ISSN : 2992-7099

Una tríada geopolítica de la pos-pandemia: democracia, derechos humanos y crisis civilizatoria

José Carlos López Hernández

José Carlos López Hernández

Licenciado en Sociología por la Universidad Veracruzana, Maestro en Ciencias Sociales y estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV. Docente de la Facultad de Sociología de la UV. Docente invitado de la Universidad Pedagógica Veracruzana. Coordinador del Área de Historia y Economía de la Facultad de Sociología de la UV. Fundador e integrante de Sociogénesis. Revista Digital de Divulgación Científica de la Facultad de Sociología de la UV. Integrante del Consejo Editorial de la Biblioteca Digital de Humanidades de la UV. Columnista de Alquimias Emergentes en la Revista Mujeres Shaíke. Integrante de la Red Latinoamericana de Investigación y Reflexión con Niñas, Niños y Jóvenes (REIR).

29 mayo, 2024

Este breve ensayo titulado Una tríada geopolítica de la pospandemia: democracia, derechos humanos y crisis civilizatoria que escribo para las y los lectores de la Revista Tlatelolco: Democracia Democratizante y Cambio Social tiene el propósito de hilvanar una serie de reflexiones en torno a la siguiente pregunta: ¿Qué papel juega la geopolítica en el análisis pospandémico?

Desde mi punto de vista es una pregunta que sirve de motor intelectual para construir reflexiones sobre escenarios prospectivos locales que nos auxiliarán a comprender, interpretar y explicar el interjuego geopolítico a escala local, nacional, regional y global. La pandemia de la COVID-19 no sólo dejó cifras alarmantes en términos de salud y mortalidad, sino también, efectos sociales, políticos, económicos y culturales derivados de un proceso al que se le ha puesto poca atención y del que ya estamos experimentando repercusiones y efectos propios del confinamiento, el cual se tradujo en medidas de reclusión social, parálisis económica y una gama de efectos políticos al interior de los gobiernos. 

Ante la situación descrita existió un microcosmos que aprovechó dichas condiciones y ganó relevancia económica en campos de flexibilización y precariedad laboral, emprendedurismo, entretenimiento y ocio. Aumentó la incursión de las personas al interior del mundo digital y las nuevas economías de plataforma en sectores como el reparto de mercancías, los cuidados especializados a poblaciones de la tercera edad, la amplificación de los servicios virtuales, la aparición de nuevas profesiones, etc. Por otro lado, también se exacerbaron los procesos de cibervigilancia con Inteligencia Artificial (en adelante IA) a la Black Mirror, de tal modo, que hoy existen diferentes softwares en el mundo que atentan contra los sistemas democráticos de gobierno, los derechos humanos y los procesos de acción colectiva y resistencia social, tal es el caso de:

[…] el programa espía Pegasus, desarrollado por la empresa israelí NSO Group. Pegasus, un nombre inspirado en la mitología, concebido para grabarse en nuestra memoria, es también el nombre de un software que espía la memoria de nuestros dispositivos electrónicos. Este programa ha estado involucrado en numerosos y alarmantes casos de vigilancia ilegal de personas defensoras de los derechos humanos, periodistas, figuras políticas, miembros de la oposición y activistas. Esta herramienta y el modo en que se utiliza ponen de manifiesto como la cibervigilancia se está convirtiendo en un instrumento para los regímenes autoritarios y no autoritarios, con el fin de controlar los espacios físicos y reprimir la resistencia popular, así como las iniciativas de derechos humanos, en flagrante violación del derecho internacional. (Federación Internacional por los Derechos Humanos, 2022, párr. 1) 

Lo anterior evidencia cómo los sistemas democráticos en el mundo -en general- y los latinoamericanos -en particular- han sido trastocados por la COVID-19, ya que enfrentan retos en un mundo pospandémico, tales como el incremento de lógicas autoritarias y populismos (tanto de izquierda como de derecha); procesos de militarización y trastocamiento de los derechos humanos; aumento de las pobrezas y las exclusiones; exacerbamiento del desempleo, la flexibilización y precariedad laboral; progresión de fenómenos como la corrupción y la impunidad; incremento del terrorismo y el narcotráfico; y un largo etcétera. Diremos entonces que la pospandemia nos hace recordar -a las y los científicos sociales- lo siguiente:

[…] la democracia es el producto resultante de la dialéctica existente entre los hechos (realidades) y los valores (ideales); los grandes autores y teóricos de la democracia contemporánea, desde Norberto Bobbio a Giovanni Sartori, de Adela Cortina a Victoria Camps, de Robert Dahl pasando por David Held hasta Arend Lijphart o Daniel Innerarity, nos recuerdan que una democracia sin valores es una democracia a la deriva, una democracia inerme, incapaz de generar los anticuerpos y correctivos necesarios para responder a las amenazas latentes y desafíos del presente y futuro de nuestros pueblos, sociedades y ciudadanos respectivamente. (Rivas, 2020, p. 122)

Es decir, los contextos pospandémicos en Latinoamérica nos hacen repensar en los trastocamientos sociales, políticos, económicos y culturales que experimentaron diversas instituciones de la sociedad, al grado de pensar en la urgencia de mejorar la calidad de los procesos de institucionalidad democrática en la región. 

Por su parte, en términos propagandísticos, actualmente apenas estamos experimentando las consecuencias geopolíticas de la disputa derivada de las implicaciones en torno a las narrativas sobre el origen y la propagación del virus, así como, las dicotomías discursivas entre gobiernos héroes y gobiernos villanos, de las cuales, se produjeron una serie de estrategias político-comunicativas de desinformación que se transformaron en lógicas de persuasión de farmacéuticas que hoy tienen dividendos pospandémicos alcanzados a partir de un artificio que llegó para quedarse: el imperio de la posverdad. Por lo tanto, sostendré que la posverdad es un producto político-comunicativo que ha generado una dinámica de tensión en esta fase geopolítica tripolar entre Estados Unidos, China y Rusia, pero, sobre todo, ha sido la catalizadora -apoyándome de Jalife-Rahme (2020) y Le Monde diplomatique en español y el Instituto de Estudios de Naciones Unidas (2020-2023)- de los siguientes escenarios pospandémicos:

Primero, me parece que varias de las medidas de vigilancia, seguridad y desconfianza implementadas a niveles sistémicos, estructurales y coyunturales se mantendrán entre algunos sectores de la sociedad, tales como: la cibervigilancia vía IA, el uso de cubrebocas, la aplicación de gel antibacterial, el aumento de la sospecha, así como, la operacionalización del uso de plataformas para la producción, distribución y consumo de bienes, servicios y experiencias en la vida cotidiana. 

En segundo lugar, los reacomodos geopolíticos derivados de la pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania han producido nuevas zonas de influencia geopolítica y focos perturbadores del mundo que se inclinarán por un posible asenso de China -a pesar de la iniciativa de Estados Unidos de conservar su supremacía neocolonial e imperial- como potencia económica y un recambio civilizatorio que transitará del modelo occidental al modelo oriental, el cual, mostrará el declive de ciertos organismos internacionales que se fundaron después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Eso quiere decir que seremos espectadores y espectadoras de la sobrepotencialización de narrativas y experiencias sociopolíticas diversas, entre las que resaltan los siguientes discursos: regímenes democráticos vs los regímenes autoritarios; el arribo de derechas ante el quiebre de las izquierdas; los globalismos vs los nacionalismos; la desglobalización o las globalizaciones contrahegemónicas y emergentes. 

En tercer lugar, seremos testigos y testigas de la instauración de agendas políticas verdes como estrategia geopolítica y comercial, las cuales, apelarán por la conciencia y gestión de riegos, de las cuales, se desprenderán proyectos y movimientos ambientalistas, pero también, la mercantilización y fetichización por parte del modo de producción capitalista y el modelo económico neoliberal de las agendas verdes, convirtiéndolas así, en mercancías que responderán a dinámicas de moda o tendencias que vaciarán de sentido sus significados ético-políticos.

En cuarto lugar, me parece que el orden internacional que se consolidó después de la Segunda Guerra Mundial y que correspondió a una fase geopolítica bipolar entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (en adelante URSS), de la cual, se derivó una Guerra Fría con zonas de influencia geoestratégicas y focos perturbadores del mundo, por ejemplo, la Guerra de las Coreas (1950-1953), la Guerra de Vietnam (1955-1975), la construcción del Muro de Berlín (1961), la crisis de los misiles (1962) y un largo etcétera, que trajeron reacomodos de corte geopolítico y una nueva fase denominada unipolar que se derivó de la Caída del Muro de Berlín (1989) y la desintegración de la URSS (1991), lo que a su vez, permitió la implementación del modelo económico neoliberal -combinado con la expansión de instituciones multilaterales, la seguridad global y democracias liberales- en algunos casos como laboratorio socioeconómico a través de la fuerza y por medio del financiamiento económico para instaurar dictaduras, tal es el caso, del golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973.

No obstante, sucesos históricos y desastres naturales durante el siglo XXI como el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001; la Guerra de Afganistán del 2001; la Guerra de Irak en el 2003; la crisis financiera internacional del 2008; las confrontaciones entre Arabia Saudí e Irán; los conflictos latentes en el África Subsahariana; el de Kivu en la República Democrática del Congo, el de Boko Haram que en el 2009 afectó al norte de Nigeria y parte de Chad; la situación de pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud por la influenza H1N1 entre el año 2009 y 2010; la Guerra Civil en Siria que estalló en el 2011; la Primavera Árabe registrada como parte de una oleada intensa de manifestaciones entre 2011 y 2013 aproximadamente; la caída de los precios del petróleo entre 2015 y 2016; la pandemia de la COVID-19; la guerra entre Ucrania y Rusia iniciada en el 2022 y desastres naturales como el terremoto de Guyarat en el 2001; la ola de calor en Europa en el 2003; el tsunami del Sudeste Asiático del 2004; el Huracán Katrina en Nueva Orleans en el 2005; los terremotos en Sichuan, China en el 2008; el ciclón Nargis en Birmania en el 2008; los terremotos en Chile y Haití y la ola de calor en Rusia en el 2010; el tsunami y el terremoto en Japón a poco más de 100 km de la costa de Honshuel en el 2011; los terremotos en México del 2017 y el 2019; los actuales incendios forestales en Valparaíso, Chile en este 2024; todos estos han sido fenómenos que han mostrado que ese orden social, político y económico hegemónico está experimentando su repliegue, apareciendo así, un reordenamiento de una correlación de fuerzas en el marco de la tripolaridad (Estados Unidos, China y Rusia) que deja notar lógicas de corte populista y nacionalismos, permitiendo así, el retorno de modelos económicos proteccionistas que evidencian el debilitamiento -debido a crisis sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales- de las estructuras del modo de producción capitalista como sistema, el neoliberalismo como modelo económico, el globalismo como ideología, la globalidad como condición de vida y la globalización como proceso, las cuales, evidencian a su vez, una crisis civilizatoria que ha puesto en jaque no sólo a la humanidad y a los sistemas de gobiernos democráticos y autoritarios, sino también, al planeta entero.

Como quinto punto, es evidente que el escenario pospandémico abre el telón de nuevas economías como la de China y la de la India, pero, sobre todo, la expansión de la economía del gigante asiático en Europa y Latinoamérica por medio de proyectos geoestratégicos, tales como:

  1. El Collar de Perlas como producto de la combinación de puertos comerciales y bases navales militares, con el fin, de generar un dominio marítimo sobre Asia-Pacífico, donde:

China es la gran potencia manufacturera del mundo, y en su búsqueda por nuevos mercados y sustentar su economía, ya sea para vender sus productos como para adquirir materias primas, China es consciente de que necesita asegurar las largas rutas de suministro. Si no, su ascenso estará a merced de otros poderes navales o de la coyuntura en otras regiones del mundo dadas a la convulsión, como Oriente Próximo o África.

La estrategia de Pekín del collar de perlas, que busca asegurar su dominio sobre el Índico y el Pacífico y así controlar las idas y venidas de recursos clave para su economía, tiene abundantes rivales y otras tantas piedras en el camino. Una de las principales es la presencia militar de Estados Unidos en la zona. (Gil, 2020, párr. 2-3) 

  1. La Nueva Ruta de la Seda China como parte de una serie de acuerdos bilaterales y de desarrollo comercial, los cuales, muestran lo siguiente:

China financia diversos proyectos de infraestructura, principalmente en países en desarrollo y con restringido acceso al crédito internacional. En contrapartida, obtiene cláusulas preferentes que benefician a sus empresas, todas del Estado y sujetas al mandato del Partido Comunista Chino. También consigue un acceso privilegiado a los mercados y los recursos locales, como las materias primas y energía, incluidos los oleoductos, gasoductos y otras colaboraciones en las regiones. (Barletti, 2023, párr. 1) 

En sexto lugar, observo el arribo de fascismos, autoritarismos y nacionalismos pospandémicos (al estilo Giorgia Meloni en Italia, Javier Milei en Argentina, el retorno del Trumpismo en Estados Unidos), ya que la COVID-19 abrió escenarios de ruptura en torno a los derechos humanos y las democracias, que, a su vez, se ligan a contextos de desaliento y desencanto existencial que forma parte del caldo de cultivo de políticas autoritarias que se conectan con prácticas que naturalizan las intolerancias a las diferencias. 

En séptimo lugar, Latinoamérica después de la pandemia muestra una efervescencia de problemáticas y desigualdades estructurales, así como, exclusiones diferenciadas y selectivas que responden a modelos de integración excluyente que se ligan a contextos trilógicos que muestran el aumento de fenómenos como la corrupción, la violencia y la pobreza. Vemos entonces que:

No estamos en camino de superar los grandes retos que se planteaban para el 2030, más bien hemos sufrido retrocesos. Nos sentimos cada vez más vulnerables. En este contexto incierto parece importante seguir revisando los temas económicos, sociales, medioambientes y culturales. ¿Existen soluciones? ¿Podremos superar nuestras debilidades? ¿estamos aún a tiempo?

El diccionario Collins English eligió su palabra del año 2022: la permacrisis. Definido como un “período prolongado de inestabilidad e inseguridad”, este término da cuenta de la serie de eventos históricos, de alcance mundial, que hemos vivido en los últimos años y que están modificando nuestras formas de relacionarnos. Y es que las últimas crisis, por su temporalidad, no han aparecido como fenómenos aislados.

La pandemia de COVID-19, la guerra en Ucrania, el calentamiento global, la recesión económica e incluso los asaltos al Capitolio y al Parlamento en Brasil han sido eventos claves en la configuración social de los países, manifestándose de manera casi simultánea en los últimos dos o tres años. Es esa yuxtaposición la que ha generado una “sensación vertiginosa” en las personas marcada por la ansiedad de pasar de manera constante de un evento sin precedentes a otro. (Le Monde diplomatique en español y el Instituto de Estudios de Naciones Unidas, 2020-2023, párr. 1-2)

Siguiendo esa línea, no podemos dejar de observar que las repercusiones de la pandemia de la COVID-19 a escalas globales, regionales, nacionales y locales son un hecho innegable, no obstante, una de sus condensaciones que ha pasado desapercibida es -apoyándome en la entrevista que Patricia Ramos llevó a cabo para CNN en español, en mayo de 2020, con el analista político y doctor Alfredo Jalife-Rahme- la necesidad de repensar este suceso histórico de la humanidad, ya que estamos ante el devenir de un estrés postraumático como parte de las secuelas pospandémicas que afectarán el tejido social de la mayoría de las poblaciones en el mundo.

En síntesis, una geopolítica de la pospandemia nos muestra regímenes democráticos y antidemocráticos que experimentan una característica común: la interrelación de contradicciones del modo de producción capitalista encapsuladas en el capital-trabajo, capital-raza/etnia, capital-género, capital-ambiente, y ahora, capital-salud y capital-mundo digital/inteligencia artificial.

 

Lista de referencias

Barletti, A. (2023, 13 de junio). Ruta de la Seda, el gran proyecto de dominación de China. El Cronista. https://www.cronista.com/transport-cargo/ruta-de-la-seda-el-gran-proyecto-de-dominacion-de-china/

Federación Internacional por los Derechos Humanos. (2022, mayo). Cibervigilancia ilegal: una herramienta para acabar con la resistencia popular. https://www.fidh.org/es/temas/terrorismo-vigilancia-y-derechos-humanos/cibervigilancia-ilegal-una-herramienta-para-acabar-con-la-resistencia 

Gil, A. (2020, 4 de septiembre). La geopolítica de China y su collar de perlas. China ha desarrollado un planteamiento geoestratégico muy novedoso que busca la primacía en la región: el collar de perlas. EOM. https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/china-y-su-collar-de-perlas/ 

Le Monde diplomatique en español y el Instituto de Estudios de Naciones Unidas. (2020-2023). Los retos del mundo en la era post-Covid. 1 dic 20 – 27 de junio 23. La casa encendida.  https://www.lacasaencendida.es/ciclo/retos-mundo-era-post-covid

Ramos, P. (2020, 22 de mayo). El estrés postraumático, las secuelas que puede dejar el covid-19.  CNN en español. Canal de televisión. https://cnnespanol.cnn.com/video/mexico-covid-19-consecuencias-estres-pandemia-patricia-ramos-cnne-intv-camilo/ 

Rivas, Leone, J. A. (2021, enero-abril). Los desafíos de la política democrática post Covid-19. EDUCERE, (80), 117-129. http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/educere/article/view/16465 

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