Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón
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Todo empezó a los 13
yo estaba delgado
muy delgado
demasiado delgado.
Mi cabello, rapado
encerrado en paredes verdes
concretos y uniformes
demasiado jóvenes.
Tras abrir las puertas de mi clóset
yo solía tener un castillo por fuera
en cuanto lo hice, todo cayó
y la persona que me admiraba, empezó a odiarme.
Su nombre era Pitágoras
junto con el hombre más pequeño del mundo
solían pasar su tiempo conversando
caminando como los nuevos reyes del castillo.
Haciendo:
Caminé toda mi vida como el fenómeno
y ellos como el típico “chico americano”
en un mundo americano normal
lejos de una carrera musical.
Con ellos, estaba Voz Fuerte
Voz Fuerte, era el chico que era el encargado de gritarme
y también estaba Balón
Balón, fue quién más me hizo daño.
Un día, Voz Fuerte, en medio de una clase terapéutica
hablé de que había pasado después de salir del clóset
era un chico bulleado sin amigos de verdad
con etiquetas sobre sus piernas.
En esa clase, hablé de querer haberme ido de este mundo 2 veces
voz Fuerte gritó “la tercera sería la vencida”
Pitágoras, el hombre más pequeño del mundo y Balón rieron primero
y todo el pueblo también lo hizo.
El rey era el bufón ahora.
El tiempo pasó y salí de ahí a mis 14 años.
El castillo de castillos, cambió de color.
Mis recuerdos como bufón, ahora eran de magnesio.
Magnesio como el blanco de las nubes.
Pasaron muchos años.
Y un día, a mis 18 y de regreso a casa, después de recibir protección
protección para mi cuerpo en invierno
escuché a alguien saludar a mi madre.
Era la mamá de Pitágoras, quien no me reconoció
preguntando qué había sido de mi vida.
Fue ahí que me di cuenta que me había comido al mundo
después de salir de mi antiguo reino.
Me había redimido
ya no era una víctima.
No era más el bufón del reino.
Me había convertido en un chico americano
en un mundo americano normal.
Y finalmente,
no era quien yo era a mis 13
y mucho menos a mis 14
Finalmente, pude triunfar.
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