En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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PARLASUR
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Rj Ramires

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Nací en San Luis Potosí. Me apasiona el cine, la literatura, el arte en definitiva. Me gusta mucho dibujar, realizar esculturas y aprender idiomas.

Delirio de grandeza

Número 13 / ABRIL - JUNIO 2024

¿Por qué las y el candidato se creen todopoderoso?

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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

En junio de 1966 cuatro detonaciones decapitaron la efigie de Miguel Alemán que rodó por el suelo de la explanada de C.U. La estatua tenía ya antecedentes de intentos de demolición. Hoy en día, una obra monumental dedicada a alguna figura política parece impensable. Algunas de las grandes estatuas que ornamentan las principales calles de la Ciudad de México y las del resto del país corresponden a obras de corte nacionalista que están ahí para recordar la historia del país, para enardecer el nacionalismo y crear héroes patrios. Pienso por ejemplo en el trabajo de Federico Canessi, Jesús F. Contreras, Joaquín Arias, Ceferino Colinas. En uno de los video documentales elaborados por la Editorial Clío se menciona a Adolfo López Mateos como si acaso el último presidente popular del país. En Tiempo Contado, Enrique Krauze escribe un breve ensayo titulado: Salvador Nava y el vacío de líderes. El texto ahonda en la gran crisis de líderes que padecemos en México e invita a la   de la necesidad de restaurar la libre competencia de todas las tendencias en el voto popular y abrir paso al diálogo público, maduro y tolerante.

¿Será que seguimos viviendo en ausencia de líderes? ¿En este año electoral será que los mexicanos elegiremos a un o a una presidenta líder? ¿Qué significa ser líder y cómo se llega a serlo? La agenda política y mediática se ocupa de momento y se ocupará en los sucesivos meses de seguirle el paso a los candidatos presidenciales, es decir, a Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez. No es novedad que de los principales temas de interés de la ciudadanía radica en la seguridad, la migración y la violencia. Es deber de los ciudadanos exigir a cada uno de los candidatos propuestas claras a cada una de estos problemas que desde décadas enfrenta el país. 

En retrospectiva, en 2018 el pueblo mexicano votó por la esperanza y en consecuencia del hartazgo del regreso de un partido corrupto y lleno de escándalos. Primero que todo, es conveniente aceptar que en 2018 para bien o para mal hubo garantía de democracia, sin embargo, si algo nos ha demostrado el sexenio de López Obrador es que la mentira es la corrupción, que no basta con buenos deseos para gobernar, se necesitan de estrategias complejas para hacer frente a los grandes problemas que enfrenta el país. Podemos aplaudir o criticar los proyectos de este sexenio, pero ante todo es fundamental cuestionar sin afán más allá de tener una comprensión clara de lo que sucede. Daniel Cossío Villegas fue un arduo crítico de su tiempo, en Sistema Político Mexicano (1972) escribe lo siguiente:

“Aumenta mucho el poder del presidente la creencia de que puede resolver cualquier problema con solo querer o proponérselo, creencia general entre los mexicanos […] le dan una proyección divina, convirtiéndolo en el Señor del Gran Poder, como muy significativamente llaman los sevillanos a Jesucristo”.

El razonamiento de Cossío deriva de la creencia arcaica que muchos mexicanos tenemos de la política y de sus actores al considerarlos padrinos o seres benefactores de los más desprotegidos, nada más falso, las personas en el poder son servidores públicos y entre sus principios están la honradez, lealtad y legitimidad.

La relación entre los intelectuales o líderes con el poder es lejana. A principios del siglo pasado fueron ellos quienes dieron cabida a instituciones que transformaron el país, creando partidos políticos, hoy en día, se mantiene distantes, si acaso a sabiendas de que el poder corrompe. Gabriel Zaid parte desde la máxima de Lord Acton para explicar el complejo fenómeno de la corrupción en México, que si recordamos es una de las palabras que más se repite en el discurso del presidente actual y que, además, su práctica ha jurado eliminar, la misma promesa de presidentes anteriores, y quizá, la misma de los del porvenir. Una promesa que quedará corta a quienes pretendan poder lograrlo de un día para otro.

El panorama electoral del 2024 será uno de los más grandes en la historia de México, tendría a bien recordar que se necesita de personas líderes, más allá de sus niveles de popularidad, a un buen gabinete con visión democrático y un pueblo preparado y libre. La política no tendrá género, aunque muy probablemente este año elegiremos a la primera presidenta del país. No es cualquier cosa.

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