En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Colegio Montessori Querétaro CMQ / Youtube
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Itzel Guadarrama Gutiérrez

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Soy estudiante de Ciencias de la Comunicación, trato de escribir a veces.

El sistema Montessori

Número 15 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2024

Para y por el amor al aprendizaje

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Itzel Guadarrama Gutiérrez

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

A lo largo de siete años, ni un solo día mis padres me escucharon decir “no quiero ir a la escuela”. Era completamente lo opuesto, desde los domingos por la tarde con mariposas en el estómago alistaba mi mochila y ropa. Playera blanca y pantalones azules para los días lunes, el resto de la semana era libre, según las actividades que tuviéramos.

La Doctora María Montessori fue la primera mujer en ejercer la medicina en Italia, para posteriormente especializarse en la psicología, específicamente en el área del desarrollo psico-social de los niños. Según sus observaciones los menores tienen el potencial de su desarrollo dentro de sí mismos, y en vez de un sistema educativo rígido basado en vigilar y castigar, se debe emplear un método pedagógico que únicamente oriente al niño a explorar el mundo, conocerse a sí mismo a través del mundo y a desarrollar habilidades cognitivas.

El sistema Montessori es para muchos adultos un tema controversial, para la mayoría de los infantes es increíble, será que la idea de un estilo de enseñanza fuera de lo tradicional escandaliza a sus padres. Sin duda el simple hecho de llamar a tus profesores por su nombre o romper con el esquema tradicional de un salón de clases ha de ser aterrador para los padres que crecieron con un miedo constante a sus maestros y a la escuela.

Una vez incluso, alguien me dijo que no confía en las escuelas Montessori porque causa que los infantes no respeten a sus mayores y no tengan límites. Me sorprendió sin duda que se piense que si un niño le habla a un adulto por su nombre le falta al respeto, o que tener más libertad sobre el avance de tu aprendizaje según tus intereses y aptitudes signifique no respetar límites.

Solo un par de veces visité salones tradicionales, pero me parecían grises y asfixiantes a comparación de los de mi escuela. El ambiente de un aula Montessori, es todo sobre apertura, el espacio se mantiene siempre limpio y ordenado por los mismos alumnos, enmarcado por estantes con los materiales didácticos que te ayudarán a completar tus deberes. 

Algunos de los recuerdos más vivos sobre mi infancia son sobre los materiales y los temas que aprendí con ellos, la sensación áspera del arena en mis dedos para aprender a escribir, el color de los mapas para aprender geografía, el sonido de las cuentas en el tablero de la multiplicación, el olor a libros del espacio de lectura, la emoción ante la presentación de un nuevo tema. Puedo mencionar tantos buenos recuerdos dentro de mi salón, como los que tuve en el área de juego.

Contrario a lo que piensan varios adultos, sobre el excesivo uso de libertad de los alumnos de este sistema y cómo crecen con rechazo a la autoridad y las reglas; en el mundo Montessori hay muchas reglas que los niños están dispuestos a cumplir. Las interiorizan tanto, que terminan formando parte de la vida práctica, sólo que esas reglas no se presentan como órdenes dictatoriales, sino como herramientas para el buen funcionamiento de las cosas. El órden, la limpieza, el respeto, la pluralidad, el diálogo y la disciplina, se viven y más aún, se ponen en práctica todos los días en las aulas, pero también fuera de ella.

La naturaleza es un eje fundamental en las escuelas con este método de enseñanza. Especialmente en mi escuela, estábamos rodeados de áreas verdes e incluso nos involucramos directamente en estas, no solamente eran un espacio para jugar en los recesos, sino que eran nuestras fuentes de inspiración para llevar al aula nuestra curiosidad.

En época de lluvias, el eco del sonido de nuestros saltos de charco en charco entraba por las ventanas y el aroma a botas de hule infantiles se impregnaba en los pasillos después del receso, mientras entrabamos a tropel por ellos, hablando sobre las ideas que teníamos para construir un refugio para las ranas que abundaban en los jardines durante esos meses. 

Me siento inmensamente afortunada de poder decir que ni estando enferma tuve ganas de faltar a la escuela, que no conocí la humillación o el miedo por parte de mis profesores, que disfrutaba cada rincón de mi escuela y que los únicos problemas que me ocasionó el sistema Montessori son la necesidad de anotar todo en un papel y adquirir tal amor por todas las materias, que me fue increíblemente difícil escoger una carrera. 

Mucho se habla sobre la poca eficacia del sistema, pues aprender “jugando” desde luego no entra en la cabeza de varias personas. A esto las escuelas comúnmente responden con nombres de destacados alumnos Montessori, que no son pocos y tampoco tienen carreras incipientes, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg por ejemplo. 

Lamento que aún ahora, la idea de que un infante se pueda divertir dentro de la escuela, pero sobre todo dentro de su salón y que aprenda en el proceso, resulte compleja. Mientras que a través de sus investigaciones la creadora de este controversial método pedagógico, concluyó que la felicidad y entusiasmo con el que un niño se desenvuelve en el sistema educativo es un indicador de los aciertos del mismo.

Otro indicador importante que respalda la eficacia de un método más amigable es el gran número de investigaciones que destacan el impacto positivo del sistema Montessori. Por ejemplo en la revista científica Frontiers in Psychology (2021) se demostraron los beneficios en la salud emocional de los adultos que asistieron a este tipo de  escuelas de pequeños. 

Mientras que mediante Campbell Systematic Review (2023) se publicó una investigación realizada por profesionales del área de salud y desarrollo cognitivo, en las que se concluyó que la educación con este enfoque supera el rendimiento general que hay en escuelas públicas de Estados Unidos. 

A pesar de los resultados obtenidos por una educación alternativa, no sólo prevalecen las dudas, sino los prejuicios como si el sufrimiento fuera imperativo para el correcto aprendizaje. 

Una escuela diferente es posible siempre y cuando se entienda que el aprendizaje es sinónimo de la curiosidad, una curiosidad que no mata, sino que da vida de tal manera que Gabriel García Márquez, otro famoso niño Montessori plasma en su obra Vivir para contarla “estudiar era algo tan maravilloso como jugar a estar vivos.”

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El sistema Montessori

Una respuesta

  1. Un gusto poder leer tu texto y percibir el entusiasmo con que nos compartes tu experiencia, te admiro hija, felicidades espero haya muchos artículos más para seguirte leyendo.

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