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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Pixabay/Pexels
Aline Lizbeth Rodríguez Reséndiz

Aline Lizbeth Rodríguez Reséndiz

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9

Soy una estudiante de artes, que le gusta hacer de su vida un arte.

Quizás los malditos somos nosotros

Número 4 / ENERO - MARZO 2022

Termina siendo nuestra elección del día a día, es más, del segundo al segundo, si lo que tenemos tan fácil en nuestras manos es algo útil o peligroso

Aline Lizbeth Rodríguez Reséndiz

Aline Lizbeth Rodríguez Reséndiz

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9

Quizás seamos nosotros los que vuelven a las redes sociales en una herramienta o en un arma, en una bendición o en una maldición. Considero que algo no es peligroso por sí mismo: un cohete nuclear no representa un peligro si nadie lo dispara o lo activa.

A lo largo de la pandemia del covid-19, las redes sociales fueron nuestro mejor instrumento; para la comunicación con nuestros seres queridos, incluso nos ayudaron para estudiar y trabajar vía remota. Lo que un virus causó que nos mantuviéramos en la lejanía, una pantalla reunió.

Las redes sociales también se convirtieron en nuestros noticieros, en nuestra forma de protesta e incluso gracias a Facebook es que tuve el conocimiento de ¡Goooya! y la oportunidad de que ustedes me estén leyendo. Para muchos, las redes sociales se volvieron su mejor forma de promocionar su negocio y seguir avanzando en situaciones como en las que nos encontramos.

Pero como ya sabemos en la vida, no todo es de color de rosa, la parte sombría son los peligros que las redes sociales implican, peligros que los humanos creamos. Un ejemplo que probablemente todos recordamos es “El reto de la ballena azul”, y para quienes no lo conocen, era hacer 50 retos, algunos tan inocentes como dibujar una ballena azul o postear en Facebook, “Soy una ballena azul”; sin embargo el último reto era suicidarse, llevándose así, lastimosamente la vida de muchos jóvenes, principalmente.

Hasta donde sabemos la idea de aquel “juego” era “limpiar” a la sociedad, “sacar a los débiles del mundo”, así lo mencionó su creador Philipp Budeikin siendo justamente un humano el responsable de que las redes fueran un asunto peligroso.

Así que si me preguntan si las redes sociales son benditas o malditas, mi respuesta sería que quizás los malditos somos nosotros. Como humanos, es nuestra responsabilidad el darles el uso correcto a las redes sociales, las cuales nos sirven más para comunicar algo bueno al mundo, caso contrario es como hemos visto incluso, quitarle la vida a alguien.

Termina siendo nuestra elección del día a día, es más, del segundo al segundo, si lo que tenemos tan fácil en nuestras manos es algo útil o peligroso.

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Quizás los malditos somos nosotros

2 respuestas

  1. Muy cierta tu opinión, como personas no asumimos responsabilidad de nuestro actuar, buscamos culpables de nuestro hacer, felicitaciones ?

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