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Nuestra comunidad universitaria es muy amplia, conozcámonos más.
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CRÉDITO: Victoria Valtierra Ruvalcaba | CUARTOSCURO.COM
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Valeria Sánchez Gómez

CCH Naucalpan

Soy estudiante del CCH Naucalpan, lo me gusta hacer es escuchar música, tejer a crochet, hacer manualidades y sobre todo pasarla bien.

Del ranchito a la ciudad

Número 11 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2023

La caótica vida universitaria siendo foráneo

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Valeria Sánchez Gómez

CCH Naucalpan

Esta es mi historia, empieza como muchas otras y es realizando el examen para el bachillerato. Tenía miedo de no poder llegar a la meta; sentía en todo mi cuerpo un escalofrío gigante; tenía el pensamiento de la derrota, pero a la vez tenía curiosidad de saber qué pasaría después, ¿lo lograría?, ¿daría un paso atrás o un paso adelante? Sabía que tenía que dejar mi ranchito para aventurarme a la ciudad, a los túneles subterráneos del metro, a los sucesos que no puedo controlar, a soportar los momentos de hambre y de pocas horas de sueño. Estudio para el examen del bachillerato durante 4 meses en que aprendí temas nuevos, aprendo de mis errores con el objetivo de mejorar, de superarme, sabía que está era mi oportunidad y no podía dejarla pasar.

Realizo el examen para entrar al Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan con seguridad y nerviosismo. Después de un tiempo recibo el mensaje de que entré a la máxima casa de estudios. Al saber esta gran noticia sentí paz interior, había hecho algo muy importante; la sonrisa en mi rostro se sentía como un bello atardecer; no sabía que pasaría después, pero sin duda era lo mejor que me había pasado, y aquí llega el momento en que me tenía que enfrentar a distintos obstáculos, como el ser valiente. Yo estaba dispuesta a todo, a luchar contra todo, no importaba que el recorrido en llegar a mi institución universitaria durara más de dos horas.

Inicia el semestre, me alisto para ir a la escuela, preparo mi mochila donde además de agregar un cuaderno y mi lapicera. También coloco un kit de supervivencia en el exterior que contenía  agua, un Boing, mi torta de jamón, una manzana, cien pesos, maquillaje, curitas, dulces y una sombrilla; con todo esto listo yo me sentía preparada para aventurarme al exterior. Salgo de mi casa a las once de la mañana, camino en dirección a la estación de metro más cercana. durante el camino voy observando distintas cosas, veo  puestos y triciclos vendiendo tamales, atoles, café y pan, veo postes de luz repletos de cables que van hacia distintas casas, perros que van en manada y por último siento la calidez del sol y la brisa fría que choca en mis mejillas. 

Llego al metro y me acerco a ventanilla a recargar mi tarjeta de movilidad integrada, camino hacia los torniquetes y paso mi tarjeta por los mismos, bajo las escaleras y me dirijo hacia la zona de mujeres para sentirme más segura y cómoda; llega la limusina naranja y tengo un poco de nerviosismo de saber que me deparará el futuro, me pregunto, ¿será bueno?, ¿será malo?, eso aún no lo sé pero me emociona esta nueva etapa que estoy dispuesta a explorar. Me siento en uno de tantos asientos del vagón, saco mis audífonos, enciendo el Bluetooth y empiezo a escuchar la misma playlist con las mismas canciones que hacen mi viaje al CCH más tranquilo y ameno. 

Durante el camino voy observando edificios, casas, autos y un paisaje lleno de contaminación de la Ciudad de México; llego a la estación Garibaldi de la Línea 8 del metro y realizo dos transbordos y uno de ellos es el de la estación del metro Bellas Artes de la misma línea, que en lo personal me encanta por qué es una lucha interna entre los pasajeros que vamos en dirección a la Línea 2 que desde que se abren las puertas del vagón empieza la lucha de quién llegará primero en arribar el tren. Llego a la estación Cuatro Caminos y un poco perdida encuentro el microbús que me lleva al cecehachito, subo y pago mis 12 pesos del pasaje, tomo un asiento y el conductor pone canciones de cumbias y salsas para entrar en ambiente con la chaviza. Después de un tiempo llego al CCH y me siento como en casa, admiro y observo cada uno de los paisajes que nos otorga, la vegetación con sus grandes árboles y jardineras cuidadas a la perfección, me quedo contemplando sus edificios, la biblioteca y cada rincón que se nos permite estar la institución.

Sabía que esté sería mi segundo hogar, aquí estaría un buen tiempo en compañía de mis nuevos amigos, compañeros y profesores, rodeada de distintas personalidades dónde comparto con ellos de lunes a viernes durante todo un semestre las mismas clases y profesores, además me divierto y paso un rato amigable entre todos, disfrutó la escuela de manera saludable y siempre echándole ganas para poder mejorar. Pero la vida de un foráneo es más bonita cuando encuentras a más personas como tú, que viven a más de dos horas de la escuela. Yo encontré a cuatro personas que tomábamos la misma ruta todos los días, el camino de ida y de regreso se volvió más divertido, reímos de chistes y de historias que nos pasan regularmente siempre estamos con una sonrisa y procuramos apoyarnos entre todos para no fallar académicamente.

El camino de regreso a casa empieza cuando el sol se oculta todo se vuelve más denso, salgo del CCH, tomo el microbús que rumbo a la estación Cuatro Caminos, paso por los mismos túneles del metro, camino los transbordos de una línea a otra pero esta vez con un poco de cansancio, arribo la estación en donde empezó todo el camino, salgo de la estación del metro y camino rápidamente en dirección a mi casa observo que las calles están vacías, las luces parpadean, el viento es más frío, los puestos de tacos al 2×1 están llenos de personas cenando, tienen música a todo volumen y se respira un ambiente un poco tranquilo, pero también a tacos de suadero, pastor, longaniza y campechanos. Llego a casa cansada del largo trayecto, acaricio a mis gatos, me pongo mi pijama y por último ceno para después ir a dormir y volver a hacer la misma rutina todos los días. 

La vida de un foráneo tiene sus obstáculos y también un poco sacrificio, siempre trato de disfrutar todos los días que voy a la escuela siempre con una sonrisa, compartiendo momentos y experiencias en la compañía de mis amigos, profesores, compañeros y de la mano a mi institución de la cual estoy orgullosa de ser cecehachera y de pertenecer a la mayor casa de estudios. Esta es mi historia, así como la mía hay muchas, algunos vivimos más lejos otros más cerca, todos vamos hacia un destino diferente, disfrutamos en compañía de algo o alguien por lo cual  a todos nos suceden cosas distintas con detalles que son interesantes, el esfuerzo y trabajo que tú hiciste para llegar a dónde estás describe tu historia y la hace única.

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