Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Estudiamos en la UNAM, pero pareciera que somos invisibles, no existimos. Esta es la realidad de miles de estudiantes del Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED).
Recuerdo el día que me inscribí y recibí mi credencial de la UNAM: estaba muy orgulloso y feliz de saber que a partir de ese momento formaría parte de la máxima casa de estudios, de la Universidad de la Nación. Sin embargo, a lo largo de estos años me di cuenta de algo inesperado: estudiar a distancia es como no pertenecer a la institución.
También, recuerdo que una vez se organizó un diplomado, me llamó la atención y quise tomarlo. Sin embargo, al intentar registrarme, me dijeron que era solo para estudiantes del sistema escolarizado. Fue entonces cuando sentí que, aunque soy parte de esta gran universidad, era excluido de su vida universitaria. Hechos como este, me llevan a reflexionar si realmente existimos dentro de la UNAM.
La educación a distancia ha crecido demasiado en los últimos años, especialmente después de la pandemia, pues llevó a muchas instituciones a adoptar herramientas que nos brinda la tecnología. La UNAM ha sido pionera en ofrecer estudios a distancia desde hace muchos años, adaptándose a las diversas necesidades de los estudiantes. Según los datos de la Agenda Estadística (2024), la matrícula es de 233,346 estudiantes a nivel licenciatura, de los cuales 23,937 estudiantes estudiamos dentro del Sistema de Educación a Distancia, esto equivale a un 10.25% aproximadamente del total de la matrícula de la Universidad. Sin dejar de lado a los 20,360 compañeros que estudian en el Sistema de Universidad Abierta, juntos sumamos el 18.97% que formamos parte del Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED).
La UNAM ha hecho un muy buen trabajo al ofrecer diferentes carreras en educación a distancia que permiten a estudiantes de todo México acceder a una educación de alta calidad. Este sistema está diseñado para quienes, por trabajo, temas familiares u otras razones, no podemos comprometernos con la rutina del día a día en el sistema escolarizado. Sin embargo, es una realidad que la mayoría de las iniciativas o actividades siguen estando diseñadas exclusivamente para los compañeros del sistema escolarizado, lo que genera cierto distanciamiento para quienes estudiamos a distancia.
A lo largo de mi experiencia como estudiante de educación a distancia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, he sentido muchas veces que nuestra presencia dentro de la Universidad pasa desapercibida, es como si no existiéramos. Es bastante común que, para concursos, eventos deportivos, artísticos o incluso algunas becas, no califiquemos para acceder a ellos por el simple hecho de estudiar en el SUAyED, alimentando esta idea y estereotipo de que no formamos parte de la comunidad, a pesar de que tenemos un número de cuenta que nos acredita como estudiantes de la Universidad y que compartimos el mismo compromiso y dedicación hacia nuestra carrera, hacia nuestra nación y hacia la UNAM.
Considero que la educación a distancia es una oportunidad que no ha sido reconocida por muchos, pues estudiar a distancia tiene ventajas importantes que deberían ser más valorados por la comunidad universitaria. En la educación a distancia debemos tener mucha disciplina, manejo del tiempo y desarrollar las diferentes habilidades en las TIC’s. Los estudiantes a distancia también tenemos que ser muy autónomos, pues debemos ser capaces de organizar nuestras tareas y actividades sin tener que estar en clases presenciales. Desarrollar estas habilidades es bastante importante, porque es verdad que el mundo laboral es cada vez más digital y globalizado. Personalmente, esta modalidad me ha permitido llevar mis estudios al mismo tiempo con mis otras obligaciones, algo que sería muy complicado si estudiara en el sistema escolarizado.
Sin embargo, estudiar a distancia también puede ser muy complicado, pues la falta de contacto físico con los profesores y compañeros puede causar una sensación de que estamos aislados. Mientras los compañeros del sistema escolarizado pueden levantar la mano en clase para resolver una duda al instante, nosotros debemos esperar horas, a veces días, para obtener una respuesta por correo electrónico. El silencio de una pantalla es el único eco que escuchamos al terminar nuestras actividades.
Sin embargo, esto forma parte de este proceso y son retos que se nos ponen enfrente, por ello creo que todos los estudiantes a distancia desarrollamos una resiliencia única, tenemos una capacidad enorme de adaptarnos a cualquier situación, sin importar qué tan feo o difícil esté el panorama.
Me gustaría que supieran que no somos menos comprometidos, ni menos capaces por estudiar en esta modalidad; al contrario, estamos demostrando que es posible tener estudiar una carrera y prepararnos profesionalmente sin estar dentro de un salón de clases todos los días.
Para que los estudiantes de educación a distancia nos podamos sentir verdaderamente parte de la UNAM, considero que es necesario generar cambios estructurales que nos incluyan activamente en la vida universitaria. Algunas propuestas para lograr esto podrían ser la creación de espacios de interacción entre alumnos presenciales y a distancia, donde podamos compartir experiencias y conocimientos, está demostrado que todos podemos aprender de todos.
La educación a distancia en la UNAM nos ha dado la oportunidad a muchas de personas de todos los grupos de edad y de todos los estados de la República para acceder a una educación gratuita y de calidad sin tener que estar presencialmente en la facultad. Sin embargo, es necesario que también la Universidad reconozca que los estudiantes a distancia también somos parte de la comunidad.
En universidades de todo el mundo, universidades en el Reino Unido, Estados Unidos o Francia, los estudiantes a distancia son parte activa de la comunidad. ¿Por qué en la UNAM nos siguen viendo a los estudiantes del SUAyED como una categoría aparte?
La UNAM es la Universidad de la Nación, por eso estoy seguro de que, si trabaja en la inclusión, la UNAM, no solo refrendará su compromiso con la educación y la sociedad, sino que demostrará que, en efecto, otra escuela es posible, otra escuela en la que todos estemos presentes y donde no haya espacio para la exclusión. ¡Somos parte de la comunidad universitaria, pero necesitamos más visibilidad y reconocimiento!
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