Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
Desde pequeños aprendemos que tener la respuesta correcta es lo más importante. Memorizamos información, fechas y definiciones porque creemos que ahí está la clave del conocimiento. Sin embargo, pronto descubrimos que la vida no se reduce únicamente a retener información, sino de comprender, cuestionar y aplicar lo que sabemos.
Hoy, cualquiera puede acceder a todo tipo de información en cuestión de segundos. No obstante, el valor tampoco está en saberlo todo, sino en atreverse a formular la pregunta adecuada sobre lo que deseamos conocer. Porque las respuestas sobran, pero una pregunta bien planteada abre perspectivas nuevas, revela matices que no estaban a la vista y nos obliga a pensar distinto.
El uso cada vez más común de la inteligencia artificial (IA) ha dejado al descubierto este tipo de cuestionamientos. La tecnología que es capaz de generar textos, resolver problemas o sintetizar información en segundos nos ha demostrado que las respuestas están literalmente al alcance de todos, pero si la pregunta no se elabora de manera adecuada, la respuesta resulta superficial y limitada.
Cabe mencionar que lo que obtenemos de la IA se expresa como un reflejo de nuestra curiosidad, es decir, quien solo busca confirmar lo que ya sabe, obtiene la misma información. Sin embargo, quien se atreve a cuestionar, a conectar ideas y a explorar lo desconocido, descubre información que ni siquiera imaginaba. En este sentido, pienso que la tecnología no reemplaza la capacidad humana de pensar, más bien la moldea o la estimula, otorgándole un sentido nuevo a la manera en que investigamos, creamos, razonamos y expresamos nuestras ideas.
En ese marco de ideas, considero que preguntar no es un signo de ignorancia, sino de inteligencia. Implica reconocer que el conocimiento no es estático, que siempre hay nuevos caminos por explorar y que, detrás de lo evidente, se ocultan cuestiones más profundas. Hacer preguntas es, en sí mismo, un ejercicio de pensamiento crítico: quien cuestiona, reta lo establecido y abre espacio a lo inesperado.
En un mundo donde la información pareciera desbordarnos, lo que realmente importa son las preguntas que nos atrevemos a hacer: aquellas que incomodan, que invitan a reflexionar más allá de lo evidente. Por eso, es importante considerar que la abundancia de información no garantiza, necesariamente, la construcción de un conocimiento crítico. Podemos acumular datos sin fin y, aun así, entender muy poco.
El pensamiento crítico nace, precisamente de una pregunta: la que desordena lo establecido, la que obliga a mirar desde otro ángulo, la que no se conforma con lo que está a simple vista. No hay que olvidar que preguntar es un acto de sabiduría y humildad porque implica aceptar que siempre hay algo más por descubrir.
Por: Andoni Urban
IA y pensamiento crítico: cuando preguntar marca la diferencia
Por: Luan Xanath Cass
La IA en el entramado patriarcal-capitalista
Por: Diego Cisneros Godínez
La IA no es perfección ni raíz de todos los males
Por: Fernanda García Ledesma
¿La inteligencia artificial puede dar un acompañamiento emocional sostenido?
Por: Alyson Taylor Muñoz
Ni la inteligencia artificial compite con el surrealismo del país
Por: Irving González Meraz
La revolución tecnológica que excluye a millones