ISSN : 2992-7099

El artículo pretende reflexionar sobre el impacto del pensamiento de Pablo González Casanova, como intelectual y sociólogo crítico latinoamericano, en dos ámbitos relacionados entre sí: 1) las rupturas epistemológicas frente a la ciencia social ortodoxa y disciplinaria, y b) la fundación de instituciones y proyectos educativos vigentes en la UNAM. En ambas dimensiones, es posible identificar un programa de investigación, pocas veces reconocido por los lectores cercanos a su obra, que tiene como núcleo central los siguientes elementos: a) el compromiso epistémico con una interpretación del mundo desde un enfoque de la complejidad, y la relevancia del pensamiento multi, inter y transdisciplinario para la comprensión de la realidad social, b) el diálogo necesario entre las ciencias y las humanidades, para el entendimiento del mundo contemporáneo, así como c) la relación indisociable entre conocimiento, política y academia, para la transformación de la realidad.

Para ello, se parte de tres conceptos considerados relevantes para la reflexión sobre los aportes de González Casanova, en el ámbito científico, político y educativo. Por un lado, la noción de ruptura epistemológica de la teoría del conocimiento propuesta por Gastón Bachelard (Bachelard, 2000); por otro lado, la idea de programa de investigación, acuñado por el filósofo de la ciencia Imre Lakatos (Lakatos, 1983); así como el proyecto de epistemología política propuesto por Ambrosio Velasco en su perspectiva sobre la filosofía política de la ciencia (Velasco y Beltrán, 2013). Estas nociones, cada una con sus matices y tradiciones, se utilizan en este texto como orientaciones analíticas para hacer comprensibles algunas de las preocupaciones sobre la actualidad del pensamiento y obra de González Casanova. 

2. Epistemología de la complejidad e imaginación institucional 

El pensamiento de González Casanova tiene entre sus principales características, un fuerte compromiso epistemológico con la interpretación de la realidad desde una perspectiva de la complejidad organizativa. Se trata de una visión holística del mundo, que privilegia la observación de la realidad desde un enfoque que asume la organización compleja de los acontecimientos (González, 2017). Una perspectiva como ésta tiende a ser abierta, pluralista, multicausal, epistémica y metodológicamente incluyente, que hace frente a una explicación lineal de la realidad. 

Un enfoque sobre la complejidad organizativa de la realidad es, por definición, pluricausal, sistémico e interdisciplinario. Privilegia el diálogo multidisciplinar para una mejor comprensión del mundo, y para una adecuada transformación de la realidad. Desde la perspectiva de González Casanova, la transformación efectiva de la realidad social es posible mediante un compromiso epistemológico que asuma la complejidad gradual de estructuras, sistemas, actores, relaciones y organizaciones; considerando para ello, investigaciones de corte multi, inter y transdisciplinar, así como el uso de registros multifactoriales y técnicas de investigación convergente. 

Esto que podríamos denominar una epistemología de la complejidad, dominante en la obra de González Casanova, fue central para la concepción, diseño y creación del proyecto educativo del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) en 1971, así como la orientación que mantuvo el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) durante su dirección. Para hacer posible este logro educativo y de investigación, en momentos de un profundo autoritarismo político del Estado, González Casanova tuvo que establecer una serie de rupturas epistemológicas en el campo académico universitario, que hicieran posible la imaginación de un nuevo diseño institucional al interior de la Universidad. 

Estas rupturas se dieron, sobre todo, tanto en el ámbito de las academias científicas como de las humanidades. Hacia la década de los 70´s y 80´s, buena parte de los grupos de investigación científica, del lado de las disciplinas naturales, lógicas y experimentales, estaban fuertemente controladas por sectores conservadores de la sociedad. El campo de las ciencias sociales y las humanidades, por el contrario, estaba fuertemente dominado por concepciones ortodoxas del marxismo, los movimientos de liberación nacional de los años 60´s, así como por una visión militante de la educación científica, profundamente confrontada con la institucionalidad universitaria. 

Cuando fue aprobado el proyecto educativo del CCH, el 26 de enero de 1971 por el Consejo Universitario de la UNAM, Don Pablo González Casanova se encontraba como rector en turno. El contexto político nacional en el que llevó a cabo su aprobación estaba dominado por una fuerte represión militar y policiaca planificada desde el Estado, así como una presencia activa de movimientos sociales y estudiantiles. Tanto la guerra sucia del Estado, durante el gobierno de Luis Echeverría, como la emergencia de movimientos guerrilleros y profundas movilizaciones estudiantiles posteriores a la matanza del 2 de octubre de 1968, formaban parte del escenario político e ideológico que influía decisivamente en la comunidad universitaria de ese momento. Frente al autoritarismo del Estado y la efervescencia política de la vida universitaria, la imaginación institucional de González Casanova fue indispensable en la creación de uno de los proyectos educativos, científicos y culturales más importantes e innovadores del país. 

La fundación del CCH, como un esfuerzo de innovación para los procesos de enseñanza-aprendizaje en la UNAM, es el resultado de las rupturas epistemológicas encabezadas por González Casanova, al interior y fuera de la Universidad, que permitió generar un modelo educativo vanguardista y visionario, que revolucionó la concepción de la enseñanza para la educación media y superior. El modelo educativo integraba desde su nombre, un diálogo entre ciencias y humanidades, perfilaba una continuidad entre la formación del bachillerato y las distintas licenciaturas de la UNAM, permitía integrar la enseñanza educativa con la investigación temprana y la formación humanística; pero, sobre todo, concebía un nuevo sujeto de cambio educativo, considerando a las y los estudiantes con la capacidad reflexiva, científica y crítica necesaria, para generar procesos de cambio social. 

Es decir, el modelo educativo para la creación del CCH, es la expresión más acabada de un compromiso epistemológico y político para la transformación social del país, que desde antes se perfilaba en el pensamiento intelectual de González Casanova, sobre la relación entre conocimiento, academia y política. Este esfuerzo democratizador por ampliar el acceso educativo a un mayor número de jóvenes ha formado a decenas de generaciones universitarias, desde el bachillerato hasta el posgrado; permitiendo con ello la consolidación de investigadoras e investigadores, docentes, divulgadores, científicos y científicas, de gran nivel, con un fuerte compromiso en la transformación de la vida pública de México y de la compleja realidad nacional.   

3. Diálogo epistémico entre ciencias y humanidades 

Como se puede observar, el compromiso epistemológico de González Casanova, durante su rectorado, se materializó en uno de los modelos educativos más importantes con los que cuenta la universidad, como es el caso del CCH, además de la consolidación de la Escuela Nacional Preparatoria. Esta visión dialógica y abierta sobre las ciencias y humanidades, en constante intercambio, generando una relación de encuentro epistémico y metodológico, fue a su vez decisiva en la dirección del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, (creado en enero de 1986) a cargo de Don Pablo González Casanova, un centro adscrito a la Coordinación de Humanidades de la UNAM, el CEIICH tuvo desde sus inicios, la intención de “integrar, coordinar, promover y realizar proyectos académicos interdisciplinarios en los campos de las ciencias y las humanidades” (CEIICH, 2011). La relevancia del pensamiento interdisciplinario para la explicación de la realidad ha sido una constante en la obra de González Casanova. Una de sus más recientes obras Las Nuevas Ciencias y las Humanidades (González, 2017), pone atención en la perspectiva de la complejidad, confrontándose con los enfoques lineales y causales sobre la realidad. 

Una perspectiva lineal del mundo ubica al conocimiento como reflejo de la realidad, considera que lo real es aprehensible mediante una suma acumulativa de sus partes, y asume que es posible abarcar la totalidad como integración de los componentes. Una visión acumulativa de la realidad por efecto de agregación de conocimientos implica un efecto de observación causal ascendente o descendente.  En esta concepción existe un solo punto de observación, donde se instala el investigador. Una alternativa, permite optar por una observación que da cuenta de los sistemas complejos, de sus distintos niveles organizativos. Esto es, la realidad es comprensible observando la multiplicidad de lo complejo, la variabilidad, la simultaneidad y la interrelación de los aspectos del mundo. Los sistemas complejos de observación construyen diferenciaciones para poder reducir complejidad, comprenderla e intervenir en ella. Este es uno de los grandes aportes de González Casanova, para quien “Esclarecer las definiciones e interdefiniciones de la complejidad organizada es una tarea prioritaria del pensamiento crítico y de la pedagogía de la liberación. Exige un nuevo punto de partida coherente sobre el pensar y el hacer contemporáneo.” (González, 2017, p. 89)

Desde este punto de partida, no interesan tanto los metalenguajes, la clasificación exhaustiva de las ciencias, la reducción unitaria de los objetos de estudio, ni de la descripción unificada de los problemas que se consideran estratégicos. El lugar fundamental de observación se sustituye por los lugares de observación, asumiendo la intangibilidad del meta-punto de vista omnipresente. Este hetero-aprendizaje asume un desafío por la complejidad, mostrando una visión más circular de las cosas, donde la causa primaria no importa, sino el sentido dialógico de la producción de conocimiento. De aquí que el intercambio entre conocimientos científicos y humanísticos sea central en la obra de González Casanova. 

El punto de vista de la complejidad analítica, y su deriva en perspectivas inter y transdisciplinar, expresa una capacidad de ruptura epistémica del pensamiento de González Casanova frente a sus contemporáneos, relacionados con teoría crítica de la sociedad. Como él mismo lo expresa refiriéndose al constructivismo piagetiano: “Piaget estableció los puentes necesarios para vincular la interdisciplina a los sistemas complejos, e incluso a los sistemas dinámicos, dialécticos o contradictorios.” (González, 2017, p. 68), distanciándose al mismo tiempo con el pensamiento marxista desactualizado, que ignora la relevancia adquirida de los sistemas complejos y autopoiéticos, para decirlo en claves de Niklas Luhmann (Luhmann, 1998). 

Para González Casanova es claro que las nuevas ciencias en general, y el pensamiento crítico en particular, debe admitir el papel que juegan los sistemas complejos: “ni en el pensamiento crítico marxista y no marxista que ignora el impacto real y conceptual de la construcción de macrosistemas complejos y de mega-organizaciones autorreguladas” (González, 2017, p. 68). Esta ruptura epistémica, permite adoptar como complejo el propio sistema, así como su exterioridad, asumiendo con ello que el observador es parte del acto de observar, y así sucesivamente, hasta que alcanza a reducir lo que le deviene como complejo para intervenir políticamente. Podemos identificar en el autor, una transición del pensamiento crítico clásico hacia uno de tipo de compromiso crítico que recupera al constructivismo, en su sentido más amplio: 

La interdisciplina que plantea el problema del todo como capitalismo perdurable y que se mueve en la comprehensión y la construcción de los sistemas complejos con los conceptos-instrumentos correspondientes, es fundamental para comprender y actuar en la dialéctica también compleja del mundo actual y de sus sistemas de dominación y apropiación. Traer a cuentas ese problema tabú en las ciencias dominantes implica romper una serie de obstáculos que Piaget ayudó a superar con su epistemología constructivista y las implicaciones que de ella derivó en la organización del conocimiento y la acción.” (González, 2017, p. 68)

Este distanciamiento epistemológico en la obra de Don Pablo hizo posible un abordaje, teórico y práctico, más robusto de los grandes problemas globales, regionales y locales, que sentó las bases de un nuevo programa de investigación (Lakatos, 1983) orientado hacia el análisis político de sociedades cada vez más complejas. Por sociedades complejas nos referimos al atributo conceptual contemporáneo dado a la “modernidad radicalizada” (Beck, Giddens & Lash, 1997). Se trata de una atribución de significado de las sociedades contemporáneas en la modernidad tardía, caracterizadas por dejar de lado, no sólo los pliegues de la sociedad tradicional sino, sobre todo, las bases organizativas de la moderna sociedad industrial y el modo de producción industrial del capitalismo. 

En una de sus obras principales, La democracia en México (González, 1965) González Casanova ya establece un análisis más amplio en complejidad, sobre las estructuras de control y dominación capitalistas, para el caso mexicano. A la perspectiva clásica marxista, el autor suma un análisis muy original sobre el colonialismo interno que permite explicar, de una manera más integral, las dinámicas de dominación ante la falta de “una expresión pura de la lucha de clases.” (González, 1965, p. 191)  

Las sociedades complejas, como tipos de sociedades características de la modernidad tardía, incluyen dentro de sus dinámicas operativas sistémicas, los problemas ambientales como constitutivamente sociales, además de los de dominación política y control económico. Tal como apunta González Casanova, en esta nueva complejidad organizativa surgen nuevos atributos de los sistemas parciales que forman la sociedad, en un mundo global. Para el autor, se trata de una complejidad estructural organizativa, directamente relacionada con los crecientes procesos de diferenciación, donde el pensamiento crítico tiene la responsabilidad de movilizar los conocimientos interdisciplinarios requeridos para comprender nuevos fenómenos como la aparición de las tecnociencias, la generación de riesgos, la alta tecnología, la crisis de los ecosistemas, disminución de los recursos naturales, la globalización. De manera simultánea, para el autor es importante considerar dos de los pilares del actual modelo de desarrollo: la expansión de la racionalidad económico-industrial como modelo operativo, así como la ciencia y la tecnología aplicada al descubrimiento y utilización de la naturaleza sometida a la tecnociencia (González, 2017). De aquí la necesidad de correlacionar el modelo de desarrollo capitalista imperante con la crisis ambiental global, en el marco de una sociedad mundial. A la par de ello, debe ponerse en juego, como una asociación estratégica entre conocimiento, política y academia, la relación que existe entre la biodiversidad, la democracia y la pluralidad cultural. 

En este orden de ideas, la noción de sociedades complejas es importante, toda vez que permite una visión ampliada del problema: asume el tema del riesgo, los desarrollos tecnológicos, la democracia, los problemas medioambientales y la participación ciudadana, como elementos constitutivos que definen la complejidad social contemporánea. Para González Casanova, tanto el nivel teórico-práctico, como la dimensión ético-normativa, tienen que ser tomadas en cuenta en el diseño de estrategias políticas para la transformación de la realidad. Esto es relevante en la medida que la reflexividad de las sociedades complejas, representan dinámicas de racionalización práctica de la vida social y la formulación de nuevos códigos normativos de convivencia que se transforman en el tiempo, al considerar la emergencia de los nuevos agentes, las nuevas ciencias y la importancia de alternativas políticas. (González, 2017)

4.  Epistemología política y compromiso de cambio democrático

El compromiso académico, intelectual, científico e institucional de González Casanova, puede ser descrito como el proyecto de una epistemología política, en el sentido propuesto por Steve Fuller en The Governance of Science (Fuller, 2000). Considerando que para González Casanova una característica de las sociedades complejas es la compenetración estructural entre la ciencia y la tecnología, como parte de un entramado de relaciones de mutua dependencia que ha generado la emergencia de los sistemas tecnocientíficos complejos, éstos involucran intereses y valores de tipo industrial, político, social, cultural y ambiental que rompen con la representación tradicional que se tenía de la sociedad moderna y de la ciencia en un sentido tradicional. De esta forma, estos sistemas generan nuevas formas de producción de conocimiento y organización social, que ya no responden a los esquemas epistémicos de las sociedades industriales, ni a las teorías políticas clásicas; sino a modelos analíticos de epistemología política, ciencia posnormal, filosofía política de la ciencia o ecología política, por citar sólo algunos ejemplos de aproximaciones epistémico-políticas contemporáneas. 

El proyecto de una epistemología política como la propuesta por González Casanova es sumamente importante, en la medida que se orienta hacia un compromiso de cambio democrático para la sociedad global contemporánea. Este esfuerzo, es congruente con los aportes planteados desde la década de los 60´s, tanto en el nivel de creación institucional, como en su interés sociológico inicial por tratar de pensar la situación de la democracia mexicana, en el marco de un régimen autoritario. La epistemología política como programa de cambio democrático, permite ubicar al pensamiento crítico de Don Pablo, en el ámbito de lo que Ambrosio Velasco (2013) denomina una filosofía política de la ciencia y la tecnología. (Velasco, 2013)

Para Ambrosio Velasco, filosofía política de la ciencia se puede entender como un campo reciente de investigación y reflexión, que se encarga de incorporar las dimensiones ética, política y social, como elementos centrales para la comprensión de la racionalidad del cambio científico-tecnológico. Como afirma Velasco, la filosofía política de la ciencia y la tecnología se entiende como un esfuerzo reciente, por integrar problemáticas políticas y éticas a temas epistemológicos de las ciencias, como es el caso de los aportes académicos, institucionales y políticos generados por González Casanova. 

Los aportes intelectuales de Pablo González Casanova pueden ser mejor comprendidos en la medida que establecen una integración explícita de la racionalidad política en los modelos explicativos sobre el cambio científico. En este sentido, plantea las directrices contemporáneas del análisis entre la racionalidad de la ciencia y los elementos políticos asociados a ella, para comprender la relación entre conocimiento y poder, así como el vínculo entre ciencia y política, haciendo posible una visión panorámica y contextual de los principales debates al respecto; pero sobre todo, de la necesidad de generar alternativas de transformación social a través del uso de nuevos formas de conocimiento que, partiendo de enfoques interdisciplinarios, complejos y abiertos, permitan dirigirse hacia la erradicación de nuevas formas de presión y explotación que adquiere el orden capitalista actual.

5. Referencias bibliográficas 

Bachelard, G. (2000). La formación del espíritu científico. Siglo XXI.

Ulrich, B., Lash, S. y Giddens, A. (1997). Modernización Reflexiva. Política, tradición y estética en el orden social moderno. Alianza.

Fuller, S. (2000). The Governance of Science. Open University Press. 

González, P. (2017). Las Nuevas Ciencias y las Humanidades. De la academia a la política. CLACSO.

González, P. (1965). La democracia en México. Ediciones Era. 

Lakatos, I. (1983). La metodología de los programas de investigación científica. Alianza Universidad. 

Luhmann, N. (1997). Observaciones de la modernidad. Racionalidad y contingencia en la sociedad moderna. Paidós.

Luhmann, N. (1998). Complejidad y modernidad. De la unidad a la diferencia. Trotta. 

Velasco, A. y López, C. (2013). Aproximaciones a la filosofía política de la ciencia. UNAM. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 × 3 =