ISSN : 2992-7099

Haití hoy, Abandonado a su suerte

Sergio J. Romero Cuevas

Sergio J. Romero Cuevas

Realizó estudios de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y de Comercio Internacional en la Universidad Nacional de Australia.
Fue ascendido al rango de Embajador en 1989, y representó a nuestro país con ese carácter en Haití (1989 – 1991); Embajador Itinerante para el Caribe 1991 – 1992; Haití (1994 – 1996. Este segundo período se explica por el retorno del orden constitucional a ese país, interrumpido por un golpe de Estado en septiembre de 1991); Nicaragua (1996 – 1998), y Paraguay (1998-2000).

22 febrero, 2023

La situación en Haití, en buena parte por las medidas totalmente ridículas e inapropiadas tomadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (COSEONU) al sancionar a jefes de las pandillas armadas que controlan buena parte del país, incluida la capital Puerto Príncipe, es sin duda, cada vez peor.

Las sanciones adoptadas recientemente por Canadá contra el expresidente Martelly y dos de sus primeros ministros y algunos empresarios importantes y, las tomadas por el gobierno de EEUU también en contra de particulares, no han tenido impacto alguno en el accionar de las pandillas que continúan robando, secuestrando, violando mujeres y niñas y asesinando a personas a placer. Un medio periodístico haitiano calculaba que en los últimos días unas 10 mil personas se han desplazado de sus lugares de residencia por la violencia criminal.

Era obvio que los bandoleros no iban a reaccionar a las sanciones, pues sus fortunas mal habidas no se depositan en el sistema bancario, ni ellos pasan vacaciones en centros turísticos. Las acciones tomadas en contra de políticos, como el ex mandatario Michel Martelly y sus dos primeros ministros, al igual que las que afectan a destacados hombres de negocios, por el contrario, impactaron al medio político-empresarial, pero eso tampoco hizo cambio alguno en la situación en el país.

Si observamos el panorama, no podría ser más sombrío, pues el cólera nuevamente está afectando a miles de personas y, hasta en esto las acciones de las bandas de criminales afectan, pues entorpecen el proceso de vacunación de la población.

En adición, el gobierno de facto del Primer Ministro Ariel Henry, tampoco ayuda en ningún sentido pues no tiene respaldo de la sociedad y solamente es reconocido y apoyado abiertamente por EEUU y otras naciones, como Canadá y Francia, y la demanda que hizo ante el Consejo de Seguridad de una intervención armada, no ha hecho más que evidenciar la incapacidad de su gobierno para enfrentar la situación . “Está a cargo”, pero de nada.

El senado funciona solamente con un tercio de legisladores y la Cámara de Diputados está sin representante alguno porque el presidente Moise no convocó a elecciones para renovarla.

Ante el deterioro constante de las condiciones de vida en el país y la capacidad de influencia indebida de lo internacional, se concretó el año pasado el llamado Acuerdo de Montana, en el que participan las principales fuerzas políticas, parte importante del sector privado y otros grupos sociales relevantes, que propugna por encontrar una salida haitiana a su crisis. 

Además, propone un gobierno provisional (ya eligió al presidente y al primer ministro), con un mandato máximo de dos años, mientras la sociedad en su conjunto define en un diálogo nacional, qué hacer con el país para sacarlo del abismo en que se encuentra, y evitar a toda costa el intervencionismo constante de EEUU en su vida política, que ha provocado la situación caótica en que desde hace  más de 20 años vive su nación y que se inició con el segundo golpe de Estado al presidente Jean Bertrand Aristide, llevado a cabo directamente por los ‘marines’ en ausencia de un ejército local.

La Comunidad Internacional ha manifestado su preocupación ante la gravedad de la situación en Haití y, en el seno del COSEONU se escuchó la petición del gobierno de facto de enviar una fuerza armada para restablecer el orden y desarmar a las pandillas; también el gobierno de República Dominicana se pronunció en este sentido. El propio Secretario General Guterres pidió la intervención de una “fuerza armada robusta” y, sorpresivamente EEUU y México copatrocinaron un proyecto de resolución en este sentido.

Es evidente que después de los fracasos de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), y sus sucesoras, que permanecieron en Haití  y por mas de una década, los EEUU decidieron no encabezar una nueva operación militar, y encargarle a alguien más el asunto de la fuerza “robusta”, comenzando con su aliado Canadá, que recientemente ha proporcionado vehículos blindados a la policía haitiana. 

El Primer Ministro canadiense Trudeau ha puntualizado que si bien su país podría dirigir la misión, desea la participación de otros países de la región y que “exista un consenso entre los haitianos para esa intervención”.

En fecha reciente varios altos funcionarios canadienses estuvieron en Puerto Príncipe y, además de las reuniones con las autoridades, se entrevistaron con los dirigentes del Acuerdo de Montana, como también lo hizo en su última estancia en Haití el subsecretario de Estado de EEUU para la región. 

De este encuentro, el Acuerdo publicó un Aide Memoire, en el que, además de ratificar su visión de la salida para el país (solución haitiana sin intervención de Estados Unidos), explican con claridad la asistencia que la Comunidad Internacional podría brindar en materia de seguridad y en otros rubros. Respecto de la intervención militar y policial, dicen un “NO” rotundo, pues llevarla a cabo sería en contra de la voluntad de la mayoría de los haitianos y constituiría una violación a su territorio y su soberanía. Señalan asimismo, que en las sanciones impuestas por Canadá y EEUU en contra de políticos y empresarios no se especificaron los cargos. Cierto, se dice que congelan el dinero depositado en bancos canadienses por estar ‘involucrados’ con las pandillas, pero sin especificar de qué manera.

Ante la evidencia de tantos fracasos de la comunidad internacional para ayudar a Haití (fracasos que hipócritamente la OEA reconoció hace poco), incrementados por la necedad, repito, necedad, de realizar elecciones “lo más pronto posible”, única puerta de salida que los EEUU conocen y que ha dejado a Haití tres mandatarios que saciarían su hambre de volverse muy ricos con 2 mil mdd de la ayuda venezolana de Petrocaribe, creo, justo sería dar una oportunidad a los haitianos organizados que quieren hacer algo distinto con su patria.

Sabemos que los EEUU han sido la “roca” en el zapato de los haitianos desde siempre: invadieron el país en varias oportunidades, en particular en el siglo pasado y permanecieron ocupándolo por espacio de más de dos décadas; han apoyado a dictadores, en particular a los Duvalier que gobernaron 30 años y, como ellos pagan las elecciones, deciden quien gana y es presidente, como los últimos mandatarios Martelly y Moise. Total, si el elegido no les gusta, dan un golpe de Estado.

Tal vez, para quien no conoce Haití, para acabar con las pandillas armadas sería necesario el uso de la disuasión con la presencia de una fuerza armada “robusta”, (tanto por el número de integrantes, como por su equipamiento en armas y medios de transporte y comunicación), que estaría  autorizada a usar su poder de fuego. Sin embargo, como señalan los integrantes del Acuerdo de Montana, los bandidos no usan uniformes y se confunden con la gente del pueblo y eso podría llevar a masacres de civiles. Ya ocurrió con la MINUSTAH en una operación en Cité Soleil en contra de una pandilla donde murieron por la acción de los soldados de la ONU una decena de civiles que los bandoleros utilizaron como escudos.

Es muy importante resaltar que la Policía Nacional de Haití (PNH), desde el inicio de los ataques a la sociedad por las bandas armadas, fue reiteradamente señalada de estar involucrada con ellas, más  aún, de ser el pilar de sus estructuras. Lo mismo ocurre con el narcotráfico y el involucramiento de oficiales de la PNH en este negocio, desde hace muchos años. Por otra parte,como ocurre con frecuencia, las armas de las pandillas son más modernas que las de la policía.

Como Canadá pidió un consenso de los haitianos para llevar a cabo la intervención militar, el primer ministro de facto ya lo organizó, con elementos que no tienen representación significativa y con el otro propósito de celebrar elecciones este año. Al parecer, Canadá, como los EEUU, no quieren aceptar la solución que propone el Acuerdo de Montana.

Visto este escenario sombrío, estimo que México  debería aprovechar la coyuntura actual y el reconocido prestigio del presidente López Obrador con los gobiernos progresistas latinoamericanos, para ayudar a los haitianos, de manera solidaria con:

– Buscar un consenso con los gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, y Honduras, y otros países del área que quieran sumarse, y hacer un pronunciamiento conjunto resaltando la urgente necesidad de que los haitianos tomen el control del destino de su país, y su total apoyo a esa vía.

– Ofrecer el apoyo solidario a Haití en las áreas que más lo necesite ahora, destacadamente, seguridad y salud, esfuerzo al que podrían sumarse Canadá y los propios Estados Unidos, pero circunscrito a cooperación técnica.

– Ofrecer apoyo logístico para la realización de un Diálogo Nacional, cuyo resultado será el Haití que sus hijos quieren.

– Al término  del período establecido por los haitianos para el gobierno de consenso, apoyar técnicamente la realización de elecciones.

– Con el gobierno que surja de esos comicios, realizar la II Reunión Hemisférica de Coordinación de la Cooperación con Haití, promoviendo su organización en el seno de la CELAC. La primera fue propuesta y celebrada en México con gran éxito ante el fracaso por atomización de la cooperación internacional que, a décadas de su inicio, no ha dejada nada relevante para este país, pero que no pudo desarrollarse por el terremoto que devastó a Haití y provocó la muerte de unas 250 mil personas.

Esto sería, sin duda, una aportación trascendental a la nación haitiana, con la que tenemos una deuda histórica por su apoyo a la independencia de nuestro país y, también, se estaría cumplimentando la instrucción presidencial de “NO DEJAR A NADIE ATRÁS”. Apoyar a una nación sometida a lograr su verdadera independencia consolidaría la presencia e influencia de México en nuestra América. Todo depende de que en la Cancillería entiendan la importancia de esta acción eminentemente política.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

twenty + thirteen =