Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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No soy ningún experto en música ni en neurociencia. Es más, nunca he tenido el privilegio de aprender a tocar algún instrumento o tomar lecciones de canto, aunque un día anhelo lograrlo. Sin embargo, en este escrito pretendo dar mi perspectiva de la música y lo que ha significado en mi vida, y compartir una nueva concepción de lo que es la música.
Yo podría decir que escuchar música es hacer un viaje en el tiempo; porque la música me transporta a momentos y épocas específicas de mi vida. Por ejemplo, las canciones de moda que sonaban en la radio me hacen recordar cómo me sentía durante la primaria, la preparatoria o durante la pandemia.
No tengo una memoria prodigiosa, lo que provoca que muchas de las cosas que llego a vivir se me olviden. No obstante, hay rolas que al escucharlas me trasladan a momentos felices, como lo fue mi graduación, salidas con mi familia, reuniones con mis amigos. Pero también me recuerdan momentos tristes o melancólicos, e incluso hay canciones que me recuerdan la primera vez que tuve mariposas en el estómago por conocer a mi primer amor.
Aunque sean canciones de décadas pasadas, puedo darme una idea de cómo se sentía vivir en esa época por medio de los ritmos, las letras y los instrumentos que se utilizaban. Para mí, esa es la magia de la música: guardar la esencia de una época en unos cuantos minutos.
Cuando escucho una canción le doy más importancia a la melodía y al ritmo, por esto no sé que responder a la pregunta de cuál es mi artista o género preferido. No tengo alguno en específico. Incluso, he de admitir, que nunca he escuchado el álbum de un artista completo y solo escucho las piezas musicales que más me llaman la atención.
Sé que las letras de las canciones pueden llegar a ser grandes obras de arte, plasman sentimientos tan abstractos como el amor, la pérdida de alguien y la felicidad en tan solo unas cuantas líneas que llegan a encajar perfectamente; rimas exquisitas y transmiten mensajes poderosos que logran penetrar en los corazones de las personas. El contenido lírico de las canciones ayuda a sanar.
La música llega a ser un escape de la realidad. Hay ocasiones en que la ansiedad y estrés me consumen y no se que hacer. Me pongo mis audífonos y escapo por un instante del mundo, me transporto a otro lado escuchando mis canciones favoritas. Algo parecido me sucede cuando voy rumbo a la universidad y tomo el Metro en la hora pico, a pesar de ir todo apachurrado en un mar de gente que tienen que trasladar a la Ciudad de México para realizar sus actividades cotidianas, al ponerme los audífonos mi trayecto se hace más ameno y el tiempo pasa rápido.
Al reproducir mi playlist encuentro un completo desorden, porque mi lista de reproducción tiene géneros muy variados: van desde las cumbias, pop, salsa, rock, reggaetón, música instrumental y música folclórica. Echar vistazo a mi playlist es ver como una línea del tiempo porque como ya mencioné, cada canción es una abstracción de lo que llego a sentir cada momento de mi vida, por lo tanto, si mi vida fuera un concierto tendría todo un abanico diverso de música.
Agradezco a todas las personas que hacen posible que la música sea una realidad ya que no saben cuánto puede significar una sola pieza musical.
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