ISSN : 2992-7099

Movimientos estudiantiles en América Latina Interrogantes para su historia, presente y futuro, de Nicolás Dip.

Ana Lucía Álvarez Gutiérrez

Ana Lucía Álvarez Gutiérrez

Maestra en historia por el Colegio de San Luis, estudiante del doctorado en historia por la Universidad Iberoamericana. Su línea de investigación es tiempo presente y se enfoca particularmente en los movimientos estudiantiles católicos de izquierda en México durante la segunda mitad del siglo XX y la violencia contra estudiantes durante la guerra contra el narcotráfico.

28 agosto, 2023

En décadas recientes en la que las protestas estudiantiles sacudieron países como Chile y Colombia y a solo unos años del centenario de la Reforma Universitaria de 1918 y el cincuenta aniversario de las luchas estudiantiles de 1968, los debates sobre el papel de los estudiantes en la vida política de las naciones latinoamericanas están a la orden del día. Existe una gran variedad de investigaciones que tratan, desde temas particulares hasta propuestas teórico-metodológicas, sobre los movimientos estudiantiles. Sin embargo, hacía falta un texto que sirviera de guía para aproximarnos a una cuestión tan vasta y compleja, que al mismo tiempo abriera nuevos debates, vacío que sin duda logra llenar el historiador y sociólogo argentino Nicolás Dip en su libro más reciente.

Esta investigación, titulada Movimientos estudiantiles en América Latina Interrogantes para su historia, presente y futuro, forma parte de un proyecto editorial titulado “Que se pinte de pueblo” editado por CLACSO y el IEC-CONADO. Esta interesante iniciativa tiene como finalidad crear una colección de libros enfocados al estudio de temas relacionados con proyectos de democratización en universidades latinoamericanas y caribeñas, cuestión que cumple a cabalidad Dip. El investigador argentino asegura que su texto es un libro de bolsillo, pero no se trata de cualquier libro de bolsillo.

Dip logra aproximarse a cuestiones fundamentales con relación a los movimientos estudiantiles por medio de una narrativa clara y amena. Para ello, se centra en seis preguntas fundamentales ¿Qué son los movimientos estudiantiles? ¿Cuál es la importancia de los movimientos estudiantiles? ¿Qué fue la Reforma Universitaria de 1918 y cuáles son sus legados? ¿Existió un 68 latinoamericano? ¿Están vivos los movimientos estudiantiles? ¿Hay lugares comunes en la historia y el presente de los activismo estudiantiles? Todo ello en 88 cuartillas de las cuales 13 son de referencias, con lo cual se muestra su amplio bagaje sobre el tema y su capacidad de análisis y síntesis.

En estas páginas, el autor se aproxima a los movimientos estudiantiles asumiéndolos en una dimensión política y navega por la historiografía que los aborda desde inicios del siglo XX hasta la actualidad. En medio de estos debates, en los que se han tenido diversas posturas frente a los activismos estudiantiles, Dip propone como una manera de generar nuevas “instancias de debate a futuro alejarse de las dicotomías y de homenajes autocelebratorios” (20230: 26). Además, nos guía a través de la Reforma Universitaria de 1918, considerando sus antecedentes y dando peso no sólo al evento en su contexto, sino a la subjetividad con la que cada generación ha leído esta experiencia, en una especie de proceso de apropiación.

Pero Dip no sólo se enfoca en luchas pasadas, dado que, al cuestionarse sobre la existencia actual de movimientos políticos, da cuenta de las movilizaciones estudiantiles ocurridas a finales del siglo XX y principios del XXI, sin dejar de prestar atención a la importante cobertura mediática de todos ellos. Este último punto nos parece sumamente relevante, ya que los medios de comunicación sin duda han sido un elemento destacado en la percepción social de los movimientos estudiantiles. Por otra parte, el investigador argentino menciona el uso de las redes sociales como instrumentos de organización utilizados por los estudiantes en épocas más recientes. Esto nos hace reflexionar sobre el manejo de redes sociales como fuentes para el estudio del siglo XXI y la importancia de abrir un debate teórico al respecto.

Asimismo, Dip menciona la existencia de lugares comunes en el análisis de los movimientos estudiantiles alrededor de Latinoamérica y la masculinización de los estudios al respecto, a pesar de que existieron mujeres que ocuparon espacios relevantes en la lucha estudiantil, que a su vez es un llamado a pensar a los activismos estudiantiles desde una perspectiva de género. Conjuntamente, nos señala los peligros de concebir a las movilizaciones estudiantiles sólo desde orientaciones políticas de izquierda, sin considerar que en varios casos los estudiantes se han organizado desde perspectivas de derecha o desde identidades políticas que escapan a esas dicotomías.

Por último, este libro nos hace reflexionar sobre la importancia de salir de los estudios nacionales y fijar la mirada en escalas más amplias, como es Latinoamérica y el Caribe. Creemos que esto podría ayudar a crear nuevas lecturas sobre la identidad de los grupos, las influencias ideológicas y su apropiación e incluso se podrían perfilar redes de colaboración entre diversos sectores estudiantiles a nivel regional. Sin duda, este libro debe formar parte de la biblioteca de cualquier investigador o investigadora enfocada en el fenómeno estudiantil, pero también es un libro pensado para el público en general, porque finalmente la investigación también debe tomar en cuenta a la población más amplia y así, buscar que la educación “se pinte de pueblo”.

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