Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco
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Queremos escapar y a veces no sabemos cómo, este escrito fue mi escape, un desahogo.
Ocupo la analogía de suicidio como cambio, transición, dejar ir. Creo que el suicidio sigue siendo un tema tabú y se sataniza demasiado.
No me voy a suicidar para los demás, me suicidaré para mí; cada uno se suicida a su manera. Hay veces que tenemos depresión y no lo sabemos; al yo darme cuenta de cómo me sentía, convertí mi dolor en arte, hablaba tanto del suicidio que se volvió parte de mí, sin embargo, el que no me quite la vida no significa que no sea real. Hablar sobre nuestro dolor puede ayudarnos. Entonces, esta es mi carta suicida:
Hoy me suicidaré, pero como en La rosa de Guadalupe, de a “mentis”, porque cuando lo intenté hacer, la Virgen iluminó mi camino y me mostró que la vida es maravillosa… O quizá soy muy cobarde para hacerlo.
También, esa misma tarde, en un momento de soledad, me encontré la rosa, pero no la puse en agua, solo la admiré, después de un rato desapareció junto con mis sentimientos, ¿me sentía bien?, ¿significaba que el cometido se había cumplido? No lo creo, porque ningún viento chocó con mi cara, no me sentí sanada.
El capítulo aún no acaba, ¿mi suicidio sigue en pie? Pienso en cómo suicidarme sin causar problemas. Si me suicido en alguna parte de mi casa, lo más probable es que se reúna mi familia para ver mi cuerpo y después discutir sobre quién fue el culpable, como si hubieran cometido homicidio. Si me suicido en algún lugar donde nadie me encuentre, quizá mi cuerpo solo será un desecho más. Si hago un En Vivo en alguna plataforma grabando cómo me suicido, lo más probable es que me vuelva famosa y lo que quiero es no pertenecer a esta vida. Quizá el link de mi video se comparta por los chats con el título: “Dicen que si ves este video a las 3 de la madrugada no podrás dormir”, o quizá hagan una publicación en Facebook con alguna foto del video y la gente que lo comparta solo escriba: “Yo ya vi el video, punto y se los paso”.
Si recibe buena fama podría ser que salga en Dross o en algún documental de Netflix. Pero no quiero eso.
Si voy a dejar un recuerdo será uno que produzca muchos sentimientos, que unos se alegren por mí, otros lloren por mí, que se rían y otros cuantos sientan lástima.
Así que haré de esto una obra de arte, que la decisión de acabar con mi vida no sea trágica, sino mágica. El que no me quite la vida no significa que no sea real. Este suicidio es emocional, y es mi nuevo comienzo.
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