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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Fabiola Valeria Hernández Soto / Escuela Nacional Preparatoria Plantel 4
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Juan García Coral

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

Soy un romántico empedernido y un soñador. Quiero que escuchen mi alma.

Un mal chiste y un whisky

Número 6 / AGOSTO - OCTUBRE 2022

Soledad, nostalgia y melancolía dentro de una botella

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Juan García Coral

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

Recuerdo a ese pequeño de seis años, sentado en la mesa del comedor rodeado de gente e intentando tragar sus verduras, las cuales, si no se las acababa, no se podía parar de esa mesa hasta terminar… recuerdo haber pasado horas sentado allí, mientras los demás infantes jugaban fuera. Mi familia me contaba historias, a las cuales no les prestaba la mínima atención. Por mi cabeza surcaba la indignación de no poder jugar; que inmaduro era yo en ese entonces. Lo que daría por volver a esos días, a esos alegres días.

En cambio, ahora extraño eso. Al terminar de comer o no, estoy solo; ¿qué mierda es esto? Me pregunto todas las tardes. Antes me sentía bien, vivía feliz, y ahora solo estoy solo, completamente solo. Divagando en una dulce soledad, afrontando el tormento de no poder hacer nada, con respecto a mi presente.

Por las noches lloro recordando aquellos días en los que aún podía salir a jugar con mis amigos, sin embargo, ahora solo estoy sentado bajo la luz de neón, tomando whisky directamente de la botella, sufriendo de mis desvaríos mentales y haciendo malos chistes de mi venerada miseria.

En cambio así de mal se percibe mi salud mental, tener que vagar por esos viejos recuerdos, los cuales se han esfumado a la par que el líquido dorado que está dentro de esta botella whisky.

Recuerdo a ese pequeño de seis años, sentado en la mesa del comedor rodeado de gente e intentando tragar sus verduras, las cuales, si no se las acababa, no se podía parar de esa mesa hasta terminar… recuerdo haber pasado horas sentado allí, mientras los demás infantes jugaban fuera. Mi familia me contaba historias, a las cuales no les prestaba la mínima atención. Por mi cabeza surcaba la indignación de no poder jugar; que inmaduro era yo en ese entonces. Lo que daría por volver a esos días, a esos alegres días.

En cambio, ahora extraño eso. Al terminar de comer o no, estoy solo; ¿qué mierda es esto? Me pregunto todas las tardes. Antes me sentía bien, vivía feliz, y ahora solo estoy solo, completamente solo. Divagando en una dulce soledad, afrontando el tormento de no poder hacer nada, con respecto a mi presente.

Por las noches lloro recordando aquellos días en los que aún podía salir a jugar con mis amigos, sin embargo, ahora solo estoy sentado bajo la luz de neón, tomando whisky directamente de la botella, sufriendo de mis desvaríos mentales y haciendo malos chistes de mi venerada miseria.

En cambio así de mal se percibe mi salud mental, tener que vagar por esos viejos recuerdos, los cuales se han esfumado a la par que el líquido dorado que está dentro de esta botella whisky.

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