La reelección de Maduro y el fracaso de la ultraderecha en Venezuela

Adrián Sotelo Valencia

Adrián Sotelo Valencia

Licenciado en Sociología. Maestro y Doctor en Estudios Latinoamericanos por la FCPyS de la UNAM. Es profesor Titular “B” de Tiempo Completo Definitivo. Sus líneas de investigación son: Teoría de la Dependencia y Desarrollo Estructural de América Latina; Sociología Latinoamericana del trabajo.

13 enero, 2025

El 10 de enero de 2025 asumió el cargo el presidente (reelecto) Nicolás Maduro Moros en la República Bolivariana de Venezuela para el periodo 2025-2031, esto a pesar de los ataques e intentonas golpistas por la acción coordinada de la ultraderecha local e internacional bajo la conducción imperialista del gobierno norteamericano. Esta situación no es nueva: ha venido ocurriendo desde que asumió la primera presidencia de la Quinta República el comandante Hugo Rafael Chávez Frías. El objetivo estratégico siempre ha sido no solo destituir al gobierno, sino destruir a la Revolución Bolivariana para instituir un régimen capitalista neoliberal bajo los intereses de la burguesía imperialista que domina al régimen político en Estados Unidos. 

Para alcanzar sus objetivos, la ultraderecha utiliza la violencia descarnada, las famosas guarimbas, el ataque a lo que considera “instituciones chavistas”, el secuestro, la extorsión, la quema de personas, hasta la proclamación de personajes espurios como Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela bajo la conducción de Donald Trump.
Sin embargo, la apuesta ultraderechista nuevamente fracasó tanto al no poder proclamar presidente al títere Edmundo González dentro del territorio venezolano, como por las mediocres “movilizaciones” de la oposición apátrida donde su dirigente, la ultraderechista María Corina Machado, quedó prácticamente nulificada y sin ninguna posibilidad de movilizar a sus huestes para derrocar al gobierno electo. Su estrategia golpista fracasó, así como la de Estados Unidos. 

Frente a estos procesos e intentos de desestabilización, resulta importante destacar varios de los signos existentes sobre un mejoramiento de Venezuela: el crecimiento económico, la baja de la inflación, el menor flujo de salidas de venezolanos al exterior, la recuperación de las exportaciones petroleras, la independencia alimentaria –en lo que más del 90% se suple con producción nacional– situación que se va a reforzar con el, anuncio en la toma de posesión de Maduro ante la Asamblea Nacional, de la implementación de un programa de gobierno denominado «Plan de las Siete Transformaciones» (7T) encaminado a diversificar la economía y a reducir la dependencia estructural del país. Dicho plan contempla la transformación económica, la independencia del país, paz y seguridad ciudadana, seguridad social, democracia directa y participativa, cuidado del medio ambiente y la promoción de la integración latinoamericana dentro del mundo multipolar y policéntrico. De ejercerse y profundizarse éstas transformaciones apuntan al futuro para avanzar hacia un sistema anticapitalista y socialista que supere las vicisitudes del actual progresismo enmarcado todavía en el subdesarrollo y la dependencia. 

Resulta necesario señalar cómo algunos especialistas y dirigentes advierten que es evidente que continuarán las agresiones y los intentos para derrocar al gobierno electo con el objetivo de entregar al país al imperialismo norteamericano, que “necesita” de este territorio en su enfrentamiento estratégico contra China y Rusia, principalmente, y como premisa para frenar la inminente pérdida de hegemonía y supremacía de Estados Unidos y de los gobiernos neoliberales del occidente colectivo, cada vez más sumergidos en la crisis capitalista y en las contradicciones sociales y políticas que auguran un agudizamiento de las luchas de clase y movilizaciones de los trabajadores y movimientos populares, acciones que a su vez, serán los soportes de los gastos armamentistas de aquel colectivo.

Finalmente, es imposible dejar de reconocer que en América Latina, el signo progresista más alto lo representa Venezuela, esto frente al declive de gobernantes como en Brasil, Chile o Colombia, que no han dejado de expresar fuertes críticas al gobierno bolivariano, en muchas ocasiones a tono con los argumentos de la derecha y de los personeros norteamericanos y europeos de extrema derecha. El problema es que, en vez de sumar e integrar, dividen y fortalecen a la derecha brindándole oportunidad para producir abismos en las mismas fuerzas progresistas y hasta en la izquierda revolucionaria y anticapitalista. 

Se puede considerar que el significado de la reelección del presidente Maduro es una oportunidad para construir, desde abajo, un bloque de izquierda con los trabajadores y los sectores populares capaz de liderar una auténtica alternativa anticapitalista y socialista que rompa no solo con el neoliberalismo, sino con el capitalismo como modo de producción y explotación del trabajo, que es el que hoy está en crisis, pero vigente y amenazando la propia existencia de la humanidad.

Una respuesta

  1. Ojalá muestren esas actas de la elecciones. El gobierno de Maduro se volvío al estílo Pinochet, un gobierno autoritario, pero en lugar de la derecha, ahora falsamente de izquierda. Defienden lo indefendible, aquí no usan razón y usan una falsa politiquería.

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