ISSN : 2992-7099

Tradiciones de día de muertos en Mixquic y San Pedro Tláhuac

Eduardo Manuel Sánchez López

Eduardo Manuel Sánchez López

Licenciado en Sociología por la FCPyS por la UNAM. Licenciado en Derecho por la UNADM. Actualmente es estudiante de la Maestría en Derecho Indígena de la Universidad Rosario Castellanos y Secretario de Planeación Administrativa del Comité de la Sección 29 del SUTGCDMX.

2 noviembre, 2023

Las festividades relativas a la conmemoración del día de muertos en el mes de noviembre siguen con gran vigencia en la mayoría de los pueblos originarios del país. En la Ciudad de México estas festividades tienen un gran arraigo en los pueblos de San Andrés Mixquic y San Pedro Tláhuac.

El Día de Muertos proviene de la época prehispánica, cuando “el acto de morir era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos o inframundo” (Ortiz, 2021). Para los pueblos originarios no existía la concepción del bien o mal en la muerte, por tanto no había cielo o infierno y la muerte era solo un paso más para dirigirse a otro lugar, a un lado de los dioses.

Durante la colonia las costumbres de los pueblos indígenas sufrieron cambios muy drásticos. A través de las espadas, los conquistadores impusieron un nuevo orden en el cual se amalgamaron los misioneros evangelizadores encargados de transmitir la verdad y el culto al verdadero dios.

Con la presencia de los evangelizadores, las costumbres y creencias se fueron modificando, dejando como consecuencia que las creencias indígenas se fueran minando dada la coerción que introdujo nuevas ideologías, formas de vivir y de organizar el poder. En este contexto tuvo lugar la sincretización de las tradiciones indígenas que conmemoraban el viaje de los acaecidos hacia el Mictlán con la celebración española del día de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, en la que se creía que las almas de los muertos regresaban al mundo de los vivos para convivir con sus familiares y por esa razón había que rezar para que sus almas se liberasen del purgatorio (Íbid, 2021).

El sincretismo existente se dio a partir de dos concepciones distintas de la muerte: la indígena y la europea, llevando a la creación de una nueva concepción de la muerte y de una nueva conmemoración. En ese sentido, no existió un tipo de pureza indígena en el comienzo de la conmemoración del “Día de los Muertos”.

A pesar de la mezcla, en los tiempos recientes esa festividad se ha vuelto una de las tradiciones más arraigadas del país. En los pueblos de Mixquic y Tláhuac los pobladores ponen las ofrendas en sus casas con diversos insumos como fruta (naranja, plátano, guayaba, mandarinas), pan de muerto, guisados (mole con pollo, sopa para los niños, arroz y los platillos preferidos de los difuntos), bebidas (café, aguardiente, tequila, mezcal o pulque, según los gustos del difunto), cigarros si eran fumadores. Además se acompaña de veladoras, ramos de cempasúchil, papel picado y lo fundamental: las fotos de los parientes que ya partieron de este mundo.

Este es solo una parte de la conmemoración, el otro aspecto es la lumbrada que consiste en el acto de limpiar las tumbas de los difuntos y por la noche decorar con velas y flores las tumbas. Se colocan alimentos y bebidas, se reza y se recuerda con pláticas a los seres queridos. En algunos casos en las lumbradas se llevan mariachis o cantantes a lo largo de toda la noche.

En la actualidad esta fiesta sufre un proceso invasivo que podemos considerar como colonial, ya que la expansión de la tradición yanqui “Halloween” ha traído como consecuencia el cambio de costumbres dentro de la festividad del día de muertos, no solo en la zona de Tláhuac si no en todo el país. Ahora se han introducido actividades como las fiestas de disfraces en niños y jóvenes, mezclando las brujas y los monstruos del cine norteamericano con las actividades del dia de muertos. Este es un ejemplo del proceso de desculturización y penetración ideológica de los medios masivos de comunicación que contribuyen a ese cambio.

El mismo Gobierno ha mercantilizado la festividad e introducido actividades como festivales musicales y romerías que, en ocasiones promueven la venta de artículos que no corresponden a la festividad como la venta de alcohol que hace que estos pueblos y el entorno de los panteones se conviertan en cantinas gigantes. Se puede entender que la población originaria busque a través de la romería una forma de allegarse un recurso económico y que la globalización lleve a un cambio de usos y costumbres. Sin embargo, este proceso de mercantilización y colonización puede conducir a la desarticulación de sentidos ideológicos tradicionales y de saberes.

Hago mención que, a pesar de la falta de apoyo gubernamental,existen grupos de pobladores originarios que mantienen una lucha constante por la recuperación de sus costumbres y saberes, que permite enseñar al mundo, las tradiciones más antiguas de estas comunidades como la instalación de tzompantlis, ofrendas comunales y temas más recientes como las catrinas.

Probablemente estas tradiciones y festividades seguirán un proceso dialéctico entre un grupo que pretende imponer la colonialidad con su afán invasivo, destructor, mercantil, destructor de saberes y por otro lado las comunidades originarias buscando mantener sus tradiciones y saberes. Puede que eso esté generando algo completamente nuevo.

Referencias

El Universal. (2022). Mixquic y su alumbrada. Pulso Diario de San Luis, 3/nov/2022. https://pulsoslp.com.mx/nacional/mixquic-y-su-alumbrada/1568595

Echeverría, B. (2010). Definición de la cultura. ITACA-Fondo de Cultura Económica.

Giménez, G. (2017). Cultura e Identidad en el México actual. IIS UNAM

Historia de las delegaciones de la Ciudad de México. Disponible en: https://www.turimexico.com/ciudades-de-mexico/ciudad-de-mexico/historia-de-las-delegaciones-de-la-ciudad-de-mexico/

Martínez, S. (2010). Interculturalidad, decolonialidad y pluralidad epistemológica. Universidad Rosario Castellanos

Ortiz, I. (2021). Actitudes de la población local hacia los visitantes durante la festividad de día de muertos en San Andrés Mixquic, Tláhuac, México. Universidad Autónoma del Estado de México. Centro Universitario UAEM Texcoco

2 respuestas

  1. Muy ilustrativo artículo para entender como ha evolucionada la tradición y como la mercantilización tiende a alejar el culto ancestral de sus orígenes. Solo una observación, cómo que llegaron “los misioneros evangelizadores encargados de transmitir la verdad y el culto al verdadero dios” (creo que por respeto a los escépticos debiste mínimo ponerlo en comillas, digo, para no verte tendencioso).

  2. Hola Lalo. Oye amigo, está bien documentada está apreciación, no obstante, creo que se puede perder está bella tradición, ya que a muchos nos llegó la tarde y pronto caerán las nieves de enero, dando paso a nuevas generaciones que sin duda, usarán lo antes plasmado. Enhorabuena por dejar un pequeño estracto que reforzar más la identidad de las tradiciones prehispánicas en la antigua Tenochtitlan. Gracias y ¡Un abrazo fraterno y solidario!

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