Facultad de Filosofía y Letras
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1 Torcaz
Para Manolo
Amigo, me he hecho de un navegante
durante las tardes silenciosas,
por allá, en el sur de este valle,
durante las tardes musicales.
Somos diez en círculo, sentados
dentro de la cristalina cúpula,
los hilos de los arcos tensados,
para que vuele la flecha trémula.
¡Oh, que vuele trémula la flecha,
que trinen los pardos pajarillos!
Sus cuerpos gravemente resuenan,
retumban también sus grandes picos.
Marinero, viajero sonriente,
que tantas leguas has recorrido,
observando las maravillosas
criaturas del enorme Océano.
Amigo, que estuviste en Oriente,
cuéntame de los muy sabios ibis,
háblame de las nobles torcaces,
¿es tanto lo que deleitan a Iris?
¡Oh, que vuele trémula la flecha,
que trinen los pardos pajarillos!
Entre resuellos bate las alas,
con elegancia silban silbidos.
Nauta, dueño eres de un aviario,
el más curioso visto jamás
de los creados en un navío,
¿qué misteriosa ave nos mostrarás?
¿De qué lejanas tierras trajiste
a este noble ejemplar plumado,
en cuyo cuello un collar luce,
y de su pico oyes doce cantos?
¡Oh, que vuele trémula la flecha,
que trinen los pardos pajarillos!
Su pecho con tus brazos rodea,
escucha atentamente el latido
Su latido escucha con atención,
mientras acaricias suavemente
las vocales cuerdas con plumón,
y su cabeza gentil sostienes.
Deja que duerma y te adormezca,
deja que sueñe y sus sueños cante,
deja que te cante, que te hable,
que a tiempo vayan las dos voces
¡Oh, que vuele trémula la flecha,
que trinen los pardos pajarillos!
A ti, que te llaman “de madera”
permite que yo cante contigo.
Quiscal
Para mis hermanos
Tornasolado
pedacito de noche,
lúgubre canta.
Grácil y esbelta
¡vuela obsidiana!
con extrañeza.
Fruto del árbol,
las ramas su escondite,
chilla cantando.
Tornasolada
va una sombra volando
graciosamente.
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