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DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM
Édgar Alonso Fernández Crespo

Édgar Alonso Fernández Crespo

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Vallejo

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Redes Sociales y fake news

Número 2 / JULIO - SEPTIEMBRE 2021

Como ciudadanos responsables y usuarios de internet hay que practicar la lectura

Édgar Alonso Fernández Crespo

Édgar Alonso Fernández Crespo

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Vallejo

Las redes sociales se han vuelto parte de nosotros, por lo que estar en ellas se ha vuelto una rutina. Según nos dice Ramas F. (2018) en su artículo “Redes en la era digital”, que la red social está constituida por personas con intereses en común y que buscan promover y compartir proyectos, estableciendo una interacción entre los participantes, por lo que se entiende como red social al conjunto de personas que cuentan con vínculos entre sí, ya sea por diversos temas de interés social. Es así que una red social hoy ayuda a facilitar en gran medida la comunicación entre personas, y además a crear un entorno virtual. Pero no todo es bueno en este entorno digital, pues existen las fake news, que son noticias que no son ciertas o que han sido sacadas de contexto.

Hoy la gran mayoría de las personas, principalmente los jóvenes, usan a diario las redes sociales, justo donde surgen las fake news, por lo que podemos decir que la población está en constante riesgo de caer en desinformación. Es por ello que este tema es tan importante, por lo que creo que las fake news sirven para crear caos y desinformación social con algún fin en específico.

Así, cualquier persona tiene acceso a una red social y, por ende, puede publicar información que no es del todo verdadera o que es escasa de fuentes. Es así que con el avance de la tecnología en las redes se puede ver cómo ya no sólo los medios de comunicación tradicionales informan, sino que ahora también nosotros podemos distribuir y crear información en Facebook o Twitter sin importar qué tan verdadera sea. Según Ramas F. (2018), “la proliferación de la información en la red y la facilidad para participar en ella han creado una realidad en la que la exposición es una característica fundamental”.

El hecho de que estemos en constante contacto o interacción con fuentes de desinformación o fake news empeora cada vez más la situación. Pariser L. (2017) nos menciona en su libro El filtro burbuja: Cómo la web decide lo que leemos y lo que pensamos, que el 4 de diciembre de 2009 comenzó la era de la personalización, pero ¿esto a qué se refiere? Pariser L. considera que esta personalización es una estrategia básica de los gigantes de internet, como Google, Facebook y YouTube, que buscan sacar provecho del usuario para tener información personalmente relevante y vender publicidad. Por ello las redes sociales seleccionan y filtran nuestra información mediante algoritmos, lo cual nos dice que lo que vemos o aparece en nuestro monitor es un reflejo de lo que somos, de lo que buscamos y lo que hacemos. Así, si no nos informamos bien las fake news empezarán a invadirnos.

La viralización de las fake news se basa en un desconocimiento acerca de un tema que, al verlo en una supuesta “noticia”, retuitear o compartir con facilidad, sin darnos tiempo de indagar y emitiendo juicios desinformados. Según Coll P. (2020) en su reportaje “¿Cómo se difunden las noticias falsas?”, la revista Science en 2018 detectó que las noticias falsas llegan a más personas que una verdadera, y menciona que  “el 1% de las noticias falsas más difundidas llegan hasta a 100 mil personas, mientras que las veraces rara vez llegan a más de mil”.

Así, podríamos decir que una de las causas de que las fake news se propaguen entre la sociedad es la falta del hábito de la lectura. Como ciudadanos responsables y usuarios de las redes sociales hay que practicar la lectura y no sólo creer en lo que un encabezado dice.

Con respecto al internet en general, podemos decir que es una herramienta útil en la vida de cualquier persona, no solo nos puede ayudar a comunicarnos, sino también a informarnos. Pero si es una herramienta que ayuda a que el usuario se informe, ¿por qué hay tanta desinformación o subinformación? Este cuestionamiento pone al internet y su utilización de forma contradictoria, puesto que por un lado puede ayudarnos a indagar, pero también puede guiarnos a una desinformación.

Según Lozano G. (2017) en su sección “Despejando dudas”, el problema no sólo es que las noticias falsas sean más populares que las reales, “sino que estimulan el fenómeno de las posverdad”, que es definida como una toma de decisiones con base en emociones o creencias, dejando a un lado los hechos comprobados.

Ahora bien, internet nos ha abierto una puerta inmensa a la investigación, pero también nos entierra en lo que puede ser la perdición de una persona, la desinformación. Sartori G. (1997) y en su libro Homo Videns comenta sobre la cibernavegacion: “Tiene tres posibilidades de empleo: la utilización práctica, la utilización en entretenimiento y la educación educativo-cultural. Es así que podemos hablar del buen uso de internet y las redes sociales cuando los usuarios sepan utilizar estas herramientas para no sólo comunicarse, sino para indagar en ellas y adquirir información y conocimientos que le permitan dar un juicio o valoración de un tema basado en la información”.

En efecto, internet y las redes sociales contienen demasiadas fake news, lo que ocasiona que sus usuarios se queden en la desinformación. Así, marquemos la diferencia entre desinformar y subinformar. Según Sartori G. (1997), el hecho de informar se refiere al proporcionar una noticia; así, entiende subinformación como a “una información totalmente insuficiente que empobrece la noticia”. Por el contrario, desinformación es “una distorsión de la información”. La subinformación es reducir o informar poco de la noticia, y desinformación es engañar.

Podemos entender que, para informarnos, hay que dedicar tiempo a cada tema para evitar que se nos subinforme o, lo que es peor, se nos desinforme. El hecho de que como usuarios le dediquemos más tiempo a lo que vemos en las redes sociales ayudará a emitir un juicio sobre alguna noticia y determinar si se nos miente.

Las fake news tienen diversos objetivos que se basan en aspectos políticos o económicos, al simplemente querer generar ingresos mediante el engaño. Al respecto, Coll P. (2020) piensa que la intención de las fake news es confundir, por lo que “pretenden hacer pasar una mentira, o en el mejor de los casos una opinión, por un hecho objetivo”.

Asimismo, Acevedo C. (2020), en su artículo “¿Qué son las fake news?”, sostiene que al igual que funciona un chisme, las fake news “son creadas para sacar beneficios propios o para perjudicar a alguien”. Es por ello que hay que indagar más sobre quién publica y lo que publica, puesto que las fake news “están presentes hasta en las elecciones”. En el mismo sentido, Lozano G. (2017) dice que las fake news “buscan engañar y desorientar a los ciudadanos sobre hechos importantes”.

Por otro lado, a pesar de que las fake news causen una gran desinformación, se ven de cierta forma protegidas ante lo que conocemos como libertad de expresión, puesto que se trata de un derecho reconocido. Por ello podemos decir que, a falta de una autoridad competente que regule esta dinámica social, cualquier persona puede desinformar a la población.

Pero, ¿cómo detectar las fake news? Lozano G. (2017) nos da algunas claves para detectarlas. La primera, que no contenga ninguna fuente; la segunda es que la fuente esté descontextualizada, o sea que no especifica datos importantes como la fecha; la tercera es confirmar si la fuente es seria o no, y ver sobre todo si otras fuentes confiables hablan de este tema. Por último, “debemos indagar más de un tema para detectar una manipulación en los datos, imágenes, fechas o lugares”.

En conclusión, nuestra hipótesis fue acertada. Las fake news son creadas con el fin de crear caos y desinformación en la población con algún fin en específico, y autores como Coll P. (2020), Acevedo C. (2020) y Lozano G. (2017) reafirmaron esta hipótesis, dejándonos ver que las fake news no son más que engaños y mentiras que buscan desinformar a la población o usuarios en redes sociales, para finalmente obtener beneficios políticos o económicos.

Asimismo, sabemos que internet es una herramienta que se va a definir como buena o mala dependiendo del uso que le demos. El hecho de indagar e informarnos nos ayudará a comprender más los temas de interés que las supuestas “noticias” nos muestran, y así determinar si una fuente es una creadora de verdaderas noticias con información 100% verídica.

No podemos acabar con las fake news, pero sí podemos conocer algunas de sus características para descartar este tipo de contenido y no seguir compartiendo con otros la desinformación. Hay que crear el hábito de la lectura y la indagación. Sólo así podremos reducir la desinformación y la confusión.

Bibliografía:

–Acevedo C. (2020). ¿Qué son las fake news? 27/03/2021, de UNAM Global Sitio web: httpss://unamglobal.unam.mx/que-son-las-fake-news/

–Coll P. (2020). ¿Cómo se difunden las noticias falsas? 28/03/2021, de Colegio Oficial Ingenieros de Telecomunicación: httpss://bit.coit.es/como-se-difunden-las-noticias-falsas/

–Lozano G. (2017). “Despejando dudas: Las noticias falsas”. 27/03/2021, de Noticieros televisa. Recuperado de: httpss://www.youtube.com/watch?v=FndsltzdoNo

–Pariser E. (2017). El filtro burbuja: Cómo la web decide lo que leemos y lo que pensamos. España: Taurus.

–Ramas E. (2016). Redes en la era digital. 27/03/2021, de Revista Digital Universitaria Sitio web: https://www.revista.unam.mx/vol.17/num10/art73/

–Sartori G. (1997). Homo videns: La sociedad teledirigida. Madrid: Titivillus.

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Redes Sociales y fake news

2 respuestas

  1. Me parece muy acertado ahora entiendo a los chayoteros con razón tiran tanta fake news como Periodistas tienen 0 de aprobación como chismosos obtienen 10

  2. Creo que el país necesita, una renovación de todos esos dizque intelectuales, que creo la televisión y que carecen de ética y de objetividad, lo mismo, con los dizque politólogos(as), descubrir y promover, a las nuevas generaciones, que sustituyan a esos mercenarios de la palabra.

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