En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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A. Monserrat Ambrocio

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Soy estudiante de Ciencias de la Comunicación y soy curiosa desde que tengo memoria. Me gusta investigar sobre diferentes formas de ver el mundo y medios de expresión, sobre todo moda. Creo que podemos encontrar nuestra esencia en cada cosa que guardamos y siempre que tengamos algo a lo que aferrarnos podremos encontrar el camino a casa.

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Número 14 / JULIO - SEPTIEMBRE 2024

El cabello también es una forma de resistencia

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A. Monserrat Ambrocio

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La formalidad se rehúsa a usar líneas curvas en el cuerpo, en la ropa y hasta en el cabello. Los rizos u ondas se ven desordenados, faltos de cuidado y relajados, mientras que el cabello lacio es el estándar: no deja nudos, es fácil de manejar y, sobre todo, tiene una personalidad seria.

 

¿Qué tanto influye el cabello en la imagen personal? Las figuras públicas en Latinoamérica pocas veces dejan ver sus cabellos al natural si no son lacios, ya que se ha mencionado que este tipo de pelo les “resta autoridad”, por lo que los candidatos, y en especial las candidatas, recurren a planchados para aparecer en público y en su propaganda, incluso cuando buena parte de la población cuenta con un tipo de cabello que varía de ondas a rizos (incluida yo, que tardé en aceptar que mi cabello quebrado solo eran ondas mal cuidadas).

 

Actualmente, la Ciudad de México cuenta con tres ejemplos de políticas que han mostrado su cabellera rizada, aunque dos de ellas ya cedieron ante los alaciados: Claudia Sheinbaum y Clara Brugada. Ambas cuentan con una trayectoria política que las ha puesto en la mirada pública y en donde se les ha visto con cabello afro y rizado, pero que en las pasadas campañas elecetorales se presentaron con otro tipo de pelo.

 

A Sheinbaum se le recuerda lacia desde el sexenio de López Obrador, pero en sus años de universitaria se le veía en asambleas con cabello similar a un afro, aunque actualmente su imagen personal es asociada con una coleta lacia hasta el hombro. Por otro lado, Brugada apareció en las elecciones para la alcaldía de Iztapalapa con rizos sueltos y accesorios con bordados, pero en la candidatura para jefa de gobierno de este año, en varias de sus fotografías tiene el cabello lacio.

 

Un probable argumento ante el cabello rizado es el efecto Kiki-Bouba, descubierto en 1929 por el psicólogo Wolfgang Köhler, que dice que inconscientemente asociamos lo amable, divertido, los colores cálidos y sonidos suaves a las líneas curvas, que representan a Bouba (una mancha ondulada), mientras que los sonidos punzantes, colores fríos, la seriedad y firmeza se asocian con Kiki (la figura similar a una estrella).

 

Para la imagen política de las candidatas que aún tienen que lidiar con la brecha de género y los prejuicios de que las mujeres son muy “hormonales” para la política, agregarle el peso de un estilo menos formal y más casual no suena como una buena opción, y probablemente por eso los grupos de asesoría de imagen del resto de las candidatas optan por el tipo de cabello que sigue perpetuando la falsa idea de la seriedad. Llegar con rizos, ondas naturales o un afro suelto habría sido una buena declaración para hacer frente a los estereotipos del cabello chino.

 

Por último, la candidata de 33 años para la alcaldía de Tlalpan, Gabriela Osorio, mostró en todas sus lonas y volantes un corte rizado arriba del hombro. Y no solo es en este año, sino que, en todas sus imágenes de años anteriores, aparece muy pocas veces con el cabello planchado. Si volvemos a verla en próximas elecciones, descubriremos si las tenazas la alcanzaron o si sigue fiel a su imagen personal, que podría abrirle paso como una de las pocas chinas involucradas en la política.

 

¿Será que los rizos solo son válidos para quienes consideramos jóvenes? ¿Mientras más alto es el cargo más liso debe ser el cabello? A lo mejor las próximas candidatas se animan a salir en público con su cabello natural, poco a poquito resignificando la imagen de la mujer y los rizos en la política. 

 

Al final de cuentas, el cabello también es una forma de resistencia.

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