ISSN : 2992-7099

Enrique Dussel, el filósofo que hizo pueblo

Juan Carlos Paizanni

Juan Carlos Paizanni

Filósofo por la Universidad Nacional Autónoma de México, asesor en la rectoría de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México durante el rectorado de Enrique Dussel. Coordinador Académico de la Escuela de Formación Política Carlos Ometochtzin y Educador Popular. Trabaja las líneas de investigación de metafísica y ontología desde la Filosofía de la liberación.

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23 noviembre, 2023

In Memoriam

Hemos recibido la triste noticia del fallecimiento del filósofo de la liberación Enrique Dussel Ambrosini. Este texto no pretende hacer una remembranza de su obra sino simplemente señalar ciertos aspectos que ponen de manifiesto su coherencia ética como filósofo de la liberación y militante político porque de una u otra forma su pensamiento (como suele ocurrir cuando se aborda la obra de Marx) siempre excedió las clasificaciones convencionales en virtud de las cuales se le intentó encasillar o caracterizar.

Dussel era, a decir de algunos, demasiado teólogo para la ortodoxia marxista y demasiado marxista para el escolasticismo teológico; demasiado filosófico y transgresor al momento de cepillar la historia a contrapelo (de-construyendo las fronteras epistemológicas del helenocentrismo y el eurocentrismo) y, a decir de otros, excesivamente pródigo en fuentes historiográficas cuando se trata de rastrear la influencia oculta o negada que los pensadores de la periferia tuvieron para con los saberes del centro del sistema mundo (como la influencia que tuvo en el pensamiento de Descartes el filósofo mexicano Antonio Rubio y que se describe en su obra Meditaciones anti-cartesianas).

Lo que es cierto es que nos encontramos ante un pensamiento original, de una potencia portentosa, que, por sus características, desborda la rigidez del pensamiento tradicional. A estas alturas podemos decir -me parece-, que Dussel ha ocupado un lugar dentro de la historia del pensamiento universal (o de la pluriversidad intercultural como mejor hubiese concordado él) que no sólo interpretó crítica y agudamente la realidad, sino que, navegando entre lo deseable y lo posible, se puso al servicio de las luchas sociales de liberación ahí donde se lo solicitaron.

El verdadero militante de izquierda dice Frei Betto, (amigo y teólogo de la liberación también), es aquel que da la vida para que otros tengan vida. Dussel, en este sentido, no sólo entregó su vida a la producción de un pensamiento filosófico para los condenados de la tierra, sino que congruentemente con la vocación de servicio que le caracterizaba, asumió la rectoría de la UACM en un momento crítico de la misma, sacando a la institución adelante y posicionándola como una de las mejores universidades del país.

De igual manera, es ampliamente reconocida su labor como formador de cuadros políticos de izquierda. Desde la creación de la Escuela de formación política Carlos Ometochtzin en 2016 hasta su colaboración permanente en el INFP, no cejó en su intención de subrayar la necesidad de dialogar siempre con las generaciones más jóvenes de militantes sobre la tesitura de la alfabetización política desde una resignificación positiva de poder político, es decir, a partir del ejercicio de la política como un noble oficio donde el que manda lo hace obedeciendo al pueblo.

En su calidad de formador de cuadros políticos sostenía que el partido político debería ser una escuela de política y no una maquinaria electoral. ¿Qué quiere decir esto? Que el partido político debe ser la instancia que en coherencia con el proyecto y los principios de liberación que orienten dicho proyecto, permita a los cuadros que se incorporen en sus filas a poner en práctica performativamente estos principios. No es que se incorporen para a la postre formarse o re-formarse sino que hay que desarrollar subjetividades críticas al poner en práctica tales principios que motivan el proyecto del partido. Sobre la línea freiriana que sostiene que todo acto político es un acto pedagógico, cuando se emplean tácticas de derecha para conseguir conquistas de izquierda, pedagógicamente lo que se enseña a los militantes a ser unos pragmatistas políticos sin principios. Dichas conquistas serán sucedáneas y no duraderas, decía el filósofo de la liberación.

En conversaciones sostenidas durante años de colaboración llegó a comentarme que sólo con un golpe de timón en lo político es que se podría hacer frente al automatismo del capital, que en su motricidad ciega por el aumento de la tasa de ganancia y compromete las condiciones de la supervivencia de la vida sobre la Tierra. Este golpe de timón sólo puede ocurrir en razón de una política que ponga en el centro la vida diga, el buen vivir, (una nueva subjetividad social), que reemplace gradualmente la brutalidad del capitalismo global.

A diferencia de lo que suele ocurrir regularmente en la historia con un pensamiento transformador y disruptivo, en el que este suele contar con un largo proceso de recepción y aceptación en el sentido común, Dussel contó con la dicha de dar constancia de cómo su propuesta filosófica encontró un eco fecundo en las luchas progresistas y anticoloniales de nuestro continente.

Considero que una de las formas de rendir homenaje atraviesa por pensar de manera radical y original, seguir profundizando en el diagnóstico, ponerse del lado de los pobres, oprimidos y de los condenados de la tierra de todas las épocas y latitudes para alzar la voz frente a las injusticias y comprometernos activamente con todos los procesos de liberación.

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