ISSN : 2992-7099

La cultura política de los militantes de Morena: “fortalecer al partido desde las bases”

Miguel Ángel Ramírez Zaragoza

Miguel Ángel Ramírez Zaragoza

Investigador del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM donde coordina el Área de Investigación y Seguimiento de Procesos Democráticos. Politólogo por la FCPyS-UNAM donde es profesor en las materias de acción colectiva y movimientos sociales. Doctor en sociología por la UAM-A. Miembro del SNI del Conacyt, nivel 2 y de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales.

3 febrero, 2023

Conocer la realidad política y social del México del siglo XXI nos obliga a realizar interpretaciones sobre los procesos y fenómenos más relevantes identificando a los actores y sus complejas relaciones. La transformación iniciada en México en el 2018 con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es uno de estos momentos clave de nuestra historia reciente. En esa transformación el papel del partido político Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) –creado en el 2011 como movimiento político y social, convertido en asociación civil en 2012 y registrado formalmente como partido político en el 2014– ha sido fundamental. Como actor central entre AMLO y Morena tenemos al pueblo de México el cual –desde la lógica de este movimiento denominado “Cuarta Transformación” (4T) – es el soberano, así como el origen y fuente del poder político. Por ello, es importante entender cómo piensan y actúan las personas que se consideran parte del pueblo y que apoyaron y votaron por AMLO, además de que forman parte de Morena y de la 4T. 

De esta manera, el estudio de la cultura política nos ayuda a entender la forma en que los actores (individuales y colectivos) se preparan para ser parte de la vida política de una comunidad política o una organización social. En este caso se trata de indagar prefigurativamente cómo se configura una cultura política democrática y combativa de los y las militantes de Morena analizando algunas dimensiones como: la tradición de lucha de los militantes y la organización popular; los principios y valores del partido que sustentan su teoría y praxis; su conciencia del momento histórico y el papel de Morena en la 4T; así como la forma en qué observan los problemas y tendencias del partido.

Partimos del supuesto de considerar que los y las militantes de Morena han ido construyendo una cultura política democrática que parte de su participación política y social antes y durante el gobierno actual; de su participación activa en Morena defendiendo los estatutos, valores y principios; de una posición crítica y autocrítica del partido para que siga siendo un instrumento para la 4T; y de un deseo de que la transformación iniciada por AMLO, y de la que se sienten parte, continúe.

Se trata de un ejercicio de observación participante en el que se realizaron 21 entrevistas para recoger los testimonios de los y las asistentes (fundadores del partido o con una participación de muchos años) a las dos Convenciones Nacionales Morenistas (CNM) celebradas el 5 de febrero y el 21 de agosto de 2022 en el Monumento a la Revolución de la Ciudad de México. Se dio seguimiento también a la actividad de los convencionistas en las redes socio digitales (particularmente Facebook y Twitter) y se recuperaron otros testimonios de militantes, así como reflexiones de intelectuales afines al partido y a la denominada “Cuarta Transformación” (4T). Se incluye también información recabada en el marco de las asambleas distritales (que en realidad fueron elecciones) para elegir a los 3000 consejeros distritales de Morena realizadas el 30 y 31 de julio de 2022.

Cabe señalar que la CNM no es parte de una estructura formal de Morena, no se encuentra en sus estatutos, pero es una instancia de organización y deliberación legítima que toma su nombre de la legendaria e histórica Convención de Aguascalientes celebrada durante la Revolución Mexicana en 1914 con el objetivo de crear un programa de gobierno derivado de las causas que habían dado origen a la lucha armada. En ella participaron distintas facciones revolucionarias destacando las comandadas por Francisco Villa y Emiliano Zapata que querían ser relegadas por la fuerza carrancista dominante. De manera similar, en la CNM participaron ciudadanos (as) inconformes con la forma en que la cúpula del partido ha dirigido a la institución y que se sienten excluidos de las principales decisiones y/o desplazados o subestimados como fundadores, siendo que son militantes con una larga trayectoria de lucha dentro y fuera de Morena.

La CNM ha sido convocada por grandes personalidades fundadoras del partido como John Ackerman, Paco Ignacio Taibo II, Paloma Saiz, Víctor Toledo, Irma Eréndira Sandoval, Jaime Cárdenas, Jesusa Rodríguez, Carlos Figueroa, Alejandro Solalinde, entre otros, con el objetivo de luchar para que el partido siga manteniendo los principios que le dieron origen y lo convirtieron en un instrumento de transformación que posibilitó el triunfo de AMLO manteniendo a la militancia y a las bases como el elemento más importante. 

Tomar el caso de la CNM para hacer este breve texto sobre algunos aspectos que constituyen la cultura política de los militantes de Morena se debió a que dicho evento sacudió las estructuras partidistas y la vida interna aletargada por diversas razones, surgiendo reclamos de amplios grupos de militantes fundadores de profundizar el proceso democratizador y movilizador del partido ante los problemas observados por la existencia de una dirigencia que, a decir de los militantes, “se ha alejado de los principios fundacionales de Morena”. El subtítulo de este ensayo es sumamente sugerente y fue una constante en los testimonios recogidos: “fortalecer al partido desde las bases”, como una exigencia popular legítima de aquellas personas que asumieron el reto de transformar este país considerándose como “promotores del cambio verdadero”.

Para resguardar la integridad de los entrevistados y tomando en cuenta que las disputas políticas en el partido han aumentado en el periodo que va de la primera CNM en febrero de 2022, la celebración de las asambleas (elecciones) para elegir a los consejeros distritales en julio y la segunda CNM de agosto del mismo año, se decidió utilizar sólo el nombre de pila (cuando se nos dio el nombre) o el apelativo “militante” en caso de no tener el nombre o cuando se solicitó anonimato, evitando también dar detalles en temas delicados que pudieran causar un problema a las personas que amablemente aceptaron darnos sus testimonios.

I. Cultura política, democracia y transformación social

La transformación social y política que vive nuestro país requiere una cultura política democrática acorde que acompañe el proceso de formación política y revolución de las conciencias (véase Ramírez, 2022a; Tamayo, 2022). Como parte de la dimensión cultural de la política –que se encuentra en constante y permanente relación con la dimensión estructural– la cultura política se convierte en un elemento inherente a la política misma. La política es una actividad humana en la que pueden participar, en principio, todos los miembros que forman parte de la comunidad política y lo pueden hacer de manera individual, pero también colectiva, sobre todo cuando se trata de una política de corte democrático. Sin embargo, la capacidad y la forma de participación de cada grupo o individuo dependerán de diversos factores entre los que se encuentra su cultura política, es decir, el conjunto de conocimientos y aprendizajes políticos, sus afecciones y emociones que lo motivan a participar, sus valores y principios que guían su actuar, sus visiones de sociedad, sus prácticas organizativas, la manera en que se relacionan con su entorno, así como sus concepciones de la importancia de su participación para formar parte de las decisiones que le competen e involucran en la medida en que lo(s) afectan y/o lo(s) benefician (Ramírez, 2022b). Esta definición de política y de cultura política coincide con los documentos básicos del partido. Particularmente en el programa político de Morena se dice claramente que “La política es asunto de todos, no sólo de políticos profesionales […] La política se ha pervertido con la corrupción, la compra del voto, el lavado de dinero, el clientelismo y el paternalismo. Morena lucha por y a través de una ética política que pretende la paz sustentada en el bien común y el respeto, como la esencia del cambio democrático” (Morena, 2019).

Ahora bien, en los documentos básicos (Declaración de principios, Programa y Estatutos) no aparece como tal el término cultura política, menos aún el de cultura política democrática, sin embargo, se pueden observar algunos párrafos que nos acercan a esta noción y que demuestran que es también uno de sus objetivos al estar basados en una serie de “principios democráticos”. En la declaración de principios se expresa que “Los integrantes del partido deben tener presente en su quehacer cotidiano que son portadores de una nueva forma de actuar, basada en valores democráticos y humanistas y no en la búsqueda de la satisfacción de intereses egoístas, de facción o de grupo (Morena, 2019, p. 10). Esa nueva “forma de actuar” se nutre de las “luchas y movimientos sociales” y se basa en una “participación política decidida” (pp. 8 y 10). Como partido-movimiento Morena es un instrumento para la construcción de una cultura política democrática que se convierta en la base de una nueva subjetivación política anclada en lo colectivo que contribuya a revolucionar las conciencias de los protagonistas del cambio verdadero (Cf. Ramírez, 2022a).

II. Partidos políticos y militancia: el caso de Morena

Los partidos políticos son actores colectivos que permiten a los ciudadanos organizarse para formar parte de la vida política de una sociedad. Mediante ellos pueden acceder a cargos de elección popular canalizando demandas y siendo correas de transmisión entre la ciudadanía y el gobierno luchando por sus reivindicaciones de grupo o de sector, aunque en el discurso dicen velar por el interés general (Reveles, 2005). Los partidos políticos son actores centrales en una democracia representativa y de acuerdo con sus posiciones ideológicas intentarán transformar la realidad o mantener el status quo

La vida interna de los partidos y el papel de los militantes es un tema relevante en el estudio de estos actores colectivos. Por ello, resulta paradójico que las entidades de interés público (como son definidas en nuestra Constitución en el artículo 41) que postulan candidatos a los puestos de elección popular mediante procesos democráticos –y que les corresponde (en parte) ser garantes de que se cumplan las reglas y procedimientos democráticos– no tengan procesos y mecanismos claros y efectivos de democracia interna. 

La crisis de credibilidad de los partidos políticos pasa, entre otros problemas, por: una tensa y conflictiva relación entre los partidos y el electorado que genera un alejamiento de los electores a los partidos; casos de corrupción; y una distinción tajante entre líderes (y/o representantes) y militantes (bases). Es necesario, por tanto, realizar estudios que aborden el papel de la militancia comprendiendo, por ejemplo, las motivaciones que los llevan a involucrarse en la acción colectiva partidista (González, 2022, p. 5) y que forman parte de su cultura política. En el caso de Morena, al autodefinirse como un partido de izquierda (progresista) incentiva en sus militantes “motivaciones colectivas” más que individuales, encontrando en la idea de “transformar la situación del país” una de sus principales motivaciones, además, la militancia muestra un “alto interés por la política” y una fuerte afinidad con sus principios y valores, además de un reconocimiento a la figura del líder (González, 2022, p. 96).

Morena surgió como antítesis de los partidos políticos del viejo régimen. Como un partido de masas y no de cuadros. Como una organización política y una entidad de interés público que resalta la importancia de la militancia en los procesos de organización y toma de decisiones, tanto en los periodos electorales como en los no electorales, manteniendo a las bases sociales movilizadas y conscientes de su papel en un proceso de lucha y transformación permanente. Morena surge con la intención de democratizar a la sociedad y, por lo tanto, tener una democracia interna que rompa con la famosa “Ley de hierro de la oligarquía” sugerida por Robert Michels (1972 [1911]) a principios del siglo XX que establece que toda organización, por más democrática que sea o que intente ser, terminará reproduciendo una estructura oligárquica y elitista a su interior en donde la organización –en este caso el partido– da paso a la “dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores” (p. 189). De la misma manera, Morena pretende echar abajo la tesis de que “La apatía de las masas y su necesidad de guía tienen como contraparte, en los líderes, un apetito natural por el poder” (Michels, 1972 [1911]: p. 9). Esta tesis se viene abajo en el caso de AMLO quien ha mostrado una congruencia con sus valores y principios velando por el interés colectivo por encima del interés individual, sin embargo, a decir de la militancia, las acciones de la cúpula incrustada en la actual dirigencia hacen difícil pensar que dicha tesis se pueda desechar completamente teniendo, por el contrario, gran vigencia.

Esa antigua idea de la oligarquización casi inevitable de toda organización partidista parece haberse convertido en una especie de maldición que impide que un proceso democrático partidista se mantenga. Sin embargo, cuando abstraemos el análisis de la parte organizativa, es decir, del partido y sus instancias e instituciones internas y lo llevamos al plano de la cultura política tanto de los y las militantes como del partido en su conjunto las cosas pueden observarse de otra manera poniendo énfasis en los valores, principios, formas de pensar, ideas, narrativas, prácticas, e incluso sueños y aspiraciones que permiten mantener viva a la democracia como medio y fin de una organización política, en este caso un partido político que tiene dos características importantes: nació como un partido-movimiento y ahora es el partido en el gobierno, cuenta con la mayor cantidad de representantes populares en el Congreso.

Partidos como Morena tienen claro que la democracia interna es importante, pues a diferencia de los partidos de cuadros y los partidos de derecha –que deciden su vida interna de manera cupular– reconoce la importancia de la participación de la militancia –de las bases– en las decisiones colectivas propias de su vida institucional. De ahí, por ejemplo, la regla estatutaria de realizar asambleas para elegir a los consejeros distritales o a los delegados al congreso nacional del partido (Morena, 2019).

En la vieja distinción hecha por Duverger (1957) entre los partidos de masas y los partidos de cuadros Morena estaría en un punto medio, pues sin renunciar a la existencia de cuadros y de liderazgos –necesarios en toda organización política– su conformación está dada por una masa que constituye el grueso de su militancia y de su vida interna. Otras interpretaciones sobre la forma en que está organizado Morena dan mayor peso a la presencia del líder al que, según Espejel (2022) está “subordinada” la militancia en “menoscabo de sus derechos” (p. 287). En esta visión “cualquier expresión al interior del partido” se “supeditó” a los designios del líder al menos en los primeros 5 años de vida (2014-2019), generando la ausencia de una democracia interna (Espejel, 2022: p. 288). A partir de la CNM se ha podido observar, sin embargo, una mayor vida interna donde el disenso se expresa sin cuestionar, necesariamente, la presencia y la calidad moral del líder (AMLO) quien ha decidido mantenerse alejado del partido para no reproducir los vicios del viejo partido de Estado. Morena está viviendo, de alguna manera, los problemas propios a todo proceso de institucionalización (Panebianco, 1984) de un partido político joven. Su vertiginoso ascenso electoral ha hecho que su dimensión formal de partido político vaya ganando terreno a su dimensión movimientista.

Para entender a Morena resulta importante también la concepción gramsciana del partido político, que lo concibe como una voluntad política colectiva con gran pasión. Gramsci sitúa al partido político con un pie en la sociedad política y con un pie en la sociedad civil. Esto es muy interesante porque, de alguna manera, tiene que ver con la esencia misma de Morena, es decir, la parte de la sociedad política que le corresponde a Morena sería su constitución formal como partido político que busca el poder, como partido que presenta candidatos a puestos de elección popular y que es parte del sistema de partidos y del sistema electoral; y, por otro lado, el pie que tendría Morena en la sociedad civil sería esta dimensión movimientista, constituirse como un movimiento popular de bases, una organización permanente y colectiva a favor de las causas y de las luchas del pueblo mexicano. Morena coincide, en ese sentido, con las ideas del gran revolucionario italiano.

Para el caso de las militancias políticas nos es muy útil la definición de cultura política que propone Albertaro (2016) que afirma que se compone de un conjunto de ideas, saberes y prácticas que derivan de valores y principios compartidos ejercidos en una comunidad a la que se pertenece por voluntad propia, en dicha comunidad se comparte un horizonte político con base en una lectura común de la realidad y de la historia y se tiene una misma visión del mundo y del futuro que hace a los militantes identificarse plenamente estableciendo un “ellos” y un nosotros (p. 363). El autor menciona, sin embargo, un problema que hay que considerar: no es lo mismo la cultura política del militante cuando el partido es oposición que cuando el partido es gobierno, la primera “es una cultura más inmediatamente identificable, porque está desvinculada de los lazos de la institución estatal” (p. 364). De la misma manera que no es lo mismo la cultura política de las bases que de los dirigentes o los miembros del partido que tienen una posición en el gobierno. Siguiendo a Milanesi (2010) el autor afirma “La burocratización es uno de los productos negativos del poder y, como se ha escrito, ‘la práctica militante termina allí donde empieza el poder’ porque el ‘militante puede estar en un partido, […]. Pero no es su lugar el partido que se ha hecho Estado’” (Albertaro, 2016, p. 364). Esto es importante tomarlo en cuenta pues la militancia que se incluye en este trabajo sobre Morena no tiene cargos públicos, es fuerte crítica de las dirigencias y comparte la idea de que la lucha “no es por cargos ni encargos” sino por una transformación social. El autor remata su idea enfatizando que “De hecho, la dimensión del poder organizado parece ser justamente el factor que contribuye a vaciar de significado a la militancia […]” (p. 364). 

III. Las dimensiones de la cultura política de los y las militantes de MORENA

Para analizar la conformación y prefiguración de la cultura política democrática de los y las militantes de Morena proponemos las siguientes dimensiones, incorporando en cada una algunos testimonios representativos acompañados de breves notas analíticas que sustenten y complementen lo dicho por la militancia.

  1. Tradición de lucha de los militantes y organización popular (bases del partido-movimiento)

Morena nace como un partido movimiento (Quintanar, 2017), una cuestión muy suigéneris, pero a la vez muy importante en el sentido de no ser un partido tradicional de cuadros que únicamente aspira al poder, sino que realmente quiere ser un instrumento de transformación social, de organización ciudadana que incentive la conciencia crítica y la conciencia social. Un instrumento que sea verdadero espacio de organización de las bases y de las distintas expresiones políticas que hay en nuestro país; en Morena existen militantes que han sido parte de las luchas sociales, hombres, mujeres y de todas las identidades de género que han sido parte de las luchas sociales, sindicales, de las luchas urbano populares, aquí podemos ver maestros del magisterio democrático, miembros del extinto Sindicato Mexicano de Electricistas que fue golpeado por el modelo neoliberal, hay también vecinos de colonias populares, estudiantes que han defendido la UNAM y que se han sumado a causas como al de los indígenas de Chiapas o la defensa del medio ambiente, defensores de derechos humanos, feministas y un largo etcétera. Hay, en fin, una gran cantidad de luchadores (as) sociales.

Enrique, militante del Estado de México y además consejero estatal, manifestó lo siguiente: “yo tengo 62 años, pero toda mi vida he luchado para que haya un verdadero cambio para dejarles un mejor país al pueblo, no a mi familia, al pueblo, a la mejor algunos de mis congéneres llegan a estar en algo, pero primero es el pueblo”. Al participar en la CNM afirma que mantiene “la esencia de una vida de lucha”. En este sentido, para Alfredo, militante de San Luis Potosí, en la CNM “está la gente que trabaja, la gente que se dedica a hacer comités de base, la gente que se va a tocar puertas, aquí estamos todos los militantes, todos los que nos la ‘partimos’ y vamos realmente a hacer las cosas para que este proyecto funcione; vemos que este proyecto pues no funciona sin la unidad de los militantes, pues no se toman en cuenta; entonces, esa es la situación que está sucediendo aquí a nivel nacional, y a nivel San Luis Potosí; por eso se ha perdido la fuerza y la organización”, Alfredo invita a la gente con tradición de lucha a “seguir fortaleciendo al partido y a la cuarta transformación”.

Felipe Rodríguez, secretario de Movimientos Sociales y Cooperativismo de Morena, expresó en la primera CNM que “Las bases son las más importantes, los miembros del comité ejecutivo de Morena mandamos obedeciendo. Esta primera Convención Nacional Morenista es un ejercicio de educación colectiva que muestra el trabajo desde abajo, desde la comunidad. Si un partido de izquierda como Morena hace a un lado a los movimientos sociales de izquierda terminará como el PRD, la línea es retomar al Morena movimiento, una izquierda comunitaria y popular que esté al lado de la CNTE, de los indígenas, de los campesinos, del pueblo mexicano”. La alianza y cercanía con los movimientos sociales parte no solo de la solidaridad recíproca sino del hecho concreto de que muchas personas tienen una doble militancia: en los movimientos y organizaciones sociales, así como en Morena. 

A la pregunta expresa de ¿Cómo considera usted que Morena, como partido-movimiento, pueda ser un mejor instrumento para esta “Cuarta transformación”?, una militante de la Alcaldía Benito Juárez en la Ciudad de México, respondió: “Necesitamos mucha participación desde la base para que la cúpula no pueda estar decidiendo a su antojo, un respeto a los estatutos, modificarlos también y urge que se hagan ya las asambleas para cambiar, para hacer la estructura nuevamente porque ya no tenemos partido ahorita, ya no hay partido y necesitamos construir una democracia de bases […] pienso que Morena es importante como instrumento para un cambio desde la base, desde lo local hasta lo nacional; pero nosotros como ciudadanos además de participar como Morena, que es importante, necesitamos también organizar a la sociedad en otros ámbitos”.

Para mantener a Morena como partido-movimiento que organice y politice a las bases “es necesaria la participación, porque si participamos, por ejemplo, si hay problemas con los del gas natural, o que falta agua, que no haya información sobre las pensiones para adultos mayores o para los niños entonces participamos, entonces informamos a la gente, hacemos un perifoneo o vamos más allá” comentó una militante de la Alcaldía Azcapotzalco en la Ciudad de México. Para fortalecer la vida orgánica del partido y garantizar que su dimensión movimientista se fortalezca a la par de su dimensión electoral es necesario reactivar a las bases, pero también es necesario “incluir en su programa de trabajo la agenda social de los movimientos sociales en México, se debería vincular con el movimiento de mujeres, con el movimiento de la diversidad sexual, con el movimiento ecologista, con el movimiento en las zonas urbanas y en las zonas rurales” mencionó un joven militante.

Para Javier, militante de la Ciudad de México, “es fundamental que Morena siga teniendo alianza con los movimientos sociales, sobre todo los que están agarrando muchísima fuerza a través de las redes sociales, entonces tendría que generarse contenido de parte de Morena sobre los movimientos sociales, o sea, teorización y denuncias y todo lo que se utiliza en redes sociales de parte de gente de Morena. ¿Cómo es posible que en las marchas feministas los panistas sí se ponen su pañoleta y dicen ‘el PAN es feminista’ y, a veces Morena, por no querer parecer que se pone la máscara, simplemente no se aparece?” También agregó que “hay que tener cuidado que los movimientos sociales no se usen para golpear a Morena y la 4T”. Al exterior del partido y dentro de su militancia las bases morenistas tiene claro que los objetivos son: profundizar la democracia, tener una sociedad consciente y permanentemente movilizada y construir un partido que acompañé decidida y organizadamente la transformación iniciada por AMLO.

  1. Principios y valores del partido, respeto a los documentos fundacionales (teoría y praxis en Morena)

Morena surgió para combatir la vieja cultura política de raigambre priista y neoliberal basada en prácticas como la corrupción y el corporativismo, antivalores como el egoísmo, la apatía y el individualismo, así como principios políticos de la élite política que se resumían, por ejemplo, en dichos como: “el que no tranza no avanza” que generaban en la ciudadanía desafección hacia la política y los asuntos públicos. De la misma manera, Morena combate la vieja cultura de la ilegalidad y la violación de acuerdos que estaba presente en el régimen anterior. Ante ello, se busca construir una cultura política democrática, solidaria, de defensa de lo colectivo y de la legalidad, de la transparencia, así como de la lucha para lograr la transformación con base en nuevos valores y principios.

Por ello, para Erika, militante de Iztacalco desde la fundación del partido, es importante “que no se pierdan los principios que desde un inicio tuvo el partido y que realmente pues los que están gobernando Morena cumplan, porque hay gente que está haciendo quedar mal al partido, ¿no?, y al movimiento del que se inició”. De la misma manera, para Enrique, militante del Estado de México, “La realidad debe ser que se respeten los estatutos de Morena […] que se respete la opción principal de decir que somos honestos, de no robar, no mentir, no traicionar y no engañar, y sin embargo aquí las cosas están al revés […] si no quieren a Morena, ¡pues que se hagan a un lado!, pero que nos dejen caminar a los que sí queremos dar el ejemplo de los principios que es lo principal, y básico en Morena”. Esto implica una supeditación de la política a la ética, así como la clara convicción de tener una congruencia entre el pensar, el decir y el hacer.

Eduardo, militante fundador del partido en la Alcaldía de Tlalpan, comentó lo siguiente: “las convicciones no se venden, y nuestra generación (yo soy lopezobradorista por derecho generacional) tenemos convicciones y no claudicamos, por eso es nuestra posición actual, por eso es que continuamos y por eso es que cuando hay convocatorias de esta naturaleza, sin que tengamos representaciones, ni nada, venimos simplemente por nuestra convicción, por nuestra filiación, y no queremos que Morena sea un reparto de gentes negligentes que tranzan con el crimen organizado o con el régimen anterior, queremos que esto continúe y se transforme”. El mencionar que “las convicciones no se venden” nos habla de la existencia de una cultura política anclada a la izquierda que es consecuente y congruente con los principios y valores fundacionales del partido-movimiento. 

Por su parte, para Claudia, militante del estado de Guerrero, la CNM “es una buena intención para poder recuperar los lineamientos que dice el estatuto del partido; para que podamos realizar las propuestas de nación que se promovieron durante la creación de ese gran proyecto nacional, es momento que podamos reencontrar nuevamente a la militancia y ver cuáles son las expectativas reales que se han puesto, que han dado resultados y cuáles son las que no han dado resultado, es momento de volverse a reorganizar”. En este testimonio es importante la idea de la necesidad de la reorganización, pero que esta se encuentre sustentada en los estatutos los cuales se conciben como democráticos, pero que para hacerse efectivos se tienen que respetar. Para la militancia es importante que en Morena exista respeto a la diversidad y a la autocrítica, así lo expresó una militante de la Ciudad de México: “eso es importante ¿no?, no todo va a ser estar de acuerdo y estar parejito porque entonces tampoco avanzamos, porque no nos criticamos, no nos autocriticamos, si vamos bien o si vamos mal […] todos somos diferentes, pero hay que sumar, los verdaderos oponentes de Morena están en la derecha”. La claridad en cuanto a entender que la oposición que se encuentra en los partidos del viejo régimen, así como la derecha son los verdaderos oponentes y no los militantes críticos dentro del partido es una cuestión interesante de la cultura política de los y las militantes.

La presencia de ideales es otro factor que forma parte de la cultura política de los y las militantes de Morena. Se puede identificar a la 4T como una aspiración de la que se desprenden los ideales y valores de la igualdad, la justicia social, la democracia y la construcción de un poder popular. En un poderoso mensaje, un joven militante de Morena hizo la siguiente reflexión con el idealismo que caracteriza a los jóvenes, pero que también los hace actuar:

“Por un momento imaginemos que el Morena que miles de mexicanas y mexicanos decidimos fundar, puede ser el partido que verdaderamente represente los intereses de los más desprotegidos, de los vulnerables, y olvidados; imaginemos que Morena puede ser un espacio de construcción de poder popular y de democracia, un partido en el que sus dirigentes no se corrompan y se vuelvan usurpadores de la voluntad de la militancia, en donde verdaderamente se mande obedeciendo, y en donde se discutan programas de acción política y de gobierno, y no sólo de banalidades”. 

Esto nos permite agregar la dimensión utópica como parte de la cultura política de los militantes de Morena, un factor que les permite imaginar y construir futuros posibles y deseados partiendo de las condiciones existentes. El joven remata su posición con la siguiente frase: “Imaginemos eso compañeros y compañeras, imaginémoslo y que no nos importe que nos llamen idealistas o locos, porque sólo si lo imaginamos podremos hacerlo realidad”. Aunando en su crítica el joven militante agrega:

“[…] estoy seguro de que Morena es el partido que la 4T necesita, pero no con los mismos de siempre, no con aquellos que se han burocratizado en las filas del comité estatal y nacional, no con las consejeras y consejeros que no representan más que a sus propios intereses, no con las arribistas, oportunistas ni traidores. Sé que muchos comparten este sentir y sé perfectamente que mantener este discurso hará que nos llamen sectarios, puros, o radicales, pero en lo personal prefiero mil veces que me llamen sectario a que me llamen traidor, porque podría ser un radical pero jamás soy incongruente entre lo que pienso, siento y hago”.

Hablando de la importancia de que Morena tenga presencia más allá de lo electoral el joven expresa que: “hace falta presencia en las universidades, en los centros de trabajo, en colonias populares, en el campo y en los movimientos verdaderamente sociales”. Parafraseando al presidente AMLO con su frase “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada” el joven sentenció su idea de partido movimiento: “Con las bases todo, sin las bases nada”.

  1. Conciencia del momento histórico y del papel de Morena en la 4T

Morena fue conformándose con el ingreso de militantes convencidos de la necesidad de un cambio político y social y de que la persona indicada para liderar ese proceso era AMLO. En la práctica política y militante se fueron haciendo conscientes de la importancia del partido y del movimiento social, esta consciencia se fortaleció con el triunfo de 2018 provocando un proceso de aprendizaje político en el que existe claridad del momento histórico de la 4T y de la necesidad de la organización para la defensa de este proyecto del cual se sienten parte, viendo al partido como el instrumento central. 

En este sentido, para Secundino, militante de la Ciudad de México, “La importancia de las bases reside en que “las decisiones se tomen de abajo para arriba, no verticalmente de arriba para abajo como ha estado sucediendo desde hace años y para eso pues se requiere que funcionen realmente los comités de base, los comités municipales, los estatales, para que haya realmente participación, debate e incluso para que se vaya dando una idea de por dónde debe de marchar y continuar la transformación”. La militancia tiene claro que Morena se debe fortalecer para no depender tanto del liderazgo de López Obrador, quien anunció que al término de su presidencia se retirará de la vida política. Por ello, un militante afirma: “si esta Convención no empieza a abrir a Morena, a hacerlo más democrático, Morena va a ser un partido del gobierno, un partido de Estado, ese es el gran riesgo que se corre, de que Morena esté al servicio del próximo gobierno y no, como debe de ser, que sea un partido en el poder, apoyador de las políticas principales del gobierno, pero también crítico, propositivo y movilizado, eso es importante para que no sea un partido de Estado”. Muchos militantes ven al partido como un instrumento transexenal, como el actor político que puede organizar al pueblo y generar un liderazgo colectivo que sustituya al liderazgo personal y carismático de AMLO.

Eduardo, militante fundador del partido, es contundente al decir “tenemos interés en que el cambio permanezca, que no se detenga en un partido de estructura, en un partido que está nada más por posiciones, por puestos, sino que esta esencia misma del movimiento de transformación no se detenga y esperemos que no sea un plan de gobierno nada más, sino que sea una verdadera constatación de que las reivindicaciones de nosotros los mexicanos no se van a detener aquí”. Para la militancia la transformación no es asunto de un solo hombre, de un líder, por el contrario, debe ser obra del pueblo organizado, para ello el partido juega un papel muy importante. Es claro también que no quieren un partido de Estado al estilo del PRI ni un partido dividido en “tribus” como el PRD.

La 4T apenas comienza, no es sólo un proyecto sexenal ni gubernamental, mucho menos obra de una sola persona. Por ello, para Claudia, militante del estado de Guerrero “6 años no son suficientes para sacar al país de este atraso de prácticamente 85 años que estuvo controlando un solo partido político, una ideología política”. En esta tarea siguiendo a Javier, militante de la Ciudad de México, “es súper importante que realmente toda la fuerza obradorista se junte, independientemente de si están inscritos al partido o no, pues realmente el movimiento es muchísimo más grande que el partido”. Si bien el partido puede aglutinar a un importante sector consciente y movilizado de la sociedad lo más importante para la militancia es llegar a otros sectores populares que apoyan y están de acuerdo con la transformación y quieren, por lo tanto, que continúe. En ello revierte gran importancia, como veremos más adelante, la formación política y la revolución de las conciencias.

La conciencia histórica del momento que vive el país y la 4T pasa por la necesidad de entender lo que está en disputa, a saber, dos proyectos de nación diametralmente opuestos. Lo importante aquí es comprender que si bien el partido es importante para consolidar el proyecto de la 4T también puede convertirse en una fuerza que detenga o desacelere el proceso, sobre todo si el partido deja de movilizarse o si es cooptado por una cúpula que lo convierta en botín político. Ante ello, Elia, militante de Morena en Iztapalapa, expresó en redes sociales que la derecha se ha incrustado en el partido con la clara intención de desmovilizarlo, para ella: “La derecha opera desde las emociones como el miedo y la desesperanza bajo la idea de que no vale la pena luchar. Por eso, el mensaje cupular de Mario (Delgado) y Citlalli (Hernández) es que dejemos de intentar que Morena sea de izquierda, pero no vamos a ceder”. Ante esta amenaza interna de burocratización y derechización es fundamental para las bases que el partido mantenga su ideología de izquierda y su vocación transformadora.

  1. Problemas y tendencias del partido (hacia el rescate y la refundación de Morena)

Un elemento importante de la cultura política de los y las militantes de Morena es su conocimiento de la realidad y su capacidad de crítica y autocrítica necesaria para que tanto el partido como el proceso más amplio de transformación se mantengan. La identificación de problemas como la postulación de candidatos de otros partidos a los puestos de elección popular (chapulineo), las prácticas fraudulentas al interior de los procesos de toma de decisiones o el desconocimiento e invisibilización de las bases por parte de la dirigencia son problemas que orillan a los militantes a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de su partido.

En ese sentido, para Rogelio –militante fundador de Morena– la CNM “es un gran esfuerzo para que el partido regrese a sus orígenes porque actualmente está totalmente distorsionado”, esto se debe, en la perspectiva de Rogelio, “a las cúpulas, a las dirigencias […] que están destrozando al partido, o ya casi lo consiguieron”. En su lógica si no se “rescata” al partido no sólo le puede pasar lo que al PRD, sino que pueda tener “tal vez hasta consecuencias peores, porque se puede perder la oportunidad que se alcanzó en el 2018 que no se volverá a repetir en muchísimos años”. A decir de Alfredo, militante de San Luis potosí, “Mario Delgado, desgraciadamente les ha entregado el partido a otras personas, otras corrientes, otros partidos o las candidaturas van para otras corrientes y no van para Morena, no van para la gente que realmente trabaja y es por eso por lo que se pierde, porque la gente ya nos tiene identificados a nosotros y es precisamente por eso que Mario Delgado no toma conciencia con los militantes, ni con la gente que realmente ha hecho el trabajo de base con Morena”. En este testimonio hay un dejo de molestia y un reclamo por el desdén hacia la militancia en beneficio de personajes y grupos que no han trabajado a favor del partido y que son considerados “advenedizos” y “chapulines”.

Para Secundino, militante de la Ciudad de México, “en Morena no ha habido democracia desde que yo inicié mi militancia, siempre nos han impuesto candidatos, desde el 2015, hasta la última elección del 2021, hemos estado ninguneados, burlados, agraviados por nuestra dirigencia nacional que impone candidatos sin siquiera tomar en cuenta la opinión de la base”. Al preguntarle ¿Observas el riesgo de que Morena pueda convertirse en un PRD?, nos contestó: “Para allá va, bueno ya está, de hecho se PRDizó desde el 2015, después de las elecciones federales del 2015, muchos perredistas, algunos panistas y priistas se dieron cuenta de que ellos ya estaban perdidos y se empezaron a pasar a Morena y, desgraciadamente, son los que actualmente obtuvieron puestos, candidaturas, diputaciones y los militantes relegados […] el PRI y el PAN ya están gobernando por medio de Morena, así no se vale”. Si no se corrige el rumbo la militancia observa un paulatino proceso de descomposición partidista que puede abrir paso a una regresión política ante el fracaso de la 4T. El riesgo de que a Morena le pase lo que al PRD es grande según los militantes convencionistas y fue una constante en las respuestas, para Elsa María: “Esto puede ser muy probable, no sabemos cuántos años vaya a subsistir Morena con ese esquema, pero yo hoy veo bases movilizadas y empoderadas que están buscando democratizar al partido y defender la ‘Cuarta transformación’”.

Un militante afirmó: “Si apoyamos a Morena es porque se veía que iba a ser un partido diferente, pero no es así, entonces de ahí la importancia de esta Convención Nacional Morenista, de esta reunión de las bases”. Por su parte, María, militante de Morena en el Estado de México, mostró su preocupación debido a que “ya se metieron todos los del PRI, PAN y PRD, ya no son ‘morenos auténticos’; hay falta de organización, credibilidad y confianza, necesitamos que los malos gobernantes ya no se sigan colgando de Morena, no queremos ‘chapulines’ de los demás partidos”. Javier, militante de la Ciudad de México, comentó “en Morena se infiltraron los neoliberales. ¿cómo es posible que permitieron, por dar un ejemplo, que se prolongara tanto la elección de la dirigencia de Morena, sabíamos y se vio a todas luces todas las porquerías que estaban tratando de hacer para imponer a Mario Delgado? Mario es un neoliberal e incluso a (Ricardo) Monreal se le está cayendo ya la máscara también”. La incrustación de la derecha y el neoliberalismo en Morena es parte de una narrativa presente en la militancia, ello se observa tanto a nivel de la dirigencia como de las candidaturas.

Elsa María, militante de Ecatepec, hablando de la Convención reafirma la importancia de la democracia, dentro y fuera del partido, al respecto afirma: “Me parece que la Convención Nacional Morenista es un movimiento muy importante qué va a ir creciendo, que busca democratizar el partido; yo creo que es importante fortalecer a Morena porque no puede haber en los países democracia sin partidos, pero lo que estamos viviendo es que hay partidos sin democracia, entonces este esfuerzo participativo y con la intención de democratizar a Morena me parece un evento muy importante”. A la pregunta ¿Cuáles consideras que son los principales problemas de Morena, tanto a nivel nacional como en el Estado de México, en Ecatepec en concreto? Elsa María contestó: “Pues yo creo que lo que al partido le hace falta es vida orgánica, que se den procesos deliberativos no solo representativos, es decir, que se haga este ejercicio como el que hoy estamos haciendo y que no solamente se busquen candidaturas o cargos de elección popular, yo creo que en la medida en que la base sea tomada en cuenta es como vamos a pasar a procesos más deliberativos y menos representativos”. Fortalecer la vida interna con más discusión y deliberación que incluya a las bases es fundamental para dar solidez a una vida orgánica que fortalezca al partido no sólo como “maquinaria electoral” –aunque es necesario– sino como espacio de organización y lucha –que es fundamental–.

Para Javier, militante de la Ciudad de México, es importante que Morena mantenga como principio “una mentalidad colectiva, unión, erradicar la discriminación, mostrar respeto y tolerancia a la diversidad sexual, la diversidad de género, la diversidad de ideología y tenemos que mostrar con el ejemplo también esa tolerancia, e incluso tendríamos que ser tolerantes con la derecha, tolerantes con los calumniadores, de hecho, el presidente lo muestra muy, muy bien”. Y enfatiza “es necesario erradicar las malas prácticas capitalistas del individualismo, de que el dinero va sobre todo lo demás, creo que eso hay que erradicar y mantenernos firmes en eso”. Esta última visión refleja un grado de conciencia mayor al tener claridad que es el capitalismo el problema de fondo.

Erradicar la cultura priista y luchar por la transformación son algunas de las bases de la cultura política morenista. Por ello, la autocrítica es importante para generar un proceso de reflexión colectiva que guíe el actuar de los dirigentes y de las bases permitiendo retomar el camino cuando se ponga en riesgo la aplicación de los estatutos o el seguimiento de los valores y principios fundacionales. Por ello, fue importante la crítica hecha por las bases a lo poco democráticas que fueron las asambleas (“elecciones”) distritales de julio de 2022. En este sentido, por ejemplo, es importante mencionar que incluso la presidenta del Consejo Nacional de Morena Bertha Luján reconoció que “Lo que no se vio bien fue la cultura política que traemos cargando de décadas en la historia de nuestro país […] Morena tiene en su interior la cultura política del clientelismo, el corporativismo y el acarreo de gente con fines político-electorales que estuvo presente en las asambleas distritales” (Castillo, 2022). Y aunque hizo un llamado a erradicar esas prácticas que se dan porque Morena “no es una isla” el hecho es que el Distrito 23, en el que ella participó y fue electa consejera, fue uno de los que más irregularidades presentaron. En el mismo contexto Citlalli Hernández secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional de Morena escribió en su perfil de Facebook que “En algunas entidades fue un proceso sin mayores incidentes, en otros quedó al descubierto que hay una cultura política tradicional que no hemos erradicado, aunque también hay casos donde queda claro que lo que estamos construyendo, avanza.” (Hernández, 2022). Por su parte, Epigmenio Ibarra –defensor de la 4T e incondicional del presidente– luego de sumarse a la narrativa iniciada por AMLO de que el proceso de elección de consejeros distritales había sido, en su mayoría, un ejercicio democrático con incidentes menores, reconoció lo siguiente “[…] es cierto, como Morena es un movimiento amplio en una sociedad convulsa en la que el fraude electoral ha sido una práctica común a través de la historia se produjeron, como era de esperarse, –pero solo en 5 de los 300 distritos, el equivalente al 1.66% del total– irregularidades y abusos inaceptables. Es preciso investigar, deslindar responsabilidades, castigar, expulsar incluso de ese partido a los responsables” (Ibarra, 2022). En un sector de Morena ligado a la actual dirigencia se observa un intento por minimizar estos actos fraudulentos lo que –a decir de los militantes de base que participaron en la CNM– es una incongruencia debido a que AMLO elevó a delitos graves prácticas del viejo régimen como compra o coacción del voto o la utilización de programas sociales con fines político-electorales considerando inaceptable que se reproduzcan al interior del partido.

Ello nos lleva a coincidir plenamente con César Iglesias (2022) cuando afirma que “Cambiar la cultura política conlleva el ejercicio de la crítica frontal contra las viejas prácticas que deben ser desterradas no sólo del movimiento sino del país. Avanzar hacia la democracia real debe transitar el dificilísimo camino de mantener la gobernabilidad al mismo tiempo que se profundiza la transformación […]”.

IV. Morena y el liderazgo de AMLO

En la cultura política de los y las morenistas está presente –de manera fuerte y permanente– la figura y ejemplo de AMLO tanto en su función de presidente como de luchador social y, por supuesto, como líder moral de Morena como partido-movimiento. De ahí que la praxis política de AMLO, es decir, su congruencia entre su pensar, su decir y su actuar se convierta en un sólido incentivo que se convierte en praxis autorizada y, por lo tanto, casi en ley o en regla a seguir por parte de la militancia. Por ejemplo, AMLO ha manifestado que: “No es llegar por llegar, no es encaramarnos en los cargos públicos sin un ideal, sin un principio […] lo que ha mantenido a Morena, lo que hizo triunfar a Morena fueron los ideales, los principios, fue la congruencia, y eso es lo que tenemos que mantener”. También para AMLO “El poder solo tiene sentido y se convierte en virtud, cuando se pone al servicio de los demás, es decir, cuando sirve al pueblo”, ello da sentido y marca pauta para la militancia convirtiéndose en un conjunto de enseñanzas que forman parte de la cultura política de los y las militantes.

Para todos es claro que AMLO no quiere repetir los vicios del presidencialismo mexicano, como por ejemplo el “dedazo” que implicaba la facultad casi exclusiva para designar a su sucesor, obviamente tampoco quiere reproducir la idea de ser el jefe nato del partido como era antes en el partido de Estado, el PRI y, por el contrario, quiere ser muy respetuoso de la institucionalidad de Morena; incluso en algún momento llegó a decir que si Morena continuaba con ciertos vicios preferiría irse a otro partido mencionando incluso al Partido del Trabajo. AMLO es un hombre que quiere mantener sus principios y no quiere repetir vicios del viejo régimen, sin embargo, en algunos momentos pareciera que, de alguna manera, calla frente a cuestiones tan evidentes como el exceso de irregularidades presentes en la elección de Consejeros Distritales del 30 y 31 de julio de 2022. Su posición –minimizando los hechos– parece tener la intención de negar la problemática que hoy existe en Morena y dar un “espaldarazo” a Mario Delgado como presidente y a Citlalli Hernández como secretaria general que han sido cuestionados por las bases del partido, incluso desde la forma de su llegada al haber sido producto de una resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación violando la institucionalidad y la vida interna del partido.

Dentro de la militancia congregada alrededor de la CNM es visible el descontento y se especula sobre la idea de que si AMLO calla, si no hay algún tipo de pronunciamiento sobre que el partido necesita democratizarse, volver a las bases y fortalecerse para poder seguir siendo un partido para la transformaciones y para designar a las mejores personas en los puestos de elección popular, podría estar avalando, en este caso por omisión, estas decisiones que para la militancia rayan en la antidemocracia, todo lo cual dada la congruencia política y por sus propios principios no aceptaría el presidente.

A la pregunta ¿Cómo ves a Morena sin el liderazgo activo de López Obrador una vez que acabe su sexenio y se retire de la vida política?, una militante de la Ciudad de México contestó: “Pues va a depender de nosotros, va a depender en gran parte de esta Convención Nacional Morenista, de cómo salgamos organizados, cómo salgamos unidos, porque además eso es otra cosa, hay que estar unidos; podemos no coincidir en algunas cosas pero en lo fundamental creo que sí coincidimos y eso es lo que hay que organizar para que podamos salir adelante, y tengamos entonces un Morena para rato y no de debut y despedida […] yo creo que Morena tiene que ser un instrumento transexenal, un movimiento que supere el tiempo y los liderazgos”.

“Después de AMLO veo a Morena un poco resquebrajado, quizás, si es que no se organizan las bases. Yo creo que este ejercicio que hoy estamos haciendo de esta primera Convención Nacional Morenista busca que se consolide el partido desde las bases, que haya unidad y que se transite a procesos deliberativos y no solamente representativos. Yo creo que la base no va a permitir que Morena caiga y va a lograr que se fortalezca el partido, siempre y cuando empecemos a hacer este tipo de eventos y se le dé vida orgánica al partido a nivel municipal, estatal y a nivel nacional”, mencionó Elsa María del Estado de México.

Por su parte, Eduardo, militante fundador del partido, comentó: “Andrés Manuel es nuestro símbolo y nuestro significado, somos una generación que en 50 años hemos buscado precisamente ese cambio, y porque tenemos hijos, y nuestros hijos ya nos dieron nietos, y nuestros nietos van a seguir teniendo hijos, y no queremos que ellos regresen a esas posiciones anteriores, esto es de aquí para adelante y no estamos ensayando la anterior etapa de la revolución, estamos ensayando ya un cúmulo de experiencias y de conocimientos que tenemos que darle hacia adelante, independientemente de que Andrés Manuel ya tenga 4 años en la primera posición del gobierno”.

V. Morena, los intelectuales y la resonancia internacional de la 4T

Muchos intelectuales a nivel internacional han volteado a ver el proceso de transformación vivido en México que fue iniciado por AMLO en el 2018 quien lo denominó la “Cuarta transformación de la vida política de México”. Esto es importante, pues la mayoría coincide en que el partido-movimiento es un factor central para mantener un proceso de cambio que enfrenta fuertes embestidas de los viejos regímenes y de las derechas. Incluso, para personalidades como Juan Carlos Monedero, “El fracaso de los gobiernos progresistas estuvo antecedido por el fracaso del partido-movimiento”, esto ha sido así en los casos de España y Ecuador, por ejemplo, según su visión. Por su parte, para Fernando Buen Abad (2022), destacado profesor e intelectual, “La ‘Cuarta transformación’ debe avanzar desde abajo, desde las raíces profundas del México diverso, complejo, plural, hasta todos los espacios, incluyendo a Morena”, afirma: “yo he sido de los que insiste con frecuencia en que la ‘Cuarta transformación’ debe profundizarse en Morena, debe transitar por todo Morena y debe garantizarle a la propia organización de movimiento-partido una vida democrática profunda, vigorosa, transparente, cristalina, en la que se construya una forma de confianza nueva, una forma incluso de militancia nueva para poder incidir en el presente que hoy nos urge”. Por ello, no se exagera cuando se afirma que la relevancia del proceso de transformación en México y en él el papel que juega Morena ha tenido un gran impacto y repercusión en el ámbito nacional e internacional.

El sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, atento siempre a la política mexicana, afirmó que “[…] la única manera es que partidos como Morena si quieren hacer alguna renovación tienen que tener una democracia participativa dentro, porque si no, van a ser dominados por oligarcas, por gente que se promueve, por corruptos y van a repetir toda la vieja historia; entonces, lo mejor es que haya movimientos fuertes dentro de los partidos, fuera de los partidos, o sea, un partido que se organiza con asambleas, que tiene realmente sus maneras de participar activamente, organizadamente por todo el país”. (Santos en Ackerman, 2022). La CNM como un movimiento dentro del partido Morena encaja perfectamente en el análisis de Santos. En este mismo sentido, Víctor Toledo propuso en la segunda CNM hacer de ese esfuerzo organizativo el “movimiento al interior que rescate a Morena y lo regrese a las causas populares que le dieron origen”. La CNM es el sector de Morena más auténtico, más legítimo y con más sueños e ideales para construir un México más justo y democrático, remató. Ante este posicionamiento un sector del público gritó la siguiente consigna: “Sin movilización no habrá transformación”, dejando clara la importancia de la movilización y la organización política para continuar el proceso de transformación y hacer de Morena un instrumento clave en ello. 

Otros testimonios y expresiones públicas de algunos y algunas intelectuales que han apoyado decididamente a Morena desde su fundación como partido-movimiento nos ayudan a comprender tanto la relevancia de Morena en la 4T como de la CNM al interior de Morena. Por ejemplo, el jurista Jaime Cárdenas Gracia afirmó, en la primera CNM, que “Morena quiere cambiar el status político, económico, social y cultural a diferencia de los demás partidos políticos que solo buscan cargos de elección popular y financiamiento público y privado […] Por eso surgió como partido-movimiento. La dirigencia espuria viola los estatutos que son como la Constitución dentro de nuestro partido”.

Hablando de las asambleas (“elecciones”) para elegir consejeros Distritales Carlos Figueroa (2002), militante fundador de Morena y secretario de Derechos Humanos, fue muy crítico: “Lo/as candidato/as ganadores no necesariamente fueron aquello/as integrantes de Morena que han sido parte del partido-movimiento durante muchos años, por tanto, vinculados a las luchas desde la sociedad civil. Los/as triunfadores fueron aquellos que gozaron del favor y fuerza que da el poder del Estado desde el ámbito estadual. El partido no se nutrió del movimiento para elegir sus dirigentes sino de una voluntad de Estado.” Con ello, para este intelectual Morena se acerca más a la noción y las prácticas de un “partido de Estado” que de un “partido-movimiento”. En este orden de ideas Boaventura de Sousa Santos hace la siguiente advertencia: “No se puede poner al frente de Morena a hombres que vienen de otros partidos, que son neoliberales, gente de derecha disfrazada que no pudo crear una alternativa y opta por infiltrar a Morena y destruirla desde dentro, esa táctica de la derecha se ha ejecutado desde siempre en todo el continente, entonces es necesario proteger este régimen de una tentación que venga de la derecha” (Santos en Velázquez, 2022).

Por su parte, para John Ackerman (2022), militante fundador del partido y uno de los principales promotores de la CNM, “Las bases tienen la férrea voluntad de democratizar al partido, de limpiarlo de las malas prácticas, de encauzarlo y anclarlo a la izquierda […] Las bases de Morena tienen amplios deseos de demostrar que otra forma de hacer política es posible”. De la misma manera, afirmó que “Los estatutos del partido son de avanzada, pero si no se cumplen no tienen sentido”. Para Margarita Favela “Este movimiento por la reunificación y democratización del partido es algo único. Antes la izquierda solo se dividía, o formaba “tribus”. Con esta iniciativa buscamos el diálogo y la unidad. Queremos un partido donde se respeten los estatutos y manden las asambleas de base”. En su visión la crítica interna es un elemento que da vida al movimiento y, por lo tanto, se tiene que ver como algo positivo y necesario antes que negativo. Por último, Paco Ignacio Taibo II fue contundente en su intervención del 5 de febrero de 2022 en la primera CNM: “No podemos pedirle al pueblo democracia si no la ejercemos internamente, si no hay congruencia, si no somos congruentes”.

VI. Morena, la 4T y la revolución de las conciencias

La revolución de las conciencias es la base de una transformación duradera que, en el fondo, implica transformar las estructuras del viejo régimen e instaurar una cultura política democrática que se sustente en los principios y valores que dieron origen tanto al proyecto político de AMLO cómo a la creación del partido-movimiento. No robar, no mentir y no traicionar al pueblo son principios básicos que, sin embargo, no son suficientes si se quiere profundizar –como afirmó la militancia en las dos CNM– en un gobierno progresista, con amplia base social, que quiere desmontar al neoliberalismo que se incrustó como modelo económico productor de desigualdad, como estrategia política que legitimó la democracia liberal procedimental representativa negando otras visiones demodiversas y como proyecto cultural que privilegió una visión individualista, elitista, patriarcal, colonialista, discriminatoria y clasista de la sociedad negando la diversidad y las estrategias de organización y movilización del pueblo mexicano que siempre ha resistido y buscado alternativas de organización y transformación social a favor de sus derechos, de la igualdad, la democracia y la justicia social (PUEDJS-UNAM/Canal 22, 2020).

En este sentido, los militantes y simpatizantes de Morena y de la 4T han reivindicado principios y valores anclados a la izquierda ejerciendo una praxis colectiva permanente contra la dominación, la explotación y la alienación y generando una conciencia de clase y una cultura política que refuerza la revolución de las conciencias (véase Tamayo, 2022; Modonesi, 2021). Para ello, es menester un proceso constante de formación política de la militancia, de los simpatizantes y la población en general que se dé por las vías formales que establezca el partido como foros, cursos, talleres, publicaciones (periódicos y revistas), divulgación y capacitación en redes sociales, entre otras, con un proceso de formación “no formal” que se desarrolle en las calles, en las plazas públicas y en todos aquellos espacios donde el pueblo delibere y se forme políticamente en la propia acción política que es de todos y sirve para la toma de decisiones colectivas, la gestión y/o solución de conflictos y el empoderamiento ciudadano (véase Convención Nacional Morenista, 2022).

Para las bases, ello implica que el partido se fortalezca y democratice logrando consolidar su necesario proceso de institucionalización a la par de recuperar su dimensión como partido-movimiento que le permita canalizar las causas, demandas y necesidades de los diversos sectores de la población que desean y apoyan la profundización de la transformación iniciada por AMLO y respaldada por Morena como instrumento que aglutina a diversos sectores de izquierda de la sociedad. Dentro de la militancia es una idea constante tener un partido vivo, con militancia activa, con bases movilizadas, con deliberación y discusión permanente, un partido cercano a las bases, a la militancia y a la sociedad que se convierta en un espacio de formación permanente. Para los y las participantes de la Convención Nacional Morenista: La transformación comenzó y no puede dar marcha atrás, la revolución de las conciencias es un asunto imprescindible y para ello la formación política debe ser una prioridad para lograr consolidar una cultura política democrática para la transformación.

En este cometido, sin embargo, es preciso tener en cuenta lo expresado por figuras dentro del partido como Héctor Díaz Polanco en el sentido de que si bien a la militancia le parece que se debe fortalecer la dimensión movimientista de Morena para poder mantener la movilización y la organización –para lograr corregir los vicios tanto de los partidos que pierden de vista la movilización y las luchas–, es necesario también considerar la manera en cómo muchos movimientos sociales pierden de vista la movilización y organización permanente más allá de la consecución de sus objetivos y no reconocen que esta 4T es también un campo de oportunidades para su acción. En todo caso, la necesaria confluencia entre Morena y los movimientos sociales debería ser un imperativo categórico para avanzar en la transformación, esta idea se repite frecuentemente entre los y las militantes. Para la militancia es fundamental también “refundar” al Instituto Nacional de Formación Política, debido a que su papel es importante para revolucionar las conciencias, pero hasta el momento no se ha salido del esquema tradicional de formación por cursos y talleres cuando de lo que se trata también es formar en la acción. Como lo manifestó el convencionista Manuel García, en la segunda CNM “La formación política debe ser la fuente de donde emanen los futuros políticos con la convicción de servir y no de servirse”.

Si bien es necesario abrir un debate sobre lo que se puede entender como “revolución de las conciencias”, ha habido consenso en vincular el término con la idea de que tanto los protagonistas del cambio verdadero como el pueblo que respalda la 4T tengan: a) una amplia conciencia social; b) una ideología anclada a la izquierda; c) una conciencia de clase; d) una cultura política democrática; e) la claridad para identificar a la derecha como el oponente central y, por lo tanto, f) entender que la formación política e ideológica permanente es una prioridad en estos tiempos de lucha y definición política. 

VII. Hacia una cultura política democrática: balance de la Convención Nacional Morenista

La Convención Nacional Morenista fue un llamado de la militancia para ser escuchada, para ser tomada en cuenta, para refundar el partido con el fin de que siga siendo un instrumento de la transformación iniciada por AMLO. Además de los 21 puntos que se acordaron en la primera CNM con la presencia de más de 50 consejeros estatales, que firmaron de puño y letra los acuerdos y la convocatoria a un Congreso extraordinario (véase Convención Nacional Morenista, 2022), fue muy interesante ver cómo los militantes, la base de Morena y muchos simpatizantes también, mostraron el interés por tener un partido fuerte, sólido, que acompañe este proceso de gobierno liderado por AMLO. Pero para la militancia Morena no solo debe acompañar ese proceso, sino empezar a discutir una plataforma política, un conjunto de propuestas de política pública, de acciones de gobierno que puedan dar continuidad o incluso en algunos momentos radicalizarlas. Desde la propia militancia se es consciente que en algunos temas es necesario “recomponer la ruta”, como lo dijo el padre Solalinde, en el sentido de que la política migratoria de la 4T “dejaba mucho que desear, pues no era acorde con los cambios y con las exigencias que se esperaban de esta transformación”. Esto quiere decir, que en la CNM también hubo voces críticas a su interior lo que refleja la existencia de una pluralidad al interior del partido, la existencia de una plena libertad de expresión, así como la idea de que el partido además de acompañar movilizando, sumando votos en las elecciones, apoyando la reforma eléctrica, apoyando la revocación de mandato de AMLO, entre otras tantas iniciativas, también debe estar generando esta discusión interna, siendo un agente crítico de las acciones del gobierno. Todo esto resulta fundamental para un sector de la militancia. Por ello, en la segunda CNM se puso énfasis en definir un conjunto de líneas de acción que deben seguir los convencionistas para mantener al partido en una posición de izquierda y de democracia interna fomentando la formación política, la revolución de las conciencias y la conformación de un programa político que vaya más allá de este importante sexenio, dando cauce a la transformación (véase Convención Nacional Morenista, 2022).

La CNM es un espacio necesario para que no haya una voz única, “que no haya línea” y, por el contrario, que exista la posibilidad de que los militantes se sientan libres de poder también criticar una acción de gobierno con la cual no estén de acuerdo. Para muchos militantes esa es parte de la esencia misma de Morena y el origen de este importante movimiento convencionista a su interior que busca mantener la dimensión movimientista del partido. De ahí la importancia de las palabras de Víctor Toledo en el sentido de que “el movimiento vaya por delante del partido y no detrás del partido”, con lo que dejó claro que la esencia de Morena es lo que vimos en la CNM, es decir, militantes que generan procesos de organización y que están verdaderamente convencidos del cambio iniciado por AMLO, mostrando gran interés por participar en la vida pública del país en distintas instancias como sus colonias, sus barrios, sus centros de trabajo, en el gobierno o en las elecciones, así como en el partido mismo. Se trata de militantes que no van por cargos, sino por una voluntad y convicción de ser verdaderos protagonistas del cambio verdadero con lo que, sin duda, se va conformando una cultura política democrática, participativa que busca espacios y canales de participación y que es crítica cuando éstos se cierran aún en los lugares donde se supone deberían estar abiertos como en su propio partido; es decir, así como se criticaron los fraudes contra AMLO, la falta de democracia en instituciones como el INE u otras cuestiones también se está criticando en este caso la falta de democracia al interior del propio partido. Esto es sumamente interesante porque este tipo de reclamos por la democracia tienen una estrecha relación con lo que realizan los movimientos sociales, con lo que hacen los grupos indígenas, con lo que practican las organizaciones como la CNTE o el SME en donde hay pluralidad, en donde hay diversidad de ideas, pero siempre buscando la toma de acuerdos y decisiones colectivas, los consensos, en fin, la gestión y solución de los conflictos como base de una nueva forma de ver y hacer la política.

En el imaginario de la militancia morenista existe la idea de que si bien durante mucho tiempo el PRD (Partido de la Revolución Democrática) fue el referente de la izquierda en realidad nunca quiso ser un verdadero partido político con vocación de izquierda que contribuyera a una profundización de la democracia (Modonesi, 2021). Como partido se corporativizó, se burocratizó y devino en un conjunto de corrientes y de grupos internos que eran verdaderas mafias o tribus –como lo llamaron algunos analistas– lo que nunca permitió el verdadero poder de las bases; como gobierno también dejó mucho que desear, nunca elaboró verdaderas políticas públicas que involucraran a la ciudadanía, a las bases, que generaran procesos organizativos, que permitieran la incidencia real de la ciudadanía en los asuntos públicos; para las bases morenistas este es el gran riesgo que corre Morena, el seguir esa vía que lo aleje cada vez más de las masas, de su esencia democrática y de ser un instrumento para la transformación social.

Existe una militancia sumamente preocupada por el rumbo que está tomando el partido. Cuando la metáfora es “rescatarlo” se supone la existencia de una fuerza que lo tiene “secuestrado”, por lo que es necesario salvarlo para que siga siendo un instrumento para la transformación social y deje de ser un partido de cúpulas, o bien que las dirigencias –que son necesarias en todo partido político–, atiendan los deseos y aspiraciones de las bases y respeten los estatutos. Quienes asistieron a las CNM se pudieron percatar que la mayoría de asistentes eran personas que provienen de las luchas sociales, que viene de defender el petróleo, que viene de luchar contra las reformas estructurales, que viene de luchar contra la extinción de la compañía de Luz y Fuerza del Centro que dio paso a la gran movilización del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), muchos profesores y profesoras de la CNTE, de barrios y colonias populares, personas que apoyaron en los 90 a los zapatistas y a los estudiantes de la UNAM, en fin militantes y participantes de diversos  movimientos sociales como #YoSoy132 o Ayotzinapa, defensores del medio ambiente, feministas, trabajadores precarizados (“uberizados”) y defensores de los derechos humanos.

Resulta sumamente interesante ver cómo tienen ganas de participar, de ser parte de un proceso de cambio, cómo quieren ser escuchados y dejar de ser invisibilizados. Se trata de un movimiento potente que permite entender un partido que surgió con amplio apoyo de las masas bajo el gran liderazgo de AMLO y con una plataforma política de avanzada. Morena incluye muchas figuras políticas, pero la base de este movimiento es la gente, la que está en el día a día, la que tiene una gran conciencia social y política a favor de una transformación duradera. La CNM es un verdadero movimiento al interior del partido-movimiento constituye su primer gran cisma, una sacudida para recordarle que su misión es –según la militancia– ser y estar al lado del pueblo y siempre priorizar a la base, porque con ello no solo se mantiene como uno de los instrumentos centrales de la transformación, sino que lo hace conforme a los valores y principios que le dieron origen. Es un espacio para recordar que Morena es producto de una larga lucha, de múltiples luchas históricas. En ese sentido, el pensar de muchos asistentes a la CNM es que Morena no ha estado a la altura de la 4T.

Algo que nos permite analizar y comprender el gran impulso que tuvo la CNM es que está regresando a sus orígenes, a su dimensión de primero movilizar y organizar a la población, protestar a favor de los derechos del pueblo contribuyendo a la construcción de poder popular y, enseguida, plantear una organización política más formal que compita por los cargos de elección popular para, desde ahí, también continuar el proceso de transformación. Es, en todo caso, un proceso de ida y vuelta –complementario– en donde las estructuras políticas se transforman, pero también se transforman las relaciones sociales a través de nuevos principios y valores.

Cuando se prioriza la parte organizativa, la parte burocrática, la parte meramente organizacional del partido, éste se burocratiza, se convierte en un aparato más que únicamente tiene la función de competir por el poder, de presentar candidatos, de ser una agencia de colocaciones y, en ese sentido, se convierte en un botín político, en un instrumento que si es controlado por un grupo, por una élite, por una facción, va a ser utilizado para beneficio de ese grupo; esa es la historia de la mayoría de los partidos políticos de izquierda en México.

Entonces, cuando le preguntamos a la militancia ¿qué prefiere? contesta “queremos un partido movimiento, queremos seguir movilizados, tenemos una tradición de lucha de organización, de estar en las calles, de protestar, entonces: ¿por qué no vamos a seguir con esa tradición si es lo que nos ha dado resultado?” Esto, aunado a la presencia de un líder carismático, un líder con el cual se sienten identificados, un líder que representa sus anhelos de libertad y de justicia adquiere aún más sentido y significado. Estas son algunas de las razones que explican que la gente quiera seguir movilizada, que las bases quieran seguir protestando, aún dentro de su partido. Eso es válido, la democracia y la pluralidad se expresan también dentro de las mismas organizaciones. Para las bases morenistas es claro que no puede haber homogeneidad, no puede haber un pensamiento único, tiene que haber heterogeneidad, tiene que haber diversidad, tiene que haber pluralidad, tiene que haber debate, deliberación, discusión abierta, “¡es esa la esencia de la democracia!” mencionó categórica una militante de la Ciudad de México.

En la visión de los convencionistas Morena está casi obligado moral y políticamente a “rebasar por la izquierda” al gobierno, radicalizarse más que estancarse en cuestiones burocráticas y cupulares en la medida en que su función va más allá, pues lo que se busca es la transformación social. Cuenta además con la legitimidad al incluir y contener, en gran medida, a la amplia “reserva moral del pueblo mexicano” como la ha catalogado AMLO. De la misma forma, para un sector de las bases la CNM está “casi obligada” moral y políticamente a “rebasar por la izquierda” a Morena y a su dirigencia actual, radicalizarse y ser la parte que mantenga su dimensión movimientista, ser un instrumento para la transformación. La CNM incluye y contiene, en gran medida, la reserva moral de las bases morenistas, según lo manifestó un convencionista. 

En la coyuntura actual Morena enfrenta tres grandes objetivos o frentes que debe cubrir: 1) seguir apoyando las políticas de AMLO y la 4T movilizándose y organizándose cada vez más para permitir que el mismo gobierno se pueda radicalizar y profundizar los cambios en donde no se ha podido o donde se ha quedado a medias; 2) seguir siendo una base electoral sólida que en las coyunturas electorales le permita obtener triunfos legítimos y contundentes cerrando el paso al aún latente fraude electoral; y 3) ser un gran dique de la izquierda social y política que cierre el paso a cualquier intento de rearticulación de la oposición para instaurar el viejo régimen y desarticulando las pretensiones siempre latentes de la derecha radical de desestabilizar e incluso promover un golpe de Estado (sea este duro o blando).

Que mejor que cerrar este texto con las palabras de Enrique Dussel (2022) quien reflexionando sobre la importancia del mandar obedeciendo zapatista como base de un buen gobierno, de otra forma de hacer política y de otra forma de entender y construir la democracia, refiriéndose a Morena sentencia: “[…] yo creo que justamente, el zapatismo en ese punto fue expresión de la sabiduría política de los pueblos originarios y debe ser la inspiración de Morena y no un Estado poderoso representativo que se fetichiza y se separa del pueblo y empieza entonces la élite a hacer una totalidad separada del pueblo. Y esa tentación en Morena empieza a existir en más de uno que imita justamente en Morena el modo de ejercicio del poder del priismo y ese sería un peligro en este momento”.

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