Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9
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Ser escritor no es fácil, uno tiene que ingeniárselas para sacar una historia de la manga, o para contar una simple anécdota; los detalles y la manera de relatar los sucesos juegan un papel muy importante a la hora de plasmar las ideas al papel y la tinta, y a veces resulta ser algo complejo de lograr, muchos de los principiantes y jóvenes escritores abandonan su proyecto antes siquiera de llegar a la mitad, eso quita ánimos. ¿La razón? Esta tiene que ver con aquello a lo que comúnmente se le conoce como “la página en blanco”, un enemigo constante de los escritores.
Para la mayoría de las personas podría parecerles algo totalmente absurdo, pero créanme, el terror de sentarte frente a un cuaderno, o frente a un computador, y ver el color pálido y vacío de éste llega a ser tan grande que podría paralizar a cualquiera, y tal vez se pregunten ¿por qué? ¿acaso las páginas en blanco tendrán alguna especie de maldición o hechizo que provoca que los escritores sientan miedo y desesperación? La verdad es que la gran mayoría de las veces sucede todo lo contrario.
Hay veces en las que las personas tenemos infinidad de pensamientos e ideas que pasan por nuestra cabeza; llegan a ser tantas que no sabemos por dónde empezar y es ahí donde entra a escena la página en blanco, su trabajo es hacer crecer ese sentimiento de incertidumbre y desesperación.
Hay veces en las que uno tiene toda la intención de escribir algo, se sienta y cuando está a punto de empezar ya no puede, algo lo detiene, ya no sabe qué más hacer. Es algo completamente horrible desde mi punto de vista, ya que a mi me ha pasado que no siempre encuentro inspiración para hacer mis textos, siento que les faltan sentimientos y emociones para transmitir al público.
Algo que recomendaría a todos aquellos jóvenes escritores que estuvieran en casos similares es que escribieran todo, absolutamente todo lo que se les ocurra, no importa si no tiene coherencia, o si es una idea completamente absurda y extraña: escríbanlo y cuando hayan descargado toda su genialidad y creatividad sobre el papel, entonces empiecen a darle forma a su historia, relato, cuento o lo que sea que vayan a escribir.
Les contaré una anécdota breve que me pasó a mí hace poco tiempo. Estaba frente a mi computador, quería escribir una pequeña historia que describiera lo que sentimos los escritores al escribir, pero no me sentía para nada inspirado, hasta que me surgió una idea para el título, y no es por presumir, pero en ese momento sentí que era un título maravilloso, y sobre él empecé a escribir y a escribir como chiva loca… lo primero que cruzara por mi alborotada cabeza era útil para mi texto. Como ya mencioné, quería hacer un cuento, pero terminó convirtiéndose en una especie de reflexión y crítica hacia lo que la mayoría de los jóvenes escritores sentimos y experimentamos, creo que lo que más me gustó de hacer esa historia es que me encontraba tan inmerso en ella que quería seguir y seguir escribiendo, hice la letra más pequeña y los márgenes del texto los cambié para que hubiera más espacio para escribir; el texto lo escribí sin ver, por así decirlo, solo escribí una idea y de pronto la hilé con otra y después con otra y así sin pensarlo mucho, hasta llegar al resultado final.
El título maravilloso de ese texto fue “PÁGINA EN BLANCO”.
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