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CREDITO: Soria NOTICIAS
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Daniela Harumy Salinas Villar

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel

Soy un poco rara, me gusta ir más allá de las cosas, me gusta investigar, también me gusta prevenir cosas y ayudar a quien pueda.

Una bala perdida

Número 11 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2023

¿La música puede ser una medicina?

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Daniela Harumy Salinas Villar

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel

He escuchado muchas canciones compuestas con propósito y con significado, hay otras sin sentido pero agradables y también he escuchado canciones sin razón alguna. Dentro de la industria de la música hay muchos tipos de artistas. Están los que escribieron todo un álbum sin el propósito de que alguien se sintiera tan identificado y sucedió, tal como una bala perdida, sale sin dirección y le da alguien de la manera más inesperada.

A mí me pegó una bala perdida que había dejado en el pasado. Así, de la manera más inesperada. Lo irónico fue que me pegó justamente cuando más la necesitaba, pero esa bala perdida no provocó una herida, al contrario, me sanó. 

Después de atravesar por varias situaciones complicadas me deprimí. Me sentía mal con la vida y con todo. La música siempre ha sido un refugio para mí y varias canciones me han hecho sentirme muy alegre, pienso que eso es algo que a todos nos pasa. En esos días escuchaba mis canciones favoritas, pero no me hacían sentir del todo mejor. 

Un día estaba escuchando mis canciones preferidas y de repente comenzó una melodía que me pareció agradable y a la vez me sentí identificada con dicha canción por lo que sentí en ese momento. Revisé el nombre del artista, era una banda de chicos que me gustó hace años y que había dejado de escuchar, me llené de nostalgia, y a la vez sentí alegría de volver a escucharlos. Esa canción es mi favorita, no tanto por lo que dice, sino por el significado que le asigne. Esa composición llegó a mi como una bala perdida, ellos la escribieron y me pegó a mí, dándome justo en el momento que menos lo imaginaba, pero en el que más necesitaba reencontrarlos. Se trata de la banda colombiana, Morat. 

Uno de sus álbumes está titulado “Balas perdidas”, y Simón Vargas, miembro de Morat, explica que: “algunas veces uno escribe canciones sin nombre propio que también alguien termina apropiando y tomando como suyas”; esto es la metáfora del disco.

Recuerdo que unos cinco años atrás me gustaba su música por el ritmo, pero en ese momento no encontraba un significado de sus canciones en mi vida, así que los dejé de escuchar porque tuve nuevos gustos. Y cuando volví a escucharlos me di cuenta de que había muchísimas canciones las cuales tenían un buen ritmo, buena letra y gran significado para mí. 

Las canciones que más escuchaba eran canciones de desamor, y como Simón lo dijo, las tomé como mías, pues tenían una gran similitud con lo que me había pasado o con lo que estaba viviendo y sintiendo en esos momentos. Estando mejor y después de haber sanado un poco les puse significado a las canciones más alegres y también las tomé como mías. Mi corazón volvió a sentir, las canciones románticas de Morat tomaron sentido y no fueron unas más en mi playlist. 

Tengo una teoría de que su música es mágica, ya que ¿cómo puede ayudar tanto? Sí, para mí sus canciones fueron una bala convertida en curita que alivia tanto dolor. Debo admitir algo, cuando volví a escucharlos, no quería que nadie lo supiera, los escuchaba en secreto, eso fue muy raro. Un día me di cuenta de que su música era algo súper valioso, que era de lo mejor que mis oídos podían disfrutar, así que empecé a poner Morat cada vez que podía.

¿Morat es mágico? No quitaré esa idea de mi mente, porque Isaza, Villamil, Martín y Simón hacen magia cada vez que se paran en un escenario. Conectan con su música. Ayudan, quizá ellos solo escriban y graban las canciones, pero su arte lo escuchan miles de personas y en todas ellas hay impacto de alguna manera, puede que en algunas solo sea emoción y en otras una canción que cambie su vida. 

Son mi suerte, porque use el destino para encontrarlos, sin imaginar el impacto que le darían a mi vida y la manera en la que serían parte de mí.

Y así fue, como una bala perdida volvió Morat a mi vida. Quedándose ahí, inspirándome con sus canciones y ayudándome. Sé que algún día podré conocerlos, y estoy segura de que ahí habrá magia en todo momento. Mientras, seguiré bailando y siendo feliz cada vez que escuche sus canciones.

Esa fue mi bala perdida. ¿Y tú, has tenido una bala perdida?

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