La teoría de la subjetividad histórica para la transición hacia el Modo de Producción Social mundial

Oscar Rojas Silva

Oscar David Rojas Silva

 Doctor en Economía por la UNAM. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM.

 En adelante, el uso de las siglas apunta a la utilización del término en cuestión como categoría, es decir, que su determinación proviene del uso específico dentro del sistema categorial que compone la totalidad orgánica correspondiente. La variación en los términos de enunciación, son utilizados en donde la redacción exige fluidez y enunciación de otros aspectos del término. Así mismo, se utilizarán las siglas cuando la enunciación categorial se encuentre cercana y la cadena lógica permite economizar la extensión de palabras mediante las siglas.

2 agosto, 2024

1. Introducción

El análisis dialéctico exige que, para hacer un análisis completo de los fenómenos macrosociales, es necesario entablar la estructura de transición entre la determinación y su negación, por ello, enunciar el Modo de Producción Capitalista (MdPK) como fenómeno unilateral cancela la capacidad crítica. Para encontrar la riqueza cognoscitiva de este proceso es necesario enunciar su opuesto, la forma evolutiva a la que apunta: el Modo de Producción Social (MdPS). De esta manera se establece el análisis de tránsito entre fases que permiten superar la reducción ideológica a una supuesta eternización de las condiciones materiales del capitalismo bajo una cosmovisión de inmovilidad histórica.

La categoría base de la que partimos es la del Modo de Producción Histórico (MPH) que amalgama la dinámica relacional entre las Relaciones Sociales de Producción (RSP) y las Fuerzas Productivas (FP) alcanzadas a escala civilizatoria. Se trata del núcleo de producción material de riqueza y reproducción de la vida determinado por el tipo de relación intergenética de la propia humanidad entre sí y con la naturaleza. Además, con el fin de evitar probables confusiones tendientes al economicismo, esta propuesta integra el análisis político de las Formaciones Estatales (FE) así como el Sistema Ideológico (SI) que determina los límites críticos de la subjetividad producida bajo las condiciones en la que se desenvuelve la praxis humana.

Esta unión ofrece una visión de Totalidad Concreta (TC) o unidad de lo diverso dándole profundidad histórica y riqueza epistemológica para establecer los términos de la crítica al modo productivo en forma concreta, es decir, mediante la tematización de la Cosmovisión o Modelo Ideal (MI) que determina el tipo específico de civilización o de Formación Económico-Social (FES), ya que no solamente se trata de la forma en la que se produce sino el fin o sentido con el que se produce el que otorga concreción al análisis histórico. Por ello, mientras que el Modo de Producción Histórico (MPH) analiza la relación abstracta real de las relaciones económicas, la Formación Económico-Social (FES) representa el modelo de conjunto donde se incluyen las relaciones políticas y la forma de aparición cosmogónica del tipo de vida que proyecta y constituye el Sujeto Histórico (SH) en tanto Comunidad Orgánica Humana (COH).

En suma, el presente análisis tiene por objetivo encontrar nuevos espacios para el análisis categorial que permita clarificar el proceso contemporáneo de transición entre el Modo de Producción Capitalista (MdPK) y el Modo de Producción Social (MdPS).

2. El poder material de la ideología

La categoría de Modo de Producción Histórico (MPH) nos ayuda a detectar la dinámica relacional que determina históricamente un tipo de producción (y reproducción) de vida. Se trata de una función nuclear que, debido a que cruza la determinación esencial de la forma en la cual la especie humana se produce a sí misma, esto es, el tipo de interrelación en el trabajo humano-natural, se vuelve un método para conocer la totalidad orgánica, el tipo de formación, su origen, potencia y límites históricos.

Ha habido siempre la tentación de utilizar esta categoría para generar la ilusión de una estructura social inamovible o que se reitera en un bucle interminable, algo así como la sustitución de un video por una gran cantidad de fotogramas que en realidad son una constante reafirmación de sí misma. La hipótesis de este ensayo es que la reducción estática del movimiento no es una simple falla epistemológica, sino que responde a una Cosmovisión que actúa acríticamente sobre los procesos de ocultamiento material que la propia dinámica productiva genera objetivamente, es decir, el tránsito hacia el Modo de Producción Social supone, además del análisis de las condiciones objetivas, la crítica al Modelo Ideal (MI) para poder enunciar la radicalidad de los términos del proceso de cambio en la fase histórica.

En específico, el Modo de Producción Capitalista (MdPK) se encuentra en relación tensional entre su tipo de producción objetiva y la narrativa ideológica que justifica y normaliza la explotación como forma de reproducción social. Al modo productivo vigente le corresponde un Sistema Ideológico Capitalista (SIK) que establece los términos subjetuales que inciden en la Formación Estatal (FE) compatible con el desarrollo de la relación de dominio constituyente, que para el caso específico del capitalismo se trata de la relación de clase capital-trabajo. Debido a que toda relación de dominio es una relación de violencia sistémica necesita de una lógica de justificación dando paso a un Modelo Ideal Capitalista (MIK) que normaliza la praxis de explotación surgida de la experiencia europea y que se puede enunciar como modernidad.

El Modo de Producción Capitalista (MdPK) establece así la noción de circuito social que le es compatible y proyecta una sociedad atomizada de derechos políticos exteriores donde la democracia reside exclusivamente en la esfera de la política mientras que en la esfera económica se mantiene la verticalidad absoluta de explotación. Sin embargo, esta separación se logra gracias al ocultamiento material que el mismo proceso de rotación capitalista produce en sus ciclos internos, situación que conduce, por el otro lado, a un economicismo que reduce el proceso a una cuestión meramente técnica.

Es necesario decir que los Modos de Producción Históricos (MPH) presentan dos fases: una cuando son constituyentes de la disolución del modo anterior, tramo en el que se presentan como revolucionarios; mientras que cuando maduran y, por ende, comienzan a disolverse para dar paso a una siguiente forma, entonces se vuelven conservadores y parasitarios. La Comunidad Orgánica Humana (COH) entra entonces en un periodo de cambio de paradigma o renovación en donde impulsa una fase de disolución y subsecuente impulso revolucionario. En esta fase se advierte la existencia de un periodo de pseudo-revoluciones que buscan la enunciación de lo materialmente nuevo sin trastocar el escenario de fondo. Se trata de esfuerzos que proponen transformaciones que den vida artificial a la forma histórica que ya ha desaparecido al momento de su férrea enunciación.

Así se crea un periodo en el cual se propone la revolución de conciencias en las que se vuelve necesario el cambio de Cosmovisión o Modelo Ideal (MI) para producir un nuevo espacio epistemológico que reciba las novedosas conexiones materiales que habrán de tender una nueva red de Relaciones Sociales de Producción (RSP). Es necesario mencionar que lo que determina a estas relaciones son sus formas de propiedad y la única forma para modificarlas es la abolición de la Relación de Dominio Existente entre el Capital y el Trabajo [RD (C-T)] mediante el acto de Revolución (R) que proviene de dos fuentes, en un primer momento se presenta como Revolución de Valor (RV) que implica la conservación y desarrollo de las Fuerzas Productivas (FP) y, posteriormente, se reflejan en una Revolución Política (RP) que termina por ajustar la actualización civilizatoria hacia una nueva mutación en la Totalidad Orgánica (TO) mediante la actualización de las RSP.

El problema con el Modo de Producción Capitalista (MdPK) es que su gran potencia productiva también significa una gran potencia justificadora ya que parte de la experiencia inmediata o pragmática de la realidad, toda vez que su tipo de socialización es a través del mundo cósico. La lógica de justificación no hace más que “mostrarnos” la realidad cósica para demostrar su potencia de existencia y por tanto de justificación de la relación de dominio constituyente. Es necesario decir, también, que el otro eje de su potencia ha sido el que proviene de la fuerza de las armas, el colonialismo y la invasión, la ley del más fuerte que tiene razón por la efectividad gracias al dominio de otras formaciones sociales. Así, el Sistema Ideológico Capitalista (SIK) ha podido diluir no sólo los Modos de Producción Históricos (MPH) anteriores ─como es el caso del Modo de Producción Feudal (MdPF) o el Modo de Producción Esclavista (MdPE) para el caso europeo o bien, el  Modo de Producción Comunitario Originario (MdPCO) para la diversidad de trayectorias humanas─ sino también sus Modelos Ideales (MI), ridiculizando sistemáticamente cualquier otra cosmovisión que no se ajusta a las consecuencias materiales de su relación de dominio, es decir, el mito del progreso lineal ascendente basado en el proceso de valorización del capital. Se trata de la reducción de la historia como principio constructivo a un tiempo homogéneo y vacío.

En consecuencia, los Modos de Producción Históricos (MPH) también significan la materialización del valor por medio de una captura de la conciencia colectiva. El nudo reside en que dicho Sistema Ideológico (SI) no se adopta solamente por medios de propaganda o idealmente sino prácticamente, la lógica de justificación va atrapando el sentido común de la Comunidad Orgánica Histórica (COH) gracias a la práctica constante de la normalización de la relación de dominio. En otras palabras, el dominio ideológico se vuelve práctico.

En este caso, toda Comunidad Orgánica Histórica (COH) contiene una subjetividad producida materialmente en la esfera productiva en conjunto con sus áreas constituyentes: distribución, intercambio y consumo (Marx, 2014). No sólo es el mundo cósico el que le da efectividad a esta lógica de justificación, sino que también, al establecer la cosificación del ser humano, lo convierte en un ente atomizado desde donde se adquiere una subjetividad acotada personal o, quizá sea mejor decir, cósica. Por tanto, la impugnación hacia el modo productivo comienza por la crítica a la mediación ideológica que lo justifica, pero no para re-justificar, sino para develar la lógica de dominio constituyente y establecer comunicación con la transformación objetiva de sus fuerzas productivas en tanto Comunidad Orgánica Humana (COH).

Surge, entonces, un periodo general de crítica a nivel radical pues rota de ideas en torno a la Cosmovisión, esto es, en tanto la orientación histórica y de vida con respecto no solo al mismo Modo de Producción Histórico (MPH) sino a la Formación Económico-Social (FES). De tal manera que, mientras que desde la noción del Modo de Producción Capitalista (MdPK) su resultado es la conformación del Mercado Mundial Capitalista (MMK), desde su opuesto, desde el Modo de Producción Social (MdPS) dicha materialidad se establece como punto de partida para la nueva fase histórica y se puede enunciar como  una Economía Planetaria de Valor (EPV) y, en última instancia, como veremos enseguida, se puede enunciar una nueva determinación: la visión del Sistema Natural Cósmico (SNC). Es decir, con respecto al concepto fundante de vida material histórica en una cadena de determinaciones universales (ver esquema 1):

Esquema 1. Estructura de determinación universal  

El Sistema Natural Cósmico (SNC) alberga las Economías Planetarias de Valor (EPV) que a su vez permite el desarrollo de Formaciones Económico-Sociales (FES) que deja observar los Modos de Producción Históricos (MPH). Esta determinación de conjuntos y subconjuntos permite establecer los límites de los cambios que existen entre las diferentes dimensiones pero que se conectan como una unidad metabólica.

Una vez restablecida la visión histórico-constructiva, la Comunidad Orgánica Humana (COH) reconoce su relación interior con el Sistema Natural Cósmico (SNC) y puede, entonces, transformar su Modelo Ideal (MI) para identificarse como partes constitutivas de la producción económica que ha establecido a escala planetaria la red de valor. Así, la Economía Planetaria de Valor (EPV) es una forma de enunciar la unidad existente entre la naturaleza y la humanidad como procesos de un mismo metabolismo y que restituyen a la especie humana y a la naturaleza de cosas a sujetos a la Comunidad.

3. La subjetividad multidimensional

En el apartado anterior hemos enunciado la producción sistémica de ideología en la que se cancelan grados de subjetividad reduciendo la concepción a un mundo inmediato cósico. Ahora enunciemos la multi-dimensionalidad a la que se puede aspirar desde la subjetividad y que será la base de lo que llamamos pensamiento crítico, vector necesario para darle cuerpo a la revolución de las conciencias.

Se ha establecido que el Sujeto Histórico es la comunidad entendida como el metabolismo entre la Comunidad Orgánica Humana (COH) y el Sistema Natural Cósmico (SNC). No obstante, es necesario ahora establecer las relaciones multidimensionales que conectan la Subjetividad Capitalista (SK) producida con el proceso de disolución de la Relación de Dominio Existente entre el Capital y el Trabajo [RD (C-T)]. Con estos efectos, planteamos que la subjetividad puede ser analizada en tres dimensiones: la personal, la social contemporánea y la histórica.

La personal (primer grado) está instalada en la experiencia inmediata y, como hemos señalado, se nutre de la realidad dominante en la que el mundo cósico determina los límites y alcances de lo que aparece como transformable o inamovible. Se nutre, también, del desarrollo de los medios de comunicación y sus múltiples formas de existencia que le dan forma a un mismo criterio: no hay ninguna realidad en transformación, todo cambio es una reiteración del propio mito del progreso. De ahí que todos los fenómenos materiales de explotación o desigualdad sean vistos como una serie de accidentes o procesos desmembrados que son resultado de distintas capacidades personales. Cada persona sería un tramo separado de los demás y su éxito o fracaso se basa en “capacidades” en cuanto cosa.

Por su parte, existe también la subjetividad social-contemporánea (o de segundo grado) que gana en grados críticos pues se percata de la existencia de la comunidad e intuye leyes sociales de desarrollo de aplicación general. Reconoce el entrelazamiento y toma conciencia de que existe una relación de dominio nuclear. El límite es que no encuentra en la práctica los elementos objetivos y materiales que le permiten construir una impugnación a dicha lógica de justificación con elementos nuevos o no determinados por la estructura social presente. Este grado, aunque captura una no-linealidad del proceso, genera un nivel pre-crítico porque no puede traducir su impugnación a términos prácticos.

Una de las razones que inhiben la potencia de esta subjetividad tiene que ver con el epistemicidio contrarrevolucionario que acompañó el proceso de industrialización en el siglo XIX. La lógica dialéctica como la forma de abordar la dinámica relacional en su evolución compleja e histórica fue anulada sistemáticamente en las instituciones y en el desarrollo del cuerpo de la Ciencia, debido a que el Modelo Ideal (MI) dominante exige la eliminación de toda noción de movimiento constante puesto que esto relativiza la existencia histórica del poder capital.

En tercer grado encontramos la subjetividad histórica que adquiere conciencia de los límites materiales de la sociedad contemporánea alcanzada. No solo reconoce el entrelazamiento y organicidad de la comunidad, sino que adquiere una concepción de unidad planetaria, es decir, la Comunidad Orgánica Histórica (COH) se reconoce como Economía Planetaria de Valor (EPV) y sus interrelaciones no se limitan con respecto a la sociedad contemporánea, sino también a la sociedad histórica inter-generacional. Pero aún más: reconoce su relación interna con el planeta y el universo como sus partes constituyentes subjetuales, toma conciencia del Sistema Natural Cósmico (SNC). Esto lleva a desmontar el mito del progreso y reconocerlo como una expresión históricamente determinada bajo el Modo de Producción capitalista (MdPK). Se renuevan las bases epistemológicas y nos conduce desde las lógicas de justificación a la lógica crítica de transformación: permite la detección del modo productivo histórico nuevo, en este caso del Modo de Producción Social (MdPS).

Esta visión corresponde al Materialismo Histórico de Marx en el cual se enmarca el principio de que la representación intelectiva de la forma social no viene del exterior o de la elucubración unilateral de la mente sino de la propia forma social. No se está “inventando” un modo productivo nuevo, sino que se reconoce el proceso alcanzado que se ha desarrollado ahí a espaldas de la práctica de la conciencia de la Comunidad Orgánica Humana (COH) hacia un modo superior, en palabras de Marx: “Pero cada forma histórica determinada de este proceso desarrolla ulteriormente las bases materiales y las formas sociales de aquél. Una vez que ha llegado a cierto grado de madurez, se remueve la forma histórica determinada, la cual deja su lugar a una superior” (Marx, 2015a, p. 1121). O, dicho de otra manera, cada Modo de Producción Histórico (MPH) ha sido producido por el modo anterior y produce las condiciones para el MPH sucesor, como una serpiente que va cambiando de piel (ver esquema 2):

Esquema 2: MPH1t… MPH2t… MPH3t… MPHnt …

Cada Modo de Producción Histórico se encuentra en una secuencia de producción de las condiciones del MPH emergente por lo que cada versión no es una determinación inamovible sino un proceso de transición (t). Es necesario señalar que esta propuesta puede dar la sensación de linealidad o de una determinación reduccionista de las variaciones modales de la producción a las que puede aspirar la Comunidad, en este caso el Modo de Producción Capitalista (MdPK) aparecería como inevitable. Pero la realidad es que la visión de transición que desarrolla Marx es mucho más amplia pues reconoce que El Capital parte del desarrollo del capitalismo europeo y que, frente a otras variaciones, los procesos pueden tomar diferentes vertientes.

Este tema toma fuerza en los intercambios que Marx realiza con Vera Zazúlich al respecto de las posibilidades que el movimiento de insurgencia ruso tenía al proyectar un proceso de desarrollo basado en las formas de propiedad comunales y no las de propiedad capitalista:

El análisis presentado en El Capital no da, pues, razones, en pro ni en contra de la vitalidad de la comuna rural, pero el estudio especial que de ella he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes originales, me ha convencido de que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia. (Marx, 2015b, p. 465)

Los análisis de la propiedad que despliega Marx en sus estudios antropológicos permiten, además, dar cuenta que las formaciones de propiedad tienen múltiples posibilidades de combinación, por lo que el tránsito de los Modos de Producción Histórico (MPH) siempre se encuentran en una tensión entre su vector de determinación necesaria y el vector de contingencia. Así, la Revolución (tanto de valor como política) trabaja con las condiciones necesarias impuestas por el MPH anterior, pero habilita la posibilidad contingente de distintos cambios en la dinámica relacional. El vector revolucionario es, así, una combinación entre necesidad y contingencia. Existen distintos caminos e incluso supresión de fases tal como lo señala dentro de la misma polémica el propio Marx (2015b) en una carta a la redacción de Otiechéstvennie Zapiski (Anales de la patria):

Pero como a mí no me gusta dejar que nadie <<adivine>> lo que pienso, voy a expresarme sin rodeos. Para poder enjuiciar con conocimiento propio las bases del desarrollo de Rusia, he aprendido el ruso y estudiado durante muchos años memorias oficiales y otras publicaciones referentes a esta materia. Y he llegado al resultado siguiente: si Rusia sigue marchando por el camino que viene recorriendo desde 1861 [se refiere a la disolución de la comuna rusa, OR], desperdiciará la más hermosa ocasión que la historia le ha ofrecido jamás a un pueblo para esquivar todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista. (Marx, 2015b, p. 462)

El problema es que el proceso de disolución siguió su marcha y la vía europea se mundializó por lo que es necesario continuar analizando estas “vicisitudes” que siguen afectando a los pueblos del mundo.

4. El tránsito del Modo Productivo Capitalista al Modo Productivo Social

La lógica de justificación, en términos de sus efectos en la ciencia social, tuvo un proceso de sofisticación basado en la división entre el trabajo manual y el trabajo intelectivo. Esta ha quedado, gracias a la institucionalización del mito del progreso, presa de una actitud especulativa que ha eternizado el capitalismo. De esta manera, la ciencia social quedó condicionada a una supuesta objetividad que no es otra cosa que la reafirmación del mundo cósico o dominante. La ciencia social cooptada se convirtió en una de las fuentes de construcción del Sistema Ideológico Capitalista (SIK)

Esto produjo la cancelación del análisis de fases históricas, circunstancia que postuló la permanencia del sistema capitalista en “estado puro” sin considerar la complejidad del tránsito dialéctico. Este es el punto por el cual nos adscribimos al Materialismo Histórico y no a los múltiples idealismos vivos: el movimiento de la realidad material no depende de la voluntad de los sujetos sino de su acción colectiva y la activación de leyes y formaciones históricas que ocurren tengamos o no conciencia de ellos. Este es el punto de quiebre entre la segunda y la tercera subjetividad. Pero el caso es que un punto de inflexión en específico que ha sido obviado por las ciencias sociales, en especial la ciencia económica, es el cambio cualitativo de la primera fase del Modo de Producción Capitalista (MdPK) basado en la libre competencia hacia la fase imperialista del capital en la que se presenta una planificación oligopólica.

La forma clásica que estudia Marx es la del capitalismo basado en capitales unitarios que, aunque en forma de “competencia” ya apuntaban hacia la concentración y centralización del capital. No obstante, se advierte la tendencia de desarrollo hacia las sociedades por acciones y anónimas. El planteamiento es que esta característica no es el “perfeccionamiento” del capital sino su tránsito de una base individual o de competencia externa a una anulación de esta para dar paso a un tipo de formación social específico: el colectivo imperial.

Se presenta, así, una contradicción extraña, al mismo tiempo que se llega a la fase superior del capitalismo o, para decirlo en nuestros términos, alcanza una mutación en el Modo de Producción Histórico (MPH) a tal grado que lo que antes era el Modo de Producción Capitalista de Libre Competencia (MdPK-LC), este transita, mediante el advenimiento de formas de socialización cooperativa (sociedades anónimas) hacia un Modo de Producción Capitalista de anulación de competencia, de oligopolización o de cooperación restringida a escala planetaria y con un componente armamentista, por lo que se inaugura el período del imperialismo financiero (IF), se constituye así el MdPK-IF.

La hipótesis dialéctica ante este cambio de fase es que la fase parasitaria con respecto al desarrollo capital (K) es, vista desde el MPH que la habrá de suceder, su fase primigenia u originaria, por lo que el MdPK-IF puede ser leído también como Modo de Producción Social basada en el Imperialismo Financiero (MdPS-IF). Es decir, una vez que se rehabilita la dinámica social histórica podemos leer en el siglo XX ya no solamente elementos de disolución sino también de construcción del nuevo MPH que ya no se basa en el capital sino en el reconocimiento de la producción social directa (ver esquema 3).

Esquema 3: MdPF MdPK-LC MdPK-IF MdPS-IF MdPS-PLA

El tránsito histórico de fases corre desde el Modo de Producción Feudal (MdPF) hacia el Modo de Producción Capitalista basado en la Libre Competencia (MdPK-LC), desarrollo que decantó en una primera negación: el Modo de Producción Capitalista basado en el Imperialismo Financiero (MdPK-IF) y que ahora puede representarse dialécticamente como la primera fase del Modo de Producción Social (MdPS-IF), cuya superación liberaría democráticamente la esfera económica generando condiciones para el Modo de Producción Social de Productores Libres Asociados (MdPS-PLA)

Observándolo desde la tercera subjetividad, la histórica, se nos abre el panorama para analizar el siglo XX a contrapelo o desde la perspectiva del MdPS-IF por lo que el tránsito siguiente ya no da el salto desde el capital sino desde el reconocimiento de la producción social. El cambio de paradigma se sostiene material e históricamente. O dicho de otra manera, el capital ya no funcionaría como intermediario en el modo productivo sino que se generan condiciones para la socialización de la producción directa, por lo que el horizonte histórico, una vez disuelto el poder imperial financiero, nos habilita proyectar el Modo de Producción Social de Productores Libres Asociados (MdPS-PLA) en el que se desatan las fuerzas productivas hasta ahora monopolizadas por una Monarquía Global (MG) mediante la gestión de bloques de Repúblicas Burguesas (RB) a escala planetaria.

De acuerdo con Marx, y dada la condición financiera de la última fase, se debe liberar el Sistema de Crédito Mundial (SCM) mediante la descentralización del Patrón Monetario Global (PMG) para realizar el tránsito de fase hacia el MdPS-PLA. Esta nueva materialidad es la que permitirá realizar la revolución de conciencia ya que el mito del progreso habrá sido abandonado por sus terribles efectos sobre el Sistema Natural Cósmico (SNC) expresados por la crisis de contaminación y el cambio climático.

Esquema 4: MdPS-IF 🡪 SCM (PMG) MdPS-PLA

El Modo de Producción Social basado en el Imperialismo Financiero necesita de una revolución democrática económica en el Sistema de Crédito Mundial (SCM) mediante la modificación en su núcleo expresado en el Patrón Monetario Global (PMG) para establecer el tránsito hacia el Modo de Producción Social basado en los Productores Libres Asociados (MdPS-PLA). Esto se traduce como el cese del monopolio de la moneda mundial, en este caso, el dólar. La producción indirecta que permite el Modo de Producción Capitalista (MdPK) alcanza su culminación final mediante la democratización del SCM que disuelve la forma imperialista o de asociación restringida, dando paso a la universalización de la producción por medio de acceso libre y de asociación directa, sin intermediarios.

5. Hacia el nuevo modelo ideal

Si el capital es la negación de lo comunitario originario, la negación de la negación nos lleva a lo comunitario en un nuevo nivel. Ese es su contenido. Por ello el MdPS-PLA ya se inscribe dentro de una Formación Económico-Social (FES) diferente: la de la Comunidad como Sujeto Histórico Revolucionario (SHR). Restablece la Comunidad Orgánica Histórica (COH) entablando su nueva fase anulando las relaciones de dominio y desarrollando relaciones de asociación. No obstante, es preciso decir que hemos llegado hasta aquí por la vía del análisis lógico dialéctico, es conveniente ahora repasar las formaciones históricas en lo general para profundizar y completar el análisis.

Una de las leyes del desarrollo humano desde la visión de la crítica de la economía política parte de un postulado material: la expresión cultural de la Comunidad Orgánica Histórica (COH), la unidad entre infraestructura y superestructura (para recuperar un debate falso, clásico del marxismo del siglo XX) es una Totalidad Orgánica (TO) que le hemos denominado Formación Económico-Social (FES). Además, es una categoría con una dualidad dialéctica constituyente: lo universal es al mismo tiempo lo particular, o, dicho de otra manera, la universalidad se expresa en la particularidad, por lo que, por FES, a la vez que describe la conjunción de la diversidad objetual y subjetual de la COH, enmarca también un tipo de determinación que genera una influencia en distintos Modos de Producción Histórico MPH. Dicho de otra manera, la FES es trans modo productivo, encarna una Cosmovisión con la que ejerce influencia para producir diferentes tipos de MPH. Para nuestro caso de estudio, el Modo de Producción Capitalista (MdPK) pertenece a la FES basada en una relación de dominio determinado bajo la lucha de clases. Pero esto también ocurrió en otros MPH como el feudal o el esclavista. De lo que se trata es de transitar hacia una FES basada en relaciones de asociación.

Asimismo, como hemos dicho, el MdPK se divide en dos fases, una de competencia y otra de asociación (aunque restringida, negativa) pero ambas pertenecen a la misma FES con su cosmovisión que habilita la auto-explotación del género humano y su consecuente explotación de su base natural o del Sistema Natural Cósmico (SNC). Por tanto, desde la perspectiva del MdPS-PLA es necesario revolucionar la conciencia para someter a crítica ese principio. Esto es una condición necesaria ya que la única manera de abandonar definitivamente la FES capitalista es necesario criticarla al nivel de la Cosmovisión correspondiente al nivel constituyente y trans-MPH. Esto se traduce como una crítica radical a la modernidad capitalista.

La última gran actualización en el Sistema Ideológico (SI) ocurrió cuando Santo Tomás tiene que transformar a los comerciantes de ladrones a virtuosos (Silva Herzog, 1999, pp. 11-19). La iglesia con su economía agraria tendiente al estancamiento fue rebasada por la alta productividad de la clase emergente: la burguesía. Para impulsar esta naciente FES se actualizó el Modelo Ideal (MI) y se normalizó (a pesar de cierta crítica) la explotación de una clase sobre otra. El gran desarrollo de las nuevas naciones en Europa se separó del antiguo poder hegemónico representado en el Vaticano. La explosión de Fuerzas Productivas (FP) contenidas tuvo su momento revolucionario cuando se pudo constituir como una economía dineraria, es decir, cuando la explotación minera de América encontró la cantidad de oro y plata necesarios para establecer el Sistema Monetario Internacional (SMI) adecuado a las nuevas Fuerzas Productivas (FP) alcanzadas.

La FES capitalista se constituye formalmente, por ello, con la explotación y sometimiento colonial de Amerindia para habilitar las condiciones materiales para explosión del valor como red monetaria. En los cimientos del capitalismo se encuentran, por tanto, la sangre amerindia que habilitó al capital como economía dineraria y la sangre africana como Fuerza de Trabajo (FT) primigenia que habilitó al capital como Producción de Explotación. Es necesario decir, también, que la economía china dominante en ese entonces no pudo ser destruida, sino solamente diluida por medio de constantes saqueos e invasiones coloniales. Asia ha sido el hueso duro de roer para el imperialismo financiero por su fuerte estructura comunitaria.

Hoy en día, China sigue representando un dique civilizatorio ya que ha demostrado materialmente la posibilidad de la reorganización de la Formación Estatal (FE) generando una capacidad productiva y resolutiva de problemas sociales superiores. Dicho de otra manera, China significa un principio de anulación del Modo de Producción Capitalista basado en el Imperialismo Financiero (MdPK-IF) debido a la efectividad y potencia industrial que ha adquirido, a tal grado de desafiar la potencia hegemónica vigente. La reformación estatal global adquiere cambios generales al transitar de la unipolaridad a la multilateralidad.

Para Marx, la organización de la Comunidad es la primerísima Fuerza Productiva (FP) que el capital captura mediante la dinámica industrial. El capital como Cosmovisión no podría tener efectividad sin la naturaleza gregaria del Trabajo Colectivo Humano (TCH). El Sistema Ideológico Capitalista (SIK) introduce la primera tergiversación al posicionar como determinante la capacidad de apropiación (o distribución) y en segundo lugar el de la capacidad productiva. Y esto fue posible gracias a la cosmovisión que deshumanizó al trabajador al grado de mercancía.

Este es el sentido de la enajenación general que convirtió a la Comunidad Orgánica Humana (COH) en una Comunidad Artificial Capitalista (CAK) (ver esquema 5) que, aunque sigue siendo naturalmente una COH está ideológicamente invadida por el fetichismo de la mercancía, o mejor dicho, del Ser Mercancía. Esta enajenación primaria pasó de una captura particular de las Fuerzas Productivas expresadas en una de sus vías: la fuerza de trabajo humana, pero, en última instancia, de su universal: la naturaleza como fuente general de valores de uso. La enajenación se produce al nivel del Sistema Natural Cósmico (SNC).

Esquema 5: SNC 🡪COH (TCH) 🡪SIK (CAK)

El Sistema Natural Cósmico (SNC) que da base natural a la Comunidad Orgánica Humana (COH) mediada por el Trabajo Colectivo Humano (TCH) fue tergiversada por el Sistema Ideológico Capitalista (SIK) para constituir una Comunidad Artificial Capitalista (CAK). Por lo tanto, el nuevo Modelo Ideal (MI) implica la re-sujetización de las Fuerzas Productivas (FP), tanto de la fuerza de trabajo como de la naturaleza misma, esta es la diferencia entre el Modo de Producción Social basado en Productores Libres Asociados (MdPS-PLA) y el horizonte material siguiente: El Modo de Producción Comunitario Mundial (MdPCM). La comunidad orgánica implica, pues, que el trabajo humano sea reconocido como sujeto, no como mercancía, pero también, y esto es lo fundamental, el trabajo humano como expresión de la naturaleza.

6. Economía Planetaria de Valor

En suma, si el Modo de Producción Social basado en el Imperialismo Financiero (MdPS-IF) es la última fase de la Formación Económico-Social Capitalista (FES-K), esto significa que necesita de una transición en la Cosmovisión o Modelo Ideal (MI). Esto implica que la transformación no viene solamente de las determinantes internas a nivel del Modo de Producción Histórico (MPH) sino desde la irrupción de la Comunidad Orgánica Histórica (COH) tomando conciencia de sí misma y ejerciendo una crítica al nivel de la FES lo que le habilita comprender la Fuerza Productiva alcanzada denominada bajo la categoría del Mercado Mundial Capitalista (MMK) pero en su tendencia de restitución de la propiedad social, es decir, como una Economía Planetaria de Valor (EPV).

Así, el primer MPH de la nueva FES post capitalista es el MdPS-PLA. La Totalidad Orgánica transita de la concepción del Mercado Mundial Capitalista (MMK) hacia una Economía Planetaria de Valor (EPV) unificada, sin procesos de homogeneización y hegemonización, sino bajo el principio de respeto y autonomía de la Materialidad Económica (ME) de cada una de las culturas, es la aparición concreta de la unidad de lo diverso.

El principio de ME implica el tránsito del principio de auto-valorización o de generación de ganancia capitalista al de reproducción de la vida asegurando las condiciones elementales para la autonomía de la producción directa, o en términos de Marx: el restablecimiento de la Propiedad Privada Personal (PPP) y la Propiedad Social (PS), esto es, el restablecimiento de la relación social directa entre la Fuerza de Trabajo (FT) y los Medios de Producción (MP).

El Mercado Mundial Capitalista (MMK) consiguió generar un proceso histórico de homogeneización de las distintas economías en torno al formato dinerario, esto nos llevó a un proceso de imposición de diferentes políticas que tuvieron la tendencia a disolver especificidades culturales para dar paso a la migración permanente de capitales por el proceso de circulación. Desde la perspectiva de la Teoría de Transición Histórica de Marx sabemos que el límite del capital es el capital mismo por lo que su éxito es, al mismo tiempo, su inevitable fase de disolución. Ahora es necesario discutir los términos de esta transición en la dimensión efectiva de la Revolución.

7. De la República Burguesa a la República Social Global

Marx nos ofrece, además de su obra económica, su vector de análisis político. Esto apoya las Relaciones Sociales de Producción (RSP) como el lugar de actualización revolucionaria por lo que este tipo de análisis postula el contenido específico de transición en cuanto a su formación estatal para ejecutar la reestructuración orgánica del Modo de Producción Histórico (MPH). La esfera económica es nuclear, pero la esfera política opera la reformulación en este nivel.

El planteamiento del Materialismo Histórico, como hemos señalado antes, apunta que la política no tiene historia propia, sino que está ligada a la formación económica, esto significa que mantiene un vector de determinación necesaria, pero, por supuesto, también contiene su vector de contingencia. Esta dualidad es fundamental para comprender el proceso evolutivo. Esto se asemeja a la comprensión de la luz que puede ser fotón y onda a la vez, o como el propio Marx que demuestra que una misma mercancía existe en doble dimensión: su valor de uso y el valor de cambio.

Al Modo de Producción Histórico (MPH) le acompaña su Formación Estatal (FE) correspondiente. En el análisis político que realiza Marx (2015c, p. 149) en el 18 brumario de Luis Bonaparte explica cómo en el tránsito hacia el capitalismo debieron fenecer las monarquías y cómo las primeras Repúblicas Burguesas (RB) fueron un híbrido permanente con fuerzas anquilosadas de la aristocracia. Pero el hecho es que las nuevas fuerzas productivas alcanzadas convocan necesariamente nuevas formaciones estatales. Pero estas formaciones no pueden suceder de forma automática, sino que son el resultado de la transformación práctica de las Relaciones Sociales de Producción (RSP) y las Fuerzas Productivas (FP). Es decir, la praxis política enmarca en su esencia el impulso creador desde el valor mismo, desde la colectivización de la estructura productiva.

Ahora bien, es necesario recordar el concepto de trust nacionales y su internacionalización (Bujarin, 1969, p. 44) para precisar que la Formación Estatal (FE) está determinada por el dominio imperial por lo que la actualización de RSP no se resuelve solamente en el entorno inmediato de la nación sino en el entorno geopolítico y geoeconómico. Hoy en día nos encontramos en el periodo de transnacionalización de las organizaciones cooperativas capitalistas.

Se pasó de un ambiente de competencia en el siglo XIX al de planificación corporativa o comunalismo negativo en el siglo XX. La segunda a costa de la primera. Con esto quiero señalar que en la actualización de las RSP es necesario alcanzar la visión a escala macro-histórica para comprender el tipo de gestión que la clase capitalista ejerce mediante su estructura oligopólica bajo el dominio de la moneda mundial.

La República Burguesa (RB) se considera, desde esta perspectiva, como la disposición estatal que responde congruentemente a la organización necesaria de la planificación corporativa transnacional dominante. Una de sus características es que en ella dominan la perspectiva de derechos liberales en lo político (democracia y derechos humanos) como discurso de poder (Wallerstein, 2007, pp. 15-46), pero mantiene intacta la jerarquía y verticalidad en el proceso de producción y distribución.

La República Social (RS), por su parte, apunta directamente a la democratización del proceso de producción, por lo que se convierte en un proceso de reestructuración de propiedad, postula la liberación del individuo, no por derechos conferidos sino por libertad económica efectiva, esto es, la liberación de la singularidad mediante la apertura universal del proceso productivo global para fines de acceso garantizado de la riqueza material alcanzada en el estadio civilizatorio actual.

Es un cambio de apropiación porque busca superar la relación de dominio que establece la distribución dominante que se ejecuta a escala global, por lo que podemos redefinir a este tipo de formación estatal como República Social Global (RSG). Esto no ocurre, por supuesto, por consecuencia de la producción, sino desde la impugnación política o consciente del proceso histórico del desarrollo humano. De ahí que la cosmovisión (que incluye la concepción histórica) sea fundamental para poder captar la materialidad del tipo de transición que se vive en cada salto del Modo de Producción Histórico (MPH). Es necesario detectar el contenido de la lógica de justificación del Sistema Ideológico (SI) dominante para efectivizar el giro de la República Burguesa (RB) a la República Social Global (RSG).

Pero cada realidad tiene su determinación específica, su identidad, por lo que no podemos esperar un mismo proceso homogéneo para todos los casos, lo que sí es que cada experiencia ofrece información valiosa para comprender el sentido de materialización que conlleva cada proceso de renovación de las Relaciones Sociales de Producción (RSP). Este es el caso de China que ha recuperado su capacidad de gestión y ha crecido aceleradamente aún bajo las condicionantes del MMK, es decir, no existió una ruptura absoluta sino una refuncionalización revolucionaria (o subsunción) para escapar de la determinación como República Burguesa (RB) y mostrar la potencia material al aplicar mecanismos de planificación pública y de contenido histórico específico para su pueblo.

Lo que este caso permite observar es que el MMK ha alcanzado su maduración histórica y, por tanto, al mismo tiempo que produce destrucción y crisis, también ha habilitado una nueva condición específica post-capitalista porque ya no responde al Modo de Producción Capitalista (MdPK) en su esencia sino a la posibilidad de existencia de dichas RSG a escala planetaria (piénsese en el posible alcance de la Ruta de la Seda), por lo que el vector social histórico se dirige ahora hacia un modo productivo diferente: el Modo de Producción Social (MdPS).

8. Conclusiones

La discusión aquí presentada tiene como objetivo abrir el espectro epistemológico para pensar los procesos de transición que vivimos a inicios de la tercera década del siglo XXI. Así como los teóricos del imperialismo pudieron presenciar el cambio cualitativo del modo productivo desde su base de libre competencia a la imperialista, hoy podemos observar el ocaso de esta fase y su conversión hacia una base objetiva preparada para sostener la producción social asociativa.

La emergencia de China ha puesto de manifiesto los límites del patrón monetario basado en el dólar. La crisis del 2008 trastocó el sistema mundial a tal grado que los Estados Unidos entraron en un proceso de desindustrialización que fortaleció la trayectoria ascendente del país asiático. Hoy en día podemos enunciar que la pretensión de hegemonía absoluta que el país norteamericano impulsó desde la caída del muro de Berlín ha terminado. La historia vuelve a abrirse (o mejor dicho se demuestra que jamás se cerró) y hoy podemos postular un cambio de rumbo. De igual manera, en estas condiciones se encuentra inscrito el proceso de transformación que ocurre en México. La cuarta transformación ha puesto la perspectiva histórica como fundamento de la realización de una revolución política que representa el tránsito de una República Burguesa (RB) a una República Social Global (RSG) que, bajo la escala global, ponen de manifiesto la necesidad de proyectar una geopolítica y una geoeconómica que permita dilucidar las potencias y límites de estos procesos de emancipación.

El uso y actualización del materialismo histórico de Marx nos ha permitido establecer la lógica dialéctica necesaria para ordenar las fases históricas y sus determinantes específicos. Suele olvidarse que la obra de Marx no trata de un análisis de la economía inglesa en el siglo XIX sino una revolución teórica copernicana donde se rehabilitó el análisis histórico, elemento fundamental para destruir el Sistema Ideológico Capitalista (SIK) que petrifica su estatus quo mediante la imposición de su modelo ideal basado en la ganancia y la explotación ad infinitum en detrimento de las múltiples cosmovisiones que ponen al centro la vida.

La actual crisis civilizatoria deja de manifiesto el agotamiento del mito capitalista. La historia resurge como un campo que está por vivir una de sus batallas estelares: el advenimiento de la sociedad humanizada, organizada bajo bases de asociación, abandonando para siempre las relaciones de dominio y explotación entre formas de vida. No solo nos encontramos en una fase de transición de mutación en tanto Modo de Producción Histórico (MPH) sino en tanto era civilizatoria o Formación Económico-Social (FES). Este proceso no sucede, por supuesto, de forma automática, ni lineal, por lo que se convoca la praxis de la Comunidad Orgánica Humana (COH) para establecer la Revolución Política que renueve las Relaciones Sociales de Producción (RSP) y, con ello, restablezca la unidad asociativa comunitaria, pero esta vez a escala mundial.

 

Referencias y bibliografía

Benjamin, W. (2008). Tesis sobre la historia y otros fragmentos. Ítaca, UNAM.

Bujarin, N. (1969). La economía mundial y el imperialismo. Ruedo Ibérico.

De Gortari, E. (1979). La ciencia de la lógica. Grijalbo.

Martínez, F. (2018). El concepto de lo civil. Metales Pesados.

Marx, K. (1967). La sagrada familia. Juan Grijalbo.

________ (2014). Introducción General a la Crítica de la Economía Política/1857. Siglo XXI Editores.

________ (2015a). El Capital. Libro Tercero: el proceso global de la producción capitalista. Siglo XXI Editores.

________ (2015b). El porvenir de la comuna rural rusa. En Tarcus, H. Antología. Siglo XXI Editores.

________ (2015c). El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Siglo XXI Editores.

Rojas, O. D. (2020). Dialéctica de la transición del modo de producción capitalista hacia el modo de producción social: la geopolítica de la crisis del mercado mundial como límite de la propiedad privada. UNAM.

Silva-Herzog, J. (1999). Doce lecciones sobre imperialismo. Facultad de Economía, UNAM.

Wallerstein, I. (2007). Universalismo europeo: el discurso del poder. Siglo XXI Editores.