¿Cómo he de vivir?

¿Cómo he de vivir?

sin el encanto del llamado a mi presencia, transparente ante las visiones humanas,

¿cómo estar presente en los momentos, sabiendo que los voy a olvidar?

 Distrayendo a la mente de lo efímero, saliendo a contar hojas caídas de los árboles, sabiendo que la esperanza no reside en mí,

¿cómo he de existir para después desaparecer?

¿cómo he de seguir? sabiendo que voy a morir, sabiendo que no soy,

que no existo, que nunca fui.

Primer mes

¿Qué tan dispuesta estoy para continuar? Como siempre las preguntas me desbordan, sobrepasan de manera incontrolable,

esta maldición mía de ser tan incoherente.

Pensar y pensar todo, hasta ver el reloj y notar que es el inicio del nuevo día, trato de ser compasiva, hablarme,

¿y cómo no, si en tan pocos días ya tanto cambió de manera repentina?

Todo parece intacto, como si sólo hubiese llegado una brisa de verano a las seis de la tarde, tal vez así fue, 

pero en mi mente parece que hubo un terremoto, un cambio de planeta.

Todas las personas se mudaron de casa y dejaron todo boca abajo,

quizá sólo es la melancolía que atraviesa mi cabeza de extremo a extremo, sin fin, moviendo cada una de mis neuronas haciendo parecer que todo se ha agitado,

que ahora tengo las manos en la cabeza y los ojos en los pies.

Agonía

La locura, la tristeza, la desesperación

y el fogoso amor es inminente para mí, vivo así, lo recuerdo desde que tengo memoria,

todo lo llevo de orilla a orilla, no hay ningún punto medio, no existe la neutralidad para mi, quizá es por esta estúpida percepción que tengo de mi vida.

Siento la poca falta de tiempo,

la manera en la que los días van acelerando, percibo que mi vida pronto acabará.

Cada emoción la siento en las vísceras, me desgarran aquellas,

sin embargo, aún logro adormecer un poco el dolor;

con los buenos momentos, las buenas palabras, las noches con vino, y poesía escrita en la piel.

Me doy cuenta- sigo con vida

¿Cuántos días más?

Desborde

Últimamente, las noches se ponen pálidas, mis articulaciones cesan,

tiemblan,

no encuentro ningún lado de la cama cálido.

No hay nada más en esta habitación obscura,

sólo nicotina, hojas rotas, sangre que no es tangible,

no escucho más que algunas voces que me prometen la mejora en la muerte, en huir, en correr.

Es mi cobardía,

¡desaparece! ¡escapa!

Búscate un sitio en donde nadie te pueda encontrar, en donde nadie sepa jamás que exististe.

Te (a)guardo

¿Qué hubiera pasado si siguieras aquí, a mi lado? queriéndome como prometiste esa última noche, tal vez mi vida sería completamente diferente,

tal vez nos veríamos entre pétalos de rosas.

No me creería poeta, escribiendo a las tres de la madrugada, por despedidas lamentables, pero ¿le escribiría a la afabilidad? ¿a la calidez de un beso? ¿al aroma de tus mejillas?

O tal vez simplemente continuaría escribiendo sobre mi necesidad de estar en un lugar donde existir no sangrara.

La vida mía llenísima de penuria,

le seguiría escribiendo a este vacío mío que se llena por unos segundos cuando prometen quererme,

desde hace algunos meses he dejado de pensar que vas a llegar a salvarme, sólo quedan esas ganas de haber vivido aquello que se dijo con emoción, con esa intensidad vívida y la impulsividad transitoria,

sin llaneza, sólo augurio.