Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan
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Dicen que hay palabras que se perciben vacías. Un te amo se lo pueden decir a quien sea, pero hay algo más trascendental y significativo, una vocablo que existe desde tiempos inmemorables, es “quédate”.
Significa algo que quiero expresarte, algo que quiero cumplirte, aunque tu no me lo pidas, yo sé que siempre estaré aquí, me quedaré el tiempo que sea necesario. Esto porque de igual manera moriré. Tal vez no sea hoy, ni siquiera sea mañana, pero moriré feliz sabiendo que estuve aquí, que mi terquedad sirvió de algo y aunque las cosas no sucedan, moriré de la manera más hermosa que se conoce; sabiendo que hice lo que hice por una persona que no solo mi mente y corazón quieren, si no que alguien que causó el deseo y fulgor de mi alma.
Cuando estamos juntos, de la tierra infértil brota vida y cuando te observo mis sentidos se entorpecen, mi tacto se maximiza, mi vista se deslumbra, mi olfato se excita, mis oídos se centran y en mi gusto puedo sentir como beso tus labios, y quedó encantado con ese sabor tan tuyo. Porque algo es real, que en lo profundo del mar podemos encontrar la verdad, pues es la sombra de tu cabello lo que me hace naufragar, es tu cuerpo lo que me arranca el pensamiento y sabes que es lo que quiero, y lo que pasa cuando toco tu mano.
Así que dejemos de mentir. Cuando te acercas, el invierno se incendia, en el infierno empieza a nevar y en mi corazón florece mi alma. Estoy saltándome las reglas y dándole gusto a nuestra curiosidad. Así que hay que tocar la eternidad.
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