Facultad de Estudios Superiores Aragón
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Sería ideal que en estas próximas elecciones los posibles funcionarios públicos aborden con seriedad la crisis climática que afecta a nuestra nación. Se necesitan respuestas concretas desde el ámbito político y la administración pública en términos de concientización ambiental, pero también a partir de la implementación de acciones planificadas.
Aún hoy en día, algunos ciudadanos se cuestionan si el calentamiento global tiene un impacto real en su vida cotidiana. Como dijo Confucio: “la ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin luna y sin estrellas”. Este proverbio refuerza mi preocupación: ¿cómo podemos luchar contra la oscuridad de la ignorancia sin la iluminación proporcionada por el conocimiento científico y tecnológico?
Sin embargo, resolver los problemas sociales no puede limitarse a la mera divulgación ambiental. Si realmente deseamos abordar este desconocimiento, es fundamental que los políticos presenten propuestas innovadoras en sus discursos, campañas y publicidades. Parece que la política se ha centrado en la invención de enemigos personalísimos en lugar de abordar los problemas reales, repitiendo viejos discursos, preservando la teatrocracia (que es una apología de la representación) en México.
Exijo y reclamo que se tome en serio la crisis climática y que en las agendas de campaña se incluya el fomento de programas, planes y proyectos que coadyuven con las autoridades municipales, ya que en el nivel local se pueden implementar acciones concretas dirigidas a las regiones climáticas específicas, necesidades poblacionales, reservas territoriales y la sustentabilidad que se puede lograr en la urbanización.
Asimismo urge acelerar la aprobación de reformas ya redactadas en materia ambiental, como la agenda azul que promueve la protección del ecosistema marítimo, la cual ha sido detenida en el proceso legislativo por diversos motivos. Esperamos que nuestros políticos logren la entrada en vigor de estas iniciativas para mantener un honesto interés por el bienestar de la salud de nuestro planeta y posean la capacidad de generar nuevas soluciones con políticas públicas.
¿Acaso mi juventud desvirtúa mis intereses políticos ? Ser desestimada debido a mi edad es una falacia argumentativa; el interés genuino que la juventud tiene por ciertos temas debe ser validado por la historia en lugar de ser simplemente descartado en busca de la preferencia de otros sectores de votantes. La voluntad de aspirar a un cargo político debería implicar automáticamente un sincero respeto por los asuntos relevantes para la ciudadanía, sin desacreditar a otros sectores y sin dividir a la población. Una de mis primeras expectativas simplemente éticas es que estos candidatos se abstengan de usar discursos políticos polarizadores y, en su lugar, promuevan el bien común evitando extremismos.
En resumen, demando que quien se postule para ser representante de nuestros intereses políticos y sociales, contemple la situación ambiental como una preocupación principal de supervivencia, al igual que el mantenimiento de la calidad de vida de todos los sistemas vivos habitantes en nuestra región y que esta bandera de activismo no sea un tópico de colores de partidos, sino que implique una unión para el trabajo colaborativo de las administraciones venideras, desarrollando una plena atención a las preocupaciones del sector poblacional joven (fuertemente interesado por su futuro) y de los sectores que ya sufren las repercusiones del descuido ambiental.
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