En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Como agua para chocolate (2024), Julián de Tavira y Analorena Pérez Ríos
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Luz Daniela Martínez Martínez

Facultad de Química

Soy una estudiante de Química Farmacéutica Biológica con pasión por descubrir nuevas historias a través de las series y la música. Últimamente, encuentro placer en plasmar sus impresiones y emociones al escribir sobre estas experiencias.

Como agua para chocolate y las nuevas narrativas femeninas

Número 16 / ENERO - MARZO 2025

Las mujeres como protectoras de tradiciones, luchadoras por su libertad y protagonistas de sus propias historias

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Luz Daniela Martínez Martínez

Facultad de Química

El libro Como agua para chocolate, escrito por Laura Esquivel, tiene una nueva adaptación en formato serie dirigida por Julián de Tavira y Ana Lorena Pérez Ríos. Esta versión, realizada con gran esmero, utiliza elementos como la música y la fotografía para narrar la historia de Tita, una mujer noble que, según las normas de la época, debe dedicarse a cuidar de su madre hasta el final de su vida. Sin embargo, se enamora de Pedro Múzquiz, lo que desencadena una serie de conflictos generados por este amor prohibido.

La historia se centra en cuatro mujeres: Mamá Elena y sus tres hijas, Rosaura, Gertrudis y Tita, quienes enfrentan distintos desafíos y nos muestran la revolución personal que cada una vive acorde a su época. Por un lado, está Mamá Elena, viuda desde joven, quien asume la responsabilidad de criar a sus hijas y administrar la hacienda familiar. Su carácter es duro y frío, con un claro favoritismo hacia Rosaura y sobre todo a Gertrudis, mientras desprecia a Tita. Este desprecio lleva a que Tita sea criada por Nacha, la cocinera de la familia, quien le enseña la magia de la cocina. Tita, un personaje noble pero inquieto, cuestiona las imposiciones de su madre, tratando de escapar para poder vivir su vida. Rosaura, en cambio, es la hija más sumisa. Sigue al pie de la letra las órdenes de su madre, carece de carácter propio y vive bajo el peso del “qué dirán”. Siente envidia de Tita, quien es querida de manera natural por todos. Pedro Múzquiz es el amor prohibido de Tita, aunque está profundamente enamorado de ella, sus acciones generan cuestionamientos tanto en él como en los espectadores sobre los límites entre el amor y el deber. Muchas de las complicaciones que surgen en la historia son consecuencia de sus malas decisiones, lo que añade tensión y complejidad al conflicto central. Por último, Gertrudis representa la libertad, algo difícil de alcanzar en esa época. Su espíritu libre y pasional la lleva a unirse a la revolución, donde se convierte en generala del ejército. Además, actúa como consejera de Tita en sus problemas amorosos, mostrando que la búsqueda de autonomía y expresión personal es posible incluso en tiempos adversos.

Esta nueva adaptación de Como agua para chocolate tiene un impacto social significativo al retratar, a través de la historia de Tita y su familia, las complejas dinámicas culturales, emocionales y de género en México. Este relato trasciende lo meramente narrativo al entrelazar las emociones humanas con la gastronomía, logrando enaltecer la cocina no solo como un espacio de transmisión de saberes y emociones, sino también como un lugar de resistencia y creación. 

La serie pone en primer plano el papel de las mujeres como protectoras de tradiciones, luchadoras por su libertad y protagonistas de sus propias historias. Tita, con su capacidad de imprimir su esencia en cada platillo, se convierte en un símbolo de cómo las mujeres han utilizado históricamente la cocina para resistir y transformar su realidad, a menudo en contextos de opresión y limitaciones. En contraste, personajes como Mamá Elena representan las normas rígidas que perpetúan las desigualdades de género, mientras que Gertrudis simboliza la búsqueda de libertad y autonomía. Al explorar temas como el amor, la rebeldía, el sometimiento y la búsqueda de identidad en un contexto de normas sociales rígidas, la serie invita al espectador a reflexionar sobre la evolución de los roles de género y la lucha constante por el reconocimiento y la autonomía personal. Este enfoque crítico resalta cómo las expectativas culturales y familiares moldean, pero no definen, la identidad de las mujeres.

Además, la serie celebra la riqueza cultural mexicana al integrar la cocina como un elemento clave para narrar la historia. Desde los ingredientes hasta las técnicas culinarias, cada aspecto de la gastronomía presentada en la serie actúa como un puente entre generaciones, recordándonos que la comida no solo alimenta el cuerpo, sino también las relaciones, las memorias y el espíritu. Al combinar estos elementos con una fotografía exquisita y una banda sonora que mezcla lo tradicional con lo contemporáneo, la adaptación ofrece una experiencia que, más allá de la pantalla, conecta al espectador con las raíces culturales y emocionales que forman parte de la identidad mexicana.

En una reciente entrevista, Laura Esquivel reflexionó sobre lo que implica una adaptación y cómo esta nueva versión reinterpreta su obra. Según Esquivel en una reciente entrevista (2024): “No sabes lo que una autora agradece cuando alguien leyó y pudo adaptar la historia, porque tú para adaptar, traduces a otro lenguaje, traduces en imágenes y movimiento” (2:03). Sin embargo, también expresó su descontento con esta adaptación específica, diciendo: “Lamentablemente, no representa mi novela, en esta traducción, es más bien una versión, donde toman personajes de la novela, e incluso a algunos les cambian el nombre… hay parte de la novela, sí, pero realmente no siento que esté traducida mi obra, ni mi intención. Se fueron más por recrear la revolución mexicana, cosa que yo nunca fue mi intención escribir sobre la revolución mexicana, la ubico en ese momento precisamente para hablar en contra de ese tipo de cambios y no a favor” (4:57).  Este hecho resalta la capacidad de las obras literarias para generar interpretaciones diversas, permitiendo que cada versión, ya sea en el cine o en la televisión, sea un reflejo del entendimiento y la visión particular de quienes la producen. A pesar de ello, es innegable que esta serie logra rescatar y representar aspectos valiosos de la cultura y tradiciones mexicanas. La inclusión de elementos como la cocina, la música y el realismo mágico acerca a las nuevas generaciones a una narrativa que celebra la riqueza cultural del país, conectando al público joven con el género del realismo mágico y las complejidades de la historia. Así, el espectador se enfrenta al reto de valorar la serie no solo como una traducción directa del libro, sino como una propuesta artística autónoma que aporta nuevas dimensiones a la narrativa, enriqueciendo el legado de la obra original.

Otro aspecto destacable de esta adaptación son las actuaciones del elenco principal, que logran transmitir la esencia emocional y física de los personajes con gran maestría. Irene Azuela como Mamá Elena de la Garza captura la dureza y el control del personaje, mientras que Azul Guaita como Tita de la Garza transmite con sensibilidad la lucha interna de su personaje entre el deber y el amor. Ana Valeria Becerril, interpretando a Rosaura, da vida a la sumisión y envidia que definen al personaje, y Andrea Chaparro como Gertrudis encarna la libertad y el espíritu rebelde con intensidad. Andrés Baida como Pedro Múzquiz refleja la pasión y los dilemas del amor prohibido, y Ángeles Cruz, en el papel de Nacha, aporta calidez y sabiduría a través de su conexión con la cocina. Estas actuaciones no solo son acertadas en su representación, sino que permiten a los espectadores conectar profundamente con la historia y sus personajes.

En un tiempo donde la representación de las mujeres en el arte y la cultura es cada vez más crucial, esta adaptación reafirma el poder de las narrativas femeninas como vehículos para inspirar cambios y para honrar las tradiciones, mostrando que la lucha por el amor, la libertad y la autoexpresión es universal y atemporal. Además, destaca cómo estas historias, al poner en el centro a mujeres complejas y diversas, permiten explorar las dinámicas de poder, los conflictos intergeneracionales y los retos personales que enfrentan las mujeres en su búsqueda por romper barreras sociales y culturales. Esta serie ofrece un espacio para reconocer las múltiples facetas de la feminidad, desde la fuerza y la resiliencia hasta la vulnerabilidad y el amor incondicional, brindando un mensaje profundo sobre la capacidad de las mujeres para transformar su realidad.

La nueva adaptación de Como agua para chocolate revive una de las historias más emblemáticas de la literatura mexicana, fusionando emociones, tradiciones y reflexiones sobre el amor y la libertad. Con músicos contemporáneos como Silvana Estrada, Lila Downs, Jósean Log, Un León Marinero, Natalia Lafourcade, entre otros, llegan a aportar a la serie un toque fresco al mezclar música tradicional con sonidos modernos. El realismo mágico, fiel a la obra original, se integra de forma visualmente impresionante, llevando lo extraordinario a lo cotidiano. Esta serie es una experiencia única que te invita a reflexionar y disfrutar de una narrativa que trasciende generaciones. Al mismo tiempo, permite a las nuevas audiencias conectar con los valores culturales y emocionales que definen la identidad mexicana. Con su fusión de lo clásico y lo contemporáneo, Como agua para chocolate no solo rinde homenaje a la obra literaria, sino que también se convierte en un puente entre el pasado y el presente, haciendo que su mensaje sobre el amor, el sacrificio y la libertad siga vivo y relevante. ¡No te la puedes perder!

Entrevista consultada:

“La serie Como agua para chocolate no representa mi novela: Laura Esquivel.” YouTube, subido por SinEmbargo Al Aire, 25 de diciembre de 2024, https://www.youtube.com/watch?v=5WSeb-zXD3Q 

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