaje de la performance”, Arte y Movimiento, 8, p. 21–32.
Bloque 1. Valores, principios, saberes y emociones
Tesis cuatro
El movimiento feminista en México abraza una pluralidad de identidades políticas. Rechaza la visión única que lo homogeniza.
La identidad política feminista conjuga las dimensiones personal y colectiva de manera indisoluble. En general, una mujer llega a identificarse como feminista a través de un proceso de reflexión sobre la propia vida, así como de su conexión con la vida de otras mujeres, lo que le lleva al reconocimiento de que la situación personal se vincula estrechamente con la condición social de género; que todas como mujeres compartimos una condición de subordinación, pero que la situación personal define la forma particular en la que vivimos esa condición.
Tal como afirma Marcela Lagarde “las mujeres comparten como género la misma condición histórica y difieren en sus situaciones particulares, en sus modos de vida, en sus concepciones del mundo, así como en los grados y niveles de opresión”.1 La identidad política, por tanto, comparte un horizonte, pero también difiere en algunos aspectos. De ahí que haya múltiples formas de ser feminista, pues las mujeres se identifican con distintas corrientes de este pensamiento, practican formas diversas de organizarse y de luchar.
Entrevistada: Gabriela Juárez, Colectiva Buscadoras
Algunas de las corrientes feministas mencionadas por quienes participaron en nuestra investigación son:
El feminismo negro o afrofeminismo. En términos generales, este se enfoca en la intersección del género con la raza; estos dos sistemas de opresión dan lugar a experiencias específicas de violencia y discriminación que viven las mujeres negras. De sus vivencias y reflexiones nace esta vertiente del feminismo.
El feminismo decolonial. Nace de las experiencias de opresión de las mujeres en países que han sido colonizados, específicamente de América Latina. Propone que no sólo el género produce discriminación y violencia sino el sistema colonial y neocolonial que persiste en diversas formas de desigualdad. Es una corriente que se posiciona de manera crítica frente al feminismo europeo y llama a “descolonizar el feminismo”, a crear nuestras propias categorías de análisis desde las experiencias de las mujeres de América Latina.
El feminismo lésbico. Pone el énfasis en la heterosexualidad como una norma que, al ser desafiada por las mujeres lesbianas, desencadena formas de violencia y exclusión contra ellas. Desde esta perspectiva, la mirada crítica se dirige no sólo hacia el género, sino hacia la heterosexualidad. Esta vertiente del feminismo promueve espacios separatistas y reflexiona en torno a la potencia política del amor entre mujeres.
El feminismo comunitario. Surge en Bolivia en el marco de las luchas campesinas e indígenas que llevaron a la fundación del Estado Plurinacional en 2008. Sin embargo, ha seguido su propio curso. Desde esta corriente, se apuesta por descolonizar el feminismo al mismo tiempo que por una lucha política en contra del capitalismo y el neoliberalismo. Además, ven a la comunidad como el principio que cuida a la vida y a la vida arraigada en el cuerpo y en el territorio.
El feminismo liberal. Se denomina así a un tipo de feminismo que se centra en la igualdad de género y la promoción de los derechos de las mujeres dentro del marco de las sociedades democráticas y los sistemas económicos capitalistas. En lugar de cuestionar dichas estructuras económicas y sociales, busca la inclusión de las mujeres en ellas; la igualdad de oportunidades, la igualdad de salarios y la igualdad de derechos legales y políticos.
El feminismo radical. Es un tipo de feminismo que busca ir a la raíz de la opresión de las mujeres: el patriarcado, un sistema que reproduce la supremacía masculina a partir de la explotación y subordinación femenina. Para el feminismo radical, el cuerpo y capacidad reproductiva de las mujeres ha sido siempre objeto de control y explotación en las sociedades, de ahí que buscan la abolición de la prostitución, de la pornografía y de la gestación subrogada.
El feminismo socialista. Para esta corriente la opresión de las mujeres es resultado no sólo del patriarcado sino del capitalismo, por lo cual, la lucha feminista debe abarcar ambos sistemas. Las feministas socialistas luchan por la reestructuración de la sociedad a partir de la eliminación de la propiedad privada y la esclavitud doméstica. Proponen distribuir de manera colectiva el trabajo de cuidado del hogar y las hijas e hijos. Otra de sus luchas es por la emancipación sexual tanto de mujeres como hombres y por el fin de la violencia de género.
El ecofeminismo. Señala que el mundo no sólo está construido desde la mirada masculina, sino desde un sesgo antropocéntrico, es decir que pone al humano como el centro y medida de todas las cosas, desestimando las complejas relaciones de interdependencia y cooperación que hay entre las especies, incluída la humana. El ecofeminismo argumenta que tanto las mujeres, como los animales y la naturaleza son objeto de la explotación del sistema patriarcal. Por lo tanto, la lucha ecofeminista busca transformar el mundo tomando en consideración a esas otras víctimas del patriarcado.
1 Lagarde, Marcela (2008). “Antropología, feminismo y política: Violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres”, en Bullen, Margaret y Diez, Carmen (coord.), Retos teóricos y nuevas prácticas. Ankulegi Antropologia Elkartea, p. 35.
2 Lamas, Marta (2000). De la identidad a la ciudadanía. Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales, 7, p. 20.
3 Ibid.
Tesis cuatro
El movimiento feminista en México abraza una pluralidad de identidades políticas. Rechaza la visión única que lo homogeniza.
La identidad política feminista conjuga las dimensiones personal y colectiva de manera indisoluble. En general, una mujer llega a identificarse como feminista a través de un proceso de reflexión sobre la propia vida, así como de su conexión con la vida de otras mujeres, lo que le lleva al reconocimiento de que la situación personal se vincula estrechamente con la condición social de género; que todas como mujeres compartimos una condición de subordinación, pero que la situación personal define la forma particular en la que vivimos esa condición.
Tal como afirma Marcela Lagarde “las mujeres comparten como género la misma condición histórica y difieren en sus situaciones particulares, en sus modos de vida, en sus concepciones del mundo, así como en los grados y niveles de opresión”.1 La identidad política, por tanto, comparte un horizonte, pero también difiere en algunos aspectos. De ahí que haya múltiples formas de ser feminista, pues las mujeres se identifican con distintas corrientes de este pensamiento, practican formas diversas de organizarse y de luchar.
Entrevistada: Gabriela Juárez, Colectiva Buscadoras
Algunas de las corrientes feministas mencionadas por quienes participaron en nuestra investigación son:
El feminismo negro o afrofeminismo. En términos generales, este se enfoca en la intersección del género con la raza; estos dos sistemas de opresión dan lugar a experiencias específicas de violencia y discriminación que viven las mujeres negras. De sus vivencias y reflexiones nace esta vertiente del feminismo.
El feminismo decolonial. Nace de las experiencias de opresión de las mujeres en países que han sido colonizados, específicamente de América Latina. Propone que no sólo el género produce discriminación y violencia sino el sistema colonial y neocolonial que persiste en diversas formas de desigualdad. Es una corriente que se posiciona de manera crítica frente al feminismo europeo y llama a “descolonizar el feminismo”, a crear nuestras propias categorías de análisis desde las experiencias de las mujeres de América Latina.
El feminismo lésbico. Pone el énfasis en la heterosexualidad como una norma que, al ser desafiada por las mujeres lesbianas, desencadena formas de violencia y exclusión contra ellas. Desde esta perspectiva, la mirada crítica se dirige no sólo hacia el género, sino hacia la heterosexualidad. Esta vertiente del feminismo promueve espacios separatistas y reflexiona en torno a la potencia política del amor entre mujeres.
El feminismo comunitario. Surge en Bolivia en el marco de las luchas campesinas e indígenas que llevaron a la fundación del Estado Plurinacional en 2008. Sin embargo, ha seguido su propio curso. Desde esta corriente, se apuesta por descolonizar el feminismo al mismo tiempo que por una lucha política en contra del capitalismo y el neoliberalismo. Además, ven a la comunidad como el principio que cuida a la vida y a la vida arraigada en el cuerpo y en el territorio.
El feminismo liberal. Se denomina así a un tipo de feminismo que se centra en la igualdad de género y la promoción de los derechos de las mujeres dentro del marco de las sociedades democráticas y los sistemas económicos capitalistas. En lugar de cuestionar dichas estructuras económicas y sociales, busca la inclusión de las mujeres en ellas; la igualdad de oportunidades, la igualdad de salarios y la igualdad de derechos legales y políticos.
El feminismo radical. Es un tipo de feminismo que busca ir a la raíz de la opresión de las mujeres: el patriarcado, un sistema que reproduce la supremacía masculina a partir de la explotación y subordinación femenina. Para el feminismo radical, el cuerpo y capacidad reproductiva de las mujeres ha sido siempre objeto de control y explotación en las sociedades, de ahí que buscan la abolición de la prostitución, de la pornografía y de la gestación subrogada.
El feminismo socialista. Para esta corriente la opresión de las mujeres es resultado no sólo del patriarcado sino del capitalismo, por lo cual, la lucha feminista debe abarcar ambos sistemas. Las feministas socialistas luchan por la reestructuración de la sociedad a partir de la eliminación de la propiedad privada y la esclavitud doméstica. Proponen distribuir de manera colectiva el trabajo de cuidado del hogar y las hijas e hijos. Otra de sus luchas es por la emancipación sexual tanto de mujeres como hombres y por el fin de la violencia de género.
El ecofeminismo. Señala que el mundo no sólo está construido desde la mirada masculina, sino desde un sesgo antropocéntrico, es decir que pone al humano como el centro y medida de todas las cosas, desestimando las complejas relaciones de interdependencia y cooperación que hay entre las especies, incluída la humana. El ecofeminismo argumenta que tanto las mujeres, como los animales y la naturaleza son objeto de la explotación del sistema patriarcal. Por lo tanto, la lucha ecofeminista busca transformar el mundo tomando en consideración a esas otras víctimas del patriarcado.
1 Lagarde, Marcela (2008). “Antropología, feminismo y política: Violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres”, en Bullen, Margaret y Diez, Carmen (coord.), Retos teóricos y nuevas prácticas. Ankulegi Antropologia Elkartea, p. 35.
2 Lamas, Marta (2000). De la identidad a la ciudadanía. Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales, 7, p. 20.
3 Ibid.
Tesis cinco
Las feministas viven y entienden la historia como un tejido rico y complejo que incorpora sentires, saberes y experiencias presentes y pasadas, en el que la propia vida se enlaza con la de otras mujeres, en un proceso que es a la vez personal y político.
La historia es un terreno ocupado por personajes y voces masculinas, los hombres la han contado ejerciendo el poder de los vencedores y con ello, las voces y experiencias femeninas han quedado silenciadas. Como afirma Françoise Theubaud, “durante mucho tiempo la historia fue la historia de los hombres, a los que se concebía como representantes de la humanidad”.1 Pero el feminismo rompe con esta idea abriendo paso a otros relatos y formas de contar y entender el mundo. No se trata únicamente de incluir a las mujeres en la historia hegemónica, sino replantear la forma de entender el pasado y su vínculo con el presente y futuro; formular otras preguntas a las fuentes; desentrañar las formas de ocultamiento, silenciamiento y distorsión de los hechos, así como la reproducción de estereotipos de género y las formas de justificar la desigualdad en el relato histórico.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Emiliana Díaz, Fundación Alana
La lucha feminista tiene también sus espacios físicos de memoria. Entendiendo con Elizabeth Jelin2 que son procesos subjetivos anclados en experiencias y en marcas simbólicas y materiales, las memorias feministas enlazan lo individual y lo colectivo y construyen significados que le dan sentido a la vivencia común. Así, por ejemplo, las Antimonumentas o la Glorieta de las mujeres que luchan, son espacios físicos que albergan la memoria colectiva de agravios e injusticias contra las mujeres. Pero también son espacios en los que se reúnen las mujeres a protestar sabiéndose acompañadas por otras que comparten su misma experiencia; así se constituyen identidades colectivas en torno a una lucha común.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
1 Thébaud, Françoise (1993). “Introducción”, en Duby, Georges y Perrot, Michelle (coord.), Historia de las mujeres en occidente, Tomo V. El siglo XX. Taurus, p. 26.
2 Jelin, Elizabeth (2002). Los trabajos de la memoria. Siglo XXI Editores.
3 Guzmán, Adriana (2019). Descolonizar la memoria, descolonizar feminismos. Tarpuna Muya, p. 15.
Tesis cinco
Las feministas viven y entienden la historia como un tejido rico y complejo que incorpora sentires, saberes y experiencias presentes y pasadas, en el que la propia vida se enlaza con la de otras mujeres, en un proceso que es a la vez personal y político.
La historia es un terreno ocupado por personajes y voces masculinas, los hombres la han contado ejerciendo el poder de los vencedores y con ello, las voces y experiencias femeninas han quedado silenciadas. Como afirma Françoise Theubaud, “durante mucho tiempo la historia fue la historia de los hombres, a los que se concebía como representantes de la humanidad”.1 Pero el feminismo rompe con esta idea abriendo paso a otros relatos y formas de contar y entender el mundo. No se trata únicamente de incluir a las mujeres en la historia hegemónica, sino replantear la forma de entender el pasado y su vínculo con el presente y futuro; formular otras preguntas a las fuentes; desentrañar las formas de ocultamiento, silenciamiento y distorsión de los hechos, así como la reproducción de estereotipos de género y las formas de justificar la desigualdad en el relato histórico.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Emiliana Díaz, Fundación Alana
La lucha feminista tiene también sus espacios físicos de memoria. Entendiendo con Elizabeth Jelin2 que son procesos subjetivos anclados en experiencias y en marcas simbólicas y materiales, las memorias feministas enlazan lo individual y lo colectivo y construyen significados que le dan sentido a la vivencia común. Así, por ejemplo, las Antimonumentas o la Glorieta de las mujeres que luchan, son espacios físicos que albergan la memoria colectiva de agravios e injusticias contra las mujeres. Pero también son espacios en los que se reúnen las mujeres a protestar sabiéndose acompañadas por otras que comparten su misma experiencia; así se constituyen identidades colectivas en torno a una lucha común.
28S2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
1 Thébaud, Françoise (1993). “Introducción”, en Duby, Georges y Perrot, Michelle (coord.), Historia de las mujeres en occidente, Tomo V. El siglo XX. Taurus, p. 26.
2 Jelin, Elizabeth (2002). Los trabajos de la memoria. Siglo XXI Editores.
3 Guzmán, Adriana (2019). Descolonizar la memoria, descolonizar feminismos. Tarpuna Muya, p. 15.
Tesis seis
El movimiento feminista rompe con los esquemas jerárquicos e individualistas propios de las formas liberales de hacer política; crea espacios que tienden a la deliberación democrática y horizontal, la diversidad y lo comunitario
La entrevistada es Laura Nieto de Las Vanders
Como una colectiva autogestiva, nunca hemos tenido fondos, todo lo que se ha hecho ha sido de manera autogestiva, somos una colectiva lineal, las decisiones se toman en colectiva, no hay una representante. (Candy Rodríguez, Colectiva insubordinadas, comunicación personal, 13 de septiembre del 2022)
Tenemos una junta mensual, en donde nos reunimos a final de mes y ya vemos qué nos falta, qué se ha avanzado, qué podemos hacer, cómo han visto a las integrantes de sus comisiones, qué están haciendo y todo […] la junta mensual nos sirve para eso, para dialogar entre nosotras, por si algo no estamos haciendo bien […] nunca he tomado una decisión sin antes consultarlo a ellas […] siempre en las juntas trato de que ellas dialoguen, de que den su opinión, cómo se sienten ellas trabajando, cómo estamos avanzando, qué nos hace falta. (Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
1 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), pp. 223-240.
2 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
3 Batthyány, Karina (Coord.) (2020). Miradas latinoamericanas a los cuidados. CLACSO, Siglo XXI Editores.
4 De Miguel, Ana (2021). Ética para Celia. Contra la doble verdad. Ediciones B.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), p. 225.
7 Gómez, Diana (2019). “Emociones, epistemología y acción colectiva en contextos de violencia socio-política. Reflexiones breves de una experiencia de investigación feminista”, en Castañeda, Martha, Otras formas de (des)aprender: investigación feminista en tiempos de violencia, resistencia y decolonialidad. Hegoa, SIMREF, p. 82.
8 Gutiérrez, Raquel (18 de mayo de 2017). “No queremos gestionar el infierno, queremos desarmarlo y construir algo distinto”, Pikara Magazine. https://www.pikaramagazine.com/2017/05/raquel-gutierrez-aguilar/ [Consultado el 28 de junio del 2023].
Tesis seis
El movimiento feminista rompe con los esquemas jerárquicos e individualistas propios de las formas liberales de hacer política; crea espacios que tienden a la deliberación democrática y horizontal, la diversidad y lo comunitario
La entrevistada es Laura Nieto de Las Vanders
Como una colectiva autogestiva, nunca hemos tenido fondos, todo lo que se ha hecho ha sido de manera autogestiva, somos una colectiva lineal, las decisiones se toman en colectiva, no hay una representante. (Candy Rodríguez, Colectiva insubordinadas, comunicación personal, 13 de septiembre del 2022)
Tenemos una junta mensual, en donde nos reunimos a final de mes y ya vemos qué nos falta, qué se ha avanzado, qué podemos hacer, cómo han visto a las integrantes de sus comisiones, qué están haciendo y todo […] la junta mensual nos sirve para eso, para dialogar entre nosotras, por si algo no estamos haciendo bien […] nunca he tomado una decisión sin antes consultarlo a ellas […] siempre en las juntas trato de que ellas dialoguen, de que den su opinión, cómo se sienten ellas trabajando, cómo estamos avanzando, qué nos hace falta. (Red feminista Mx, comunicación personal, 10 de octubre de 2022)
1 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), pp. 223-240.
2 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
3 Batthyány, Karina (Coord.) (2020). Miradas latinoamericanas a los cuidados. CLACSO, Siglo XXI Editores.
4 De Miguel, Ana (2021). Ética para Celia. Contra la doble verdad. Ediciones B.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Rovira, Guiomar (2018). “El devenir feminista de la acción colectiva: las redes digitales y la política de prefiguración de las multitudes conectadas”, Teknokultura, 15(2), p. 225.
7 Gómez, Diana (2019). “Emociones, epistemología y acción colectiva en contextos de violencia socio-política. Reflexiones breves de una experiencia de investigación feminista”, en Castañeda, Martha, Otras formas de (des)aprender: investigación feminista en tiempos de violencia, resistencia y decolonialidad. Hegoa, SIMREF, p. 82.
8 Gutiérrez, Raquel (18 de mayo de 2017). “No queremos gestionar el infierno, queremos desarmarlo y construir algo distinto”, Pikara Magazine. https://www.pikaramagazine.com/2017/05/raquel-gutierrez-aguilar/ [Consultado el 28 de junio del 2023].
Tesis siete
Las feministas miran de manera crítica y situada no sólo el mundo, sino su propio quehacer político; tienen una alta capacidad de autocrítica
Reflexión colectiva en el foro: (Re)articulando la historia y el presente de los feminismos en México: Acción, colectividad y política
Entrevistada: Las Sabinas
Pero, como señala Vanessa, “el problema de la fragmentación llega con la intolerancia a la diferencia, en lugar de mirar nuestras diferencias para separarnos tendríamos que ver en qué puntos nos encontramos, pueden ser pocos, pero tiene que haber puntos de encuentro y desde ahí se puede trabajar” (Vanessa, Colectiva Barro Negro Zumpango, comunicación personal, 05 de septiembre de 2022).
A pesar de las diferencias, la lucha feminista avanza porque las une un compromiso común por la construcción de una vida libre de violencia para las mujeres. Como afirmamos en la tesis 2, esa es la causa que hace converger a todas las vertientes del feminismo y es en ella en la que se han logrado pactos para avanzar en la utopía feminista.
Nos une un compromiso común
1 Haraway, Donna (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Cátedra; Harding, Sandra (1996). Ciencia y Feminismo. Morata.
2 D’ Atri, Andrea. (2004). Pan y Rosas Pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo. Las Armas de la Crítica, p. 18.
Tesis siete
Las feministas miran de manera crítica y situada no sólo el mundo, sino su propio quehacer político; tienen una alta capacidad de autocrítica
Entrevistada: Las Sabinas
Pero, como señala Vanessa, “el problema de la fragmentación llega con la intolerancia a la diferencia, en lugar de mirar nuestras diferencias para separarnos tendríamos que ver en qué puntos nos encontramos, pueden ser pocos, pero tiene que haber puntos de encuentro y desde ahí se puede trabajar” (Vanessa, Colectiva Barro Negro Zumpango, comunicación personal, 05 de septiembre de 2022).
A pesar de las diferencias, la lucha feminista avanza porque las une un compromiso común por la construcción de una vida libre de violencia para las mujeres. Como afirmamos en la tesis 2, esa es la causa que hace converger a todas las vertientes del feminismo y es en ella en la que se han logrado pactos para avanzar en la utopía feminista.
1 Haraway, Donna (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Cátedra; Harding, Sandra (1996). Ciencia y Feminismo. Morata.
2 D’ Atri, Andrea. (2004). Pan y Rosas Pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo. Las Armas de la Crítica, p. 18.
Bloque 2. Trayectorias y prácticas políticas feministas
Tesis ocho
El movimiento feminista es crítico del Estado patriarcal y sus formas liberales de justicia y democracia. Las mujeres crean constantemente alternativas que buscan disputar y trascender las instituciones del Estado
La relación entre el feminismo y el Estado siempre ha sido compleja. Al ser un movimiento y pensamiento fundamentalmente crítico del status quo, su relación con la estructura de gobierno ha sido tanto de confrontación y crítica como de colaboración y participación. Sin embargo, las feministas tienen muy claro que el Estado, como un ente patriarcal, no puede ser el objetivo último de la lucha, sino que lo trascienden y encuentran otros espacios para la transformación.
Los gobiernos, por su parte, se han posicionado de formas distintas frente al movimiento feminista. En ocasiones han sido receptivos a sus demandas, en otras han permanecido indiferentes, mientras que en otros momentos han recurrido a la represión como respuesta a las protestas y reclamos feministas. A pesar de estas respuestas, la lucha de las mujeres persiste y para ello se plantean diversos caminos que suponen formas distintas de relación con el Estado.
Según Virginia Vargas1, estas relaciones se pueden resumir en dos tendencias históricas: las feministas que han decantado por una estrategia dentro de las instituciones del Estado y la sociedad política, y aquellas que prefieren una estrategia autónoma. Las primeras reconocen la necesidad de integrarse a las distintas instituciones del Estado y a los tres niveles de gobierno, para crear políticas públicas que atiendan las necesidades particulares de las mujeres. Las segundas ven como una contradicción cooperar con la que consideran es la principal estructura de opresión hacia las mujeres (el Estado), por lo que crean proyectos alternativos de impacto local o regional en beneficio de las mujeres.
Desde esta visión crítica a la democracia, hay feministas que señalan su carácter unilateral y androcéntrico. Afirman que las formas de organización, participación, representación y toma de decisiones se han establecido a partir del reconocimiento de una sola forma de ser ciudadanos, la de los hombres, que los muestra como los únicos capaces de hacer política, pues el espacio público les pertenece. Mientras que a las mujeres, históricamente se les ha atribuido el espacio doméstico y con ello han sido expulsadas del espacio y discusión pública.
Algunas de nuestras entrevistadas críticas a la democracia afirmaron que no existe un solo molde para la participación y la toma de decisiones, por lo que, a través del pensamiento crítico, se pueden explorar otras formas de participación: “…pues también habrá otros feminismos que harán algunas críticas a la democracia liberal y que busquen otros sistemas de participación, de horizontalidad, manteniendo este horizonte crítico, creo que uno de los principios fundamentales es mantener la crítica a las relaciones de poder” (Marina, Fondo Semillas, comunicación personal el 31 de agosto 2022).
En este sentido, ante la inacción del Estado y las instituciones de impartición de justicia en casos de violencia sexual, por ejemplo, las feministas impulsan proyectos que buscan resarcir dicha falla institucional. Desde distintas trincheras organizan conversatorios, se solidarizan con familiares y sobrevivientes a partir de la creación de colectivas para la asesoría jurídica y psicológica; acompañan a través de círculos de reflexión y erigen y toman monumentos para crear memoria.
Como alternativa a la impunidad, algunas colectivas y organizaciones de la sociedad civil han comenzado a discutir el antipunitivismo como forma de justicia y resarcimiento del daño. Esto implica que dan más peso a las estrategias que reconstruyen el tejido social, que a las que castigan a través del encierro, además de cuestionar fuertemente el acceso a la justicia que tienen las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, pues para ellas nunca es pronta ni expedita. Proponen otra forma de entender la justicia, una muy emparentada con la noción de “sanación”, que ofrece alternativas al trauma y el aislamiento que el castigo y el encierro traen, tanto para mujeres como para hombres:
Por su parte, las feministas que trabajan desde dentro del Estado para impulsar los cambios a favor de las mujeres, han sido históricamente señaladas por las alas más autónomas del feminismo por cooperar con una institución patriarcal. No obstante, entre nuestras entrevistadas se expresó el reconocimiento del trabajo que hacen las feministas institucionales, pues sin su esfuerzo muchas de las demandas del movimiento feminista seguirían sin ser concretadas. Como ejemplo, Marcela Lagarde, desde el feminismo institucional impulsó comisiones, reformas, discusiones legislativas que pusieron en el centro la urgencia de atender la violencia feminicida en México. Derivado de todo ese esfuerzo se tipificó el feminicidio como delito y se promulgó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En su lucha, las feministas desde dentro del Estado se enfrentan con las formas patriarcales de hacer política, pues su presencia en las instituciones suele ser incómoda para quienes quieren mantener el statu quo, no obstante desde ahí ayudan a concretar y estructurar las demandas del movimiento.
Más que una separación tajante entre feminismo institucional y autónomo, lo que vemos es que ambos caminos contribuyen a la transformación de la vida de las mujeres, y que ya sea fuera o dentro, las feministas son críticas del Estado, sus instituciones, así como sus formas patriarcales de política, justicia y democracia.
1 Vargas, Virginia (2008). “La tensión entre ‘institucionalizadas’ y ‘autónomas’ en los feminismos latinoamericanos”, en Vargas, Virginia, Feminismos en América Latina. Su aporte a la política y a la democracia (pp. 133–211). UNMSM, Programa Democracia y Transformación Global, Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. América Latina Genera
2 Esta práctica política tuvo su origen en el feminismo estadounidense radical de los años setenta. Consistía en pequeñas reuniones de mujeres en las que se planteaban temas que les aquejaban en su vida cotidiana. El proceso de reflexión colectiva les conducía a la conciencia de que esos problemas aparentemente personales, en realidad eran políticos, reflejo de una sociedad históricamente construida para sostener la supremacía masculina. Por tanto, la solución no podía ser personal.
Tesis ocho
El movimiento feminista es crítico del Estado patriarcal y sus formas liberales de justicia y democracia. Las mujeres crean constantemente alternativas que buscan disputar y trascender las instituciones del Estado
La relación entre el feminismo y el Estado siempre ha sido compleja. Al ser un movimiento y pensamiento fundamentalmente crítico del status quo, su relación con la estructura de gobierno ha sido tanto de confrontación y crítica como de colaboración y participación. Sin embargo, las feministas tienen muy claro que el Estado, como un ente patriarcal, no puede ser el objetivo último de la lucha, sino que lo trascienden y encuentran otros espacios para la transformación.
Los gobiernos, por su parte, se han posicionado de formas distintas frente al movimiento feminista. En ocasiones han sido receptivos a sus demandas, en otras han permanecido indiferentes, mientras que en otros momentos han recurrido a la represión como respuesta a las protestas y reclamos feministas. A pesar de estas respuestas, la lucha de las mujeres persiste y para ello se plantean diversos caminos que suponen formas distintas de relación con el Estado.
Según Virginia Vargas1, estas relaciones se pueden resumir en dos tendencias históricas: las feministas que han decantado por una estrategia dentro de las instituciones del Estado y la sociedad política, y aquellas que prefieren una estrategia autónoma. Las primeras reconocen la necesidad de integrarse a las distintas instituciones del Estado y a los tres niveles de gobierno, para crear políticas públicas que atiendan las necesidades particulares de las mujeres. Las segundas ven como una contradicción cooperar con la que consideran es la principal estructura de opresión hacia las mujeres (el Estado), por lo que crean proyectos alternativos de impacto local o regional en beneficio de las mujeres.
Desde esta visión crítica a la democracia, hay feministas que señalan su carácter unilateral y androcéntrico. Afirman que las formas de organización, participación, representación y toma de decisiones se han establecido a partir del reconocimiento de una sola forma de ser ciudadanos, la de los hombres, que los muestra como los únicos capaces de hacer política, pues el espacio público les pertenece. Mientras que a las mujeres, históricamente se les ha atribuido el espacio doméstico y con ello han sido expulsadas del espacio y discusión pública.
Algunas de nuestras entrevistadas críticas a la democracia afirmaron que no existe un solo molde para la participación y la toma de decisiones, por lo que, a través del pensamiento crítico, se pueden explorar otras formas de participación: “…pues también habrá otros feminismos que harán algunas críticas a la democracia liberal y que busquen otros sistemas de participación, de horizontalidad, manteniendo este horizonte crítico, creo que uno de los principios fundamentales es mantener la crítica a las relaciones de poder” (Marina, Fondo Semillas, comunicación personal el 31 de agosto 2022).
En este sentido, ante la inacción del Estado y las instituciones de impartición de justicia en casos de violencia sexual, por ejemplo, las feministas impulsan proyectos que buscan resarcir dicha falla institucional. Desde distintas trincheras organizan conversatorios, se solidarizan con familiares y sobrevivientes a partir de la creación de colectivas para la asesoría jurídica y psicológica; acompañan a través de círculos de reflexión y erigen y toman monumentos para crear memoria.
Como alternativa a la impunidad, algunas colectivas y organizaciones de la sociedad civil han comenzado a discutir el antipunitivismo como forma de justicia y resarcimiento del daño. Esto implica que dan más peso a las estrategias que reconstruyen el tejido social, que a las que castigan a través del encierro, además de cuestionar fuertemente el acceso a la justicia que tienen las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, pues para ellas nunca es pronta ni expedita. Proponen otra forma de entender la justicia, una muy emparentada con la noción de “sanación”, que ofrece alternativas al trauma y el aislamiento que el castigo y el encierro traen, tanto para mujeres como para hombres:
Por su parte, las feministas que trabajan desde dentro del Estado para impulsar los cambios a favor de las mujeres, han sido históricamente señaladas por las alas más autónomas del feminismo por cooperar con una institución patriarcal. No obstante, entre nuestras entrevistadas se expresó el reconocimiento del trabajo que hacen las feministas institucionales, pues sin su esfuerzo muchas de las demandas del movimiento feminista seguirían sin ser concretadas. Como ejemplo, Marcela Lagarde, desde el feminismo institucional impulsó comisiones, reformas, discusiones legislativas que pusieron en el centro la urgencia de atender la violencia feminicida en México. Derivado de todo ese esfuerzo se tipificó el feminicidio como delito y se promulgó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En su lucha, las feministas desde dentro del Estado se enfrentan con las formas patriarcales de hacer política, pues su presencia en las instituciones suele ser incómoda para quienes quieren mantener el statu quo, no obstante desde ahí ayudan a concretar y estructurar las demandas del movimiento.
Más que una separación tajante entre feminismo institucional y autónomo, lo que vemos es que ambos caminos contribuyen a la transformación de la vida de las mujeres, y que ya sea fuera o dentro, las feministas son críticas del Estado, sus instituciones, así como sus formas patriarcales de política, justicia y democracia.
1 Vargas, Virginia (2008). “La tensión entre ‘institucionalizadas’ y ‘autónomas’ en los feminismos latinoamericanos”, en Vargas, Virginia, Feminismos en América Latina. Su aporte a la política y a la democracia (pp. 133–211). UNMSM, Programa Democracia y Transformación Global, Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. América Latina Genera
2 Esta práctica política tuvo su origen en el feminismo estadounidense radical de los años setenta. Consistía en pequeñas reuniones de mujeres en las que se planteaban temas que les aquejaban en su vida cotidiana. El proceso de reflexión colectiva les conducía a la conciencia de que esos problemas aparentemente personales, en realidad eran políticos, reflejo de una sociedad históricamente construida para sostener la supremacía masculina. Por tanto, la solución no podía ser personal.
Tesis nueve
El movimiento feminista busca transformar las relaciones de opresión y exclusión que impone el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo, cuestionando los roles socialmente asignados a las mujeres y proponiendo acciones para la emancipación
12 de octubre 2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Pamela Janin, FPFV
Es una visión crítica de la sociedad que reconoce la complejidad de las opresiones y busca activamente desmontarlas a través de prácticas como las que hemos referido en las tesis anteriores: organización social, movilizaciones, protestas, arte, redes de acompañamiento, modificaciones a las leyes, espacios de formación, así como una constante reflexión personal y colectiva, entre otras.
1 Eskalera Karakola (2004). “Diferentes diferencias y ciudadanías excluyentes: una revisión feminista”, en Hooks, Bell et al., Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras (pp. 9-32). Traficantes de Sueños.
2 Guzmán, Adriana (2020). “¿Qué es feminismo para las feministas comunitarias?”, Aguaceros, 3, pp. 5-6.
3 Curiel, Ochy (2014). “Construyendo metodologías feministas desde el feminismo decolonial”, en Mendia, Irantzu et al. (Eds.), Otras formas de (re)conocer. Reflexiones, herramientas y aplicaciones desde la investigación feminista. Universidad del País Vasco, SIMRF, p. 53.
4 Varela, Nuria (2008). Feminismo para principiantes. Ediciones B, S. A., p. 19
Tesis nueve
El movimiento feminista busca transformar las relaciones de opresión y exclusión que impone el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo, cuestionando los roles socialmente asignados a las mujeres y proponiendo acciones para la emancipación
12 de octubre 2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Pilar Godínez Mejía
Entrevistada: Pamela Janin, FPFV
Es una visión crítica de la sociedad que reconoce la complejidad de las opresiones y busca activamente desmontarlas a través de prácticas como las que hemos referido en las tesis anteriores: organización social, movilizaciones, protestas, arte, redes de acompañamiento, modificaciones a las leyes, espacios de formación, así como una constante reflexión personal y colectiva, entre otras.
1 Eskalera Karakola (2004). “Diferentes diferencias y ciudadanías excluyentes: una revisión feminista”, en Hooks, Bell et al., Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras (pp. 9-32). Traficantes de Sueños.
2 Guzmán, Adriana (2020). “¿Qué es feminismo para las feministas comunitarias?”, Aguaceros, 3, pp. 5-6.
3 Curiel, Ochy (2014). “Construyendo metodologías feministas desde el feminismo decolonial”, en Mendia, Irantzu et al. (Eds.), Otras formas de (re)conocer. Reflexiones, herramientas y aplicaciones desde la investigación feminista. Universidad del País Vasco, SIMRF, p. 53.
4 Varela, Nuria (2008). Feminismo para principiantes. Ediciones B, S. A., p. 19
Bloque 3. Visión crítica de la sociedad
Tesis diez
El horizonte utópico del movimiento feminista es poner la vida y la autonomía de las mujeres al centro para transformar al mundo
8M2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Angeles Palma López
1 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
2 Butler, Judith (2002). Cuerpos que importan, sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”. Paidós
3 Lagarde, Marcela (2011). Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, presas, putas y locas. Siglo XXI.
4 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia, Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria. CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Gutiérrez, Raquel. (2017). Producción de lo común más allá de las políticas estado-céntricas. Traficantes de sueños, p. 27.
Tesis diez
El horizonte utópico del movimiento feminista es poner la vida y la autonomía de las mujeres al centro para transformar al mundo
8M2022, Foto/Equipo de investigación PUEDJS-UNAM: Angeles Palma López
1 Segato, Rita (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Tinta Limón.
2 Butler, Judith (2002). Cuerpos que importan, sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”. Paidós
3 Lagarde, Marcela (2011). Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, presas, putas y locas. Siglo XXI.
4 Federici, Silvia (2019). “Comunes y comunidad ante las desposesiones del neoliberalismo”, en Dobrée, Patricio y Quiroga, Natalia, Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria. CLACSO, Articulación Feminista Marcosur-AFM, Centro de Documentación y Estudios.
5 Segato, Rita (9 de mayo de 2020). “La politicidad de las mujeres no reconoce vanguardias”, Catarsis Revista.
6 Gutiérrez, Raquel. (2017). Producción de lo común más allá de las políticas estado-céntricas. Traficantes de sueños, p. 27.
Bloque 4. Horizonte utópico feminista
Secciones
Fuentes para el estudio
Como parte de la investigación, realizamos un análisis de 123 fuentes bibliográficas que dan cuenta de la cultura política y la acción colectiva de los movimientos feministas en México, teniendo como caso particular, la Ciudad de México. Partimos de lo propuesto por la Metodología de la Visibilidad, esto es, recuperamos las aportaciones de las mujeres en la construcción del conocimiento científico. En esta sección, encontrarás el corpus de documentos y una numeralia que te permitirán obtener un panorama general y crítico de lo que se ha escrito al respecto en los últimos treinta años. Esperamos sea un incentivo para que profundices en el tema.