ISSN : 2992-7099

Palabras subversivas

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Janet Berenice Alba Negrete

Feminista creadora de la colectiva “Cocinando feminismos”

18 noviembre, 2022

La poesía ha sido un recurso del feminismo para denunciar las violencias y las opresiones que se ejerce sobre los cuerpos de las mujeres. Mediante versos y rimas subversivas se manifiestan las inconformes, las irreverentes, las incontroladas, aquellas que, desde el amor, la justicia, la sororidad y la empatía confrontan al orden patriarcal. Sus palabras deconstruyen un imaginario sexista que las delega únicamente como musas, fuentes de inspiración; no les otorga capacidad creativa ni autonomía.

La poesía feminista es subversiva, es un lenguaje de resistencia. Desde una mirada realista, crítica, cruda y profundamente emocional refiere a temas como: la sexualidad, la violencia sexual, la marginación, la exclusión, el racismo, la desigualdad. Al mismo tiempo celebra la libertad, el amor, el placer, la sororidad, la amistad, la esperanza. Habla del cuerpo de las mujeres desde sus grandezas y miserias; desde la opresión y la emancipación. En ese marco, la autora de los poemas Janet Berenice Alba Negrete, escribe para denunciar las violencias cotidianas normalizadas y reproducidas desde el seno más íntimo, como lo es la familia, hasta la entidad estatal y la religiosa.

Sus letras poseen bondad y profundidad que permite que otras mujeres se identifiquen y se reconozcan en experiencias, procesos y situaciones similares. Aborda al espacio doméstico como un cautiverio, los mandatos sociales de feminidad eliminan cualquier posibilidad de libertad y autonomía; allí el esposo se convierte en un tirano y los hijos en un mandato obligatorio. Asimismo, refiere al cuerpo como herramienta de transformación, desde este se grita, se ejecuta y se siente la emancipación. Janet Berenice nos muestra como las palabras son un arma letal.

Poemas

Sin nombre

Lejana al objetivo,
cercana de todo lo demás,
camino sin rumbo,
camino el camino más difícil,
el camino del hombre.
¿A qué venimos?
Ya se me olvidó.

 

Solo andamos caminando,
solo caminamos todos juntos,
sin voltear a mirarnos,
transitamos como dueños del sueño,
con los ojos medio abiertos,
y los sentidos adormecidos,
con el mal de sueño,
te duerme el pensamiento,
y el corazón, sin sentimientos.

 

Subversivas somos,
y lo gritamos desde las tripas,
pero solo caminamos,
gritamos al grito de guerra,
sin embargo, el extraño enemigo invadió,
los pensamientos de tierra,
tierra sobre el cuerpo, yazco,
tierra ajena, no pertenezco,
solo camino, transito,
el camino del mundo de Izquierda,
reflexivo mi pensamiento,
comprende la lucha,
lejana al objetivo,
reflexivo el sentimiento,
cierro los ojos, solo tránsito,
el camino es el mismo.

 

Lo caminamos,
el extraño enemigo y yo,
aún que retiemble en su centro la tierra,
somos soldados en la tierra de Dios,
pisando la tierra de nadie,
en cada paso que doy,
compenetrados en pensamiento,
la lucha que surge.

 

Las niñas no van descalzas

 

Tus pies desnudos no deben pisar el suelo,
sus pies desnudos no deben pisar la vida,
pueden insultar a Dios,
pueden tentar al diablo.

 

La desnudez de sus pies,
puede despertar deseos,
puede enojar a la iglesia,
pueden desvariar la moral,
con la desnudez del suelo.

 

¿Por qué, Dios es sordo?
Y la iglesia es nuestro peor enemigo,
las niñas no van descalzas,
las descalzas van desnudas,
a los ojos de los hombres.

 

Niña, viste tus pies de blanco y medias naranjas.
Niña, deja la desnudez para la princesa y el princípe azul.
Niña, tú, tú viste de rojo.
Niña, viste tus pies de medias negras.

 

Medias negras de red,
de red de atrapasueños,
y pensamientos…
de pisadas lejanas.
Niña, no debes caminar descalza,
no podrás caminar rápido y la vida te alcanza.

 

Niña, no puedes caminar descalza, descalza de pies, desnuda del alma, de cabeza vacía, el hombre te mira, Niña, no camines descalza, viste tus pensamientos, aunque tengas desnuda el alma, la suciedad se juntará entre tus dedos, y la sociedad juzgará tu piel desnuda, desnuda y sucia, de pies, de pasos en el alma.

 

Niña, no camines descalza,
viste tus pies, tapa tus pensamientos,
recuerda, las niñas no van descalzas.
Mamá, te ayudará a nunca ir descalza,
mamá, nunca va descalza.

 

Con la luz perpetua en sus espaldas,
y la inmaculada bendición en sus manos,
tapa la pena con las medias naranjas
y los tacones lejanos.

 

Niña, mamá te cuidara,
para que no vayas descalza.
Las niñas nunca van descalzas.
¿Por qué Dios es sordo?
Y la iglesia nuestro peor enemigo,
niña no te desnudes los pies,
para no molestar al amo,
para no invitar al diablo a caminar a tu lado,
para que Dios no te castigue,
si te ve descalza.

 

Las niñas nunca van descalzas,
las niñas no caminan,
las niñas no corren.
Las niñas nunca van descalzas,
mejor córtate los pies,
pero jamás vayas descalza.

 

Niña, no debes hacer enojar a Dios,
niña, no debes tentar al diablo,
las niñas nunca van descalzas.
¿Por qué, Dios es sordo?
Y la iglesia nuestro peor enemigo.

 

Esas celdas

 

Consciente de tener a la tiranía de progenitor,
y a la esclavitud de cuna.
Vine a este mundo,
corriendo el riesgo de ser una preñez no deseada.

 

¿Nací mujer para ser esclava?
Crecí obediente,
crecí sumisa,
crecí con el pesar de las cadenas en la espalda.

 

Con el sufrimiento por herencia,
y en la pena, la desgracia.
De una feminidad condicionada,
callada y obediente,
como dice la moral trastocada.

 

En el pretérito perfecto de mi persona,
nací en la inconsciencia,
de lo que es ser mujer,
y futura esclava.

 

Nací de un padre,
lo suficientemente desgraciado,
que engañó a una mujer.
Cuyo único crimen fue creer,
que un hombre la amaba.
Vine al mundo sin aviso,
con el permiso de los tiranos
que dictan las leyes.

 

Soy de las nacidas,
dentro de la esclavitud,
de la opresión,
que la ley consiente.

 

Soy de las nacidas,
hoy que se volverán esclavas mañana,
caeré en el engaño igual que mi madre,
me volveré esclava de un tirano,
y viviré mi vida en una de esas celdas.

 

De los miles de celdas,
que hay por todo el mundo,
de ese mundo,
que es la más grande de las cárceles.

 

De donde nadie escapa,
en donde todos vivimos,
ese engaño social,
esa mentira moral,
ese absurdo, esa celda,
que muchos llaman casa.

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