Facultad de Medicina
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Emana de ella tal luz cual estrella,
que el hado de su alma amerita amor;
como luna llena es su noble fulgor,
que entre opacidad es una centella.
Bella, en su sublime encanto rebosa;
divina cual dádiva de la vida;
que seduce grácil como belida,
y exquisita me abraza como rosa.
Silenciosa me acaricia su gesto;
su armonía frena mi alma decadente;
y su beso me compone con amor.
Que entre seda roja vuela mi mente,
en su cielo color pardo modesto.
Sencillamente, atesoro su dulzor…
Por: Enrique Nájera Sánchez
Ayer, por fin comprendí que te habías ido para siempre
Por: Martín Guadalupe Flores Hernández
Ningún premio en dólares sustituye al amor
Una respuesta
Grandioso que incentiven este tipo de contenido dentro de la comunidad y este poema es un loable ejemplo sobre la capacidad de los universitarios, te envuelve en el sentimiento del autor y al mismo tiempo te permite conocer tus propios sentimientos. Es poesía pura.