Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9
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El amor es un sentimiento inherente al ser humano e irónicamente uno de los más complejos en ser explicado. Desde tiempos antiguos han existido múltiples obras artísticas que intentaron definir lo que es el amor, cada una de ellas ofrece una perspectiva única e íntima ya que cada persona tiene un concepto distinto de lo que es amar.
No obstante, las industrias del entretenimiento y las redes sociales han encontrado múltiples formas de monetizar con la idea del amor, llevándola a la pantalla grande o viralizando posts y videos. Esto crea altas expectativas en los consumidores que al no poder ser alcanzadas en el mundo real, provocan frustración y una sensación de fracaso.
Un ejemplo claro son todas aquellas películas de Disney con las que muchas generaciones crecimos. El tema de la trama es repetitivo: una joven que se encuentra en peligro conoce a un hombre que la salva, se enamora de ella y viven felices para siempre. Pero, ¿qué pasa cuando no encuentras a tu príncipe azul o cuando tu relación no se ve como una película? ¿Significa eso que has fallado como persona? Las redes sociales también difunden ideas hiperromantizadas del amor. Las personas comparten aquello que desean que los demás vean, lo bello y bueno, lo que deja al descubierto un ápice de su vida. Las redes más que ser un espacio dónde interactuar y divertirse con los demás, se convirtieron en una competencia por ver quién tiene la vida más perfecta.
Sin duda todos estos mensajes con los que somos bombardeados día tras día han afectado con severidad la forma en la que nos relacionamos con los demás. Es difícil crear vínculos afectivos sanos en un mundo en el que prevalece el individualismo. No es necesario observar demasiado para darnos cuenta de que las generaciones más jóvenes tienen una gran dificultad para mostrarse vulnerables, lo que resulta en vínculos superficiales y vacíos. Del mismo modo, las relaciones se han limitado a aquello que se puede compartir con el mundo, lo que puede ser presumido y apreciado por los demás a simple vista, sin importar si la realidad es diferente de lo que se aparenta.
Relegamos y limitamos las muestras de afecto a aquellas materiales y perceptibles por la sociedad en un intento de aceptación, sin darnos cuenta de que solo estamos exacerbando ese sentimiento de insatisfacción emocional que se crea al intentar perseguir un espejismo autoimpuesto. Resulta importante entender que el amor es un sentimiento complejo que no es posible reducir a una imagen definida. El amor, siempre que se encuentre exento de maltratos y violencia, se presenta de formas diversas y válidas. Lo encontramos en nuestra pareja, familia, amigos, en nosotros mismos, pero también en las cosas más simples y cotidianas que muchas veces pasamos por alto.
Debemos desaprender costumbres tóxicas, quizá al hacerlo podamos liberarnos de la tensión de aquellas ideologías que la industria del entretenimiento se ha encargado de interiorizar en cada uno de nosotros y al fin podamos ser felices al trazar nuestro camino hacia el descubrimiento de este sentimiento tan bello que, a pesar de los constantes cambios históricos, culturales y sociales, se ha mantenido íntimamente unido a nuestro sentido de humanidad.
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