ISSN : 2992-7099

Después del COVID-19 (Los espacios públicos de Tlatelolco)

José Luna

José Luna

Licenciado en Creación Literaria por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, UACM. Escribe crónicas y reportajes. Ejerce el fotoperiodismo desde el 2008. Ha tomado cursos de seguridad para periodistas por la World Press Photo y artículo 19. Ha tenido varios reconocimientos en certámenes fotográficos y literarios. En el 2017 obtuvo la beca PRENDE de la Universidad Ibero. Ha sido alumno de escritores y periodistas como Rosina Conde, Jezreel Salazar, Mónica Lavín, Luis Guillermo Hernández, Josefina Estrada, Federico Mastrogiovani, Sergio Rodríguez Blanco entre otros. Ha publicado en revistas de España, Austria y Estados Unidos. En México ha colaborado para diferentes medios: Secretaria de Cultura CDMX, Letra S de la Jornada, Proceso, Perro Crónico, Tierra Adentro, Prensa Internacional, entre otros. Actualmente colabora para Prensa Internacional y realiza proyectos culturales en la Secretaría de Cultura Federal.

29 julio, 2021

Tlatelolco es un oasis subjetivo. Recorrí la unidad con mi cámara usándola como pretexto para recuperar mi estado de salud.

Licenciado en Creación Literaria por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, UACM. Escribe crónicas y reportajes. Ejerce el fotoperiodismo desde el 2008. Ha tomado cursos de seguridad para periodistas por la World Press Photo y artículo 19. Ha tenido varios reconocimientos en certámenes fotográficos y literarios. En el 2017 obtuvo la beca PRENDE de la Universidad Ibero. Ha sido alumno de escritores y periodistas como Rosina Conde, Jezreel Salazar, Mónica Lavín, Luis Guillermo Hernández, Josefina Estrada, Federico Mastrogiovani, Sergio Rodríguez Blanco entre otros. Ha publicado en revistas de España, Austria y Estados Unidos. En México ha colaborado para diferentes medios: Secretaria de Cultura CDMX, Letra S de la Jornada, Proceso, Perro Crónico, Tierra Adentro, Prensa Internacional, entre otros. Actualmente colabora para Prensa Internacional y realiza proyectos culturales en la Secretaría de Cultura Federal.

Tlatelolco, un montón de concreto erguido hacia el cielo. Su construcción moderna duró un sexenio en 1960. El arquitecto Mario Pani apostó por el modelo de vivienda en vertical para abarcar más población en un menor territorio. La idea de la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco era proyectar progreso, debido a que las colonias aledañas eran puntos de extrema pobreza.

Tlatelolco era una pequeña ciudad dentro de una gran ciudad. Contaba con cine, teatros, centros deportivos, clínicas, escuelas, oficinas y acontecimientos que son parte de la historia nacional. Ocho años después, Tlatelolco fue el punto de una masacre de estudiantes en 1968. Para 1985 el suelo se movió y la arquitectura modernista se derrumbó dejando una gran brecha de estigmatización y rechazo por los acontecimientos suscitados. Otra vez, la modernidad se cubrió con sangre.

Tlatelolco tiene diversos espacios públicos. Me había empujado a frecuentar la Plaza de las Tres Culturas por la rehabilitación de COVID-19. El proceso de mi contagio duró diez días de calentura y los últimos cuatro de la cuarentena, me tuve que inyectar en el estómago para ayudar a mis pulmones a trabajar. Eso me dejó con problemas respiratorios y sin ganas de hacer fotografías. Me había convertido en una estadística.

Tlatelolco es un oasis subjetivo. Recorrí la unidad con mi cámara usándola como pretexto para recuperar mi estado de salud. Y sin darme cuenta había conseguido unas imágenes de la forma en cómo percibo Nonoalco Tlatelolco después de sobrevivir al COVID-19.

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