Todos, a esta altura, ya sabemos que la pandemia llegó a cambiar nuestras vidas de una manera inmediata y sin aviso. A cambiar nuestro ritmo y estilo de vida. Hay muchas personas, incluyéndome a mí, que nos alejamos de amigos, parientes o cosas que disfrutábamos hacer.

En mi caso, hizo que adoptara otra forma de vida ya que antes practicaba un deporte y el sitio donde entrenaba cerró; al principio fue difícil porque era un espacio donde me relajaba y me distraía de todo lo que pasaba a mi alrededor. Fue una de las partes más complicadas sobre la adaptación a esta enfermedad. Ésta también nos alejó de nuestros amigos, aquellos con los que nos gustaba convivir día a día, ya sea dentro o fuera de clases, con los que nos reíamos y hacíamos locuras. También nos quitó la posibilidad de hacer otros amigos, salir con ellos a cines, plazas o simplemente pasar un buen rato. Esa parte, sin duda, afectó a muchas personas.

En el aspecto educativo, el virus llegó justo cuando estaba por acabar la secundaria, las clases se concluyeron de manera virtual y realmente todos sabemos que no se aprende igual en esta modalidad que presencial. Ya una vez hecho el examen de COMIMPEMS y conociendo los resultados, yo ansiaba por entrar a la preparatoria y ver si realmente todos los rumores de que la prepa es la mejor etapa de tu vida eran ciertos. Cabe recalcar que yo soy uno de los tantos alumnos que no conocen su plantel físicamente, no conozco los salones, los laboratorios, ni otras áreas, esa parte me decepciona bastante ya que yo tenía muchísimas ganas de saber cómo era mi escuela, las canchas y el ambiente, que es lo más importante, esa sensación de pasar de un salón a otro, de correr porque vas tarde a una clase, de hacer experimentos o prácticas en los laboratorios sin duda me hubiera encantando. Aún no pierdo la esperanza de que lo pueda conocer en estos tres semestres que me faltan.

Además, existen personas que durante la pandemia se les fueron las ganas o la motivación para hacer algunas cosas que antes eran habituales o que normalmente disfrutaban, no le encuentro ninguna explicación, pero lo he sentido y es algo extraño.

No voy a negar que el encierro también nos sirvió para estar más con nuestros padres o con las personas que vivimos y con las que convivimos de una manera prolongada y diaria, para aprender unos de otros y para divertirnos una que otra vez. Aprendimos a controlar nuestros impulsos o sentimientos, a conocer más a esas personas y saber tratar con ellas. Otra cosa buena es que aprendí a hacer cosas que tal vez no hubiera hecho en otras circunstancias, por ejemplo, ayudo a hacer la comida y realmente he aprendido a preparar platillos básicos como huevos, un bistec, calentar una sopa, hacer una pasta; realmente es sorprendente.

Estoy intrigado sobre qué será de mi futuro, como estudiante o futuro profesionista, porque no sé qué tipo de profesionista seré después de esta nueva modalidad, si ya era difícil de manera presencial y ahí teníamos todos los elementos, ¿con qué capacidades, aprendizajes y destrezas saldré egresado? ¿Qué tanto realmente aprenderé de todos los contenidos dados virtualmente? ¿En verdad podré ser capaz de esta manera adquirir todo lo que la escuela ofrece? Creo que será un reto al cual me tendré que enfrentar al igual que muchos de mis compañeros.

Yo creo que la pandemia llegó para darnos una lección, para que nos diéramos cuenta de cuán valiosas eran las cosas que hacíamos normalmente y tal vez no apreciábamos tanto.