Mil maneras de terminar con tu pesar.

Una navaja comenzaste a pensar, 

para con el dolor seguro terminar, 

y el sepulcro poder empezar. 

Entras con un nudo en la garganta. 

Ves a tus demonios que en el aire flotan.

Desearías llorar pero tus lágrimas no brotan.

Un aparente silencio que canta.

La desesperación ves en el espejo,

esa mirada compone un triste reflejo.

Tu mente va clamando piedad, 

pero decides ocultar la verdad.

Sientes tu compleja respiración,

que en poco tiempo, el espejo humedece.

No quieres sentir compasión, 

porque eso no te enorgullece.

Tus huesos dejan pesadez. 

Tu movilidad se enferma.

Tu mal quieres que duerma,

pero solo sientes rigidez.

Los recuerdos empiezan a florecer. 

El odio de aquellos sientes merecer.

Te preguntas con cada amanecer, 

¿Por qué te dieron ese oscurecer?

Pero ya no hay escapatoria. 

Sabes que nunca podrás progresar.

Intentas con fervor y no hay victoria.

Así que está bien en la vida fracasar.

¡Al fin! las lágrimas comienzan a gritar.

Las gotas nublan la nula existencia.
El cuerpo ya no pone más resistencia.

La mano autora se va a levantar.

Ese destino no pudiste cambiar, 

y por eso tus venas van a girar. 

Ahora tu sangre está llorando,

y el malestar se va parando.

La lluvia será tu canto. 

El alba será tu manto. 

La tumba será tu delirio

y has cometido tu martirio.