PROCEDENCIAS HISTÓRICAS DEL LEVANTAMIENTO ZAPATISTA EN CHIAPAS: REBELDÍA, LA RESISTENCIA Y LA LUCHA POR LA VIDA

Neolani Sarai De La Rosa Valencia

Neolani Sarai De La Rosa Valencia

Estudiante de la carrera de Ciencias Políticas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus áreas de interés académico son: el avance de las derechas en Latinoamérica, geopolítica regional, pensamiento decolonial y grupos de poder, mail: neolanidelarosa@politicas.unam.mx

30 octubre, 2024

“Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada.” (Cuarta Declaración de la Selva Lacandona, 1996)

 

El primero de enero de 1994, tras un complejo proceso de negociaciones entre el primer ministro canadiense Brian Mulroney, el presidente estadounidense George Bush y el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Sin embargo, quizá lo que logró captar las miradas del mundo no fue aquel convenio, sino el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el “olvidado” estado de Chiapas. 

Como respuesta política a la insurrección, el 6 de enero de 1994, el entonces presidente Salinas de Gortari dio un discurso en el que tachó a las y los indígenas zapatistas de “profesionales de la violencia, ajenos a los esfuerzos de la sociedad chiapaneca, grupos violentos, transgresores de la ley, etc.” (Aristegui Noticias, 2000). Y la respuesta inicial del gobierno fue la acción militar para aplastar no solo a la rebelión, sino también a los civiles, como sucedió en la masacre del mercado de Ocosingo.

  La rebelión reflejó una realidad muy cruda; para los miembros del EZLN resultaba mejor pelear y arriesgar la vida que seguir soportando la violencia estructural, las injusticias, el despojo y el genocidio de que venían siendo objeto desde hacía muchas décadas atrás. Sólo quedaba como posibilidad levantarse en armas y luchar por “trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz” (Comandancia General del EZLN, 1994). 

 A lo largo de este trabajo se explicará el origen y los acontecimientos que obligaron a los diferentes grupos indígenas chiapanecos a declarar la guerra al gobierno y ejército mexicanos.

 

Antecedentes del conflicto armado en Chiapas

Aunque a simple vista puede parecer que el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas sólo fue un fenómeno aislado o al margen de ese momento histórico particular (la década de los 90´), en realidad esto no fue así. Este levantamiento en contra del Estado mexicano fue el resultado de años de injusticias, desigualdades, explotación, discriminación, marginalización social y política, así como la continuidad de las condiciones estructurales ya existentes desde el virreinato en la región, aunque ahora más profundizadas en cuanto a la explotación y el maltrato a las clases trabajadoras. Es decir, históricamente Chiapas se ha caracterizado por la violencia ejercida por parte de las elites políticas, económicas y religiosas hacia sus poblaciones indígenas. Con la llegada del Estado moderno mexicano y el afianzamiento del modo de producción capitalista, las desigualdades sociales aumentaron, así como las injusticias hacia los más pobres, con los continuos despojos de sus tierras comunales o la implementación del “sistema de enganchamiento” de mano de obra.

Aquí resulta importante destacar como un referente histórico (y hasta antecedente) al levantamiento armado comúnmente denominado: “guerra de castas”, debido a su peso cultural en Chiapas como parte de la resistencia ante el despojo de tierras comunales por parte de la elite local, nacional y hasta extranjera, respaldados por las nuevas reformas de gobierno creadas por la república restaurada y la Constitución de 1957. Si bien el histórico despojo de tierras comunales generó múltiples levantamientos campesinos en toda la república a lo largo del siglo XIX, no fue sino hasta 1848 que este despojo, junto al crecimiento de los grandes latifundios (a partir de la concentración de tierras por parte de la elite criolla local y de la iglesia) que se comenzaron a generar conflictos sociales más graves en Chiapas (Chiaradía & Molina, 2016).

Eventualmente, estas tensiones fueron escalando hasta que finalmente, en 1867, estalló la llamada “Guerra de Castas en Chiapas”. Con este conflicto se reactivó la resistencia armada de las comunidades indígenas ante el despojo (aunque nunca dejaron de buscar soluciones pacíficas al conflicto). La élite local y religiosa vio al levantamiento como una amenaza a su poder, por lo que la situación escaló hasta una respuesta de las autoridades con claros objetivos de genocidio. Para ello, con ayuda de la prensa, se empezó a propugnar por una estrategia de unidad entre blancos y mestizos (y ladinos), quienes debían “enfrentar a la barbarie indígena”. Cabe señalar que, al término del conflicto, las élites locales fueron vencedoras, se repartieron la mano de obra indígena y siguieron ejerciendo la misma violencia estructural y explotación sobre las comunidades vencidas (Chiaradía & Molina, 2016).

Otro conflicto más que involucró a indígenas y mestizos en la región y que juega un papel como antecedente del zapatismo fue la guerra liderada por Pajarito en 1911, precisamente en el marco de la Revolución mexicana. Este levantamiento armado fue resultado de la rivalidad que existía entre San Cristóbal de las Casas y la ciudad de Tuxtla por el control político de la región. Fue protagonizada por los coletos, quienes pertenecían a la elite mestiza de San Cristóbal (muy identificada con el criollismo), quienes históricamente habían poseído el poder político y económico en la región, y buscaban mantener sus privilegios. Por otra parte, estaba el bando de los “rabadistas” (seguidores de Tiburcio Fernández Ruiz), grupo liberal que se oponía al conservadurismo de los coletos y buscaban una transformación total del sistema político y social mexicano. Finalmente estuvieron los “pajaritos”, partidarios de Manuel Pajarito, conformados principalmente por indígenas y campesinos pertenecientes a las comunidades indígenas de los altos de Chiapas, quienes estaban en contra de los rabadistas (Chiaradía & Molina, 2016).

La guerra culminó con la derrota de los pajaritos y el debilitamiento de los coletos, permitiendo que los rabadistas ganaran terreno en la lucha por el control de Chiapas. Este conflicto armado no sólo refleja los conflictos sociales por el poder político que vivía México durante aquel periodo, ya que fue el resultado de diversas tensiones sociales y políticas que venía experimentando particularmente aquella región. Pero la victoria de Tuxtla no trajo un cambio verdadero para las condiciones de pobreza, explotación y marginación de las comunidades indígenas y campesinas, pues los finqueros siguieron poseyendo el control sobre la tierra, lo que seguiría generando descontento e inconformidad en la población chiapaneca (Chiaradía & Molina, 2016).

 

Influencia del movimiento estudiantil del 68 y las FLN en la conformación del EZLN

Después del trágico final que tuvo el movimiento estudiantil de 1968, que culminó con la masacre de Tlatelolco, el movimiento se fragmentó debido a que sus líderes buscaron otras formas de lucha por las libertades ciudadanas y la democracia ante el represivo y autoritario Estado mexicano. Aunque muchos de los integrantes del movimiento estudiantil terminaron alineándose y formando parte del sistema, otros buscaron diferentes caminos para actuar, desde la conformación de partidos políticos, hasta la decisión de unirse a movimientos campesinos o guerrilleros clandestinos (González, 1994).

De esta forma, en 1969 se fundan las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), organización político-militar que se inspiraba en la organización castro-guevarista. El objetivo de este grupo guerrillero era el instaurar una república popular socialista en el país. Por su ideología revolucionaria se ganó la persecución del Estado mexicano, lo que volvió al grupo guerrillero blanco de represión durante la llamada “Guerra Sucia” (entre 1960 y 1980). Pero, a pesar de esta persecución, las FLN lograron ser de las primeras organizaciones guerrilleras en mantener el camino de las armas para defenderse de la represión estatal.

Más tarde, las Fuerzas de Liberación Nacional decidieron llevar a cabo labores de reclutamiento en Chiapas debido a la histórica resistencia y lucha de sus pobladores (principalmente indígenas), aunque principalmente por su trabajo la defensa de sus tierras. De esta forma se empezaron a sentar las bases que en un futuro usaría la comandancia militar del EZLN. La influencia de las FLN en el movimiento zapatista fue, ideológicamente, en la movilización de comunidades campesinas, proporcionando su experiencia organizativa e influyendo en su radicalización política. Fue así como las FLN se convirtieron en un factor determinante para la conformación del Ejército Zapatista y el posterior levantamiento armado en contra del Estado y Ejército mexicano (Cedillo-Cedillo, 2012).

 

El camino de las armas como última alternativa

Con el inicio del neoliberalismo en México, en la década de 1980, llegaron las nuevas políticas privatizadoras y desreguladoras que exacerbaron las desigualdades sociales y económicas en todo el país. En Chiapas, las grandes beneficiadas fueron —como siempre— las élites políticas y económicas; mientras que las más afectadas fueron las comunidades campesinas e indígenas. El descontento y la opresión llevaron al Ejército Zapatista de Liberación Nacional a levantarse en contra del Gobierno Mexicano en la madrugada del 1° de enero de 1994. 

En su Primera Declaración De La Selva Lacandona, los indígenas chiapanecos participantes del levantamiento (tzeltales, zotziles, tojolabales, y zoques principalmente) aseguraron: “somos producto de 500 años de luchas… Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!”. De esa manera, el levantamiento zapatista se hizo escuchar, paralizando al país y sorprendiendo al mundo, tomando el camino de las armas como la última opción para ponerle fin a tantos años de desigualdades e injusticias y así poder alcanzar una vida digna.

Como resultado de aquellos esfuerzos iniciados desde la propia organización en la clandestinidad, en los Altos de Chiapas, fueron los caracoles y las Juntas del Buen Gobierno, herederos de largas luchas que hunden sus raíces en el tiempo histórico, y que inclusive van más allá de la guerra de castas, hasta tiempos de la colonia, donde los indígenas mantuvieron su lucha contra el colonizador español a pesar de la ocupación de sus territorios en el siglo XVI. Estos espacios de autonomía han logrado la convergencia de importantes esfuerzos para la preservación de las identidades indígenas, de sus lenguas y de sus tradiciones, así como para dialogar y participar con otros sectores de la población nacional e internacional, en la búsqueda de la construcción de “un mundo donde quepan muchos mundos”.

Sin embargo, en recientes fechas, la violencia armada se ha desbordado nuevamente en contra de los pueblos que reconquistaron su dignidad en 1994. Se trata del embate que los grupos del crimen organizado y cárteles de la droga han desatado en aquella entidad federativa, no sólo en detrimento de la sociedad civil en general, sino en franca provocación hacia las bases de apoyo del EZLN. Así los ataques perpetrados en contra de la comunidad “6 de Octubre”, integrante del hoy Caracol IX Jerusalén, donde la colusión entre aquellos, los partidos políticos y el gobierno estatal (Hernández, 2024) constituye el más claro ejemplo de que las condiciones contra las que han luchado históricamente los pueblos indígenas están lejos de desaparecer, y más bien, han construido nuevas formas de alianza para continuar con el despojo territorial y la explotación de los pueblos y comunidades.

 

Comentarios finales 

El surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional no fue un evento aislado, al margen de la historia; en realidad, fue el resultado de siglos de injusticias, desigualdades, explotación, discriminación, y marginación política y social de las comunidades indígenas de Chiapas. Tomar las armas fue su respuesta ante las injusticias y el desdén del gobierno hacia sus problemáticas y necesidades. Desde entonces, el EZLN se convirtió en un símbolo de rebeldía, resistencia y lucha ante la violencia.

No obstante, ahora, con los nuevos oligopolios (cárteles de la droga y grandes organizaciones del crimen) que han derivado del sistema neoliberal, disputando la tierra y el control de las rutas comerciales, la suerte para las comunidades indígenas en resistencia está más amenazada, pues parecen ahora estar en el mismo estado de amenaza (con la indiferencia de las autoridades de los tres niveles de gobierno y la ausencia del Estado de derecho) que en 1994, cuando tenían en su contra a todo el aparato represor del Estado por “atreverse a levantar la voz” y luchar por su derecho a la vida.

 

Bibliografía

Aristegui Noticias. (2000, enero). El discurso inicial de Salinas frente al EZLN. Aristegui Noticias. https://aristeguinoticias.com/3012/mexico/video-el-discurso-inicial-de-salinas-frente-al-ezln/

Cedillo-Cedillo, A. (2012). Análisis de la fundación del EZLN en Chiapas desde la perspectiva de la acción colectiva insurgente. Liminar: Estudios Sociales y Humanísticos, 10(2), 15–34. https://doi.org/10.29043/liminar.v10i2.2

Chiaradía, E., & Molina, M. N. O. (2016). Tres guerras chiapanecas en clave comunitaria: 1867, 1911, 1994. En IX Jornadas de Sociología de la Universidad Nacional de La Plata. http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/74816/Documento_Completo.pdf?sequence=1

Cuarta Declaración de la Selva Lacandona. (n.d.). Radio Zapatista. https://radiozapatista.org/?p=20287

González, P. (1994). Causas de la rebelión en Chiapas. Política y Sociedad, 17, 83–96. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=154408

Hernández Navarro, Luis (18 de octubre de 2024). Chiapas, la guerra civil llama a la puerta. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/10/18/opinion/chiapas-la-guerra-civil-llama-a-la-puerta-5158 

Primera Declaración de la Selva Lacandona. (1994). Enlace Zapatista. https://enlacezapatista.ezln.org.mx/1994/01/01/primera-declaracion-de-la-selva-lacandona/

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