Escuela Nacional Preparatoria Plantel 2 Erasmo Castellanos Quinto
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En la sociedad actual, la tecnología se ha involucrado cada vez más en nuestra cotidianidad, de tal forma que la hemos convertido en un elemento fundamental a la hora de realizar ciertas tareas. El impulso de crecimiento que ésta ha tomado gracias a nuestra necesidad de consumo desemboca de igual forma en lo que ha caracterizado nuestra era contemporánea, la globalización.
Los servicios de mensajería instantánea proveen una herramienta indispensable para la elaboración rápida y eficaz de ciertas actividades, sean de índole laboral, escolar o personal. Negar el uso de las redes sociales en nuestros días es ignorar al mismo avance tecnológico, el mismo progreso humano, por ende, muchos individuos justifican su uso. Sin embargo, debemos hacer hincapié en que dicha presencia en nuestras vidas provoca inevitablemente dependencia, la cual puede resultar en graves consecuencias.
Para ejemplificar mejor la idea, es clave el acontecimiento que no hace mucho perjudicó y alarmó a la sociedad sobre la fragilidad del ser humano ante la falta de las cuatro principales redes sociales en el mundo occidental, el llamado “apagón” de octubre del presente año. Vimos que, en pocos minutos, el mundo del internet se volcó estrepitosamente. La dependencia mostrada por los usuarios más activos fue vista en su desesperación por la inactividad en dichas herramientas. ¿Cuál fue la solución instantánea? Correr a plataformas como Twitter o Telegram.
En vista de lo anterior, es casi seguro decir que el mundo contemporáneo no podría vivir sin las redes sociales, y si éstas llegasen a faltar, se buscarán alternativas, pero no para su reemplazo, sino para esperar a que su servicio se reestablezca. Las facilidades que provee el uso de la tecnología se han entablado ya en la sociedad, la rápida evolución y apego a las redes sociales demuestra nuestra “necesidad” a éstas. El mundo actual no puede vivir sin las comodidades y beneficios que proveen las redes sociales.
Desde la misma esencia del avance humano, éste se ha empeñado en brindar y crear herramientas que cubran nuestras carencias, el internet no es la excepción. Por ejemplo, es innegable la fuerte necesidad que tenemos de la tecnología para afrontar la crisis sanitaria actual. El COVID-19 proporcionó un entorno nunca antes visto en la historia del hombre, nos obligó al uso de herramientas online para realizar actividades presenciales, como ir a la escuela o trabajar. En este contexto, la utilización de las redes sociales ya no solo es ocio, sino también necesidad.
La desconexión parcial o total de la tecnología en un mundo tan interconectado, crea una considerable desventaja en aspectos como mantener contacto con compañeros de trabajo o tu mismo jefe, a su vez que priva de la realización de actividades anteriormente presenciales y que, con la nueva normalidad, cambiaron a online, como movimientos bancarios o la inscripción a la escuela.
En conclusión, debemos contextualizar los hechos presentes que nos obligan al uso de redes sociales: sea por entretenimiento, ocio o por necesidad, su presencia en nuestras vidas seguirá. Por ende, debemos encontrar un equilibrio para diferenciar entre su uso y dependencia, ya que resistirse a la presencia de ellas puede acarrearnos desventajas en sectores económicos y sociales.
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5 Responses
Por mucho que describamos a las redes sociales como herramientas para socializar, una definición más exacta me parecería, herramientas de la vanidad, porque primero, las redes sociales son empresas con intereses económicos que priorizan enseñarte contenidos polémicos antes que interesantes, y segundo, porque lo que necesita la gente no es socializar, sino presumir; presumir de una vida que no tienen, de una belleza impostada, de unas vacaciones falsas, de artículos caros que han comprado y no pueden pagar, etc.
Puedo entender su utilidad si se usan para estar al tanto de la vida de amigos y familiares que tienes lejos y no ves todo lo que te gustaría, o como reclamo publicitario para una empresa, o como punto de encuentro donde compartir aficiones. Pero la mayoría de la gente podría vivir sin ellas perfectamente, ya que no cubren una necesidad, solo son un pasatiempo más.
Así que no estoy de acuerdo con la afirmación de que «Negar el uso de las redes sociales […] es ignorar al mismo avance tecnológico», porque no es lo mismo negar su uso que negar su existencia.
Yo reniego de las redes sociales y no tengo ninguna necesidad.
Excelente texto, con un alto valor para los padres que, alejados de la tecnología, vemos a esta como un riesgo. El ver textos bien redactados y con gran contenido nos hacen darnos cuenta que los jóvenes como Emma Urbina nos dan grandes lecciones. Ojala y siga haciendo colaboraciones así de interesantes. FELICIDADES
Excelente artículo, expone todas las caras de las redes sociales y nuestra co dependencia, a este mundo virtual y de respuesta inmediata.
Efectivamente se ha vuelto una necesidad para unos y hasta quizás un vicio para otros, sin embargo también creo q es generacional en la población la una o la otra.
Los q tuvimos que nos enseñaron con bolígrafos, con un teléfono fijo, con máquinas de escribir y nos vimos me la necesidad de utilizar estas nuevas “herramientas”, es una necesidad para sobrevivir sobre esta jungla tecnológica.
Los que nacieron con el chip integrado y no lo utilizan como una “herramienta”, se ha vuelto un vicio y cómo lo comentas en este artículo, sienten que mueren cuando no hay internet aunque sean solo minutos.
No generalizo, pero sigo concluyendo que las viejas y nuevas generaciones las utilizamos de manera diferente, y tú conclusión es muy acertiva, debemos encontrar el equilibrio adecuado para toda la población, sobretodo cuando hay estas crisis mundiales, las nuevas generaciones deberían de aprender a enseñarse como nosotros los adultos o adultos mayores, que la vida sigue y que si podemos vivir sin estas herramientas en caso de que llegara un colapso mundial, como lo hacíamos antes de que existieran en nuestras vidas.
Que bueno que jóvenes como tú, tengan interés en estos temas, felicidades.
Daniel Aguirre Olivares. 48 años de edad. Ingeniero de profesión con estudios de postgrado.
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