Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán
Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán
¿Alguna vez te has emocionado cuando logras conectar información que recibes en la escuela con el contexto en el que vives? A mí me pasó cuando descubrí que muchos fenómenos de los que vemos se pueden modelar o ser descritos a través de las matemáticas, como el crecimiento exponencial de contagios en una pandemia, la reproducción de una especie para su conservación, el crecimiento en pérdidas agrícolas por el calentamiento global, etc. Lamentablemente la forma en la que está codificado el mismo modelo educativo tiene como limitaciones el acumular información muchas veces descontextualizada (sin sentido para quien la recibe) y dependiendo de tu habilidad de poder retener esta información será tu forma de ser visto por la sociedad.
Entrando en tema de las sensaciones y matemáticas, ¿sabías que se podría modelar la intensidad de una emoción a través de sensores especializados en la actividad cerebral durante un determinado periodo de tiempo? Cuando la emoción está en su punto máximo de intensidad, el cerebro entra en un estado conocido como “periodo refractario”, donde se deja de razonar (el sistema límbico comienza a hacer uso de todos los recursos y nuestro sistema cognitivo se inhibe). De esta forma se van creando memorias y recursos que van describiendo nuestra percepción sobre nuestro mundo exterior para darle una interpretación y significado a los acontecimientos de nuestra vida en la gran mayoría de las veces de forma inconsciente.
Es complicado definir ampliamente el término “conciencia” puesto que su misma naturaleza abstracta, resulta de una amplia exploración milenaria de los estados de letargo o atención que ha experimentado el ser humano, por lo tanto, se resume en una palabra con múltiples descripciones, por el momento y para no entrar en conflictos lo dejaré como un estado de claridad, flexibilidad e introspección para interpretar la realidad que se percibe.
Al concepto de “amor”, cada quien le dará cierto valor y una serie de descripciones de lo que abarca esta palabra, la cual va adquiriendo distintas interpretaciones según la geografía, la cultura y la moda. Actualmente se confunde el amor con erotismo y sexualidad; la publicidad, marketing y series de televisión nos bombardean con estos valores y creencias. Tener relaciones sexuales y pensar que es amor porque se está “haciendo” ha llevado a la juventud a un diminuto proceso de integración con la pareja, así como se ha fijado el amor hacia una única persona, sin considerar que se puede brindar amor hacia un familiar o alguna amistad.
Uno no ama como el otro se merece, sino como le da su formación, autoestima, conciencia, madurez, intelecto y erotismo. Asimismo, cada quien quiere algo distinto del amor como cumplir sueños, corregir problemas, explotar el beneficio material etc. Lo importante es estar atentos de cómo ponderamos nuestro pasado para la toma de decisiones y vincularnos con las personas, en la forma en que creamos nuestros patrones de selección de la gente con la que queremos relacionarnos y sobre el propósito para el cual lo queremos. Siendo conscientes de esto podremos tomar una decisión más sabia sobre el mismo.
También es importante poder compartir y comprender la interpretación de las demás personas sobre el amor, no para juzgar su idea o creencia, sino para ahondar en la realidad de aquella persona.
Con esto último quiero compartir mi postura: URGE hablar sobre sexualidad con la juventud, en términos psicológicos, energéticos y ejercicios de introspección, no dictadores morales que conlleven a la represión de la sexualidad, sino talleres de relaciones saludables y foros de debate como lugar sano de expresión, como éste.
La continua descripción de lo que es amor definido por algún texto sagrado me lleva a contrastarlo con mi concepto acumulado a lo largo del tiempo: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. (Corintios, 13:4-7)
La claridad con la que identifiques tus emociones forjará en tu vida un camino de mayor conciencia.
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