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Nuestra comunidad universitaria es muy amplia, conozcámonos más.
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Ladxidua García Martínez / Escuela Nacional Preparatoria Plantel 4
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Kenia Hernández

Facultad de Estudios Superiores Aragón

Actualmente estoy en proceso de titulación de la carrera de Comunicación y Periodismo en la FES Aragón.

Amiga, nosotras sí te creemos

Número 9 / ABRIL - JUNIO 2023

Los tendederos de denuncias son una herramienta de seguridad para cientxs de universitarixs

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Kenia Hernández

Facultad de Estudios Superiores Aragón

“Amiga, nosotras sí te creemos”, enuncia una mujer desconocida a Camila cuando colgaba una foto de su agresor, a quien alguna vez tildó de confidente y aliado. El mismo que alguna vez destacó en clases, fue acusado de violentar no sólo a una, sino a otro par de mujeres. Cada veinte palabras, Camila —al nombre que contesta para permanecer en anonimato— toma unos minutos para retomar la respiración y así continuar con su relato, aire fresco en sus pulmones; mientras esos segundos transcurren, pienso qué tan semejante es Misael, Iván, Estaban o cualquier victimario experto en el arte de la cripsis, una técnica empleada por depredadores para mantenerse ocultos hasta el momento de atacar. Una revista científica otorga la siguiente descripción: “Es una característica mediante la cual los animales viven bajo un disfraz permanente, son expertos en camuflaje”.

“Así es como un sujeto supone revivir una vida mixta entre el estudiante ilustrado y un posible feminicida en potencia, por eso contar a tus amigos o padres parece un hecho irreal; nadie creería en tus palabras”, dice Cam. Preguntar sobre Misael representa soltar un balde de agua fría en sus víctimas, sobre todo en aquella joven de 22 años. Hoy está expulsado de la UNAM, la sanción más grave que el Tribunal Universitario otorga.

En un solo metro de cuerda, cada 8 de marzo cuantiosas fotos cuelgan de los tendederos instalados en facultades de la máxima casa de estudios. En febrero de 2021, de acuerdo con la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, desde la implementación del Protocolo de Atención a Víctimas, se recibieron 1,486 quejas, es decir, 1,300 por ciento más que las registradas en 13 años previos.

De largas trenzas y ojos obsidiana, Camila relata que conoció a Misael en un curso de inducción de la FES Aragón. Después de tres semanas comenzaron a salir más, todo parecía una historia escrita por Jane Austen o Jaime Sabines, aunque su historia tuvo un desenlace funesto a manos del sistema patriarcal, donde en México, al menos seis de cada diez mujeres enfrentan un tipo de violencia en su vida.

“La primera vez que tuvimos una discusión me llamó loca, terminamos y me dijo que estaba mal, que cambiaría; pero nunca ocurrió. Con el tiempo, los insultos fueron aumentando hasta llegar a las agresiones físicas. Conoció mis vulnerabilidades y cuando discutíamos me escupía una a una. Logró que me alejara de mi familia, sobre todo de mi hermana, a quien más amo. Luego de un año y cuatro meses terminé con él por mensaje…”, narra mientras lleva su mirada al suelo. Han pasado dos años desde entonces.

En 2019, el movimiento #MeToo irrumpió con fuerza en México, este fue utilizado por miles de mujeres como una vía para denunciar anónimamente a sus agresores. Sin embargo, su llegada al país sería el cimiento para armar los “tendederos del acoso”, una herramienta cuya función recae en denunciar públicamente dentro de instituciones académicas a profesores, alumnos y personal administrativo que de alguna manera cometen violencia de género.

“Decidí denunciar en el tendedero porque empecé a sentir miedo de que la gente se siguiera relacionando con él, que otras mujeres cayeran en su engaño como yo. Él seguía yendo a la escuela y fingía no haber hecho nada. Pero también rompería con mi silencio, de no hablar, era aportar al pacto patriarcal en el que muchos hombres viven; nadie lo cuestiona, nadie lo enfrenta, nadie ve cómo realmente son”, apunta Camila, ahora emprendedora y periodista.

Aun cuando ya pasaron 24 meses y Camila refiere estar más tranquila, aquel trauma sigue costando dinero en cada sesión de terapia. Pero a su vez, impulsó un feminismo intacto; un movimiento social y político por el que hoy sale a marchar cada 24 de noviembre, 8 de marzo o cuando una mujer necesita apoyo.“Hacer la denuncia para mí fue reforzar el límite que le puse de no volverme a tocar, a insultar, a lastimar. Un límite de no volverse a meter ni conmigo, ni con ninguna mujer; hacer público que él hiere a las personas y cuenta con una insensibilidad tan grande, que es capaz de cubrirlo y negarlo para no perder su buena reputación‘ sin importarle lo que se tenga que hacer al respecto para ir en contra de la verdad”, concluye.

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