En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Karla Perez / Universidades de México
Picture of Ismael Méndez Guzmán

Ismael Méndez Guzmán

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Soy egresado de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública por la FCPyS-UNAM. Actualmente curso la especialización en Seguridad Pública en la misma facultad. Fui miembro del Ejército Mexicano hasta marzo del presente año. Presté mis servicios en el Cuerpo de Policía Militar. Apasionado de la Historia, el cine y la música de Oasis.

Formación Militar

Número 15 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2024

Un método de educación que marcó mi vida

Picture of Ismael Méndez Guzmán

Ismael Méndez Guzmán

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Mucho se habla pero poco se sabe sobre la vida militar, especialmente vista desde dentro. Hay interacciones, usos, costumbres y creencias que conforman junto con el adiestramiento una identidad, comportamiento que se expresa en la forma en la que los militares ejercen sus funciones e interactúan con la ciudadanía.

A continuación me daré a la tarea de contar mi experiencia en el Ejército Mexicano (2021-2024), principalmente mis primeros días, la educación que recibí con mis “antigüedades” (compañeros), los fenómenos que como politólogo pude percibir y todo lo que conlleva adaptarse a la vida militar.

Qué motiva a un joven a ingresar a las fuerzas armadas, diría que no existe una causa en específico, más bien una serie de elementos que engloban desde lo económico, social y cultural, en el que el incentivo principal es la estabilidad económica, antigüedad y prestaciones superiores que, aunado al accessible nivel académico que se requiere (secundaria), hacen del instituto armado una atractiva oferta laboral, en comparación a la mayoría de los trabajos en la vida civil, por lo que muchos “vinimos (al ejército) por la cartilla y nos quedamos por la tortilla”.

La necesidad económica en la mayoría de los casos fue la que hizo que mis antigüedades y yo toleráramos la alta exigencia que requiere el servicio de las armas y las duras interacciones con el personal veterano. Lo comprobamos en un inicio en nuestra condición de “reclutas sin escalón”, en el que por ser novatos y sin adiestramiento “no teníamos derecho ni al aire que respirábamos”, lo que nos motivó a esforzarnos y demostrar que teníamos ese derecho.

El adiestramiento de primera fase llamado CACIR (Centro de Adiestramiento de Combate Individual Regional), es la enseñanza introductoria al cuerpo armado. Sus objetivos son lograr la adaptación a la vida militar mediante el orden, la disciplina y la obediencia a través del conocimiento de leyes y reglamentos militares, así como dotar de habilidades y destrezas básicas de combate individual basado en la condición física, conocimiento y uso de armas de fuego y el terreno.En un lapso de ocho semanas los nuevos integrantes de las fuerzas armadas aprendimos y nos adaptamos a la vida castrense a través de dos mecanismos: el institucional y el informal.

El primero, basado en la normatividad vigente que dota a la Secretaría de la Defensa Nacional de las facultades para reclutar y adiestrar ciudadanos para el servicio de las armas, creando su propia Doctrina Militar, métodos didácticos, manuales y reglamentos. El segundo, se basa en la interacción, usos, costumbres y tradiciones que junto con el mecanismo institucional configuran la identidad del militar.

El adiestramiento militar requiere como una de sus bases el claustro de sus cursantes, elemento importante para asimilar la vida militar “haciendo del cuartel el hogar y de la tropa la familia”. Se impone un horario determinado para toda actividad, bajo control y supervisión, que va desde el levante, aseo de barracas, aseo personal, comedor, pase de lista y novedades, actividades físicas y académicas hasta el tiempo de descanso.

El Instituto Armado crea mecanismos ideológicos para asegurar la disciplina, entendida como la norma a la que los militares deben ajustar su conducta, con base en la obediencia y soporte en los conceptos de Honor, Valor, Lealtad, Espíritu de Cuerpo, Abnegación e Igualdad, acompañados del castigo por no sujetarse a estos valores y virtudes militares y romper la disciplina, que puede materializarse con una amonestación, un arresto y en caso de desobediencia o la comisión de un delito dentro del fuero militar, con prisión.

En el ámbito informal se imponen castigos físicos que van desde “pagar” la falta con ejercicio hasta los golpes. Estas prácticas suponen no pasar por los castigos institucionales antes mencionados manteniendo limpio el historial en el caso de faltas que no supongan un delito. 

Las prácticas no institucionales tienen una gran importancia debido a que refuerzan por otros medios la identidad militar, en primer lugar, a través de “porras” y “marchas” que exaltan la figura del soldado y le dota de una superioridad sobre el civil, la construcción de un enemigo en común, y la réplica de la violencia a través de novatadas, que configuran un patrón de comportamiento dentro y fuera de los cuarteles.

Todo esto repercute en la cohesión dentro de la tropa, entendida en el argot militar como “espíritu de cuerpo”, el hecho de compartir y sufrir todos los aspectos de la vida militar fomenta la solidaridad, la unión del soldado con la unidad a la que pertenece, el respeto a la jerarquía, el sentido de sacrificio y el de pertenencia.

La carrera de las armas requiere una alta exigencia en todos los aspectos de la vida de un soldado, desde lo físico, emocional hasta lo mental, a fin de ser capaz de tolerar situaciones de alta peligrosidad en entornos hostiles y de combate, principalmente contra el crimen organizado, de esta manera se entienden las dinámicas de control, disciplina y violencia que se viven dentro.

La naturaleza del ejército es guerrera, es decir, de defensa en contra de un invasor extranjero, lo que supone su eliminación por la supervivencia del Estado, aspecto que no transmite coherencia a las actividades de seguridad pública que sus elementos realizan diariamente. Lo anterior se puede apreciar en la baja calidad de las interacciones con población civil, policías, empresarios y representantes de otras instituciones; en contraparte, se pone de manifiesto la eficiencia, eficacia, sacrificio y disciplina en emergencias y desastres.

Más sobre ¿Qué es el amor?

¿Qué aprendí sobre El arte de amar?

¿Qué aprendí sobre El arte de amar?

Por: María Fernanda Lima López
El amor no sólo ocurre, sino que se aprende y se perfecciona

Leer
El amor no es un cuento de hadas

El amor no es un cuento de hadas

Por: Carolina Jiménez Azamar
Abandonar expectativas irreales permite construir relaciones más auténticas

Leer
Entrega total

Entrega total

Por: Fabiola Esquivel Suárez
¿Qué te hace pensar que el amor no puede ser una forma de canibalismo?

Leer
Donde habita el amor

Donde habita el amor

Por: Donají Renero
Explico y nombro el amor a través de mis amigas

Leer
Influencias del Romanticismo en nuestra experiencia del amor

Influencias del Romanticismo en nuestra experiencia del amor

Por: Blanca Amely Martínez Godina
¿Acaso seguimos atrapados en una búsqueda idealizada del amor?

Leer
Amor, ¿qué es y con qué se come?

Amor, ¿qué es y con qué se come?

Por: Rodrigo Saúl Espinosa Fragoso
El amor es una fuerza poderosa y a veces contradictoria

Leer

Deja tus comentarios sobre el artículo

Formación Militar

2 Responses

  1. Felicidades antiqui, un gran articulo, vivencias que experimentaste propiamente, siempre con ganas, valor y actitud, de admirarse el esfuerzo y los resultados que obtuviste en el mundo militar; licenciado que siga cosechando logros y metas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

seventeen − sixteen =