ISSN : 2992-7099

Pluralidad y ciberseguridad, ¿amenazadas por las redes sociales?

Clara Luz Álvarez González de Castilla

Clara Luz Álvarez González de Castilla

Profesora-investigadora de la Universidad Panamericana. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III, del CONACYT. Secretaria ejecutiva del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Premio Nacional de Periodismo 2014. https://claraluzalvarez.org

* El presente artículo es una versión editada de la Conferencia Magistral “Pluralidad y ciberseguridad, ¿amenazadas por las redes sociales?”, impartida en el Coloquio Internacional ¿Benditas o malditas redes sociales? Retos, regulaciones y alternativas para la democracia socio-digital, realizado el 23-26 de agosto de 2021 en la UNAM. Se publica con autorización de la autora.

2 agosto, 2022

Me gustaría plantear más preguntas que respuestas, pero justamente hacer buenas preguntas nos puede conducir a las respuestas. Quisiera comenzar por mencionar dos términos: pluralidad y ciberseguridad; ya veremos cómo estas dos palabras están mucho más relacionadas de lo que pensamos.

Y cuando hablamos del mundo digital a veces pensamos que todo es diametralmente distinto y que estamos en un nuevo mundo; sin embargo, yo me pregunto, ¿es diferente realmente el mundo digital al tradicional? Porque siempre ha existido desinformación, siempre han existido discursos de odio y polarización de la ciudadanía en ciertas épocas de nuestra historia, y hay reglas inequitativas del juego, sin duda. En el mundo tradicional siempre ha existido espionaje de unos países a otros, de unas empresas a otras en búsqueda de acceder a información confidencial, privilegiada; siempre han existido personas, gobiernos, instituciones o grupos de interés económico que pretenden darnos una visión única del mundo, una sola verdad o una supuesta verdad, llamémosle que es básicamente un adoctrinamiento a través de medios tradicionales.

Además, la pluralidad es algo que aún nos falta un largo trecho por andar, incluso en los medios tradicionales. Ni se diga la diversidad. Si nos cuesta trabajo la pluralidad, es decir, el dar pie a que existan diferentes puntos de vista e ideologías en los medios tradicionales, la diversidad que permitiría dar voces a distintos grupos, a minorías o a grupos que han estado tradicional o históricamente relegados y sin voz, tiene incluso más dificultades. Es una lamentable realidad, pero la diversidad está muy ausente de los medios tradicionales. Así es que quizá no haya tantas diferencias entre el mundo digital y lo que sucede en el mundo tradicional. Sin embargo, ciertos aspectos, y son los que voy a destacar a continuación, sí representan grandes contrastes. Vamos a tomar como ejemplo el caso de la radio y la televisión abierta.

La radio y la televisión abierta tienen un ámbito territorial que ha permitido que el gobierno de cada uno de nuestros países otorgue licencias o concesiones para decidir quiénes difunden o quiénes no difunden transmisiones de radio y de televisión. Además, dentro de las propias estaciones radiodifusoras hay alguien que ejerce un control editorial, puede ser un comité o una persona la que decida, y ese control editorial implica que decidan cuáles son las noticias que presentan o cuáles no; algunas veces con la finalidad de adoctrinarnos y otras veces simplemente porque el programa tiene una hora y tienen que decidir cuál contenido es lo que nos comunican entre todas las noticias que hay en cada uno de nuestros países y en el mundo.

Por otra parte, en la radio y la televisión hay comunicadores que son conocidos a través de otros medios. Es decir, hay personas que no nada más comunican a través de la empresa radiodifusora también lo hacen en redes sociales. De ahí que los gobiernos y la ciudadanía podemos identificar quiénes son los comunicadores que nos están transmitiendo las noticias o presentando opiniones en los programas de mesas de análisis qué son uno de los tipos de programación más vinculada con la democracia o la ausencia de democracia.

La publicidad tanto en la radio y la televisión como en redes sociales está presente, pero hay muchas más diferencias. Siempre se regula la radio y la televisión en relación con cuánta publicidad pueden transmitir, en qué horarios y a qué públicos van dirigidos, dependiendo de la franja horaria en la que se transmite. En términos muy generales los radiodifusores son responsables de los contenidos que difunden a través de la radio y la televisión. Ahí es donde empezamos a ver que sí hay diferencias con el mundo digital, porque las plataformas digitales -dentro de las cuales se incluyen las redes sociales que difunden videos o audios en internet- y los sitios web que tienen gran influencia en la opinión pública y en la ciudadanía, ninguno requiere de una concesión, ni hay una licencia que otorguen los gobiernos. Las concesiones y licencias han sido instrumentos donde se ejercía -o se ejerce todavía- el control político sobre la radio y la televisión.

Además, cuando hablamos de las plataformas digitales existe un alcance global, no únicamente de información que circula dentro de nuestros países o nuestros territorios. Más aún sus contenidos se difunden de manera instantánea para cualquiera que pueda acceder a internet, desde cualquier sitio. Y no sólo eso, por ejemplo, algo que difundimos en este momento se puede repetir incesantemente hoy y dentro de varios años nuevamente difundirse. Otro aspecto importante es el anonimato que siempre es una herramienta positiva para difundir información de interés público, pero que a veces se utiliza para ocultar fines obscuros o fines contrarios a la sociedad y a la democracia.

En este sentido ¿quién responde por ese contenido que se publica y difunde al instante de manera anónima, incesante y global? Aquí hay diferentes enfoques. Algunos países han adoptado medidas en las cuales el intermediario, es decir, la plataforma digital, no tiene una responsabilidad, sino que la responsabilidad es de quien publica la nota, la información u opinión, pero incluso vemos que esto está cambiando. En Estados Unidos, por ejemplo, ya está la discusión de que las plataformas digitales se deslinden de tal responsabilidad, esto ya no se está considerando como el camino adecuado.

Pero hay otros desafíos en el mundo digital que están interrelacionados, los cuales voy a tratar de sistematizar solamente con fines didácticos, pues recordemos que cada elemento está estrechamente vinculado con otro. Y debe recordarse que no existe una medida única para analizar y resolver los desafíos que se presentan en las diferentes plataformas, porque hay plataformas de todo tipo: algunas son mercados, otras son redes sociales, están aquellas que son para difundir información, mientras que algunas plataformas son pequeñas y otras son gigantescas. Entonces debemos tener presente que no podemos tener una solución única para todos los desafíos que nos implican las plataformas socio-digitales.

Normalmente, cuando nos referimos a estas plataformas, se habla de libertad de expresión y derecho a la información, si los gobiernos y las empresas pueden suspender el servicio, o si hay bloqueo de sitios web. También nos cuestionamos quién modera los contenidos, porque normalmente cuando hablamos de libertad de expresión vienen a nuestra mente los grandes problemas que teníamos para ejercer la libertad de expresión y recibir información por las intervenciones y límites que imponían los gobiernos. Aunque hoy día en México tenemos otros desafíos que van más allá del gobierno y la libertad de expresión, concretamente me refiero a la situación de elevada violencia que impera. Regresando al mundo digital, quienes moderan los contenidos son los entes privados y nos preguntamos ¿esta situación es nueva? Pues no, no es nueva, porque también cuando se difunden en medios tradicionales las palabras de los lectores o de los radioescuchas, hay alguien que decide qué es lo que se difunde o qué no. Pero la gran diferencia son las consecuencias, por ejemplo, si hablamos de redes sociales por internet -y lo vamos a ver más adelante-, hay todo un tema de noticias falsas, de discurso de odio y de los jardines amurallados, de los cuales les voy a platicar a continuación.

“ Las democracias se construyen en esa deliberación donde voy a escuchar, a contrastar ideas, y puede ser que después de escuchar a quienes no piensan como yo, cambie de opinión, o puede ser que no, pero escucharnos, leernos y compartir libremente opiniones es muy importante. ”

Aquí cabe agregar que hay quienes consideran que WhatsApp y ese tipo de mensajería instantánea también son redes sociales. En este caso, por ejemplo, puedo recibir una información de mi mejor amiga y la difundo sin averiguar si se trata de una noticia falsa o no; entonces las consecuencias sí pueden ser muy diferentes en el mundo digital por la difusión que puede haber y la replicación de mensajes.

Y surgen los jardines amurallados que están ocasionando una ausencia de pluralidad en el mundo digital. Esto pasa cuando yo me junto en el ciberespacio y en las redes sociales sólo con personas que piensan como yo. Eso ocasiona que surja el llamado “el sesgo confirmatorio”, es decir, yo busco asociarme sólo con aquellos que confirman las ideas que tengo, porque desafortunadamente todos pensamos que tenemos la razón y que lo que nosotros pensamos es la verdad absoluta. Sabemos que no hay nada más alejado que eso. De hecho, las democracias se construyen precisamente en esa deliberación donde voy a escuchar, a contrastar ideas y, puede ser que después de escuchar a quienes no piensan como yo, cambie de opinión, o puede ser que no, pero escucharnos, leernos y compartir libremente opiniones es muy importante. No podemos quedarnos en nuestros jardines amurallados.

“ Cuando hablamos de ciberseguridad en las redes sociales y en las plataformas se está viendo que podría haber una capacidad para minar la credibilidad de las instituciones y de las democracias. ”

En cuanto a la democracia la ciberseguridad cobra enorme relevancia, porque cuando hablamos de ciberseguridad en las redes sociales y en las plataformas se está viendo que podría haber una capacidad para minar la credibilidad de las instituciones y de las democracias. Por lo cual siempre surge la pregunta de qué hacer con las redes sociales, ¿nos seguimos con la inercia de que no tengan una regulación específica o regulamos? Pero ¿qué regulamos? ¿Cómo regulamos? Y esas preguntas no tienen respuestas fáciles ni únicas.

La pluralidad es muy importante para podernos allegar de distintos puntos de vista. Las democracias no se pueden construir sin pluralidad. Si solamente escucho una visión de la vida -así sea la que yo tengo-, esa única visión no construye una democracia, ni una sociedad tolerante y respetuosa hacia los que piensan distinto a mí.

Existen grandes contrastes con los medios tradicionales en radio y televisión donde sí hay una regulación de contenidos de horarios, de publicidad, mientras que en redes sociales no hay una regulación específica. En el caso de México, la radio y la televisión tienen una autoridad reguladora en la materia que es el Instituto Federal de Telecomunicaciones, mientras que en redes sociales no hay una autoridad en específico que las supervise.

En la radio y televisión los contenidos están limitados por canal y por tiempo, mientras que en las plataformas y las redes sociales no existen esos límites. Aquí vale la pena destacar que normalmente se dice que el contenido es el rey en la radio y la televisión. Sin embargo, y cito al profesor Luis Cabral que argumenta que ya dejamos atrás lo de que el contenido es el rey (content is king), porque hoy día a través de las redes sociales y el internet, el contenido es infinito, prácticamente es ilimitado, ahora debe decirse que las plataformas son las reinas, porque las plataformas son aquellas que contienen demasiados contenidos y son las que están moderando. A través de los datos que recopilan las plataformas pueden dirigir contenidos, lo cual suscita muchas opiniones y seguro cada uno de ustedes podrá tener una propia: estos datos se recopilan para mejorar la experiencia, para que sigan siendo gratuitas las plataformas, para mover emociones o ¿para qué se utilizan?

Por su parte es de la mayor relevancia saber sobre los modelos de negocio de las plataformas, ya que los modelos de negocio son los que conducen a como se va a estructurar la plataforma y la interacción en ella. Cito a Lawrence Lessig que insiste en que debemos de empezar a dejar de ver el internet como un espacio de la libertad, y tenemos que empezar a ver como estos modelos de negocio están perfilando la cultura misma de nuestras sociedades. Porque en los medios tradicionales, la publicidad es general y está basada en el número de audiencia para recibir los ingresos, mientras que si hablamos de redes sociales la publicidad es focalizada a partir de los datos que recolectan y el rol de los algoritmos. Al referirnos al algoritmo pareciera que hablamos como si fuera algo etéreo, pero los algoritmos son creaciones humanas que responden a lo que sus creadores desean que realicen. Los algoritmos se guardan muy reservadamente y se presentan ante las autoridades como secretos industriales y de una naturaleza confidencial absoluta. Bueno, esto ya se está poniendo en entredicho en la Unión Europea, incluso han mencionado diversas autoridades, algunas de competencia económica y otras de protección de datos, que los algoritmos pueden dejar de ser esa caja secreta de las empresas. Ello pues al estar basados en los modelos de negocios en provocar el consumo ilimitado por las audiencias, quienes van enganchándose una y otra vez para que sigan consumiendo contenidos, lo cual provoca mayor recolección de datos, recolección masiva y muchos de esos datos nosotros mismos los estamos aportando.

Es importante mencionar que, como parte del modelo de negocios de las plataformas, un elemento que contemplan en la recolección de datos focalizados es el aprovechar las inseguridades de los usuarios, del discurso de odio, las noticias falsas, ya que son lo que vende más y lo que genera más circulación que las noticias verdaderas. Lo peor del caso es que las personas en situación de vulnerabilidad son aquellas que más entregan información y por tanto las que podrían ser mayores víctimas de los esquemas de explotación masiva de datos para fines de campañas negativas.

“ en el caso mexicano con los influencers en temas electorales y los grupos que difunden mensajes dirigidos para diferentes cosas, cuestiones comerciales, cuestiones políticas o para atacar a los gobiernos, las instituciones o la democracia. ”

Ahora bien, cuando hablamos de tipos de publicidad, efectivamente hay tipos de publicidad idénticos como el emplazamiento del producto o posicionamiento del producto (product placement). Pero como en el caso mexicano con los influencers en temas electorales y los grupos que difunden mensajes dirigidos para diferentes cosas, cuestiones comerciales, cuestiones políticas o para atacar a los gobiernos, las instituciones o la democracia. Cuando hablamos de anunciantes en el mundo tradicional normalmente son empresas que están localmente o los gobiernos del país de que se trate, mientras que cuando estamos en las redes sociales, literalmente cualquier persona puede ser un anunciante desde cualquier parte del mundo, pueden ser empresas o pueden ser gobiernos o pueden ser grupos que están auspiciados por gobiernos. En este punto es donde empezamos a ver que también hay un vínculo con la ciberseguridad.

En el caso mexicano, la pluralidad está ordenada desde la Constitución para temas de telecomunicaciones y radiodifusión, pero hay que decirlo, la pluralidad no ha sido alcanzada en el caso mexicano. Si bien varios medios públicos mexicanos han tratado de hacer algo a favor de la pluralidad, pero en general está ausente la pluralidad en la radio y la televisión mexicana. Pero en el caso de la pluralidad cuando estamos hablando ya de redes sociales, ahí es donde los ciudadanos y las ciudadanas empezamos a construir ese jardín amurallado. La ausencia de pluralidad en redes sociales puede ser sin dolo, por ejemplo, si yo sigo a aquellos que tienen una visión similar a la mía, sigo los medios que tienen una ideología como la mía y además yo difundo la de aquellos que piensan como yo, estoy construyendo sin dolo un jardín amurallado.

“ En el contexto digital, la difusión que hago de mi discurso, empieza a tener un eco o una amplificación que no tendría en el mundo físico, y aquí es donde los algoritmos están listos para darme a leer justo lo que yo quiero leer. ”

En el contexto digital, la difusión que hago de mi discurso empieza a tener un eco o una amplificación que no tendría en el mundo físico. Aquí es precisamente donde los algoritmos están listos para darme a leer justo lo que yo quiero leer, para ponerme los posts que me van a gustar y para que yo los difunda, por lo cual es importante considerar el modelo de negocio de las plataformas de redes sociodigitales. Probablemente sin dolo difundo noticias falsas, difundo solamente una visión de la vida y esos algoritmos ayudan a que yo también coloque esos mismos mensajes, por lo cual sin darme cuenta estoy abonando a la intolerancia o a dar una sola visión del mundo. Pero también hay otras personas que proyectan una ausencia de pluralidad con dolo para aparentar que hay una sola visión del mundo, una verdad absoluta y además para hacer ecos amplificadores para contrarrestar narrativas, para que a través de una sola voz se haga pensar que todo el mundo piensa de una manera y quizá entonces yo me sume a esa visión que aparentemente es la prevalente entre la mayoría, aunque no lo sea. Finalmente, los invito a reflexionar sobre si hay dolo o no en el último ejemplo, ¿qué opinan?

La publicidad y el contenido digital de redes sociales, ¿se realiza sin dolo, los algoritmos están diseñados con una concepción de dolo o no? Pensemos por un momento en ello. ¿Cuál será el impacto para la democracia de estos jardines amurallados? ¿Cuál es la responsabilidad de las redes sociales, son las redes sociales culpables, o somos copartícipes nosotras y nosotros mismos de estos jardines amurallados? ¿Quién salvará la pluralidad para levantar la tolerancia y que exista deliberación verdadera? ¿Es suficiente la alfabetización mediática? Lo digo porque siempre se ve a lo educativo como algo que resolverá todo. ¿Es suficiente la alfabetización mediática o no? ¿Qué pasa si yo ejerciendo mi libertad solo quiero recibir contenidos que coincidan con mi forma de pensar y de percibir el mundo?

Cuando hablamos de la radio y la televisión abierta normalmente y en muchos países como Reino Unido, tienen incluso un marco para aumentar la pluralidad. En el caso mexicano está en la Constitución y en la ley, pero no se ha logrado mucho. Ahora, en la era digital, ¿cómo hacemos para buscar que haya pluralidad en las redes sociales? ¿Qué mecanismo puede haber? Y sobre todo ante este exceso de contenidos, toda vez que ya existe una discusión en cuanto a la capacidad que debe tener la ciudadanía para descubrir contenidos relevantes y plurales. ¿Cómo hacer para descubrir estos contenidos en un océano de información? ¿Cómo hago para encontrar lo importante? ¿Cómo hacer para encontrar esa oferta de contenidos que sean relevantes y plurales? ¿Habrá una demanda ciudadana de estos contenidos plurales? Y bueno no hay una respuesta fácil, ni única, por lo que propongo tener presentes estas preguntas para buscar respuestas y encontrar soluciones.

Ahora entremos brevemente al tema de la ciberseguridad. La ciberseguridad como ustedes saben es un universo y las actividades maliciosas afectan sin duda a las economías, pero en este caso me voy a enfocar a las afectaciones a las libertades y las democracias. Hay muchas diferencias con la delincuencia en el mundo físico, pues la ciberdelincuencia -a diferencia de las guerras en donde en algún momento la gente tiene que descansar-, en el ciberespacio no, las guerras son 24 horas, 7 días de la semana. Carecen de patria, tienen un alcance global, no hay un territorio específico para la ciberdelincuencia y además puede haber ataques dirigidos por ciertos Estados nación. Todo el tiempo hay ciberataques y -hay que decirlo-, cada vez se incrementarán más por varias razones. Por ejemplo, por el Internet de las cosas (IoT, Internet of Things), nuestra mayor dependencia a la tecnología. Algunos de los ciberataques pueden ser planeados como: una campaña para polarizar, para desestabilizar una institución o un gobierno; para sembrar el discurso de odio. También pueden haber campañas en las cuales inadvertidamente uno mismo difunde alguna noticia, algo que coincide con lo que pensamos, una noticia alarmista, sin sentarnos a reflexionar si son falsas o no, contribuyendo sin querer al menoscabo de nuestras instituciones o a difundir discursos de odio. Los ciberataques pueden deberse a un sinfín de razones: algunos son para obtener lucro, pero también hay otros por venganza, por protesta o para socavar la democracia y la confianza de las autoridades.

Un aspecto que ha destacado mucho en distintos organismos dentro de la Organización de Estados Americanos, en su última revisión de los países de América Latina, fue precisamente que hay muchos ciberataques que buscan que tengamos una sensación de que no existe una verdad, y al no existir una verdad pues todo es relativo, y no hay confianza en instituciones ni autoridades, y hablo de instituciones y autoridades de manera genérica no únicamente las gubernamentales.

Después de ver distintos enfoques de ciberataques, ahora hablemos del espionaje. Los países se espían unos a otros, y ahora los campos de batalla se dan en el ciberespacio. Así vemos que puede haber distintos perfiles de los ciber-atacantes, puede haber distintos tipos de ataques, algunos como los ciberataques controlados que pueden ser enfocados al espionaje y al acceso a la información, o dirigirse a sembrar discurso de odio -que yo le llamo gota o gota-, van dejando pequeños posts, pequeñas publicaciones que nos empiezan a generar una animadversión contra cierto grupo, contra cierto grupo político, o contra cierta minoría. Es un discurso de odio gota o gota, o puede haber algunos ciberataques que sean masivos y de un momento a otro, las noticias falsas y el discurso de odio, las campañas de polarización, todo eso es algo que penetra, poniendo en riesgo la seguridad en el ciberespacio.

“ Las personas en situación de vulnerabilidad son las más susceptibles de generar datos y son las que están focalizadas en todas estas campañas de odio, ante la ausencia de pluralidad entonces esto se vuelve un caldo de cultivo a la polarización y a quebrantar la credibilidad institucional y a afectar a las democracias. ”

Se menciona en el documento de la Organización de Estados Americanos que uno de los problemas internacionales de la ciberseguridad es la inestabilidad generada por operaciones motivadas políticamente, y ahí es donde surgen las noticias falsas y distorsionadas, y los discursos de odio, ¿por qué? Porque desafortunadamente todos estos discursos circulan con mucha mayor facilidad, aprovechan las emociones y precisamente lo que comentaba hace un rato, las personas en situación de vulnerabilidad son las más susceptibles de generar datos y son las que están focalizadas en todas estas campañas de odio. Ante la ausencia de pluralidad entonces esto se vuelve un caldo de cultivo a la polarización y a quebrantar la credibilidad institucional y a afectar a las democracias.

Y así encontramos que también el anonimato es algo positivo en algunos casos, pero también se utiliza para difundir estas noticias falsas. Actualmente se debate si la regulación que se llegue a emitir debiera de ordenar que existan herramientas para identificar y sancionar el uso de las redes sociales con estos fines de campañas de desinformación y de discurso de odio, además de promover y exigir mayor transparencia y escrutinio de las grandes plataformas de redes sociodigitales.

Hay toda una discusión -y se las dejo aquí como pregunta- sobre si sería necesario tener en cada uno de nuestros países un regulador para la ciberseguridad. Incluso algunas personas abogan a nivel internacional por la existencia de un ente regulador para la ciberseguridad. ¿Es necesario que exista un ente regulador de ciberseguridad u otro ente de telecomunicaciones a nivel mundial? ¿Será necesario que exista regulación para asegurar que no existan daños por discursos de odio o noticias falsas, o no será necesario? ¿La ciudadanía puede distinguir estas amenazas de polarización y desinformación con la alfabetización mediática?

Ahora es momento de unir el tema de la pluralidad y de la ciberseguridad, que aparentemente se ven alejadas, pero que están íntimamente interrelacionadas. ¿Está la pluralidad y la ciberseguridad amenazadas por las redes sociales o será que el uso que hacemos de estas lo que las pone en riesgo? Por una parte, si yo solamente sigo a los que piensan como yo, ¿estaré yo misma construyendo mi jardín amurallado, o será que tanto redes sociales como nosotros mismos estamos amenazando esta ciberseguridad y quebrantando la pluralidad?

La gran pregunta es ¿regular o no regular? O, ¿qué es lo que se debe regular? ¿cómo regular? ¿a nivel internacional o nacional? ¿Solamente el discurso de odio o también las noticias falsas? ¿Quién va a decidir cuál es la noticia falsa? Por ejemplo: hay todo un tema con el caso de las vacunas contra Covid-19, toda vez que hay personas que incluso antes de la pandemia, decían “yo no me quiero vacunar” ¿su discurso antivacuna debe de estar permitido o no? ¿es parte de una democracia discutir si nos debemos de vacunar contra el Covid-19 o no? ¿o es algo que debemos descartar? Y estoy distinguiendo de los grupos que pueden ser conspiracionistas o que tienen otros intereses, respecto de las personas que genuinamente están contra las vacunas, ¿quién va a decidir si son noticias falsas o un debate democrático? Hablamos de fundamentalismos, pero el tema de que yo sea de ultraizquierda o de ultraderecha, o de tal religión, el discurso que yo pueda dar no quiere decir que tenga que ser un discurso prohibido, o que lo moderen y me lo quiten, el problema es la violencia o el generar ese caldo de cultivo para quebrantar la paz.

“ Las redes sociales como sabemos son la nueva plaza pública, pero también son los nuevos campos de batalla de naciones y grupos de interés, entonces no podemos dejar de mencionarlo. ”

Las redes sociales como sabemos son la nueva plaza pública, pero también son los nuevos campos de batalla de naciones y grupos de interés, entonces no podemos dejar de mencionarlo. Recientemente en Estados Unidos, en un tribunal llegaron diversas quejas en contra de Facebook, de Amazon, y otras plataformas que se les conoce como las Big Tech. En Estados Unidos siempre se había dicho, “aquí no se regulan los servicios y plataformas de internet para dejarlos crecer”. Sin embargo, ahora sí están tomando acciones al respecto. La Federal Trade Commission que es la institución que está llevando algunas de estas acciones legales, mencionó que las quejas contra estas plataformas se tardaron mucho tiempo y que el problema del crecimiento exponencial de estas plataformas y redes sociales se veía venir desde hace diez años o más, ¿por qué no hicieron nada para contrarrestarlo?

En el caso de México y el vínculo con nuestra democracia, también hay todo un tema. Nos preguntamos, ¿no nos estaremos tardando en regular o es mejor no hacer nada? También tiene sus pormenores el regular. Si se va a regular mal, entonces van a ser costos económicos y lo más grave es que muy probablemente conlleven quebrantos a la libertad de expresión y el derecho a la información. Me parece muy destacable lo que mencionó el Dr. Murdock respecto a fortalecer los medios públicos. Los medios públicos que realmente lo sean, deberían fortalecerse para permitir la pluralidad. Adicionalmente, deben establecerse mecanismos para poder descubrir contenidos o “discoverability” que lo podemos traducir al español como la posibilidad de que nosotros encontremos en el ciberespacio contenidos relevantes a nuestros contextos y a nuestras democracias.

¿Cómo hacerle para lograr ese fortalecimiento de medios públicos? ¿Cómo lograr que la ciudadanía consuma contenidos que sean relevantes y plurales con voces diversas? Evidentemente la alfabetización mediática es un camino, pero tampoco resuelve todo. Cada uno de nosotros podemos estar alfabetizados mediáticamente y sin embargo, construir nuestro jardín amurallado, que además después va a ser puesto con cemento a través de los algoritmos. Entonces no sólo construir dejar de construir jardines amurallados y hacer alfabetización mediática, sino creo que también tenemos que volver a las bases, en insistir a que cada uno de nosotros también somos responsables de lo que pensamos, de lo que decimos en redes sociales y de lo que difundimos. Si solamente me allego a un tipo de información, voy a pensar que el mundo es de un solo color, cuando las democracias se construyen con la diversidad de colores, donde ustedes y yo nos escuchemos y podamos formar libremente nuestra propia opinión.

Puedes revivir la conferencia completa en: https://youtu.be/EoZxv6EIbvU

Una respuesta

  1. Este análisis destaca de manera esclarecedora las complejas interconexiones entre pluralidad, ciberseguridad y el mundo digital. Pone de relieve cómo la falta de regulación específica en plataformas digitales contrasta con los controles en medios tradicionales, subrayando la importancia de la pluralidad para construir democracias sólidas.

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