¿Tenemos idea de por qué el racismo aún sigue presente?

Lo cierto es que el racismo tiene raíces desde la antigüedad. Hasta el día de hoy sigue presente en nuestra cultura, no sólo en la cultura mexicana, sino también alrededor de todo el mundo.

Realmente dentro del significado de racismo y de todo lo que hay detrás de este, posiblemente jamás terminaríamos de representar lo que es, ya que el racismo puede involucrar desde simples disputas sociales hasta culminar en terribles actos inhumanos. En este artículo iremos de lo general a lo particular, primeramente definiendo que las ciencias sociales son un gran parteaguas en la problemática del racismo, ya que sientan las bases de una naturaleza social.

Es cierto que no podemos detener las prácticas salvajes y detestables que se tienen hacia las personas de cierto grupo social, etnia o simplemente por hablar un dialecto o una lengua distinta a la nuestra. Sin embargo, podemos hacer lo que esté en nuestras manos, ¿cómo podemos realizar actos en contra del racismo y prácticas discriminatorias? Una forma ágil es valernos de todo lo que tenemos a nuestro alcance como las redes sociales, la radio, la televisión que sin duda son medios sumamente eficaces para difundir información sobre el racismo, así aminorar todos los efectos contraproducentes que se tienen para con esta práctica tan deplorable que en lugar de ayudar a que la sociedad deje atrás sus pensamientos poco racionales; el racismo contribuye a un retroceso social sumamente grande, lo que desemboca en un retroceso para la sociedad actual, e inminentemente afectará la manera de actuar de las generaciones futuras si no tomamos acción.

En el actual desastre mundial en el que nos encontramos, pudiera parecer que nos remontamos a la época de los años 60, una época en la cual se caracterizó por ser la cuna de marcados procesos sociales; un ejemplo de ello es cuando en los Estados Unidos de América cuando se tenía una gran lucha por los derechos civiles, puesto que en los libros de historia solo se mencionan los datos favorables que hacen ver a Norteamérica como la “nación estrella”.

Sin embargo, ¡no debemos creer todo lo que vemos en las películas, páginas de internet que pintan a los derechos civiles como algo terrible para los norteamericanos blancos!. Claro esta que no todos los norteamericanos o conocidos como “gente blanca”, y no todos tienen deseos o pensamientos despiadados hacía las personas afroamericanas o como se les conocía como “ gente de color”. Las “personas de color” eran las cuales trataban de vivir su vida normal, pero lamentablemente no eran tratados como a cualquier otra persona.

Suena realmente absurdo pensar que aspectos cotidianos del racismo son pan de cada día. Un ejemplo común era que a estos ciudadanos afroamericanos no se les permitía formarse en una fila junto con la “gente blanca”; otro ejemplo de racismo que no era simple casualidad era que únicamente las mujeres afroamericanas solo pudiesen aspirar a ser la servidumbre de una familia norteamericana blanca, que no pudiesen aspirar a estudiar una carrera universitaria, o lograr tener algún futuro laboral remunerador. Su único destino era ser la servidumbre de alguna familia norteamericana blanca. No cabe duda que la sociedad fue y en algunas partes del mundo sigue siendo poco racional, machista, racista y discriminatoria.

Finalmente queda en nosotros como sociedad e incluso como estudiantes dentro de nuestra comunidad universidad, realizar acciones que puedan contribuir a contrarrestar los efectos contraproducentes del racismo, es decir, demostrar un carácter firme ante toda la sociedad, para crear conciencia en ella, de manera que los prejuicios y estereotipos pongan fin a una forma de discriminación que ha marcado o caracterizado a grandes conflictos sociales. ¡Está en nosotros decidir luchar!, la pregunta que surge es ¿realmente estamos dispuestos a luchar arduamente contra el racismo?, sin duda que sería bueno reflexionar sobre cómo podemos aminorar los efectos del racismo, y sobre todo recordar que el racismo no es una práctica buena ni normal, y que no debería ser aceptada por la sociedad.