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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Saúl Nereo De la Mora Elizalde / Facultad de Artes y Diseño
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Rosa Erika Nieves Quiroz

Facultad de Psicología

Egresada de la Facultad de Psicología con intereses y desarrollo en la Neuropsicología Clínica, Psicogerontología y Lenguaje; miembro del Laboratorio de Psicolingüística; Coordinadora de Ciencias en el Club Girl Up UNAM, iniciativa de Naciones Unidas; actual estudiante del Instituto Nacional de Geriatría. Feminista, realista y un poco incendiaria. Amo los cactus, escuchar a The Neighbourhood, sobrepensar 24/7, dudar sobre el sistema y responder “depende” casi toda pregunta. La acuarela, la fotografía y los círculos de lectura son mis espacios seguros.

Ellxs no me representan

Número 13 / ABRIL - JUNIO 2024

No quiero un/a presidente/a que promete y no cumple

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Rosa Erika Nieves Quiroz

Facultad de Psicología

Las elecciones están a la vuelta de la esquina, los diferentes candidatos hasta ahora reconocidos han ideado por meses su campaña política, cada movimiento y discurso proclamado, junto con su respectivo partido político, mismo que han de representar hasta el final (de las elecciones, quedará por ver si lo mantienen durante su mandato), han diseñado concienzudamente los movimientos exactos para que la candidatura y registro de la misma sea un éxito. Han gastado (dudo mucho que invertido sabiamente) presupuestos en ideas, equipos de trabajo, propaganda, alianzas, recursos y demás para únicamente este momento, esta decisión de cada 6 años. La cuenta regresiva suena cada vez más fuerte, y con ella sólo se implanta un pensamiento en mi mente: ninguno de ellxs me representa y seguramente no me representará.

Concuerdo, es histórico que dos mujeres se postulen para la presidencia de México, es inclusive una deuda histórica la visibilización, ocupación y representación de la mujer en espacios de toma de decisiones y poder, pero no es suficiente. ¿Nos acerca superficialmente a la igualdad de oportunidades?, pareciera que sí, pero es necesario reconocer que nos queda un camino amplio por recorrer en la lucha de la igualdad, la equidad y la justicia social, empezando por el sistema, las instituciones, perspectivas y paradigmas desde las cuales se toman decisiones y se define a la sociedad. Ser (y sobre todo identificarse) como mujer no nos garantiza una agenda feminista o antipatriarcal, es necesario que su plan de acción y trabajo sea llevado con consciencia y perspectiva de género, curso de vida y derechos humanos, de no ser así, lamento decir que realmente no nos representan a todAs, y por ende no hablará en nombre de TODAS una vez que se sitúe en Palacio Nacional.

No me representa quien emplea discursos de edadismo en redes para romantizar el “trabajo” de personas mayores, cuando realmente demuestra la inequidad de México. No me representa quien promueve un estilo de vida que atenta contra el bienestar social y el medio ambiente. No me representa quien copia discursos de otros países para proclamar los suyos, sabiendo que son naciones con contextos diferentes. No me representa quien se hace llamar “persona de ciencia” y decide apoyar alianzas con empresas privadas que merman la ecología y vida natural de espacios conservados. No me representa quien niega el feminicidio de al menos 10 mujeres diariamente en el país, y quien asegura que las infancias, adolescencias y juventudes crecen seguras en México cuando se han registrado 83 delitos diarios contra personas de 0 a 17 años en los últimos 6 años. No me representa quien asegura que la desaparición forzada en México no sucede y es cómplice de manipular tales cifras, cuando diariamente son desaparecidas entre 25 a 27 personas. No me representa quien no defiende y brinda sistemas de protección y atención integral a madres buscadoras, periodistas, activistas sociales y personas vulneradas como la comunidad LGBTTIQA+. No me representa quien decide dirigir parte del presupuesto anual en propaganda política que termina siendo basura en lugar de destinarlo a planes de emergencia en caso de desastre y enfermedad, y en seguridad cibernética y digital. No me representa quien no promueve la reflexión, inclusión y debate ciudadano, más en un país machista, opresor y discriminante. No me representa quien prefiere mantener su privilegio y ser cómplice de la opresión a elegir la libertad y el respeto a la diversidad del país al que se debe. No me representa quien usa el movimiento feminista para intereses propios y los de su partido. 

El cargo de presidente/a debe ser visto por todxs quienes habitamos esta nación como la función más importante de nuestro país, aquella que nos representará internacionalmente y que hablará por todxs frente al mundo; darle la importancia que debe tener se traduce en conocer y cuestionar a cada candidatx, analizar minuciosamente cada propuesta y verlo con un lente de realidad y objetividad, conocer si lo que “promete” es posible en un país como México o si habla desde el desconocimiento y la ilusión, evaluar los discursos que emplea dentro y fuera de su posición porque en ellos se encuentra su cosmovisión, sus ideales, perspectivas y algunos indicadores de preparación, inclusión, reflexión y consciencia social. Observemos qué de lo que hacen antes y durante la campaña realmente tiene un impacto favorable y duradero en la población, hacia dónde se dirigen sus esfuerzos y si han tenido resultados positivos o, si por el contrario, únicamente queda en una fotografía para redes. 

Como ciudadanos en general (sin importar edad, condición social, género, escolaridad, demografía, entre otros factores), es necesario que tengamos nociones elementales de política y participación ciudadana, además de ser conscientes de lo que ello conlleva individual y colectivamente; de hecho, es un derecho tener oportunidad de acceso a estos saberes desde un conocimiento y lenguaje comprensible, verídico, científico y aplicable, de lo contrario no se cumple por completo la democracia en nuestro país. Lamentablemente, en un país que enfrenta múltiples desafíos para atender los retos educativos en los diferentes niveles, además de la difusión de información y manejo de medios de comunicación, el panorama no es muy alentador.

Quiero reafirmar y concluir que el interés político y la atención que le demos a lxs candidatxs (y partidos o equipos de trabajo) no finaliza con las elecciones, debe continuar durante su mandato, asegurándonos de que cumplan con transparencia, objetividad y justicia su labor, que sus acciones estén a la altura de nuestras peticiones y exigencias como sociedad, que nuestras voces sean escuchadas, atendidas y validadas por ellxs, que sus decisiones estén encaminadas a hacer de México un país donde la criminalidad, inseguridad, violencia, inequidad, injusticia, ignorancia y corrupción no tengan espacio de existir, porque una vez que tome posesión de su cargo aquel/aquella que consideremos más aptx (u honestamente, el/la menos peor) “guardará y hará guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, desempeñará leal y patrióticamente el cargo mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión”, y de no hacerlo, tiene que saber que como nación, se lo demandaremos.