Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
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“Lo que ayer muy bien parezca, mañana es cosa enfadosa.”
Lope de Vega
Las elecciones políticas se asemejan al desfile de promesas que se acostumbra en el repetido ritual de año nuevo: este año iré al gimnasio, beberé menos, haré desaparecer mi barriga-tambor o mi papada, y así. Pasada la euforia nos damos cuenta que ese rosario de intenciones fue parejo a las copas de más y que, cumplirlas, ni en broma. Pues bien, algo similar pasa con las elecciones en los Estados Unidos. Donaldo asegura que Dios le dio su bendición para salvar a América, como se refieren los estadounidenses a Estados Unidos, y que al final de su mandato el país será una brillante superpotencia renacida. Y como siempre, hay un montón de crédulos que se tragan esta versión del “mesías del norte”. No les extrañe esto -que es propio de las sectas evangélicas- que entre retortijones, saltos, gritos y alaridos, repiten versículos del viejo testamento como los chamanes hacen sonar las sonajas.
Si vamos al grano bíblico, “Por sus hechos los conoceréis”, basta con recordar la primera presidencia de Donaldo para recibir una dosis florida de realidad, esa que nos dice que a los políticos hay que creerles lo justo -es decir, nada- y esperar a ver qué hacen. Llegado ese momento tendremos idea de lo que realmente son y veremos que hacen cosas, sí, pero para ellos. Claro que hay excepciones, como Robespierre o Stalin, que hacían lo que decían y era mejor creerles, porque si no, te tocaba conocer el filo de sus convicciones. Pero de esos, pocos. Pensé en incluir a Tamerlán, pero recordemos que sus torres de calaveras se caían por ser de pésimo material de construcción. Un visionario en todo, menos en ingeniería. Volvamos con Trump y sus temas estrella para ver si podemos deducir algunas pistas de lo que podría traer el nuevo periodo presidencial.
El muro y la migración
Donaldo, en su primer periodo, juró construir un muro tan insólito que hasta los marcianos lo respetarían, ¿resultado?, los pobres siguen colándose y el muro se quedó como un símbolo caro e inútil pues la inmigración ha vuelto a ser uno de los mazos de la campaña electoral. La muralla china, que es el muro de los muros, se construyó para detener las incursiones mongolas, y los mongoles terminaron gobernando China.
La hipocresía no falta. Lo que Donny propone con la inmigración no es muy distinto a lo que ya hacen los europeos con las deportaciones: cárceles y contrataciones de mercenarios para hacer el trabajo sucio. Europa, el gallinero hipócrita, tiene más vallas que un zoológico: Bulgaria, Hungría, Polonia, etcétera, todos ponen barreras mientras critican a Donaldo. Si a eso le sumamos un poco de biología con la dinámica cazador-presa, la balanza no pinta a favor del gallinero europeo.
China
Aquí Donaldo repite como loro lo que todo documento oficial gringo dice: China es el enemigo a vencer. El problema es que China no es un país fácil de vencer, es la primera economía mundial por paridad de poder adquisitivo, medida real de una economía; además es el segundo país más poblado del planeta. También es la mayor potencia industrial y, si seguimos las proyecciones, será el próximo líder militar. A Donaldo le gusta hablar de aranceles, pero no olvidemos el detalle de que los consumidores estadounidenses son adictos a los productos chinos. Al final quien pagará las consecuencias es el zombi consumidor promedio, feliz con sus gadgets de última generación.
Ucrania
“Pondré fin al conflicto en veinticuatro horas”, suena a cuento de Disney. Rusia ya conoce el truco de Donaldo. Durante su primer mandato prometía una cosa y hacía lo contrario, apoyando al régimen de Kiev. Moscú, pragmático, dice que lo escuchará, pero que hará lo que le convenga. No es sorpresa, Rusia va ganando en todos los frentes, sus tropas avanzan cada día. En lo económico va mucho mejor, según el Fondo Monetario Internacional, la economía rusa crecerá un 3,9 por ciento, por encima de la media mundial 3,2 por ciento, con un desempleo del 1,6. Rusia hace cada día más hondo el agujero: casi toda la red energética e industrial de Kiev es, hoy, ruina y ceniza. Mientras tanto, Ucrania sigue acumulando deudas y, a este ritmo, 2025 será el año de su bancarrota total.
Irán
Irán no sólo es un país más fuerte económica y militarmente que hace ocho años, sino que, con el genocidio sionista en Gaza y la guerra criminal contra Líbano, Israel ha logrado agrupar al mundo en su contra, con las excepciones de siempre. Arabia Saudita restableció relaciones con Irán y le ha invitado -cosa impensable hace poco más de un año- a realizar maniobras navales conjuntas. Los ataques iraníes contra Israel han avisado del poder militar alcanzado por el país persa y de que el miedo a Estados Unidos no es tan grande como se dice.
Palestina
Da igual quien ocupe la Casa Blanca, Israel fue, es y será el perro guardián de los intereses de Washington en Medio Oriente No habrá justicia para Palestina hasta que el poder gringo se haya diluido, reflexión en la que profundicé con la publicación también en ¡Goooya!: La futilidad del genocidio en la Franja de Gaza.
El tiempo, gran enemigo
Trump tomará decisiones en los próximos cuatro años, China y Rusia planifican para décadas. Estamos en un conflicto sistémico y global sin fechas claras. Como señaló Vladímir Putin en el Club de Debate de Valdai: “Vivimos en una época de cambios radicales y, en el fondo, revolucionarios. No sólo podemos comprender, sino también ser participantes directos de los procesos extremadamente complejos del primer cuarto del siglo XXI”. En cuatro años podrán darse acuerdos, desacuerdos, incluso acomodos, pero el juego es otro. Los adversarios del imperio yanqui quieren erradicar los monopolios occidentales y establecer la multipolaridad. Eso llevará décadas, con suerte, sólo una o dos.
¿Un mesías pacificador?
Por edad y por ley Trump cumplirá su último mandato presidencial. Con su última oportunidad, Donaldo coquetea con la idea de dejar un legado que eleve su nombre por encima de la mediocridad de sus antecesores. ¿Un cambio real?, difícil. Está en guerra con el mundo y cambiar eso va contra todo lo que representa. No debemos apurarnos por las sandeces que Trump dice sobre renombrar el Golfo de México, tomar el Canal de Panamá y adueñarse de Groenlandia por “asuntos de seguridad nacional”. Al final, Donaldo es un vestigio de un tiempo que ya se siente anticuado. Su regreso entusiasma a los extremistas que aún creen en un siglo XX que ya no existe, el futuro no está ahí. La avalancha multipolar ya empezó, y no hay muro ni Donaldo que la detenga.
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