Durante el verano de 2024 los internautas exploraron su creatividad al nombrar de diferentes maneras al personaje de Doña Refugio, mamá del personaje principal de la telenovela Teresa, siendo “Doña Repudio”, el más popularizado. Sin embargo, la conversación sobre la supuesta antagonista, no es la única relacionada al melodrama del 2010.

Existen discusiones en torno al conformismo, empoderamiento, moralidad, toxicidad en los vínculos afectivos, prejuicios y roles de género plasmados dentro del material, los cuales se juzgan bajo lupa centennial. A pesar de considerarse una generación deconstruida, dejan al descubierto ser víctimas tanto como cómplices de las contradicciones contemporáneas, donde los matices se anulan por completo.

Más allá del parloteo en TikTok con relación a la novela, cabe recordar que Teresa nació en 1959 bajo la tinta de Mimi Bechelani, y se adaptó a la radio, cine y televisión. En el capítulo 19 ”Mimi Bechelani” del podcast con perspectiva de género Autorretratos, se menciona lo siguiente: “En Palabras de su propia autora, escribió para sobrevivir, lo que dio origen al amargo destino de Teresa, un personaje negativo pero muy humano, el cual se encuentra aprendiendo respecto a la vida.” Teresa Chávez desborda belleza e intelecto, dos herramientas utilizadas para cumplir el objetivo de superar la pobreza, meta impuesta después de la pérdida de su hermana menor, culpando a la escasez económica del deceso. Este evento ocasiona un cambio, donde la ambición toma el control.

Al llegar a este punto, se despoja por completo del amor romántico, siendo Mariano, principal interés amoroso, el primer afectado. Se crea un triángulo amoroso donde el profesor Arturo de la Barrera se ve victorioso al contar con capital intelectual, erótico, cultural y ecónomico, los pilares para que la protagonista logré sus principales aspiraciones tanto profesionales como personales. Adeline Masquelier argumenta que, “al presentar todo lo que puede suceder en el tenso encuentro entre el romance y el materialismo, los teledramas confirman que los sentimientos pueden ser moldeados poderosamente por el interés. Sin embargo, también proporcionan el idioma, el amor romántico, a través del cual los jóvenes pueden trascender las limitaciones del presente y dar forma a sus futuros imaginados”.

Teresa entra en la visión del idealismo donde es posible la movilidad social gracias al trabajo duro, perseverancia y relacionarse con alguien posicionado, claro que esto no explica todo. Basta como muestra las acciones del personaje, empezando por sus particulares anomalías. Por ejemplo, la ruptura hacia los arraigados roles de género. INMUJERES explica “ que los roles de género son conductas estereotipadas por la cultura, donde la dicotomía masculino-femenino, condiciona los papeles y limita las potencialidades humanas de las personas al estimular o reprimir los comportamientos en función de su adecuación al género”.

De acuerdo con el INMUJERES a las mujeres desde pequeñas se les educa para servir o atender a los otros miembros de la familia, y por este motivo es común que busquen profesiones en las que puedan reproducir estos esquemas. Caso contrario al de la protagonista, quien busca proveer insumos económicos mediante la negociación, siendo la carrera de Derecho (dominada por hombres) la seleccionada, además sabe calcular fríamente cada uno de sus movimientos, así como posicionarse ante los hombres.

Si bien encontramos puntos acertados en la trama, también hay viejos malestares donde el éxito se ve opacado ante la presión social. Teresa no se observa como la damisela en peligro que necesita del “protector” rol varonil. En consecuencia, se le exige una cuota por dicho atropello, orillada a un despertar sexual “insano”, donde el cuerpo se instituye como moneda de cambio, despojando al personaje de integridad. Aunque Teresa es un personaje tridimensional, la conversación digital en relación a sus acciones se dejó sólo sobre puntos morales, ignorando por completo el mensaje donde las aspiraciones femeninas son inferiores y corrompen la feminidad si no responden a los roles tradicionales de género, siendo el castigo el correctivo adecuado.

No es casualidad que la novela se volviera tendencia catorce años después de su estreno. Las diversas crisis estructurales del sistema sexo-género crean nuevos paradigmas y confusiones, dejando al descubierto que la generación centennial acuña nuevos términos que reproducen roles tradicionales de género. Sirva de ejemplo la creciente tendencia de las Trad Wives, mujeres que apoyan los valores tradicionales del matrimonio, entre ellos, la sumisión, o los autonombrados hombres y mujeres de alto valor, personas cuya creencia del valor consiste en el éxito material.

Cada generación descubre un malestar en la sociedad, puede que este sea denunciado, reproducido o adaptado, siendo los roles de género un malestar adaptado-moldeado por diversas generaciones.