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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Engin Akyurt/Pexels
Hansel Jared Velasco

Hansel Jared Velasco

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9, Pedro de Alba

Soy un joven de 17 años, estudiante de Prepa 9 y proveniente de la Ciudad de México. Me considero a mí mismo como un contador de historias mas que creador de ellas, me gusta pensar que el viento, las calles o algún espectro me las cuentan y yo solo soy quien las escribe. Es esa misma vocación mi mayor pasatiempo, eso y disfrutar de todo arte, particularmente el terror. Esta es una breve descripción de mi persona

Donde bailan las lágrimas

Número 3 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2021

Los cuentos son breves secretos que la tinta no olvida.

Hansel Jared Velasco

Hansel Jared Velasco

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9, Pedro de Alba

 

Esta noche he visto el baile de las lágrimas, se trata de una orquesta oculta, un vals invisible. El palacio dónde se toca está debajo de una ciudad en donde antes vivió un lago. Lentamente se hunde porque no hay lugar con más lagrimas regadas en sus calles, cada una de ellas llenas de historias y de emociones. Sobre la ciudad, andan en pena las almas que no les pertenece el lugar ni el tiempo. Espectros errantes que andan regados entre el laberinto urbano. Buscan entre las venas de la ciudad donde alguna vez vivieron los lugares donde sucedieron las historias que cuentan, quizá para calmar el miedo de que eso tan real hasta los huesos fue una ilusión, que no fueron reales, que sus sentimientos, sus lágrimas, fueron derramadas en vano.

Los errantes lloran eternamente. Cuentan las historias de sus vidas para que alguien las escuche y los recuerde. En la última voluntad del alma se desea el recuerdo de la historia que les tocó vivir, pero para ellos eso no es posible, algunas están condenadas a quedarse como un breve secreto. Los sueños existen, los he visto brillar y me ha tocado matarlos, así como conservarlos en mi piel de madera, porque a los recuerdos ha venido el olvido, a ellos he venido yo el verdugo de las historias.

Pero hoy he visto el baile de las lágrimas, reflejaban un azul puro en medio de una caverna profunda. Las estrellas bajaron a este valle oscuro para regarles de su sangre y con su luz darles vida. Una lagrima nace de una historia e idéntica a su madre si ese azul brillante de su cuerpo se desvanece la historia de donde ha nacido se desvanece igual.

La diferencia sustancial entre una y otra es que a las lagrimas las salvan la sangre estelar, mientras que a las historias no hay nadie que las salve tras quedar en el limbo de ser olvidadas, estas solo vagan junto con quienes las cuentan. A veces los errantes se esconden inútilmente, quieren que no las encuentren incluso si eso significa no calmar su incertidumbre por saber si lo suyo fue ilusión o no. Pero por más que se escondan siempre los encuentro, aunque a veces no quisiera hacerlo.

Mientras tanto, las lágrimas descienden hasta llegar al valle oscuro, y al cumplirse la odisea las lágrimas se reúnen hasta formar aquel lago cristalino. La caverna se convierte un lugar sagrado, una cuna azul, de su música nacen figurillas pintadas con la misma sangre de estrellas, pero con el color azul brillante del lago. La noche se ha convertido en orquesta, el lago ha parido bailarines y comienza la danza de los recuerdos.

Unos bailarines se me hacían familiares, ah, una historia regresa a mí. Los sollozos y el dolor del espectro de una niña, su llanto me partía la piel y sus lágrimas bajaban unas otras tras otras y se enterraban en la tierra para comenzar su odisea y llegar a esta danza.

El recuerdo sigue, me acerqué a ella. Le pregunté la razón de su dolor y me respondió que su dolor era que nunca iba a poder tener una historia porque su vida había sido muy corta. Pero otra cosa le atormentaba el alma, su madre, no podría decirle a su madre que su vida había sido muy corta, pero que no quería que estuviera triste y que desperdiciara su vida por buscarla hasta la eternidad.

Las lágrimas no cedían, seguian bajando. No podía seguir viendo su sufrimiento, no podía ver sus ojos rompiéndose una y otra vez, derramando lagrimas como si fuera una herida que nunca sanara porque no hay nadie quien la sane. La sangre azul caería eternamente, no importaba el dolor que eso causase, no existe la piedad, solo existe la más bella de las ilusiones.

Mis labios recordaron las palabras que dijeron:

– Puedo llevarte a un lugar donde vivirás una infinidad de historias – le dije.

Hubo una laguna de silencio. La niña seco sus ojos, aclaro la garganta y me preguntó: —¿Lo dices de verdad?

Su mirada se me hizo peculiar, me miraba sin miedo, como si fuera tan solo otro errante.  Se sentía extraño.

—Lo digo enserio. Es más, no tendrás solo una historia, tendrás tantas historias como solo tu imaginación pueda crear.–

Bajó la mirada, lo pensó por unos segundos. Las lágrimas ya no bajaban, en su rostro solo quedaban dos ríos secos. Tras un momento ella preguntó:

—¿Podré tener una segunda oportunidad?

—Tendrás miles de oportunidades— le respondí.

—¿Pero qué pasara con mi madre?

Las lágrimas parecían regresar con el recuerdo de su madre, pero antes de que pasara le explique:

—Yo le diré que no te busque, que estas bien y que puede estar tranquila. Y cuando ella llegue aquí la llevare contigo.

Las lagrimas se volvieron a secar. Tras un momento de silencio entre ambos, la niña con un poco de pena dijo:

Entonces llévame, por favor.

Dudé un momento, no quería continuar. Volteé a ver su rostro, la niña desenmarañó mis ojos, supo que dudaba. No tuve tiempo para pensar, tomé mi decisión.

—Lo haré con gusto, toma mi mano.

La tomé y  estaba helada.

—¿Puedo confiar en ti? — Me dijo la pequeña.

La angustia se me atoró en la garganta como si fuera una piedra, no sabía que contestar, así que dije lo más rápido que se me ocurrió:

—No hay nadie más en quien confiar. No tengas miedo, en este lugar ya no puedes sufrir así que puedes confiar en que no te hare nada malo — continué:

—Ahora cuéntame, ¿Por qué has venido a esta calle?—

Vine a esta calle, a este lugar porque siempre regresábamos a casa por aquí. Mi madre siempre se detenía en este lugar. Descansábamos juntas mientras comíamos un helado, mientras ella me contaba cuentos e historias que siempre sucedían en esta calle.

—¿Recuerdas alguna de esas historias?

—Recuerdo, la historia de una niña que había salido de un mural. Mi madre me decía que tenia piel morena, un vestido negro y una mascara de jade brillante y que era la reina de la luz porque las estrellas bajaban del cielo y le bailaban. Decía que por eso hay tantas manchas de pintura blanca en el suelo.

Le susurré al oído: — Eso es, yo también vi esa historia y puedo decirte que es real. La niña sonrió y seguí:

— Ahora cierra tus ojos, imagina como bailan las estrellas, te bailan a ti, porque tú eres la reina de la luz.

Sin ningún tipo de dolor y en completa paz la niña se desvanecía en el aire junto a un destello blanco. Cuando había dicho la palabra luz su espectro gris se convirtió en flores de cempasúchil que quedaron regadas en el piso de la calle de Moneda.

No había un mundo con historias, no hay segundas oportunidades, ni siquiera existe luz, solo queda del otro lado una oscuridad eterna de la que nadie puede escapar, ni siquiera los inocentes.

Mi cuerpo vomita las mentiras que obligo a tragar a los espíritus, las escupe en forma de piedras negras y por más que las aleje de mí siempre regresan a atormentarme. No ha sido mi intención mentir, pero, ¿cómo le dices a un recuerdo que no merece ser recordado? ¿cómo le dices a un espectro que no existe ni el cielo ni el infierno, sino la nada absoluta? Uno debe mentirse, crearse una historia tan real que nos haga aceptar aquel vacío eterno, olvidar que existe y simplemente saltar a él.

La función continuó, recuerdos lejanos regresaron a mí al decir la palabra -vacío-.

Alguna vez el espectro errante de un anciano me comento el miedo a ese vacío eterno. Me decía que no quería convertirse en parte de la nada, temía que su historia se la tragara el tiempo y que tanta lucha había sido por nada.

Ver ojos rotos me duele, así que le regalé un poco de bondad, le dije que me contara su historia, yo sería como un niño escuchando una anécdota.

Me platicó como conoció a su esposa, María, en los cafetales de la costa de Veracruz. Se graduó de la marina y se volvió primer jefe del pelotón en el puerto, se retiró y tuvo nietos. Estuvo vivo el día que cayó el muro de Berlín. Destacó un momento, me narró que antes de morir le cayó un pétalo blanco y brillante.

Siempre creyó que las estrellas en realidad eran flores que simplemente estaban muy lejos, tan lejos que los pétalos que caían a la tierra se pudrían antes de si quiera tocar tierra. Pero él siempre soñó con tener un pétalo entre sus manos, y cuando vio aquel sueño cumplido dejó que la muerte le acariciara la cabeza para cerrarle los ojos.

Yo le dije que lo llevaría a un lugar donde hay un campo entero de pétalos blancos brillantes y que podría correr por la eternidad, se lo dije y lo toque, no sintió ningún miedo ni dolor.

—Corre por el campo— le dije. —Este campo es para ti, eres libre— .

Se desvaneció, al irse su cara tenía una gran sonrisa, una lágrima bajo de entre sus ojos y mientras la gota se iba su historia igualmente se desvanecía para el mundo, pero no para mí. Seguiría aquel cuento contado aún en mi interior por la eternidad.

Yo quisiera que en el mundo resonarán las historias, los recuerdos de cada alma y cada ser. Pero, solo soy un ser de madera en el  olvido, el condenado a guardar historias y jamás contarlas, el elegido a asesinar las historias que guardan los errantes y llevar sus rostros tallados en mi piel, el sentenciado a dar la última mentira que lleva al olvido. Soy el traidor porque cada promesa de contar la historia de la historia de un alma siempre resulta en una mentira, porque soy el único en este mundo que sabrá de su historia y nadie más en el cosmos conocerá el último legado de miles de seres grises que merecían ser recordados como la intensidad de una estrella, tan brillantes, bellas rebeldes que se sobreponen a mi olvido, pero un alma no brilla y por eso merece el olvido eterno.

Hoy he visto el baile de las lágrimas. Presencié como danzan unas con otras, cargando en su interior los sentimientos, las anécdotas con las que fueron creadas. Reflexiono, quizá ellas son el verdadero y único recuerdo de aquellas historias y yo solo sea quien ejerce la sentencia.

Y la función continua.

El vals me calma el alma, me quita el remordimiento, me quita el dolor de ser yo mismo. La rebeldía hoy nace en este vals, las lagrimas bailan incluso cuando arriba sufren los errantes, incluso si el mundo arriba no tiene vida, incluso si la existencia del baile es debido al dolor y al sufrimiento, aun así, las lágrimas bailan y le consuelan el alma a un pobre demonio de madera.

Se reconstruye el universo y una vez más reflexiono, quizá los recuerdos nunca se desvanecen y solo han tomado un cuerpo de madera para llenar por la eternidad. Me miro en el lago, dos hoyos negros profundos se miran fijamente pero no se juzgan, solo se aceptan, y una lágrima negra cae de ellos para unirse a la danza.

Soy el olvido, el verdugo de los sueños y de las esperanzas.

Soy el olvido, el que miente para dar un último sueño y una última esperanza.

Soy el olvido, el asesino y guardián de historias.

Soy el olvido, el que ha visto bailar a las lágrimas y les ha regalado una hija.

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Donde bailan las lágrimas

6 respuestas

  1. ¡Helios Santo! Que hermoso trabajo es este de verdad la profundidad de la palabras es algo que me dejó impactada desde el primer momento que empezó la historia , muy buen trabajo del escritor –

  2. Me gustó mucho la historia y el impacto que hizo, me puso a pensar y meditar sobre la vida entre otras cosas. Realmente me encanto esta historia ♥♥

  3. Que bonito relató, bastante reflexivo e interesante, me llegaron al corazón las historias, y afronta de una manera fría pero a la vez preciosa que nuestros recuerdos seran olvidados, me gusto bastante.

  4. Un cuento sensible con Un realidad que la madures de le edad nos deja ver, emotivo por que trae reflexiones que se han hecho a lo largo de la vida

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